HDIA, Hablando de Infancia y Adolescencia: Blog GSIA con información y reflexión sobre la realidad que viven millones de niñas, niños y adolescentes en el mundo.
con más de 1.300 tratados, convenciones, leyes y normativas no vinculantes.
La Girls’ Rights Platform va dirigida a facilitar el trabajo de grupos de defensa de los derechos de la infancia, políticos, juristas, activistas y otros grupos de la sociedad civil que trabajan por la defensa de los derechos humanos.
Las niñas son prácticamente invisibles en el derecho internacional y los avances que se habían registrado a partir de los años 90 se han frenado en la última década.
Plan International, organización que trabaja por los derechos de la infancia con un especial énfasis en la igualdad de género, ha lanzado una serie de recomendaciones destinadas a poner fin a la situación de invisibilidad de las niñas en el ordenamiento jurídico.
Entre ellas: la designación de un Relator de la ONU para la Defensa de los Derechos de las Niñas, la mención específica a las niñas y sus derechos en las normas jurídicas nacionales e internacionales y aumentar la interacción entre los Comités de la CDN y la CEDAW, fortaleciendo el enfoque en las niñas.
Además, la organización pide a los Estados que inviertan en la generación de datos desglosados por edad y género, que permitan reflejar adecuadamente las realidades de las niñas y diseñar planes de acción específicos para ellas.
En España, Plan International incorpora a la lista de recomendaciones la necesidad de aprobar una Ley integral de protección ante la violencia contra la infancia que contemple acciones y recursos específicos para proteger a las niñas; la aprobación de un Plan Nacional de Acción contra la violencia hacia las niñas y la necesidad de contar con datos desagregados, por sexo y edad, que permitan diseñar e implementar políticas eficaces destinadas a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Plan International alerta de que las niñas son invisibles en las leyes que defienden los derechos humanos.
El informe Los Derechos de las Niñas son Derechos Humanos analiza
más de 1.300 leyes, tratados, convenciones y documentos jurídicos
internacionales aprobados desde 1930.
Plan International ha revisado más de 1.300 leyes y tratados
internacionales y nacionales, convenciones y resoluciones de Naciones
Unidas aprobados desde el año 1930 para analizar cómo protegen los
derechos humanos de las niñas. Los resultados de esta investigación
están recogidos en el informe ‘Los derechos de las niñas son derechos
humanos’, presentado hoy por Plan International a nivel mundial, y sus
conclusiones son claras: las niñas son prácticamente invisibles en el
derecho internacional y los avances que se habían registrado a partir de
los años 90 se han frenado en la última década.
Plan International en España ha completado este informe con un
análisis sobre Los Derechos de las Niñas en el marco jurídico español,
realizado con la ayuda de los expertos de la firma Herbert Smith
Freehills, que concluye que las niñas no son reconocidas como sujeto de
protección especial ante la violencia de género, el matrimonio forzado o
la mutilación genital. Según destaca el informe, las niñas fueron
prácticamente invisibles hasta 2007, cuando se las reconoce por primera
vez como sujeto explícito de una especial protección” en la Ley Orgánica
para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.
“Las niñas son el colectivo más vulnerable y olvidado. Sufren una doble
discriminación: por género y por edad. Y sin embargo cuando miramos
nuestras leyes y las convenciones y tratados internacionales apenas son
mencionadas”, señala Concha López, directora general de Plan
International en España. “La invisibilidad de las niñas tiene un efecto
directo en sus vidas: una niña es obligada a casarse cada dos segundos,
tres millones corren el riesgo de sufrir mutilación genital cada año y
más de 130 millones no tienen acceso a la educación. Las niñas sufren
violaciones de derechos humanos muy específicas que deben ser
contempladas de manera expresa por los convenios y tratados
internacionales”.
El informe de Plan International pone sin embargo en evidencia que
este reconocimiento apenas existe. Y destaca algunos ejemplos
significativos: la Convención de Derechos del Niño (CDN) menciona
violaciones de derechos humanos que afectan mayoritariamente a los
niños, como las que sufren los niños soldado, pero no las que afectan
fundamentalmente a las niñas, como la esclavitud sexual o el matrimonio
infantil. Lo mismo sucede con las normas internacionales aprobadas para
defender a la mujer. La Convención para la Eliminación de todas las
formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) menciona a las niñas
solo en una ocasión, para abordar el abandono escolar.
* Concha López es directora general de Plan International, ONG de ayuda a la infancia.
Convención
Internacional sobre
la Protección de los Derechos de
Todos los Trabajadores Migratorios
y de sus Familiares
Convención
sobre los Derechos
del Niño
Distr.
general
16 de
noviembre de 2017
Español
Original:
inglés
Comité de los Derechos del Niño y la Niña.
Comité
de Protección de los Derechos de Todos
los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares
Derechos humanos de los niños
en el contexto de la migración internacional.
Observación
general conjunta núm. 3 (2017)
del Comité de Protección de los Derechos
de
Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares
y núm. 22 (2017) del
Comité de los Derechos del Niño
sobre los principios generales relativos a
los derechos humanos
de los niños en el contexto de la migración
internacional*
I. Introducción
1. La presente
observación general conjunta se aprobó al mismo tiempo que la observación
general conjunta núm. 4 (2017) del Comité de Protección de los Derechos de
Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares y núm. 23 (2017) del
Comité de los Derechos del Niño sobre las obligaciones de los Estados relativas
a los derechos humanos de los niños en el contexto de la migración
internacional en los países de origen, tránsito, destino y retorno. Si bien esa
observación general y la presente son documentos independientes por derecho
propio, ambas se complementan y deben interpretarse y aplicarse de manera
conjunta. El proceso de redacción incluyó una serie de consultas mundiales y
regionales celebradas entre mayo y julio de 2017 con representantes de los
principales interesados y expertos, incluidas organizaciones de niños y de
migrantes, en Bangkok, Beirut, Berlín, Ciudad de México, Dakar, Ginebra y
Madrid. Además, entre noviembre de 2015 y agosto de 2017 los Comités recibieron
más de 80 contribuciones escritas de Estados, organismos y entidades de las
Naciones Unidas, organizaciones de la sociedad civil, instituciones nacionales
de derechos humanos y otras partes interesadas de todas las regiones del mundo.
2. La Convención
Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores
Migratorios y de sus Familiares y la Convención sobre los Derechos del Niño
incluyen obligaciones jurídicamente vinculantes que se refieren en general y en
términos específicos a la protección de los derechos de los niños en el
contexto de la migración internacional.
3. En el contexto de
la migración internacional, los niños pueden encontrarse en una situación de
doble vulnerabilidad como niños y como niños afectados por la migración que: a)
son ellos mismos migrantes, ya sea solos o con sus familias; b) nacieron de
padres migrantes en los países de destino; o c) permanecen en su país de origen
mientras uno o ambos padres han migrado a otro país. Otras vulnerabilidades pueden
estar relacionadas con su origen nacional, étnico o social; género; orientación
sexual o identidad de género; religión; discapacidad; situación en materia de
migración o residencia; situación en materia de ciudadanía; edad; situación
económica; opinión política o de otra índole; u otra condición.
4. En virtud de sus
mandatos complementarios y el compromiso común de reforzar la protección de
todos los niños en el contexto de la migración internacional, los dos Comités
decidieron elaborar esas observaciones generales conjuntas. Aunque la presente
observación se basa en las disposiciones de las dos Convenciones, es importante
subrayar que las normas de derechos humanos que se clarifican en ella se basan
en las disposiciones y principios de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Por consiguiente, la orientación autorizada que figura en la presente
observación general conjunta se aplica por igual a todos los Estados partes en
la Convención sobre los Derechos del Niño o la Convención Internacional sobre la
Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus
Familiares.
El seminario está dirigido a abogados especialistas en extranjería, asilo e
infancia, y será retransmitido también porstreaming.
Estas dos Observaciones Generales conjuntas del Comité de los Derechos del
Niño y del Comité de Protección de los Derechos de todos los Trabajadores
Migrantes y de sus familiares han sido adoptadas recientemente, y ofrecen
indicaciones muy precisas para interpretar las dos Convenciones Internacionales
en el ámbito de la infancia y las migraciones internacionales.
Día: 16 de febrero
Lugar:Consejo General de la
Abogacía Española
Paseo de Recoletos, 13
Hora:09:45-13.30
Adjunto encontrarán el programa del acto.
La entrada es libre, pero el aforo es limitado. Por ello, se ruega confirmación en
el correo electrónico sensibilizacion@unicef.es antes del 12 de febrero.
El acto puede seguirse por streaming en el siguiente enlace.
Adjuntamos el texto de las dos Observaciones Generales (una en castellano y
otra en inglés). La versión en castellano de una de las Observaciones está aún
pendiente de publicación. Os la haremos llegar en los próximos días si
facilitáis vuestros correos electrónicos.
Nos resultaría muy útil contar por adelantado con cuestiones
precisas o sugerencias temáticas que os resulten de especial
relevancia para el debate con el Profesor Morlachetti.
Podéis hacérnoslas
llegar al correo electrónicosensibilizacion@unicef.eshasta
el 12 de febrero.
con las dos niñas, Laia Artigas (7) y Paula Blanco (4),
y su emocionante resultado
Mónica Zas Marco
Eldiario.es
Cultura y Tecnología
Hablamos
con Carla Simón y la directora de cásting sobre las anécdotas,
cómo
rodar sin guiones y con mucha paciencia, para conseguir un Verano 1993
Carla Simón, directora de 'Verano 1993', junto a Laia Artigas Lucía Faraig
Hace tiempo que los menores de 16 años no pueden optar al Goya. La medida, tomada en 2011 tras el éxito de Pa Negre,
fue acogida con gusto en la industria por proteger a los niños de los
compromisos monetarios y promocionales que muchas veces implica ganar el
cabezón de bronce.
También era una forma de no caer
en los errores del pasado y por los que muchos niños prodigio acabaron
en el vertedero de los juguetes rotos.
Aún así, hay interpretaciones de los más pequeños que si
no es un premio, bien se merecerían todo el reconocimiento. Esto es lo
que ha ocurrido en la última edición con Verano 1993, la película que le ha reportado tres premios Goya a Carla Simón
y a sus dos protagonistas adultos. Aunque Bruna Cusí y David Verdaguer
realizan un trabajo veraz como pareja, el alma de este debut lo
representan las dos niñas: Laia Artigas, como Frida, y la pequeña Paula
Blanco, como Lola.
La película es conmovedora por el
drama que presenta y la cotidianidad con la que lo hace, pero es aún más
impresionante por la solvencia de las pequeñas en pantalla. No hay
nadie que salga de la sala de cine sin preguntarse cómo consiguen crear
esos sentimientos en una niña de siete años y en otra de tres y medio.
La respuesta no es la magia, sino mucho trabajo y paciencia detrás de
las cámaras que por fin ha sido recompensado en un palmarés.
Este martes, los premios Yago han anunciado como ganadores en la categoría de categoría no reconocida, al equipo de Verano 1993 por su trabajo con Laia y Paula. Desde el cásting, con Mireia Juárez a la cabeza, hasta las acting coach
y pedagogas, Laura Tajada y Laia Ricard, o la misma Carla Simón y
sus actores principales. Todos ellos han hecho una labor hercúlea e
invisible para que las dos menores entrasen de lleno pero con infinita
ternura en el mundo de Verano 1993.
David Verdaguer junto a las dos pequeñas
actrices de 'Verano 1993'Lucía Faraig
¿Hablaron con Laia de la muerte?
¿Cómo conseguían enseñar el guion a la pequeña, que lleva pañal y aún no
lee? ¿Cuántas horas trabajaron? ¿Por qué el resultado es tan natural?
Estos interrogantes que abordan al espectador, se vuelven más valiosos
cuando Carla Simón los desvela. O cuando Mireia Juárez cuenta los trucos
del cásting.
"Para el
personaje de Frida, la niña tenía que ser más urbanita, pero el de Lola
es de campo. Pertenece a esas familias que se marcharon de Badalona a
las afueras en los noventa", cuenta Juárez. Se desplazaron por Cataluña y
fueron colgando carteles en los colegios y las escuelas de teatro, ya
que la directora quería niñas que no hubiesen actuado previamente.
Lo que pocos saben es que tuvieron que convocar una segunda ronda de cástings
porque no encontraban a sus Frida y Lola definitivas. "Les hacíamos
mentir. La mentira es muy útil en las pruebas para ver si pueden entrar
en el juego con profundidad y creerse lo que hacen. Muchos niños juegan,
pero hay muy pocos que lo hagan con esa convicción", dice Carla Simón.
"Laia [Artigas], de hecho, fue de las últimas niñas que vimos".
Aunque no sea políticamente correcto admitirlo, la directora no sintió
el famoso flechazo "es ella" con la pequeña protagonista. "Creo que está
muy idealizado", ríe recordando la difícil decisión. "Laia tenía algo
especial. Esa mirada que te despierta un deseo de filmar y seguirla con
la cámara, como te tiene que ocurrir con todos tus actores", recuerda
Simón. No le costó darse cuenta de que no se había equivocado.
Los piojos de la confianza
Antes de comenzar a rodar, la directora estuvo dos meses organizando
reuniones con las niñas y el resto del plantel. Un día, Laia con Bruna
Cusí. Al siguiente, con la pequeña Paula y Verdaguer. "El resultado, que
se puede ver en los vídeos del making of, parece una precuela de Verano 1993", dice la directora.
"Imaginábamos momentos que podrían haber pasado antes de lo que ocurre
en la película, hasta el momento en el que Esteban le cuenta a Marga que
su hermana les quiere dejar a Frida. O cuando Frida sabe que su madre
ha muerto y que se va a vivir con sus tíos", enumera. Pero el trabajo no
fue completamente sobre el guion de la película (que las niñas nunca
leyeron), sino también a través de situaciones cotidianas como ir a la
compra, jugar en la piscina o incluso quitar piojos a las niñas.
Bruna Cusí y Paula Blanco, actrices de 'Verano 1993' Lucía Faraig
"Bruna [Cusí], que interpreta a la
tía de Frida y la madre de Lola, estuvo toda una tarde quitando piojos a
Laia y Paula. No puedo imaginar nada más íntimo", dice una divertida
Simón. "Yo ni siquiera sabía si iba a servir para algo. Los del equipo
debían pensar que estaba como una cabra, sacando piojos a las niñas,
pero se notó al llegar al set", asegura convencida.
Cuando tocó desplazarse a La Garrotxa para rodar en un tiempo récord, el
equipo ya se sentía como una familia. Ese entrenamiento previo fue
necesario para rodar con las pequeñas en las menores tomas posibles, ya
que solo podían estar seis horas en las localizaciones y dos por las
noches (de 10 a 12). "Sin embargo, siempre surge algo que no te esperas:
como que a Paula le aterrorizan los gigantes y cabezudos y que a Laia
no le entusiasma el agua", confiesa la realizadora, que tuvo que
invertir horas en ayudar a las niñas a enfrentarse a sus miedos.
"No fue necesario hablar de la muerte"
"Lo que más me preguntan es cómo abordamos el tema de la muerte", dice Carla Simón sobre el quid
de la película. "Lo cierto es no hablamos de muerte con las niñas, al
menos no a esos niveles, porque no hizo falta. El lenguaje de los niños
(enfados, risas, tristeza) es tan básico que queda muy creíble", asegura
la directora.
Laia Artigas afortunadamente no ha
sufrido la pérdida de un ser querido como su álter ego, Frida, o como la
misma Simón, así que tuvieron que encontrar la forma de tocar su propia
fibra sensible. " A ella se le murió una mascota y le
dio mucha pena, así que hablar de eso, o de otras cosas que no son la
muerte, unido a su imaginación brutal, la metía en seguida en el estado
de ánimo", desvela. Aunque esta técnica no funcionó igual de bien en la
escena final, y a la vez la más simbólica.
"Lo
probamos todo. Historias tristes, canciones tristes...y no funcionaba
nada. Me planteé incluso eliminar esa escena, pero al final descubrimos
que su talón de Aquiles era la frustración. Si yo le decía que no lo
estaba haciendo bien, le generaba un mosqueo tal que lloraba. Me decía,
dime que no lo hago bien y lloro. Y así fue", admite Simón.
La otra escena que la cineasta
recuerda como la más complicada fue en la que Frida se maquilla, finge
que fuma y habla imitando a su madre. "Aquí había unas líneas de guion
muy claras sobre expresiones que yo había sacado de las cartas de mi
madre. 'Enrróllate', 'estoy cantidad de cansada'. Opté por hacer yo de
su mamá y actuar así, fumar, maquillarme, hablar de esa manera, y luego
en el set le dije que me imitase", cuenta. Como dice Carla, lo
importante no es hacerle sentir un huracán de emociones a la niña, sino
al espectador. Y eso Laia Artigas lo consigue de Goya.
"Los valores de los premios son pésimos"
Laia, de siete, y Paula, de cuatro, no son conscientes del alcance
emocional de la historia, pero ¿algún día verán la película y entenderán
el mensaje poderoso que ayudaron a generar en el espectador? "Paula no
sé de lo que se va a acordar. De hecho, tuvimos una entrevista en verano
y ella le decía al periodista que se ahogó de verdad. Yo le decía que
no, pero ella se había visto en la pantalla y estaba del todo
convencida", cuenta Simón entre risas.
"Laia, aunque
la ha visto muchas veces, no puede entender muy profundo. Son muy
pequeñas", concluye. En su opinión, cuanta menos consciencia tengan de
la industria por el momento, mejor. Por eso está totalmente a favor de
que, siendo tan jóvenes, no aspiren a ningún premio por Verano 1993.
"Los valores educativos que transmiten los premios son pésimos.
Competencia y ostentación. Me parece que un niño ya se lo encontrará en
la vida y no hay necesidad de que lo viva ahora", una opinión que la
directora comparte hacia las exhaustivas promociones que a veces tienen
que soportar los niños.
"Veo a los niños de
Hollywood, que hacen una promoción bestial, y me horroriza cómo se
sientan en una silla y contestan las preguntas. Parecen adultos de
repente. Yo no tengo miedo que las niñas [de Verano 1993]
terminen siendo juguetes rotos, porque nuestra industria es mucho más
pequeña y nuestra película también. En parte estoy segura de que no se
han enterado de lo que ha pasado", se tranquiliza.
Verano 1993
ha creado la receta del éxito para evitar que eso pase: generar un
ambiente cómodo y familiar para las pequeñas, entrenar la paciencia a
todos los niveles, e incluso despiojar si fuera necesario. Un compromiso
por parte de los adultos para que los prodigios de hoy no se conviertan
en los talentos desperdiciados del mañana.
Este
encuentro estatal, que tiene lugar cada dos años, tiene como objetivos
el intercambio de experiencias entre los niños, niñas y adolescentes que
forman parte de consejos de participación locales, el trabajo colectivo
para consensuar propuestas entorno a las cuestiones que ellos mismos
han propuesto y hacer sostenible el trabajo más allá de ese fin de
semana.
En este encuentro estatal, los niños, niñas y adolescentes
elaboran, a partir de sus reflexiones, un Manifiesto conjunto que se
presenta antes sus autoridades locales y los órganos regionales y
estatales competentes. Además, y desde la pasada edición, dicho
Manifiesto se traslada a la Comisión de Derechos Infancia y Adolescencia del Congreso de los Diputados
con el objetivo de que sus voces sean escuchadas y tenidas en cuenta en
el diseño de políticas públicas sobre cuestiones que les afectan.
En el Cuarto Encuentro Estatal
que tuvo lugar en Santander y en el que participaron 194 representantes
de cerca de 1.200 chicos y chicas se propuso la creación de un grupo
impulsor estatal para representarles y ser el canal de coordinación para
el diseño de la metodología y las propuestas de trabajo de cara al
Quinto Encuentro Estatal de Participación Infantil y Adolescente. Este
Grupo Impulsor, compuesto por 20 representantes de grupos de
participación de 10 comunidades autónomas, se reunió el pasado noviembre
en El Escorial para planificar el Quinto Encuentro y las temáticas que
conformarán la metodología de trabajo, que este año serán: educación,
igualdad de género, protección, identidades y diversidad, redes sociales
y ciberbullying, cambio climático, y modelo de cuidados.
El hilo
conductor de este Quinto Encuentro será la construcción del puzle de
nuestros derechos, con diferentes piezas formadas a partir de las
temáticas de trabajo propuestas. Para ello, se ha elaborado una guía metodológica que
plantea una serie de actividades con las que trabajar previamente las
temáticas con el fin de llevar al Quinto Encuentro las propuestas a
consensuar con el resto del consejos. Durante este fin de semana del
encuentro, y con la pieza que cada consejo aporte, construiremos entre
todos y todas este ¡gran puzle de los derechos!
En el desarrollo
de todo este proceso, tanto con el grupo impulsor como en la elaboración
de materiales para el encuentro, contamos con el apoyo de la Asociación Los Glayus
, que también serán dinamizadores del fin de semana del Encuentro. La
asociación cuenta con una gran experiencia en el ámbito de la
participación infantil y adolescente, principalmente en el desarrollo de
la región de Asturias; pero también impulsando procesos en otras
regiones así como colaborando en el desarrollo de programas como es el
caso de este Quinto Encuentro.
El proceso de inscripción tendrá lugar del 7 al 28 de febrero, y puedes acceder pinchando aquí. En esta primera fase, es solo necesaria la inscripción del órgano de participación.
Toda la información del Quinto Encuentro Estatal de Consejos de Participación Infantil y Adolescente se encuentra en www.consejosinfancia.es.
Un documental francés pone los deberes frente al espejo
‘La hora de los deberes’ es fruto de cuatro años de grabaciones del cineasta francés Ludovic Vieuille y su hijo ante el reto diario de hacer los trabajos de la escuela. Durante todo el mes de febrero se proyectará en salas de toda España.
"Mi hijo siempre ha tenido una escolaridad muy complicada.
Es un chico movido, demasiado vivaz y alegre para estarse tranquilo y concentrado durante horas, mientras se sienta tras una mesa en clase. Su madre y yo pasábamos muchas horas con él haciendo los deberes, intentando recuperar aquellas horas de atención perdidas, y a mí me gustaba, pero a la vez había algo de doloroso, tanto ante la angustia del posible fracaso escolar como por el regreso a mi misma niñez de estudiante disperso que detestaba la escuela y detestaba los deberes”.
Lo explica el cineasta francés Ludovic Vieuille y de aquí nace La hora de los deberes, un documental íntimo y autobiográfico que está contribuyendo a que muchos maestros de este país se estén replanteando la cuestión de los deberes.
Se titula La hora de los deberes y dura exactamente una hora, porque más o menos es el tiempo que padre e hijo dedicaban diariamente a esta tarea, pero de hecho este título es una adaptación libre del original, Deux cancres, que quiere decir algo así como dos malos estudiantes. Dos trastos.
El documental muestra la desesperación de ambos a la hora de hacer los deberes, sobre todo tipo de materias, a menudo con enunciados de difícil comprensión incluso para las persones adultas. La desmotivación del niño, la paciencia del padre, una hora diaria de frustración compartida. El festival Docs Barcelona lo ha seleccionado como documental del mes, el pasado jueves se estrenó en el cine Aribau Club de Barcelona y durante todo febrero se podrá ver en varias salas de toda España.
“Sin saber mucho por qué, un día me puse a filmarnos mientras hacíamos los deberes, después seguí, y así durante cuatro años, y de aquí ha surgido el film”, explica Vieuille al Diario de la Educación. El film se estrenó en febrero de 2016, y poco en poco fue pasando de visionados en sedes asociativas a salas pequeñas y de ahí a salas más grandes, hasta recibir algunos premios en festivales y, según explica el director, en breve se proyectará en un gran cine de París.
Muchas familias se ven reflejadas, comenta el director, porque hay muchos niños como su hijo Angelo. “Es un film que suscita muchas emociones, ves algunos espectadores riendo, cosa que personalmente me choca, otros llorando al final, como si este film nos devolviera al alumno que fuimos”, explica. Más de un maestro le ha expresado que revisaría sus métodos después de ver el film, pero Vieuille duda de que realmente lo lleguen a hacer. Y las proyecciones con debate incluido siguen dos años después. La semana que viene tiene un pase organizado por una escuela universitaria de formación de profesores al cual asistirán alrededor de 600 futuros docentes.
Angelo ahora cursa 3ª de ESO (3ème Collège), y comenta Vieuille que por primera vez en su vida parece que el curso le está yendo bastante bien. Y cuando lo dice cruza los dedos. Vienen de muchos años de malas experiencias. De hecho, el último curso que todavía sale en la cinta fue tan nefasto que decidieron dejar el instituto para intentar una escolaridad en casa, con enseñanza a distancia, pero aquello fue aún peor. “Un fracaso total”, explica el director. Este aislamiento, sin embargo, provocó que Angelo quisiera volver al sistema tradicional, ha repetido curso y parece que lo cogido con más ganas.
“La presión es enorme”
“En Francia se ponen demasiados deberes –comenta Vieuille–, tanto en primaria como en secundaria. En primaria en teoría son pocos, pero en realidad las maestras dan muchos, diciendo que no son obligatorios. Pero lo más paradójico es que cuando los maestros no lo hacen son los padres quienes los reclaman, porque les da miedo que sus hijos no trabajen lo suficiente. Vivimos en un mundo muy competitivo, y todo el mundo se pone una gran presión encima para trabajar al máximo; la presión de los deberes y de las notas en Francia es enorme, y todo esto deja muy poco tiempo para disfrutar de actividades culturales, o deportivas o incluso para aburrirse un poco”.
Aunque hacia el final del film el narrador, que es él, pone en entredicho que todas las horas dedicadas a hacer tantos y tantos deberes hayan servido de nada, Vieuille no echa la culpa al profesorado. “Los profesores hacen el que pueden, como los padres”, afirma. En su opinión, el problema es de cariz político: “Los currículums están tan cargados que los tiempos lectivos son insuficientes para dar todos los programas. Y el sistema educativo está más preocupado de evidenciar las debilidades del alumno que de resaltar sus progresos. La escuela no está pensada porque los niños progresen, sino para que en el futuro sean ciudadanos productivos; es triste, pero creo que es así de simple”.
Disciplina positiva, educación
respetuosa, crianza con apego... Desde diferentes corrientes educativas o
de crianza crece el consenso en apostar por una educación alejada de
imposiciones, coacciones, chantajes, gritos o castigos.
Van quedando
atrás el "si no te lo cenas te lo desayunas", el "porque lo digo yo" y,
por supuesto, la zapatilla voladora. Pero en un día a día marcado muchas
veces por las prisas y el estrés surgen las dudas. Sabemos lo que no
deberíamos hacer, pero, ¿conocemos las alternativas frente al conflicto?
Varios niños jugando.
Todos los expertos consultados afirman que nunca se debe ignorar o abandonar a un niño ante una pataleta ni hacerle sentir rechazado o castigarle
A pesar de este ideal, de la Hoz cree que no hay que
tener miedo a hablar de límites y, llegado el caso, de sanciones
"entendidas siempre como la consecuencia de un acto o comportamiento
inadecuado". Lo importante es, recalca, que no se recurra nunca a ellas
como primera opción ni con el ánimo de hacer sufrir sino únicamente de
manera puntual, razonada y muy definida y acotada en el tiempo para
responder a una conducta o acción concreta que es importante cambiar,
teniendo en cuenta siempre además el perfil del niño. "Los niños
necesitan unos límites que tienen que ver con que vivimos en una
sociedad en la que hay que tener en cuenta a los demás", afirma.
En este sentido, Alberto Soler, psicólogo autor del libro Hijos y Padres Felices y del videoblog Píldoras de psicología,
se refiere a los premios y castigos como fenómenos que forman parte de
la naturaleza y, desde ese punto de vista inevitables –una sonrisa como
refuerzo positivo, un enfado ante una mala conducta–. Ahora bien,
prefiere hablar de las consecuencias concretas agradables o
desagradables que se derivan naturalmente de una acción –si no comes
tendrás hambre– o que un adulto propone desde la lógica –si pintas la
pared, tendrás que ayudar a limpiarla–, no como castigo, sino como
aprendizaje.
Por ejemplo, ante conductas muchas veces
tildadas de "retadoras" como tirar o romper cosas, lo más adecuado en
su opinión sería transmitir cuáles son las consecuencias insistiendo en
mensajes como: "Lo que se tira se recoge y lo que se rompe se arregla o
se repone", siempre desde la naturalidad y teniendo en cuenta la edad y
capacidad de comprensión del niño. En todo caso, como aclara Soler, "el
objetivo no será nunca la revancha o que pague por lo que ha hecho, sino que aprenda progresivamente a asumir las consecuencias de sus actos".
Por su parte, aunque cree que los límites son necesarios en aspectos
como la seguridad, la salud o el bienestar de los niños y adolescentes,
Tania García, directora de Edurespeta y autora de Guía para madres y padres imperfectos que entienden que sus hijos también lo son,
cree que en demasiadas ocasiones estos se confunden con los castigos, o
se utilizan las consecuencias como "castigos encubiertos". Es tajante. Para ella una educación respetuosa pasa por asumir que "si
no vamos por ahí imponiendo consecuencias a nuestras parejas, a
nuestros amigos o hermanos por sus acciones, a nuestros hijos tampoco
deberíamos imponérselas".
Conexión y acompañamiento emocional
Aunque en materia de educación cada receta tenga sus propios
ingredientes, hay uno en el que tanto García como Soler y De la Hoz,
ponen especial énfasis: la necesidad de acompañar emocionalmente a los
niños en las situaciones de crisis. Las rabietas son un buen ejemplo.
Todos afirman que nunca se debe ignorar o abandonar a un niño ante una pataleta ni hacerle sentir rechazado o castigarle.
Se trataría, más bien, de intentar estar presentes física y
emocionalmente en el proceso, ofrecerles cariño y consuelo en la medida
que lo acepten para que lleguen a un estado más receptivo y calmado
desde el que entender o poder abordar lo ocurrido. Intentar, como afirma Soler, "que se sientan comprendidos y aceptados y, más allá o a pesar de su comportamiento concreto, transmitir el mensaje de que desaprobamos su conducta en este momento, pero les seguimos queriendo y aceptando".
Para Tania García "cuando
mejor acompañes emocionalmente, más amor profeses en ese momento y más
paciencia tengas antes se les va a pasar", y critica que muchas veces
ante las típicas rabietas o pataletas de los niños, "los padres estamos
más pendientes de lo que opinan los demás que de lo que necesita el
niño".
Con todo esto tiene mucho que ver la empatía.
También con entender que los niños tienen sus propias necesidades,
preferencias y derechos, incluido el de negarse a algo o enfadarse y,
más allá de eso, como afirma De la Hoz, asumir "que muchas veces, aunque
nos empeñemos, no vamos a conseguir lo que pretendemos o que hay cosas
que no van a cambiar por mucho que insistamos". Se trata, de alguna
manera, de elegir las guerras que libramos como padres o educadores y no
extralimitar, sobreproteger ni decir todo el rato a los niños lo que
tienen que hacer ni hacerlo por ellos.
Para De la
Hoz, "estamos en una época de pautas y de modelos educativos y parece
que siempre que el niño hace algo hay que darle una respuesta positiva o
negativa, pero estar todo el día encima del niño no es bueno, y puede
ser contraproducente porque, entre otras cosas, se acostumbrará a que
cada cosa que haga tenga que tener la respuesta de otra persona".
En un sentido similar, Soler se refiere a las malas contestaciones: "En
la mayoría de casos es más útil la extinción que el castigo; ignorar
estas respuestas -nunca al niño- hace que tiendan a disminuir en
intensidad. Cuando las castigamos y cuanta más importancia les damos,
más cumplen el objetivo inicial, que suele ser llamar la atención; el
castigo, de hecho, puede incrementar esas respuestas actuando en
realidad como recompensa".
Desde dónde actuamos los mayores
Más allá de las acciones concretas que llevemos a cabo como educadores,
el tono y el lenguaje desde el que lo hacemos no son algo anecdótico ni
superfluo. Mantener la calma y el cariño incluso cuando estamos
sancionando una conducta es fundamental. Se trata de mantener activos el
respeto y la amabilidad en la medida de lo posible, de no perder la
calma y entender, como dice García, "que como mejor aprenden los niños
es con el ejemplo y que no podemos exigir algo que no somos capaces de
hacer".
En este sentido, todos coinciden, por
ejemplo, en que las conductas violentas no deben ser ignoradas y en la
importancia de transmitir que la violencia nunca puede ser una respuesta
válida; pero, para que el mensaje llegue, es fundamental no caer en
actitudes violentas como apartar a nuestro hijo de un manotazo si pega a
otro niño o gritarle... En opinión de García "a veces se nos olvida ser
amables con nuestros hijos" y otras, que sus rabietas o sus respuestas
no son algo personal sino "el reflejo de una necesidad por resolver".
Sea como sea, si no encontramos la respuesta, siempre podemos volver a
la pregunta inicial. Es precisamente lo que muchas veces en las escuelas
de padres se propone plantear a los más pequeños ante una conducta
inadecuada: ¿De cuántas otras formas crees que puedes hacerlo? Se trata
de conseguir que sea el niño el que, a través de sus propios
razonamiento y el acompañamiento y refuerzo de los padres o educadores,
genere alternativas positivas que sustituyan a la conducta a evitar. "El
problema muchas veces es que nos centramos en una conducta concreta o
en que el niño haga lo que queremos y nos olvidamos de generar
alternativas desde su punto de vista", que es lo que realmente sería
efectivo y valioso a largo plazo, concluye De la Hoz.