Algunos niños defienden su derecho a trabajar y no son necesariamente explotados.
Trabajar "les niega (a los menores) la oportunidad de ser niños". Eso es lo que considera la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sin embargo, no todos están de acuerdo.
En la actualidad unos 215 millones de niños trabajan en todo el mundo, según los datos de la OIT.
En 2002, designó el 12 de junio el Día mundial contra el trabajo infantil.
Pero hay quienes no piensan que deberían erradicarse todas las formas de empleo de menores. Y algunos de ellos son niños que trabajan.
Agrupados en diversos movimientos nacionales, miles de chicos en América Latina se oponen a celebrar el Día mundial contra el trabajo infantil y en vez le piden a las autoridades que se enfoquen en mejorar las condiciones de quienes trabajan.
"Lo que habría que erradicar son las peores formas de trabajo: la prostitución, la trata de niños, el trabajo en minas, la venta de drogas, esos son delitos. Nosotros apoyamos el trabajo digno, como el mío", le dijo a BBC Mundo Miguel Valenzuela, de 14 años. Miguel es peruano. Por las mañanas va a la escuela. Pero todas las tardes trabaja tres horas en el negocio de su madre vendiendo productos para fiestas infantiles.
"Mi mamá me llevaba al negocio desde pequeño. Ella también empezó a trabajar joven, a los 12 años", contó Miguel.
Niños en movimiento
En varios países del continente se han formado especies de sindicatos de niños.
El Manthoc es una agrupación que reúne y que está dirigida por menores que trabajan. Les ofrece un espacio para que puedan realizar actividades recreativas, charlas y debates.
Pero más allá de lo social, uno de sus objetivos primordiales es defender los derechos de los niños trabajadores y con ese fin busca persuadir a las autoridades de que implementen medidas que mejoren la calidad del empleo infantil.
Algunos equiparan su función a la de un "sindicato de niños".
Creado en 1976, el Manthoc inspiró a fines de la década de 1980 toda una serie de movimientos similares, tanto en Perú como en otras partes de América Latina.
Hoy Bolivia, Chile, Colombia, Paraguay y Venezuela tienen sus propias organizaciones, que se coordinan bajo el paraguas del Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (Molacnats).
"Estos movimientos realmente han logrado ganar protagonismo en la región", le dijo a BBC Mundo Erika Alfageme de Save the Children en Perú, una ONG dedicada a promover los derechos de los niños.
Para Alfageme, el gran aporte que hacen es que "permiten hacer una valoración crítica del trabajo infantil".
Erradicar o proteger
En la sociedad andina, que los niños trabajen es perfectamente normal.
Muchas organizaciones dedicadas a la niñez apoyan la campaña de la OIT para erradicar el trabajo infantil. Pero algunas, como Save the Children, se debaten entre manifestarse absolutamente en contra del trabajo infantil o aceptar esta realidad y enfocarse en erradicar las prácticas más abusivas.
"Nuestro foco es proteger a los niños y estamos debatiendo cuál es la mejor forma de hacerlo", explicó Alfageme.
Diversos gobiernos también se encuentran ante la misma disyuntiva. Tal es el caso de Bolivia que, como otras 184 naciones, es miembro de la OIT y por ende se ha comprometido a combatir el trabajo infantil.
No obstante, para el Día del niño, en abril pasado, el presidente Evo Morales se reunió con chicos que forman parte de la Unión de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Bolivia (Unatsbo) y defendió el derecho de esos menores a trabajar.
"Mantienen a su familia, un trabajo sano, honesto, por eso prohibir el trabajo del niño no compartía, otra cosa es el trabajo y otra la explotación, pero trabajan por necesidad y ellos que trabajan tienen más conciencia social", señaló el mandatario.
La OIT hizo referencia a esta ambivalencia en un comunicado que publicó este lunes.
"Aún persiste una gran disparidad entre la ratificación de los convenios sobre trabajo infantil y las acciones que los gobiernos emprenden para enfrentar el problema", advirtió el organismo internacional en ocasión de este décimo aniversario del Día mundial contra el trabajo infantil.
¿Trabajo infantil = explotación?
Quienes abogan por los derechos de los niños a trabajar piden que se haga una distinción clara entre los empleos "dignos" y la explotación de menores, a la que se oponen tajantemente.
"No podemos permitir que la erradicación del trabajo infantil retroceda en las prioridades de la agenda de desarrollo, todos los países deberían esforzarse para alcanzar este objetivo, individualmente y colectivamente."
Juan Somavia, Director General de la OIT
A diferencia de la OIT, rechazan la idea de que cualquier empleo es malo para un menor.
"Afirmamos que el trabajo en sí no es negativo, ni dañino a nuestra condición de niños, niñas y adolescentes sino depende de las condiciones en que se trabaje", sostienen los miembros del Movimiento Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes del Perú (Mnnatsop), desde su página oficial en internet.
Muchos, como el propio Miguel, creen que, lejos de perjudicarlos, trabajar puede ser positivo para los niños.
"En mi trabajo refuerzo las matemáticas porque tengo que calcular los precios y también tengo que tratar con los clientes, lo que ayuda con mi desarrollo social", aseguró.
Para Janeth Urcuhuaranga, coordinadora del Manthoc, "el trabajo dignifica a la persona, más allá de la edad".
Urcuhuaranga no está de acuerdo con quienes creen que los niños sólo deberían dedicarse a estudiar.
"La educación, el trabajo y la recreación van mano en mano", aseguró, algo con lo que Miguel estuvo de acuerdo: "estudiar, trabajar y jugar completan el desarrollo personal de un niño", opinó.
Según Save the Children, la vasta mayoría de los menores que participan en movimientos de trabajo infantil asisten a la escuela y tienen empleos acordes con sus capacidades.
Tradición cultural
Alfageme destacó que existe una concepción muy distinta del trabajo infantil en los países desarrollados y en los del tercer mundo, y dijo que a veces las diferencias culturales pueden llevar a una doble moral.
"En Estados Unidos o Europa está totalmente aceptado que un niño reparta diarios o corte el pasto para ganar dinero, o que un adolescente trabaje como mozo o en una cadena de comida rápida", ejemplificó.
"En cambio, en muchas partes de América Latina es normal que los niños ayuden desde pequeños con las tareas del hogar o que colaboren con el trabajo de los adultos, en especial en zonas rurales", detalló.
"¿Quién determina lo que constituye explotación infantil?", preguntó.
No es casual que la mayoría de los movimientos de niños trabajadores surgiera en la región andina. Allí -como resaltó el presidente boliviano- es común que los niños ayuden a mantener a su familia.
"En la región andina los niños son considerados parte activa de la sociedad y de la economía familiar y desde pequeños cumplen un rol en la comunidad", observó la experta.
"Hay una visión muy diferente de la europea, que piensa al niño como un ser incapaz o limitado", opinó.
Poca cabida
Por ahora, los movimientos de niños trabajadores han tenido un éxito limitado a la hora de defender su derecho a trabajar.
La OIT desmerece su importancia, porque considera que son poco representativos.
En efecto, en términos numéricos, los miembros de las diferentes organizaciones nacionales representan una fracción muy menor del total de niños y adolescentes que trabajan en esos países.
Por ejemplo en Perú, donde comenzó el movimiento hace más de tres décadas, se estima que menos de 3.000 niños son miembros de organizaciones de trabajadores.
No obstante, en países como Bolivia y Venezuela las autoridades han dado mayor cabida a estos grupos.
Para Alfageme, no hay que quedarse en los números, sino en la importancia del mensaje.
"Estos movimientos nos muestran nuevas formas de pensar la infancia y debemos escucharlos", sentenció.
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- Con
otras 30 organizaciones hemos creado el Movimiento Nacional de Niños y
Adolescentes Trabajadores Organizados del Perú - MNNATSOP, e impulsado
la organización de NATs a nivel latinoamericano y mundial.
- Hemos contribuido a la incorporación de los niños, niñas y
adolescentes en el Movimiento Internacional de Apostolado de Niños -
MIDADEN.
- Hemos avanzado en la visibilización, presencia activa y
protagónica de los NATs en los espacios públicos, a través de la
presentación de propuestas e incidencia para la toma de decisiones
sobre los NATs, la niñez , la adolescencia y la comunidad
- Estamos
contribuyendo a la construcción de una agenda pública para infancia ,
desde los NATs, para que los niños y adolescentes se constituyan
prioridad en las políticas sociales.
- Hemos aportado en el posicionamiento del enfoque del protagonismo y
la valoración crítica del trabajo de los NATs, generando cambios en la
promoción, protección y visión sobre los derechos de los niños, niñas
y adolescentes.
- Hemos elaborado una Propuesta Pedagógica para NATs que articula las dimensiones de educación, trabajo y formación profesional.
- Hemos implementado alternativas de trabajo para NATs en producción y servicios, que mejoran sus condiciones de trabajo.
- Contamos con un voluntariado nacional e internacional comprometido
con los NATs, quienes contribuye a garantizar la sostenibilidad
social de la organización.
- Contamos con una propuesta metodológica de formación del protagonismo infantil.
- Hemos obtenido el premio “ Cesena Cittá della Pace “ , otorgado
por la municipalidad de Cesena -Italia., en diciembre del 2007 , en
reconocimiento a nuestra trayectoria de trabajo con los niños, niñas y
adolescentes trabajadores.
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Mattia Cabitza BBC News, Lima
Está a punto de amanecer en la calle Berlín de Miraflores, un distrito comercial de la capital peruana, Lima, y los últimos de la noche van saliendo de las discotecas de moda que empiezan a cerrar después de un fin de semana de música y diversión sin parar.
Suenan ecos de risas y conversaciones de los jóvenes limeños que, vestidos con ropas ligeras y polos ajustados, parecen despreocupados por el viento fresco que sopla desde el Océano Pacífico.
También se les ve indiferentes ante un pequeño ejército de vendedores mucho más jóvenes que se mezclan entre ellos.
Son niños, la mayoría por debajo de los 10 años, que están vendiendo cigarrillos y chicles a los grupos empapados en alcohol.
Un niño de ocho años me mira con asombro cuando le pregunto por qué no está ya en la cama a esta hora y me contesta: ”¿me compras unos caramelos?".
Sebastián vende 10 caramelos de mango o de fresa por un sol, el equivalente de unos $0.40 de dólar.
El gobierno peruano quiere que estos niños salgan de la calle y estén en la escuela.
Lecciones de vida
El presidente Ollanta Humala prometió recientemente que lucharía para lograr la total erradicación del trabajo infantil.
"Mi sueño es que, al final de mi mandato, ya no haya niños trabajando", declaró.
Estos comentarios fueron aplaudidos por la Organización Internacional del Trabajo, que alabó la decisión del señor Humala de darle prioridad a este tema en su agenda política.
La organización basada en Ginebra estima que 1 de cada 10, ó 14 millones de niños en total, trabajan en América Latina, la mayoría de ellos en la agricultura ya que viven en extrema pobreza.
Pero en el Perú, la tasa es mucho más elevada.
Más de 2 millones de niños y niñas trabajan -aproximadamente el 28% de todos los niños entre 6 y 17 años.
Bolivia y Guatemala presentan tasas similares.
Carmen Moreno, directora de la OIT para la región andina, piensa que el plan del señor Ollanta Humala de fomentar la escolarización primaria y secundaria y de poner en marcha una prohibición del empleo a nivel nacional para todos los niños menores de 14 años no sólo es un objetivo alcanzable sino que debería convertirse en una prioridad nacional.
"Los niños no son adultos pequeños", dice. "Son personas que tienen que ir forjando su propio desarrollo, cultura y futuro, y este futuro solamente podrá ser posible con educación."
"No importa cuántas horas trabajan los niños porque siempre les impide la asistencia regular al colegio y es peligroso para su desarrollo personal".
Janeth Urcuruanga, colaboradora del MANTHOC, organización nacional que representa a unos 2500 niños trabajadores, no está de acuerdo.
Ella cree que los niños tienen derecho a trabajar y no le corresponde al gobierno decirles que no ejerzan ese derecho.
"Los niños siempre trabajaron en la época inca" declara, y "también lo hicieron en Europa, para contribuir al bienestar de sus familias."
"Pero ahora le estamos diciendo a los niños que no ayudan en el campo o que no vayan a pescar con sus familias. Estamos demonizando el empleo de los niños y diciendo que les está robando su infancia".
Ser útil
En la habitación contigua en el centro del MANTHOC en Lima, William, de ocho años, juega con otros niños de su edad.
Los fines de semana, vende caramelos en las calles y le entrega lo que gana a su madre, "para que pueda comprar comida".
Cuando William habla de lo orgulloso que se siente de poder contribuir a los ingresos de su familia, Andy y Xiomara, ambos de 11 años, asienten con la cabeza.
"Yo no escogería dejar de trabajar si fuera posible porque prefiero trabajar a no hacer nada", dice Xiomara, que ayuda a su madre vendiendo maíz en el mercado.
"A mí no me interesa el dinero por el dinero", dice Andy, que cose zapatos de cuero en una fábrica. "Lo que yo quiero es ayudar a la gente y sentirme útil". Su sueño es ser ingeniero civil.
Otra niña, Geraldine, 14 años, señala que ella y todos los demás niños del MANTHOC van a la escuela y hacen sus tareas todos los días.
Empezó a trabajar a la edad de seis años y está convencida de que esto le ha ayudado. "Trabajar nos hace más responsables", dice.
Los niños y niñas del MANTHOC están de acuerdo en que vender cigarrillos en la calle cuando ya es muy tarde por la noche no es algo que deberían hacer los niños y que los niños en el Perú tampoco deberían trabajar en las minas de oro en condiciones que muchas veces son inhumanas incluso para los adultos.
Pero hablan de una clara distinción entre lo que consideran que es trabajo digno "a tiempo parcial y sin afectar a la educación de los niños" y lo que son los abusos.
"La explotación sexual, el tráfico de niños, los niños soldados… todo esto no son trabajos", dice la Sra. Urcuruanga. "Son delitos que tienen que ser sancionados severamente".
Declara que las iniciativas del gobierno para elevar el salario mínimo y mejorar la educación son positivas pero que deberían utilizarse para erradicar la pobreza extrema y no el trabajo infantil.