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"Adopte medidas inmediatas que garanticen el acceso adecuado a la electricidad en la Cañada Real de Madrid", Consejo de Europa a España.

Las entidades piden al Estado Español 
que cumpla la exigencia del Comité Europeo de Derechos Sociales 
y restablezca de inmediato el suministro eléctrico en Cañada Real.


La Plataforma Cívica Luz para la Cañada Real y las cinco entidades firmantes 
se felicitan de la adopción de medidas cautelares y la admisión de la reclamación colectiva, 
la primera de este tipo contra España.

 Haga click aquí para leer el comunicado de prensa.


Madrid, 28 de octubre de 2022. El Comité Europeo de Derechos Sociales, organismo dependiente del Consejo de Europa, ha pedido a España que adopte medidas inmediatas que garanticen el acceso adecuado a la electricidad en la Cañada Real de Madrid, aceptando la solicitud formulada por cinco organizaciones nacionales e internacionales.

 

La Plataforma Cívica Luz para la Cañada Real, las entidades Defensa de los Niños Internacional (DCI), la Federación Europea de Organizaciones Nacionales que trabajan con las personas sin hogar (FEANTSA), Magistrats Européens pour la Démocratie et les Libertés (MEDEL), Confederación Sindical de Comisiones Obreras y Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo, organizaciones firmantes de la solicitud, y Gentium, que asumió la coordinación jurídica de la reclamación, se felicitan de la decisión adoptada por el Comité Europeo de Derechos Sociales y refuerzan su compromiso para seguir exigiendo al Estado que garantice el respeto de los derechos recogidos en la Carta Social Europea.


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¿Falta de electricidad... ....o falta de derechos humanos?


Desde la Asociación GSIA no encontramos mejor artículo que esta viñeta de Eneko, ante esta bárbara situación que vive la infancia en la Cañada Real Galiana,

La posición de la Asociación GSIA ante esta situación es clara, y la venimos denunciando reiteradamente, como lo han hecho la sociedad en general.


 La Asociación GSIA exige públicamente 
una solución urgente a la situación de la Cañada Real.

 
URGENTE: EL APAGÓN DE LA CAÑADA REAL DE MADRID DEBE TERMINAR YA

Desde hace ya demasiados meses estamos asistiendo con incredulidad al goteo de noticias que nos informan de las deplorables condiciones de vida impuestas a las niñas y niños de la Cañada Real Galiana de Madrid, motivadas por el corte radical de energía eléctrica en este marginado poblado madrileño.

Aunque, desde GSIA, hemos estado atentos a saber de cualquier respuesta de las administraciones públicas ante esta gravísima situación, no hemos encontrado ninguna clase de explicación convincente, ni hemos percibido ningún movimiento de esas administraciones para poner fin, siquiera de forma provisional y urgente, a dicha situación.

La violación de los derechos humanos fundamentales que se está perpetrando diaria e ininterrumpidamente con las personas que viven en ese poblado, tiene una repercusión particular en los 1.800 niños y niñas que viven en él. 

Como han recogido en su informe de 22 de diciembre los Relatores Especiales del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: La falta de electricidad no sólo viola el derecho de la infancia a una vivienda adecuada, sino que tiene un efecto muy grave en sus derechos a la salud, a la alimentación, al agua, al saneamiento y a la educación".

Los propios niños y niñas que tienen su humildísimo hogar en este asentamiento han elevado su voz frente a esta injusticia, dirigiéndose por escrito tanto al Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, como a las autoridades locales y regionales de Madrid, manifestándose con sus carteles, hechos a mano, frente a las sedes de las autoridades responsables en la superlativamente iluminada capital del país.

Nuestra Asociación GSIA, desde su compromiso en la defensa de los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes, se suma a las observaciones y recomendaciones de los expertos de la ONU y así mismo apoya las reclamaciones de los niños, EXIGIENDO públicamente una solución urgente a una situación que nos avergüenza que estén sufriendo nuestros convecinos de la Cañada Real. Ninguna falsa disculpa o disputa de competencias cabe por encima del cumplimiento de sus obligaciones por parte de las autoridades públicas cuando se trata de los Derechos Humanos.

Madrid, 4 de enero de 2021, 02 de octubre 2022....

Niños sin electricidad, más de 1.000 niños sin electricidad a menos de 15 km de la Puerta de Sol, y ya van 2 años.

 Dos años sin luz en la Cañada Real Galiana
Unicef Comité de Madrid y Save the Children reclaman a las Administraciones
"una solución inmediata" para las cerca de 4.000 personas, entre ellas, 
más de un millar de niños, que llevan dos años "en unas condiciones intolerables" 
por falta de suministro eléctrico en la Cañada Real Galiana, 
el mayor asentamiento ilegal de Europa.

Esas dos organizaciones hacen un llamamiento a las Administraciones públicas -la Comunidad de Madrid y los tres ayuntamientos implicados (Madrid, Rivas-Vaciamadrid y Coslada)- a reactivar el Pacto Regional de la Cañada Real Galiana para garantizar los derechos de las familias que allí viven a corto, medio y largo plazo.

"Estos niños y niñas han vivido sin luz parte de la pandemia, fenómenos meteorológicos como Filomena o las continuadas olas de calor de este verano y se enfrentan, ahora, a un nuevo y duro invierno a oscuras. No lo podemos permitir", indica a Efe el coordinador de Unicef Comité de Madrid, Ignacio Martínez Latorre.

Esta situación afecta a otros aspectos claves de su vida que ahora mismo son un desafío para todas las familias, especialmente las más vulnerables, como son el importante encarecimiento de los bienes de primera necesidad o el acceso a una educación de calidad, y que esta situación coyuntural no lastre de por vida su desarrollo, o la garantía de su salud física y mental, según Martínez Latorre.

"España ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y es responsabilidad de todas las instituciones públicas y de los gobernantes garantizar el pleno cumplimiento de los derechos de todos los niños y niñas que viven en nuestro país", señalan desde la agencia de la ONU para la infancia.

También Save the Children recuerda que este domingo se cumplen dos años desde que la Cañada Real se quedara sin suministro eléctrico, una situación "injustificable" que "sigue haciendo más dura la vida o perjudicando gravemente a más de mil niños y niñas".

La organización ha entregado esta semana más de 47.000 firmas recogidas a la Delegación del Gobierno de Madrid, encargada de coordinar la Comisión interministerial sobre la Cañada Real y de dialogar con la Comunidad de Madrid y los tres ayuntamientos para que se restablezca la distribución de energía en condiciones justas para todas las familias, priorizando a aquellas con hijos con mayores necesidades.

"Dos años después, tras vivir situaciones extremas como la tormenta Filomena en enero de 2021 sin electricidad con la que calentar sus hogares o las olas de calor de este verano sin tener medios para refrigerar alimentos, estos niños, niñas y adolescentes comienzan un nuevo curso en una situación extrema", lo que supone "una vulneración de los derechos de la infancia", como el derecho a la educación y a la salud, denunciadas también por el Comité de Derechos del Niño y el Defensor del Pueblo, subraya Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social de Save the Children.

Save the Children insta a las Administraciones públicas a buscar soluciones para evitar que en los próximos meses, ante la llegada del invierno, "vuelvan a producirse situaciones graves", como la de Lina, la niña de tres años conectada a un respirador eléctrico que tuvo que ser evacuada de urgencia el invierno pasado cuando se congeló el aparato que la mantenía con vida.


Vuelta al cole: endeudados por derechos.

Que una familia se tenga que endeudar para que sus hijos puedan acceder al ejercicio de un derecho fundamental, el de la educación (así reflejado en la Constitución y en la Convención sobre los Derechos del Niño), es cuando menos discutible.
La educación de un niño es un derecho subjetivo del propio niño, por tanto su ejercicio no debería depender del dinero de sus padres, ni de los cambios u opiniones políticas de turno.


La vuelta al cole en el CEIP Padre Poveda en Madrid. EFE/ Mariscal
El camino hacia una deseable gratuidad universal de los materiales y servicios educativos podría empezar por lograr que todas las becas y ayudas educativas (de libros, de comedor, de transporte) sean consideradas un derecho subjetivo del niño, es decir, que no dependan de la generosidad (o no) de los presupuestos de cada año de la administración responsable, sino que todos los niños y familias que se encuentren en situación de riesgo de pobreza tengan el derecho de recibirlas en un importe suficiente para compensar los gastos, o puedan acceder a estos servicios de forma gratuita.     

El retorno de las vacaciones viene inevitablemente marcado por las campañas de vuelta al cole de muchas marcas y comercios, fundamentalmente de venta de ropa y calzado, libros y material escolar. Junto a ellas hay otras campañas más llamativas, pero que seguimos asumiendo con normalidad: aquellas que ofrecen créditos para que los hogares con niños y niñas puedan asumir el desembolso que les supone este retorno a la escuela.

Esa normalidad no debería ser tal. Que una familia se tenga que endeudar para que sus hijos puedan acceder al ejercicio de un derecho fundamental, el de la educación (así reflejado en la Constitución Española y en la Convención sobre los Derechos del Niño), es cuando menos discutible desde una perspectiva de derechos humanos y de equidad.

El desembolso de estos costes llamados “indirectos” (pero muchos de ellos en realidad imprescindibles para la escolarización) se produce este año en un contexto de muy alta inflación que está golpeando a toda la ciudadanía, pero de forma especial a las familias con niños y a los hogares con menos ingresos.

A los hogares con bajos ingresos porque el actual aumento de precios se está cebando particularmente en productos básicos de consumo: alimentos, energía y suministros básicos de la vivienda que tienen un peso muy importante en la cesta de la compra de las familias. Además, con los altos incrementos de precios de muchos de ellos, muy por encima del índice general, se dificultan las posibles estrategias de ahorro, ya que no hay productos sustitutivos más baratos a los que acudir —como la pasta, la harina o el pollo— porque precisamente son estos lo que más están subiendo.

Y a las familias con niños y niñas a cargo porque su gasto medio es mayor y porque esa diferencia de gasto respecto a los hogares sin hijos se da de forma también especial en ámbitos muy castigados por la subida de precios como la alimentación y el transporte. Por ejemplo, una pareja con dos hijos gasta de media 1.500 euros más al año en alimentación que una sin ellos. Los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares en estos apartados vienen a desmentir el aforismo: donde comen dos no comen tres.

Este diferencial de gasto entre hogares con hijos o sin ellos es obvio también en el gasto educativo. El actual panorama económico, además del obstáculo general que estos desembolsos suponen al ejercicio del derecho a la educación, nos sitúa en un escenario aún más preocupante por su incremento. Algunos ejemplos: el coste de los productos en papel (incluidos los cuadernos escolares) ha subido un 23% anual, lo que hace previsible un incremento significativo del precio de los libros de texto (como ya están avanzando algunas encuestas privadas) o de los servicios de comedor, impulsados por el incremento de los productos de alimentación y la energía.

¿Qué hacer para afrontar esta situación tan complicada para muchas familias? Para Unicef España resulta desesperante ver cómo en las sucesivas crisis de los últimos años los niños, niñas y adolescentes (y también los jóvenes) han pagado un precio desproporcionado en términos de incremento de la pobreza o exclusión social. No es accesorio recordar que muchos adolescentes de este país están afrontando con sus familias la tercera crisis de sus vidas.

Es justo reconocer que en los últimos años se han realizado avances importantes en la protección social de la infancia, a través de una mayor inversión y sensibilización sobre los efectos tremendamente negativos que la pobreza tiene en los niños y niñas (y en el país), pero tenemos como asignatura pendiente una prestación universal de apoyo a la crianza. Una prestación que actúe de forma preventiva, pero también reparativa, frente a las crisis y su impacto en las familias. Los países de nuestro entorno que cuentan con esta medida, la gran mayoría, son mucho más efectivos reduciendo la pobreza infantil que el nuestro, a la cola de Europa junto con Malta en este aspecto. Reconocer la importancia de la crianza, también económicamente, es además un paso adelante para afrontar el inquietante panorama demográfico que se nos dibuja a medio plazo.

Junto con esta medida de carácter general, puede haber otras más centradas en los costes educativos. Unicef España respalda la petición que el Comité de los Derechos del Niño hizo a España en 2018 para que “garantice el acceso a la enseñanza obligatoria de buena calidad para todos los niños, lo que incluye sufragar los costes indirectos conexos”. Acciones de urgencia recientes como la reducción de precios del transporte y el incremento de becas de bachillerato, y otras con más recorrido, como el préstamo de libros de texto, contribuyen a reducir estos costes, pero el escenario de estas medidas es todavía muy desigual en los distintos territorios y no siempre garantizan que las familias que más lo necesitan accedan a ellas.

Algunas de la metas y objetivos del recién aprobado Plan de Acción Estatal para la Implementación de la Garantía Infantil Europea enlazan directamente con esta necesidad de eliminar las barreras económicas para el acceso a la educación, pero el horizonte del Plan (2030) se antoja demasiado lejano cuando estas políticas ya eran necesarias desde hace tiempo, y este año aún más.

El camino hacia una deseable gratuidad universal de estos materiales y servicios podría empezar por lograr que todas las becas y ayudas educativas (de libros, de comedor, de transporte) sean consideradas un derecho subjetivo del niño, es decir, que no dependan de la generosidad (o no) de los presupuestos de cada año de la administración responsable, sino que todos los niños y familias que se encuentren en situación de riesgo de pobreza tengan el derecho de recibirlas en un importe suficiente para compensar los gastos, o puedan acceder a estos servicios de forma gratuita.

Un paso necesario para que no haya por qué endeudarse para ejercer derechos fundamentales.     


Cuarentena, Tareas para la Cuarentena: Infancia y Tareas Escolares durante el confinamiento.

Iván Rodríguez-Pascual Mario Andrés-Candelas 
Marta Martínez Muñoz Gabriela Velásquez Crespo 
Sep-Dec 2022 • 


RESUMEN

A partir del proyecto Infancia Confinada, se muestra la percepción que la población infantil española tiene sobre las tareas académicas durante el confinamiento, apuntando a sus implicaciones en términos de desigualdad y vulnerabilidad. Constatamos, a través de un análisis de regresión logística, que estas pueden haber constituido una sobrecarga para aquellos sujetos que manifiestan menor satisfacción vital y peor estado de salud, perciben en mayor medida la fragilidad económica de su familia y han convivido durante el confinamiento con padres que pudieron dedicarles menos tiempo.

Introducción

Para mí que la palabra CUARENTENA para los maestros significa cuarenta tareas al día
(Chica, 13 años, Andalucía: proyecto Infancia Confinada).

El estado de alarma declarado en España el 14 de marzo de 2020 debido a la COVID-19 provocó que una gran parte de la población permaneciera confinada en sus casas. Este confinamiento afectó más duramente a las niñas y niños, ya que no se les permitió salir de sus hogares hasta el día 26 de abril (O. SND/370/2020, de 25 de abril) bajo la supervisión de un adulto y con grandes restricciones.

En este contexto de confinamiento nació la investigación Infancia Confinada (MARTINEZ; RODRÍGUEZ; VELÁSQUEZ, 2020)1 que buscaba conocer cómo estaban viviendo esta situación las niñas, niños y adolescentes. Esta investigación nace desde el compromiso con los derechos de la infancia y desde el reconocimiento de las niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho, tal y como recoge la Convención sobre los Derechos del Niño (ONU, 1989).

En este artículo nos vamos a centrar en una de las cuestiones recogidas en la investigación: la que se refiere a las tareas escolares. Es evidente que, al preguntar a niñas, niños y adolescentes por las actividades que realizan en casa, las tareas escolares cobran un especial interés. Ante el cierre de los centros educativos, desde las administraciones educativas, se optó por continuar con el curso escolar de forma telemática, intentando dar respuesta de esta forma al derecho a la educación del alumnado. Esta opción trasladó mucho peso a las familias que han visto cómo se les solicitaba que ocuparan, en diferentes grados, el lugar de la escuela, asumiendo la educación escolar de sus hijas e hijos (ROGERO-GARCÍA, 2020), sin tener en cuenta las diferentes posibilidades y recursos de las mismas y sus hogares (MUÑOZ; LLUCH, 2020). Una encuesta reciente del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) (2021) sobre la sociedad española revela esta sobrecarga: el 42,6% de la población mostró su acuerdo a la idea de que los centros educativos han delegado la responsabilidad en la explicación de contenidos y “se limitaron a enviar por correo electrónico los paquetes de deberes” a las familias.

Los objetivos que nos planteamos abordar en este artículo son: 1) Conocer la percepción que tienen niñas, niños y adolescentes sobre la carga de trabajo escolar durante el confinamiento, teniendo en cuenta su edad y sexo; 2) determinar si existe relación entre esta percepción sobre las tareas y variables que caractericen el hogar y las relaciones familiares, junto con el bienestar subjetivo de las niñas y niños durante el confinamiento; y 3) A través de estas relaciones entre variables poder determinar si el cese de la actividad presencial de los centros educativos y su desplazamiento hacia la realización de tareas en los hogares ha jugado un papel relevante en el posible agravamiento de la desigualdad educativa dentro del contexto español.

Algunas Consideraciones sobre los “Deberes” o el Llevar el Trabajo Escolar a Casa Antes de la Pandemia

En el contexto español los adolescentes de 15 años, según el informe PISA 2015 (OCDE, 2016, p. 217), dedicaban algo más de 18 horas semanales a estudiar, realizar tareas y otras actividades de aprendizaje en casa (profesores particulares) o en centros fuera de la escuela (academias, centros culturales, etc.), algo más de una hora por encima de la media de la OCDE. En el caso concreto de los deberes, PISA 2012 (OCDE, 2013, p. 121) señala que el alumnado dedicaba unas 6 horas semanales exclusivamente a la elaboración de estas actividades, situando a España como el quinto país de la OCDE donde el alumnado de 15 años hace más deberes. En edades más tempranas (cuarto de primaria) la tendencia se repite y España se encuentra entre los cinco países, dentro de los estudiados en TIMSS 2011, en los que hay un mayor porcentaje de alumnado que dedica más de una hora diaria a los deberes (FEITO, 2020). Algo que llama la atención sobre la cuestión del tiempo dedicado a los deberes es que el profesorado suele considerar menor el tiempo necesario para la realización de las tareas en casa que el alumnado y las familias (EITO, 2020; VÁZQUEZ et al., 2019).

Este volumen de tareas y tiempo dedicado a las mismas hizo que en noviembre de 2016 la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA) realizara una campaña en la que solicitaban “un noviembre sin deberes los fines de semana”.2 Estas quejas de las familias llevaron a algunas Comunidades Autónomas a realizar informes, propuestas y recomendaciones para su limitación o racionalización (ARAGÓN, 2017). La polémica llegó al Congreso de los Diputados que aprobó a finales de 2016 una Propuesta No de Ley conteniendo orientaciones para la reflexión sobre las tareas del alumnado de primaria y un llamado a su racionalización y ajuste en relación al horario escolar (CORTES GENERALES, 2016).

Existen numerosas investigaciones sobre el efecto de los deberes en el aprendizaje y el rendimiento del alumnado. Cooper, Robinson y Pattal (2006) señalan que existe cierta relación positiva, sobre todo en secundaria, entre la realización de tareas en casa y el rendimiento académico. En esta misma línea se encuadra la investigación de Regueiro et al. (2020) que señala que a mayor rendimiento académico aumenta la cantidad de deberes realizados. Ahora bien, Kohn (2013) advierte que esta relación se establece teniendo en cuenta las notas y no el aprendizaje del alumnado, cuestiones que pueden ser diferentes. Además de esto, este autor señala que la relación entre resultados escolares y deberes no debe ser considerada en términos de causalidad. Es decir, los alumnos que tienen buenos resultados hacen más deberes, parece que eso es evidente, pero no podemos establecer que esos resultados sean fruto de los deberes realizados. Encontramos investigaciones con conclusiones bastante diversas en cuanto a las implicaciones de los mismos según edades y etapas escolares (FEITO, 2020), con lo que no podemos afirmar rotundamente cuál es el efecto directo de la realización o no de tareas sobre el aprendizaje del alumnado.

En lo que sí parece haber evidencia suficiente es que el tipo de tareas, así como la finalidad de las mismas sí tiene importancia (MUÑOZ; LLUCH, 2020). Tal y como señala Trujillo (2020) si los deberes resultan repetitivos, extensos, no son debidamente comprendidos por el alumnado o necesitan de mucho tiempo para su realización, pueden ser contraproducentes para el aprendizaje y el rendimiento del alumnado.

Con respecto a la realización de deberes según las condiciones sociales, culturales y económicas de las familias la OCDE (2014) señala que el alumnado con dificultades socioeconómicas dedica menos tiempo a la realización de tareas en casa. Esta relación también se puede comprobar en cuanto al tipo de escuela: el alumnado de escuelas privadas dedica más tiempo a la realización de tareas que aquellos que acuden a escuelas públicas.

Estas diferencias según el nivel socioeconómico del alumnado pueden basarse en las desigualdades en cuanto a recursos disponibles en el hogar, así como en las condiciones físicas y materiales del hogar mismo, ya que estos influyen de forma importante en el proceso de aprendizaje del alumnado y en sus resultados académicos (ROGERO-GARCÍA, 2020), pero no solo es cuestión de recursos materiales, sino también culturales y de las posibilidades que tienen las familias de ayudar a sus hijas e hijos con los deberes. En este sentido podemos comprobar cómo, a pesar de que las clases populares se involucran en la escolaridad de sus hijas e hijos de diversas formas, no cuentan con los recursos para ayudarles con los deberes o contratar clases particulares para ellas y ellos (MARTÍN; GÓMEZ, 2017), cosa que sí hacen las familias de clases más altas. Si tenemos en cuenta, según hemos señalado anteriormente, que el alumnado con mayor rendimiento dedica más tiempo a los deberes y que aquellos en mejor posición socioeconómica también, podemos decir que las oportunidades que tiene todo el alumnado para enfrentarse a la realización de tareas en casa no son las mismas, por lo que estamos en condiciones de afirmar que son un elemento, dentro del sistema educativo, que favorece la desigualdad entre el alumnado.

Metodología

El estudio se basa en un cuestionario3 en línea alojado en la plataforma Limesurvey. Contaba con 25 preguntas (incluyendo el correspondiente consentimiento informado, que abría el instrumento) de las que 6 eran abiertas. Consta básicamente de siete grandes secciones: consentimiento y presentación; identificación sociodemográfica; derechos y confinamiento; vivienda, actividades y principales preocupaciones y sentimientos; bienestar subjetivo; SMAT;4 preguntas de cierre.

Dado que el trabajo de campo presencial no era posible durante el confinamiento, se optó desde el principio por un acceso virtual a la población objeto de estudio. El instrumento estaba diseñado específicamente para funcionar durante el confinamiento, lo que obligaba a un trabajo de campo rápido y un período corto de aplicación. Por ello se optó por la difusión del cuestionario en redes sociales (principalmente Twitter, a través de la cuenta @IConfinada) y usando redes de contactos (en una estrategia de “bola de nieve”). Se definió también un rango de edad óptimo para realizar el trabajo de campo: la población entre 10 y 14 años. Del 21 de marzo al 7 de abril se compartió a través de redes sociales un cuestionario al que respondieron inicialmente 425 personas (con ligero predominio de las chicas, que son el 52,2%) cuyas edades ampliaban el rango inicialmente diseñado: El 92% de los participantes pertenecen a él (la edad media es justo 12 años) si bien una pequeña minoría están por debajo o por encima de estas edades conformando una muestra que se finalmente se situó entre los 8 y los 17 años.

Al ser un cuestionario autoadministrado en población infantil se ha primado su brevedad y accesibilidad, careciendo de preguntas como las que se refieren a los niveles de renta de individuos u hogares, escalas ocupacionales precisas sobre la ocupación de padres y madres además de otras. No obstante, entendemos que la excepcionalidad de la realidad estudiada y la falta de fuentes comparables de información lo hacen particularmente valioso.

En esta misma línea es necesario asumir ciertas limitaciones a las conclusiones de esta investigación: no se basan en una muestra estadísticamente representativa, por lo que deben trasladarse con cuidado al conjunto de la población; igualmente, en las circunstancias en que se produce la investigación, no se ha indagado en la posible diversidad inherente al concepto “tareas escolares” ni ha sido posible contar con variables como la titularidad de los centros educativos o sus estrategias de educación en línea durante el confinamiento. Por último, cuanto se afirma sobre dichas tareas debe entenderse relativo al propio contexto del confinamiento pandémico.

Los datos han sido procesados con el software SPSS 25 licenciado a la Universidad de Huelva.

Resultados

Partimos de la variable original, en la que la población encuestada ha podido pronunciarse sobre la carga de trabajo que han supuesto durante el confinamiento las tareas escolares, descrita a continuación en Tabla 1 (n = 425, media 2,14 y mediana = 2): Grado de realización de tareas escolares durante el confinamiento: % sobre total de respuesta

La variable (en adelante denominada “grado de realización de tareas”) trata de medir tanto el grado en que se han realizado las tareas escolares como la percepción que niñas y niños tienen sobre la carga de trabajo (poco trabajo, carga moderada y carga excesiva). Se asume que el valor 3 (n = 108, algo más de una cuarta parte de las niñas y niños encuestados) señala a los individuos que no han conseguido completar las tareas propuestas desde los centros educativos considerándolas excesivas (“es tanto trabajo que no consigo acabarlas”). El interés del análisis propuesto es tratar de identificar qué variables predicen mejor la pertenencia a este grupo, en la medida que pueden ser indicadoras de desigualdad educativa o familiar.

Análisis Descriptivo

Desde un primer análisis bivariado se han identificado diferencias significativas que afectan al grupo de niñas, niños y adolescentes que no son capaces de completar la tarea escolar. En relación al grupo de entrevistados que no consigue completar la tarea escolar, la Fig. 1 apunta a dos posibles grupos en los que el problema se agrava: las chicas y especialmente el grupo de edad entre 13 y 17 años, donde la proporción de entrevistados que no consiguen completar la tarea escolar es singularmente alta (más de un tercio de la muestra, el 36,6%). Sin embargo, analizando las diferencias observadas en la puntuación media de la variable usando una prueba t de comparación de medias finalmente solo la agrupación por edad revela diferencias significativas (puntuación media más alta en el grupo de 13 a 17 años con diferencia = 0,306 puntos, F = 3,713 y p = 0.00).

Figura 1
Grado de realización de tareas: (%) de sujetos que escogen la respuesta “muchas veces es tanto trabajo que no consigo acabarlas”, según sexo y grupos de edad.

Por otro lado, como primer paso hacia un análisis de regresión logística que identifique variables predictoras de la no-resolución de las tareas escolares hemos analizado también posibles correlaciones bivariadas entre las variables presentes en el estudio. Analizamos a través del coeficiente r de Pearson los coeficientes de correlación entre el grado de resolución de tareas y un grupo heterogéneo de variables que cubren dimensiones demográficas, de percepción del estatus socioeconómico familiar, bienestar psicosocial, equipamiento educativo,5 calidad de las relaciones con los padres y madres y otras como el grado de preocupación con el tiempo que falta para volver al centro educativo y frecuencia de realización de tareas durante el confinamiento. Se describen en la Tabla 2Variables introducidas en la matriz de correlaciones.

El estudio de estas correlaciones desvela algunas pistas que pueden guiar el análisis posterior, basado en la consideración del grado de realización de tareas como variable dependiente. En este sentido, se ha encontrado un grado apreciable de correlación entre muchas de las variables consideradas y el grado de realización de las tareas escolares, que describimos en la Tabla 3 en función de su signo6 y magnitud de los coeficientes (ordenadas de mayor a menor): Correlaciones significativas (coeficientes r Pearson) en relación a la variable “Grado de realización de tareas escolares”.

Basándonos en esta información, podemos partir de la conjetura de que las niñas y niños que muestran menos satisfacción vital y una peor percepción de su salud, han realizado el confinamiento en entornos familiares con padres y madres menos disponibles y que pertenecen a familias con un peor estatus socioeconómico, es más probable que hayan experimentado las tareas escolares como una sobrecarga, dificultando su realización. Para este colectivo, la tarea escolar puede haberse convertido en un factor estresor que esté relacionado con su posición relativa en términos de desigualdad socioeducativa.

Para tratar de comprobar si esta es una asunción teórica plausible que pueda corroborarse a nivel empírico, presentamos a continuación un análisis de regresión logística donde la variable dependiente dicotómica es la realización / no realización de la tarea escolar.

Análisis de Regresión Logística

La primera operación que precede al propio análisis de regresión es la conversión de la variable dependiente (“P22. Opinión sobre tareas escolares y su grado de realización”) en una variable dicotómica que separe a la población encuestada que ha completado la tarea escolar de la que no lo ha hecho considerándola excesiva. Tras la recodificación de la misma el resultado es una variable dicotómica con los valores 0 (consigue acabar la tarea escolar, producto de agrupar los dos primeros valores de la variable original) y 1 (no consigue acabar la tarea escolar) donde un total de 108 sujetos (frente a 295) quedan clasificados inicialmente en esta última categoría. Las variables que estén relacionadas en mayor grado con la probabilidad de ocurrencia de la no realización de la tarea se considerarán predictoras. Igualmente, para proceder al análisis se transforma antes la variable sexo (binario) en una variable dicotómica ficticia o dummy, indicándose el valor 0 = chico como valor de referencia.

También para tratar de evitar problemas de colinealidad y tender a un modelo parsimonioso se han excluido del modelo variables conceptualmente próximas y en las que se ha comprobado que existe correlación lineal previa. Es el caso de la percepción de la posibilidad de que padres y madres puedan perder el empleo en el futuro, pero también en menor medida de la frecuencia con la que se han practicado hobbies durante el confinamiento. Finalmente, en el análisis se han añadido en la ecuación de regresión 12 variables muy diversas que aluden al bienestar psicosocial percibido de niñas y niños, la percepción del estatus económico de las familias, calidad de las relaciones con los padres y su disponibilidad, la percepción del estado de salud, frecuencia de lectura y, por supuesto, sexo y edad. Por último, aunque aparentemente no esté correlacionada con la variable dependiente, se ha añadido también tentativamente la variable que mide la frecuencia con que se ha realizado tarea durante el confinamiento, ya que es la única (además de la propia variable dependiente) que está referida específicamente a la tarea escolar.

Se ha optado por el método de pasos hacia delante usando el estadístico de Wald y su valor p asociado como criterio de selección de variables. A la hora de establecer estos criterios de inclusión de las variables seguimos el criterio expuesto por Cea D’Ancona (2004, p. 186) por el que la interpretación de los valores “p” puede alejarse del usado en el contexto de los contrastes de hipótesis tradicional y acercarse más bien al de un indicador de la importancia relativa de las variables introducidas en el modelo, siendo posible forzar los niveles de significación hasta límites cercanos a 0,20. En consecuencia hemos establecido en este último valor el límite de inclusión de variables durante el proceso. A este ajuste hemos añadido otro, dado que una solución inicial solo ha conseguido clasificar correctamente un pequeño número de casos para el grupo de niñas y niños que no consiguen realizar la tarea escolar, menos numeroso. Por esta razón, y tras revisar el gráfico de probabilidades y comprobar que un número importante de casos de este grupo habían quedado situados justo antes del punto de corte original (0,5) este ha sido modificado y rebajado hasta los 0,3 puntos.

Introducidas todas las variables mencionadas en el apartado anterior y sobre los 368 casos incluidos, tras eliminar valores perdidos, el modelo resulta significativo (prueba ómnibus: chi-cuadrado = 52,017 y p = 0,00 siendo también positiva la prueba de Hosmer y Lemeshow con chi-cuadrado = 5,360 y p = 0,718) y puede afirmarse que las variables incluidas en el mismo contribuyen significativamente a la predicción de la probabilidad de no realización de la tarea escolar. El proceso se ha completado en 7 pasos siendo el Logaritmo de la verosimilitud –2 = 368,324 en el último paso. La eficacia predictiva del modelo no es alta, estando próxima a 0,20 (R2 Nagelkerke = 0,194) aunque según la tabla de clasificación el modelo consigue clasificar correctamente el 72,6% de los casos siendo reseñable que al menos un 56,8% de estos casos correctamente clasificados corresponden al de niñas y niños que no consiguen completar la tarea escolar.

La Tabla 4 siguiente resume los resultados del modelo en su último paso en cuanto a las distintas variables independientes introducidas y su valor predictivo: Resultados del modelo final

Todas las variables introducidas muestran valores p asociados al estadístico de Wald cercanos a los niveles usuales de significatividad (< 0,05) salvo la preocupación por el dinero en la familia y la edad (ambos con p < 0,15). Dentro de las variables con pendiente negativa (su incremento hace disminuir la probabilidad de no realización de la tarea) destacamos al menos 4 en este modelo: bienestar subjetivo, tiempo dedicado por los padres y madres, percepción del estado de salud y frecuencia de la lectura durante el confinamiento. Varias de estas variables no incluyen la unidad entre los valores de sus exponenciales o odd ratios, lo que permite cuantificar más claramente su importancia predictiva. La variable más destacada en este grupo y con mayor relevancia es el caso del bienestar percibido como satisfacción vital (la primera de las incluidas en el modelo, en el paso 1): un incremento de una unidad en esta variable implica (manteniendo las demás variables constantes) que la probabilidad de no realizar la tarea disminuye en un 35%; el grado en que niñas y niños están de acuerdo en que sus padres y madres les han dedicado suficiente tiempo disminuye la probabilidad de no realizar la tarea en algo más de un 32%. Una proporción que llega hasta el 31%, en el caso de haber practicado la lectura durante el confinamiento. Por su parte, otras variables están positivamente asociadas a la no resolución de la tarea, por lo que su incremento hace que se incremente también la probabilidad de que esta no se complete. Muy plausiblemente, este es el caso de la frecuencia de realización de tareas escolares durante el confinamiento, cuya exponente es singularmente alta dentro del modelo, pero también de la preocupación por la falta de dinero en la familia en los próximos meses (una medida de la fragilidad del estatus económico familiar) y, en menor medida, de la edad.

Han quedado fuera de la ecuación, con valores p muy distantes de los puntos de inclusión marcados las variables: sexo (p = 0,50), frecuencia con la que se ha sentido triste en el confinamiento (p = 0,803), frecuencia con la que se ha sentido aburrido en el confinamiento (p = 0,302), frecuencia de discusiones con los padres (p = 0,930) y el grado de acuerdo con: si he necesitado hablar o comentar algo con mi padre o mi madre he podido hacerlo (p = 0,441).

Discusión y Conclusiones

Aunque la investigación Infancia Confinada no tiene como objeto el estudio del papel de las tareas escolares en el proceso educativo ni valorar con detalle su naturaleza o papel sobre el rendimiento académico, el indagar sobre su realización en el singular contexto del confinamiento pandémico español ha desvelado aspectos importantes que nos ayudan a reconstruir su papel en dicho contexto. Se revela también cómo el estudio de su grado de realización supone también una aproximación a la desigualdad de partida con que estas se abordaron, de nuevo en relación a dicho contexto en el que se suspendió toda enseñanza presencial y los factores relativos al hogar o a sus ocupantes cobraron un particular protagonismo.

Pese a tener un valor predictivo limitado, el modelo supone un resultado parsimonioso y plausible en relación a las cuestiones expuestas en este texto, contribuyendo a explicar qué características de las niñas y niños encuestados están asociadas en mayor medida a la percepción de la tarea escolar como una sobrecarga y, consecuentemente, a su no realización.

Más allá del incremento de la edad y de la frecuencia con la que niñas y niños han afrontado las tareas académicas durante el confinamiento, variables implicadas en la no realización de la misma, parece claro que otros factores que pueden estar fuertemente asociados a la desigualdad tienen un papel destacado; concretamente menores niveles de bienestar subjetivo o satisfacción vital, junto a una peor percepción del estado de salud y del tiempo que les dedican los padres y madres o una mayor preocupación por la situación económica de la familia contribuyen a que la tarea no se complete y se considere una sobrecarga. Lo que el modelo corrobora es que para una parte de la población infantil y adolescente española confinada (muy probablemente aquella más vulnerable en términos socioeconómicos y también desde una perspectiva de capital educativo y cultural), la tarea escolar puede haberse convertido en un importante factor estresor.

Las conclusiones aquí presentadas son coherentes con las obtenidas con otras investigaciones realizadas durante la pandemia tanto en el contexto español como en el internacional. En este sentido, Trujillo et al. (2020) señalan que el alumnado ha manifestado un exceso de tareas durante el confinamiento, con una mayor carga de trabajo de la habitual. Esta carga de trabajo se ha abordado de forma desigual, dependiendo de los recursos disponibles en el hogar y del nivel de estudios y cultural de las familias (BONAL; GONZÁLEZ, 2020), suponiendo un aumento de las desigualdades en educación, ya que las familias con un mayor capital cultural han tenido más capacidad de ayuda (CABRERA; PÉREZ; SANTANA, 2020) y las niñas y niños sin los recursos apropiados han tenido menos oportunidades de aprendizaje, aunque pasen más tiempo realizando tareas escolares (BAYRAKDAR; GUVELI, 2020).

Estos resultados apuntan a la necesidad de poner en marcha políticas públicas que compensen las desigualdades educativas agudizadas por el contexto pandémico. Una recomendación en sintonía con la realizada con el Comité de los Derechos del Niño (CRC) de Naciones Unidas, en su comunicación en abril de 2020. El CRC insta a los Estados a considerar no solo los impactos educativos en las restricciones al disfrute de los derechos (Rec. n. 1) sino a asegurarse de que el aprendizaje en línea no exacerbe las desigualdades existentes y plantea desafíos para los niños que tienen acceso limitado o nulo a la tecnología y no cuentan con el apoyo adecuado de sus padres (Rec. n. 3). Finalmente, la Recomendación n. 11 insta a los Estados parte a brindar oportunidades para que las opiniones de los niños sean escuchadas y tomadas en cuenta en los procesos de toma de decisiones sobre la pandemia. Tres recomendaciones que deberían ser consideradas como base para el diseño y puesta en práctica urgente de políticas educativas que consideren los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes, especialmente para quienes su situación de vulnerabilidad se ha visto aumentada por la pandemia.

Notas

  • Investigación realizada con el apoyo del equipo de Enclave de Evaluación y Enfoque de Derechos Humanos.
  • Ver https://www.educacionsindeberes.org/
  • Se puede consultar el cuestionario completo de la investigación, así como el informe técnico con otros muchos detalles metodológicos de la misma, en la web del proyecto ( www.infanciaconfinada.com).
  • Adaptación al mundo infantil del análisis DAFO ideada por Martínez, Urbina y Mendoza (2011).
  • Dado que estas cuatro variables se han medido a nivel dicotómico (dispone, no dispone) para poder incluirlas en la matriz de correlaciones se ha incluido un índice compuesto por la suma de las puntuaciones de todas ellas dividida entre 4, obteniéndose una puntuación media para cada sujeto en la muestra estudiada. La fiabilidad de este índice instrumental es baja, ya que el coeficiente alfa de Cronbach es de 0,40 pero la operación permite detectar el ítem referido a la impresora cuya eliminación lo haría incrementarse hasta 0,556. La impresora es también el equipamiento menos extendido entre la población encuestada (el 33,9% no dispone de ella).
  • Nos referimos a la Brief Multidimensional Students’ Life Satisfaction Scale, validada por Seligson, Huebner y Valois (2003).
  • Dado que la no realización de la tarea escolar es el valor más alto de la variable “Opinión sobre grado de realización de tareas” (3 = muchas veces es tanto trabajo que no consigo acabarlas) una correlación de signo negativo implica que disminuye el valor de esta variable en relación al aumento en otra; se incrementa el grado en que niñas y niños declaran poder completar la tarea y no sentirse sobrecargados. A la inversa, una correlación positiva implica que conforme aumenta la variable en cuestión aumenta también la no realización de la tarea escolar.
Agradecimiento
Disponibilidade de Dados de Pesquisa
Financiamento

  • Número temático organizado por: Levindo Diniz Carvalho, Maria Cristina Soares de Gouvêa e Natália Fernandes
  • Todos los datos han sido generados/analizados en lo presente artículo.
  • No se aplica.

Referências

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Los niños haitianos, a merced de las bandas armadas y sin poder ir a la escuela.

El aumento de la delincuencia de las pandillas en la capital de Haití, Puerto Príncipe, 
limita el acceso a la educación e impide que miles de niños vayan a la escuela. 
Desde 2020, la violencia ha provocado el cierre de escuelas, 
y los niños se han convertido en presas fáciles de reclutamiento.


Steve (nombre ficticio) soñaba con ser maestro de escuela cuando su vida dio un vuelco el año pasado. Debido al recrudecimiento de la violencia relacionada con las pandillas en su barrio, su escuela fue cerrada, y el joven de 15 años se encontró vagando por las calles, a merced de los grupos armados.

"Me uní a la banda en febrero de 2021. Me vieron caminando, me llamaron y me pidieron que trabajara para ellos. Había otros niños como yo".

Según un informe publicado por dos organizaciones locales dedicadas a la juventud, el 13% de los niños encuestados en un barrio conflictivo de la capital haitiana, Puerto Príncipe, dicen haber estado en contacto directo o indirecto con miembros de bandas armadas que intentaron reclutarlos.

Steve hablando con un trabajador de UNICEF.
© UNICEF/Joseph    Steve hablando con un trabajador de UNICEF.

Me matarán si me salgo de la pandilla

Estas bandas prometen a los niños pagarles mucho dinero, y los amenazan con matarlos si no se unen a ellas.

"Todos los días me pagan 1500 o 2500 gourdes haitianos (15 o 25 dólares) por vigilar a la policía. Me han dicho que me matarán si no me quedo con ellos", dice Steve.

En 2021, estallaron los enfrentamientos entre bandas armadas rivales en algunas zonas urbanas de la capital, Puerto Príncipe. Más de 19.000 personas, entre ellas 15.000 mujeres y niños, se han visto obligadas a huir de sus hogares debido a actos de violencia como asesinatos y secuestros; cientos de casas han sido quemadas o dañadas.

Este año, la guerra de bandas se ha intensificado. Desde el 24 de abril, medio millón de niños han perdido el acceso a la educación en Puerto Príncipe, donde unas mil escuelas están cerradas, según cifras del gobierno.

La violencia de las bandas en Puerto Príncipe (Haití) aterroriza a adultos y niños por igual.
PNUD Haití/Borja Lopetegui Glez. La violencia de las bandas en Puerto Príncipe (Haití) aterroriza a adultos y niños por igual.

Infancia rota

Steve llevaba una vida tranquila cuando era pequeño en los suburbios. Jugaba con su hermano  y sus dos hermanas menores, y fue feliz durante su infancia con su abuela.

"Solía montar en bicicleta, jugar videojuegos y ver películas hasta el anochecer. A veces, iba a buscar agua para mi abuela y también limpiaba la casa", recuerda.

La violencia afecta a un número cada vez mayor de escuelas y ha destrozado el sueño de muchos niños. Una evaluación realizada por el Ministerio de Educación entre abril y mayo de 2022 en 859 escuelas de Puerto Príncipe reveló que el 31% habían sido atacadas, y más de 50 habían cerrado sus puertas a los estudiantes. Un gran número de escuelas han sido ocupadas por bandas o sirven de alojamiento temporal para familias desplazadas por la violencia.

El número de alumnos en clases ha descendido de 238.000 al inicio de la crisis de las pandillas en abril, a 184.000 en la actualidad.

Violación de los derechos de los niños

La violencia, el cierre de las escuelas y la desidia conducen inexorablemente a la incorporación de los niños en los grupos armados.

"Donde yo vivo siempre hay tiroteos y a menudo la gente no puede salir de casa. Las escuelas están cerradas y los niños quedamos abandonados en las calles. Cuando vives en la calle, te conviertes en un niño de la calle, y eso es lo que nos lleva a las bandas", dice Steve.

"Dar armas a los niños para que luchen y utilizarlos como soldados o espías es una violación de sus derechos como niños y está condenado por las leyes nacionales e internacionales", recuerda Bruno Maes, representante de UNICEF en Haití.

“Me entristece que los niños que están dispuestos a aprender y los maestros preparados para educar no puedan hacerlo porque se sienten inseguros. Los niños deben poder ir a la escuela en condiciones de seguridad, jugar libremente, disfrutar de su condición de niños y tener la oportunidad de desarrollar todo su potencial."

Steve fue capturado y está a la espera de juicio por cargos relacionados con su actividad en las bandas. Mientras está detenido, recibe la ayuda de la Brigada de Protección de Menores, que cuenta con el apoyo de UNICEF.

Datos destacables

  • En 2021, más del 95% de los niños encarcelados en Haití estaban en prisión preventiva prolongada
  • La Brigada de Protección de Menores trabaja para garantizar que puedan beneficiarse de leyes que aseguren un proceso judicial oportuno
  • UNICEF ha apoyado la creación de tribunales de menores en los departamentos del Oeste, Sur y Norte