HDIA, Hablando de Infancia y Adolescencia: Blog GSIA con información y reflexión sobre la realidad que viven millones de niñas, niños y adolescentes en el mundo.
En foto, el secretario general de la ONU saluda a Greta Thunberg. En vídeo, las activistas Greta Thunberg y Bruno Rodríguez y el secretario general de la ONU. EFE
"Nunca se han visto tantos jóvenes tomar Naciones Unidas”. La frase
de un trabajador del organismo define el ambiente que se respira en
Nueva York en los días previos a la Cumbre sobre la Acción del Clima, que comienza el lunes.
Como aperitivo, este sábado, la ONU acogió un encuentro de alto nivel
inédito en el que activistas, emprendedores, deportistas e incluso influencers menores de 29 años tomaron la palabra, mientras los mayores
se limitaron a escuchar. Al frente de todos ellos, la omnipresente
Greta Thunberg, la adolescente sueca que ha liderado esta revolución
verde.
“Los conflictos han existido siempre entre humanos, esta es la
primera vez que el conflicto se produce entre las personas y la
naturaleza. No hablamos solo de cómo se derriten los polos, sino
directamente del sufrimiento de los pueblos”, explicó el secretario
general de la ONU, António Guterres,
en la que prácticamente fue la única intervención de alguien que
superara la treintena. Cien de los asistentes habían sido reconocidos
con un ticket verde por su labor en la defensa del planeta y el premio
ha sido el viaje con gastos pagados hasta la cumbre. Estos son algunos
de los protagonistas de la jornada.
Timoci Nausala. La voz en el Pacífico
Fue a través de un concurso de colegio de escritura de discursos cómo
Timoci Nausala, de 14 años, tuvo la oportunidad de contar al mundo cómo
la furia de la naturaleza destroza vidas.
En 2016, cuando tenía 12, el ciclón Winston arrasó la provincia de
Tailevu, en las islas Fiji, su hogar. Un año más tarde viajó hasta la
cumbre del clima celebrada en Bonn (Alemania) para leer ante decenas de líderes mundiales su vivencia.
“Con ese concurso empezó todo, no me podía creer que fuera a viajar con
el presidente de mi país para hablar delante de toda esa gente”, cuenta
en un descanso de la cumbre juvenil de la ONU mientras come un
bocadillo.
“Recuerdo que mi colegio, mi casa, los campos de mi familia quedaron
destruidos. Mi vida se convirtió en un caos y solo podía preguntarme a
mí mismo por qué nos pasaba eso”, explica. Su caso es significativo
porque Nausala vive en una de las regiones más amenazadas por el cambio
climático. Los expertos de la London School of Economics estiman que en
las islas del Pacífico, donde viven 10 millones de personas, hasta 1,7
millones podrían tener que marcharse de sus hogares debido al cambio
climático de aquí a 2050. Desde aquel discurso, el adolescente se ha convertido en una de las
estrellas emergentes de la lucha verde, trabaja por esta causa para
Unicef, e incluso fue el anfitrión del Secretario General de Naciones
Unidas, António Guterres, en su visita a Fiji este año. “Quiero seguir
dedicándome a concienciar sobre este problema, quiero construir un
planeta mejor. Estoy aquí en el mismo sitio que los líderes actuales y
pienso me gustaría convertirme en un líder del futuro”, explica.
Bruno Rodríguez: "Los líderes están obligados a un cambio radical"
Su potente voz ha liderado la revolución verde en Argentina. Este
estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires, de
19 años, es uno de los fundadores de la agrupación Jóvenes por el Clima,
que forma parte del movimiento iniciado por Greta Thunberg. Además,
participó en la elaboración de dos leyes en su país. Latinoamérica y El
Caribe tienen en él a un representante en esta batalla. ONU Medio
Ambiente estima que en toda la región, unos 100 millones de ciudadanos
viven en áreas susceptibles a la contaminación atmosférica.
“El cambio climático es la crisis económica y cultural de nuestro
tiempo, es una emergencia existencial y nuestros líderes están en la
obligación de dar un cambio radical a la situación”, aseguró en un
potente discurso inaugural. El activista va directo al corazón del
problema y habla del “comportamiento delictivo” de las grandes empresas.
“Exigimos que las 100 compañías responsables del 71% de la emisión de
los gases de efecto invernadero cambien su modo de producción”, explica
Rodríguez. Ante la audiencia de la ONU también defendió que la historia
de América Latina es la de “cinco siglos de robos y saqueos” y afirmó
que “la cuestión del clima tiene que ver con los derechos humanos y la
justicia social”. Rodríguez ha sido uno de los premiados con el ticket verde, un
reconocimiento que la ONU ha otorgado a 100 candidatos de todo el mundo
para viajar hasta Nueva York y participar en la cumbre juvenil. “Esto
solo se va a cambiar si lo demandamos millones de personas, por eso los
jóvenes salimos a la calle junto a los trabajadores y las comunidades
marginadas, para luchar contra todo lo que están generando los líderes
actuales. No vamos a esperar, hay que exigir acción ya”, defiende el
argentino.
Patricia Ramos. "Este movimiento nace de la frustración"
Patricia Ramos llega a Nueva York desde Madrid y tiene 19 años. Se
trata de una de las 500 candidatas seleccionadas entre más de 7.000
solicitudes para acceder a la cumbre juvenil. Acude de la mano de la ONG
Plan Internacional, dedicada fundamentalmente a los derechos de las
niñas y mujeres. "En 2017 realicé un viaje a Paraguay con esta
organización y fui consciente de que el cambio climático les afecta
principalmente a ellas", explica Ramos, que es estudiante de medicina.
"Hemos venido aquí para pedir a los líderes que tengan en cuenta cómo
afecta este problema al género femenino a la hora de hacer leyes. Son
ellas las que más expuestas están a inundaciones, las encargadas de ir a
por agua, con lo que la sequía les toca especialmente... En muchos
casos las consecuencias del cambio climático son responsables de que no
vayan al colegio", explica Ramos. La madrileña responsabiliza a los
mandatarios pasados y también a los actuales de la situación. "Este
movimiento lo lideramos los jóvenes por la frustración. Son los mayores
los que nos han puesto en esta situación y no han hecho nada por
arreglarlo", puntualiza.
La realización de este artículo ha sido posible gracias al apoyo de UN Foundation.
Una tarde soleada del final del verano, Roger Pallàs, un universitario
catalán de 22 años, melena rubia y cuerpo nudoso, va al volante de su
furgoneta de camino a la Costa Brava mientras tararea: “The people gonna
rise like the waters, we’re gonna face this crisis now… [el pueblo se
va a alzar como el agua / vamos a enfrentarnos a esta crisis ya]”; uno
de los himnos que ha tratado de propagar en las huelgas por el clima de
Girona. Lo pasaron por el kilométrico grupo de WhatsApp, pero cuesta que
la gente se lo aprenda, dice Roger, y poco después se detiene y recoge a
Lucas Barrero,
compañero de clase y de batallas climáticas, un andaluz de 22 años y
discurso sólido. Cuando prosiguen la ruta hacia el mar, Barrero habla
del libro que acaba de publicar, El mundo que nos dejáis
(Destino), que es más bien un “manifiesto”, asegura, con el que espera
“remover un poco las conciencias”. En él escribe cosas como esta: “Somos
la primera generación que sufrirá, o, más bien, que ya sufre, los
efectos de la crisis ecológica y climática. Sin embargo, somos la última que puede hacer algo para detener este desastre”.
Luego, a medida que va asomando el Mediterráneo tras los pinos, la
conversación discurre por el veganismo —Roger, que ha crecido en una
comarca dedicada masivamente a la industria porcina, lo es— y por la Ley de Cambio Climático
—“nació muerta”, dispara Lucas—, y también hablan de la ministra belga
de Medio Ambiente, a la que se le ocurrió sugerir que las huelgas de
estudiantes por el clima que han sacudido el mundo en los últimos meses
no eran un “movimiento espontáneo”, sino una campaña orquestada (aseguró
poseer información de los servicios secretos sobre el asunto). Se vio obligada a dimitir. Barrero aporta entonces un dato clave de unas concentraciones iniciadas por la adolescente sueca Greta Thunberg
hace un año: las protagonizan niños y jóvenes, cierto; pero por cada
uno de ellos hay, potencialmente, dos padres y cuatro abuelos. Es decir:
cada millón de estudiantes sumaría hasta seis millones de adultos
detrás. Lo cual lo convierte en un movimiento juvenil, pero de
influencia exponencial; y en eso anda la charla cuando Roger maniobra y
se adentra en un sendero y se detiene a las puertas de una escuela de
buceo junto a la playa de Sant Pere Pescador, donde trabaja el tercero
de los amigos que importaron el movimiento de Greta a España. De entre
neoprenos surge Ander Congil, vasco de 22 años y sonrisa expansiva, y
los tres se abrazan porque, debido al verano, hace un tiempo que no se
ven.
La semilla de Girona
Ander Congil, Roger Pallàs y Lucas Barrero (de izquierda a derecha), en la playa de Sant Pere Pescador (Girona). Tienen 22 años y fueron los primeros en organizar este enero una huelga por el clima en España, emulando a Greta Thunberg. Barrero creció en la sierra de Aracena (Huelva), Congil en Tolosa (Gipuzkoa) y Pallàs en Folgueroles (Barcelona). Apasionados de la naturaleza, se conocieron como alumnos del doble grado en Ciencias Ambientales y Biología de la Universidad de Girona. “Cuando vimos el movimiento en Europa, dijimos, bua, tenemos que coger esto y trasladarlo aquí porque esto es muy potente”, recuerda Pallàs. “Nos plantamos enfrente de la Generalitat de Girona, éramos tres amigos, llegaron dos amigas más, se pararon dos personas…, hasta que lo sacamos en redes y esto explota”, añade Congil. “Hemos sido los jóvenes los que hemos salido a la calle porque somos los más perjudicados”, explica Barrero. “Reclamamos nuestro futuro porque si no nos abocamos a un colapso”.
Les unió su pasión por la naturaleza: se conocieron en el doble grado
de Ciencias Ambientales y Biología, un programa con pocos alumnos y que
solo ofrece la Universidad de Girona (de las públicas). Han compartido
piso, caminatas por el monte, viajes. A los tres les noqueó la protesta
de aquella sueca y su discurso “impactante”
pronunciado ante los líderes mundiales en Katowice (Polonia) durante la
conferencia de la ONU sobre cambio climático a finales de 2018: “A
ustedes se les han acabado las excusas”, les regañó Thunberg, “y a
nosotros se nos está acabando el tiempo”.
Y así fue cómo un viernes del pasado enero, víspera de San Canuto, un
andaluz, un vasco y un catalán decidieron sentarse frente al edificio
de la Generalitat de Girona con un cartel que decía: “Vaga pel clima”.
La primera huelga en este país. Ese día se les unieron dos amigas y
pararon dos curiosos. A las pocas semanas, les estaban llamando de otras
ciudades, preguntando cómo sumarse al movimiento Fridays for Future
(viernes por el futuro). A medida que la ola verde iba tiñendo el
globo, participaron en reuniones de coordinación regionales, estatales,
internacionales, se encontraron con científicos, viajaron al Parlamento
Europeo y lograron sacar a la calle en Girona a centenares de personas, a
los que trataron de enseñar ese himno: “The people gonna rise like the
waters…”. Como resume Roger Pallàs, sentado en las dunas de la playa,
mientras se esconde el sol tras las colinas y una bruma púrpura se
dibuja sobre el mar oscuro: “Hubo un boom que no esperábamos. Nos dio
mucha fuerza y a partir de ahí fue un no parar”. Puede que nunca antes un movimiento de masas se haya extendido de
forma tan rápida. La activista sueca hizo su primera sentada el 20 de
agosto de 2018. Empezó sola. Siete meses más tarde, en la primera huelga mundial por el clima,
el 15 de marzo, salieron a la calle 1,4 millones de personas, según los
organizadores. Se sumaron más de dos millares de ciudades de 128 países
y Thunberg se consolidó como el símbolo de una generación muy
internacional, cosida por el inglés y las redes sociales y también,
según la mayoría de entrevistados para este reportaje, por la
frustración acumulada ante la pasividad de los adultos y los líderes
políticos frente a un planeta amenazado. Greta ha aglutinado a los más
jóvenes con un mensaje y una misión. Su visión del mundo ha traspasado
fronteras. Viaja de Oceanía a América. De Nueva York a Tomelloso (Ciudad
Real). En palabras de Hugo Abad, un universitario de 19 años originario
de esta localidad agrícola y manchega: “Cuando vi a Greta sentí
esperanza. Esperanza porque somos muchas más Gretas por el mundo,
moviéndonos con una sola voz y una única demanda: dejar un planeta
habitable”. Se sumó al movimiento en Madrid, donde estudia. Y este
verano, cuando volvió a casa por vacaciones, lanzó a través de Instagram
las semillas de una movilización en este municipio de unos 36.000
habitantes. En agosto se concentraron decenas de chavales en Tomelloso y
solicitaron al Ayuntamiento la declaración de “emergencia climática”,
una petición habitual del movimiento.
Fridays rurales
El efecto Greta no conoce fronteras y se ha trasladado de las capitales a los entornos rurales. Arriba, miembros de Juventud por el Clima de Tomelloso, un municipio agrícola de unos 36.000 habitantes en Ciudad Real. Los jóvenes posan sobre campos cosechados a las afueras de la localidad manchega. Hace unas semanas registraron en el Ayuntamiento una solicitud de declaración de emergencia climática, una de las iniciativas promovidas por Greta Thunberg. “Es inspirador que alguien tan pequeño pueda mover a tanta gente en el mundo”, dice Alicia Serna, de 20 años. Este colectivo también está elaborando un listado de propuestas concretas. Entre ellas, recuperar el mercado de abastos para poder comprar género local. “En las grandes superficies no podemos acceder a estos productos que están siendo cultivados a unos pocos kilómetros”, se queja Hugo Abad, de 19 años. Ximena y Sergio.
Adelaïde Charlier, una belga de 19 años, cabeza visible de las
huelgas en Bruselas, ha marchado por la capital europea junto a Thunberg
y ha sido recibida, entre otros, por el presidente francés, Emmanuel Macron.
Le marcó el primer vídeo de Thunberg que vio en Facebook, ese en el que
exhortaba a políticos, banqueros y empresarios del Foro Económico
Mundial de Davos: “Nuestra casa está en llamas (…) quiero que entréis en pánico”, y les recordaba que, según el IPCC,
el panel científico de la ONU que aglutina a más de 700 expertos en
cambio climático, “nos quedan menos de 12 años para ser capaces de
enmendar nuestros errores”. “¡Es tan potente lo que dice!”, cuenta al
teléfono la belga. “Todas esas frases… Cuando las escuchas en una chica
tan joven, quieres hacer lo mismo, unirte a ella, y piensas que todo el
mundo debería hacerlo. Creo que este discurso cambió la mentalidad de
los jóvenes. Ya éramos conscientes del problema, pero no veíamos la
urgencia. Es importante darse cuenta de que es una crisis, una
emergencia. Y la única fórmula para ser escuchados y presionar a los
adultos es por medio de la huelga”. El movimiento sigue extendiéndose. Este verano, 400 chavales de Fridays for Future de 38 países se juntaron
en Lausana (Suiza) para tratar de encontrar puntos en común y coordinar
acciones inminentes como la próxima huelga mundial por el clima del 27
de septiembre. En la declaración acordada en este encuentro, piden
mantener el incremento de la temperatura global “por debajo de 1,5
grados con respecto a los niveles preindustriales”. Y lanzan un grito de
alerta generacional: “El colapso de nuestra sociedad y nuestros
ecosistemas se encuentra en el horizonte y el tiempo se agota. Lo que
ocurra en los próximos meses y años determinará el aspecto de la
humanidad en el futuro. Nuestra extinción colectiva es una posible
consecuencia. (…) Nos hemos juntado en Lausana porque nos unen nuestros
miedos comunes y los objetivos y porque el momento de actuar es ahora”.
Kelmy Martinez, suizo de 21 años, uno de los organizadores de la
cumbre, cree que hay elementos comunes que definen su generación:
“Nuestros padres crecieron en un mundo en el que todo iba bien; era el
final de la Guerra Fría, la economía subía. Nosotros hemos visto otra
cara. El 11-S, los atentados de Madrid y Londres, la crisis económica
de 2008, la crisis de deuda de 2011”, enumera. “Hemos empezado a
hacernos preguntas: ¿es esta la forma correcta de vivir y de hacer
negocios? Y a darnos cuenta de que hay una crisis humana y
medioambiental. De que algo falla en el sistema, porque esto no pasa en
uno que funciona”. Y sobre la niña sueca y lo que supuso su aparición:
“Greta llegó en un momento clave. La gente estaba lista para unirse y
salir a la calle”.
Salto a México
Camila González, por ejemplo, no había ido a ninguna marcha en su
vida, pero decidió sumarse a este movimiento gestado a casi 10.000
kilómetros de su hogar en Ciudad de México. Con 15 años, estaba harta de
sentir que su opinión no contaba, y el hecho de que fuera una chica de
su edad la que alzara la voz, añade, hizo que abriera los ojos. “Antes
estaba mal visto que un niño reclamara a un adulto, pero se están
invirtiendo los papeles”, afirma González, que se ha convertido en una
de las participantes más activas de Fridays for Future en México. “Hoy,
nuestra generación tiene la voz y el poder para mejorar las cosas”. Y
las chicas esta vez han tomado el liderazgo. Hay unas tres mujeres por
cada hombre en la coordinación mexicana del movimiento. “Es toda una
revolución”, dice Clara Martínez, de 22 años, una de las organizadoras
de la protesta mundial de marzo. Todo se preparó en menos de un mes,
sobre la marcha, en chats de WhatsApp, publicaciones de Instagram y
videollamadas. “Mi corazón latía muy rápido, no sabíamos qué esperar”,
recuerda Martínez emocionada. La representación mexicana se ha afianzado como la más activa en
Latinoamérica, con 220 actividades realizadas y presencia en 60
ciudades. Pero México no es Suecia e importar Fridays for Future implica
reconocer una realidad muy diversa en este país en el que viven 52
millones de pobres, donde la corrupción ha permitido abusos atroces y la
violencia se cobra decenas de miles de vidas al año; 21 ambientalistas
fueron asesinados en 2018, según documenta el Centro Mexicano de Derecho
Ambiental. América Latina es la región en la que resulta más letal
defender el medio ambiente: en ella se producen más de la mitad de los
homicidios contra activistas medioambientales en el mundo, advierte
Global Witness. El continente cuenta con una larga tradición de lucha por la defensa
del clima, los ecosistemas, los recursos. De hecho, antes de que Greta
fuera Greta, los más pequeños también plantaron cara a los adultos en
Colombia con la intención de preservar el pulmón del mundo. En 2017, 25
niños y jóvenes presentaron en este país una acción jurídica colectiva
—conocida como tutela— para proteger el Amazonas. Animados por
DeJusticia, un centro de estudios jurídicos y sociales, plantearon un
caso visionario: demandaron al Estado por no garantizar sus derechos a
la vida y el medio ambiente en el futuro. Para sorpresa de todos, el año
pasado la Corte Suprema de Justicia les dio la razón.
Pacto por la Amazonia
De izquierda a derecha y de arriba abajo, Yurshell Rodríguez, de 24 años; Aymara Cuevas, de 10; Laura Jiménez, de 23, y Pablo Cavanzo, de 14. Los cuatro forman parte de un grupo de 25 niños y jóvenes colombianos que, ante el avance de la deforestación de la Amazonia, plantearon en 2017 una acción jurídica colectiva contra el Estado exigiendo que garantice su derecho futuro a disfrutar del medio ambiente. La Corte Suprema de Justicia les dio la razón en esta demanda revolucionaria, ha exigido al Gobierno que construya “un pacto intergeneracional” y advierte del “perjuicio inminente y grave para todos los colombianos, para las generaciones presentes y futuras” si no se toman medidas para frenar la destrucción del pulmón del mundo. Tras la victoria, los demandantes se han convertido en símbolos de una juventud activa frente a la pasividad de los mayores. Pablo Cavanzo, uno de los más pequeños, explica sus motivos: “Los mayores no están abriendo los ojos. Somos nuestra generación peleándole a los adultos para que tomen decisiones razonables, pues cuando nosotros tengamos la posición para cambiarlo ya va a ser muy tarde. Estamos a tiempo”. Camilp Rozo.
Gracias a ellos, hoy la Amazonia colombiana es reconocida como sujeto
de derechos; el Estado tiene la obligación de construir un “pacto
intergeneracional”, y se le advierte al Gobierno que la deforestación
provoca “un perjuicio inminente y grave para todos los colombianos, para
las generaciones presentes y futuras, pues desboca incontroladamente la
emisión de dióxido de carbono hacia la atmósfera”. Los 25 demandantes, en mayor o menor grado, se han convertido en
símbolos de la causa verde. La pequeña Aymara Cuevas, de 10 años, que
vive en Itagüí, cerca de Medellín, es hoy la voz del comité ambiental de
su colegio y se pone en primera fila de las marchas a las que asiste
con otros niños. Yurshell Rodríguez, de 24, nació en medio del Caribe,
en el archipiélago de San Andrés y Providencia. Hace unas semanas
aseguraba ante más de 1.000 empresarios y académicos en una cumbre de
sostenibilidad en un coliseo de Bogotá: “Los pronósticos dicen que en
2070, el 17% de mi isla va a estar cubierta de agua. Es decir, que las
playas en las que he estado y, probablemente, mi cultura raizal [pueblo
indígena de San Andrés] pueden desaparecer. No lo podemos permitir”. El
huracán Greta llegó a Colombia para sumar fuerzas, según Laura Jiménez,
de 23 años, otra de las demandantes: “Cuando Greta apareció entendimos
que hay muchas formas de movilizarse. A mí, por ejemplo, no me gusta
estar en primera línea, mi forma de manifestarme ha sido la tutela. En
realidad, no importa si no eres un ambientalista puro. No necesitamos
100 activistas perfectos, sino que todos seamos activistas imperfectos
conscientes de que cada uno desde su posición, en su hogar, puede hacer
algo”. Thunberg ha logrado que el discurso se vuelva sólido y homogéneo. Da igual el rincón del mundo, todos piden por igual que se escuche a los científicos
y hablan con urgencia. “Este no es un problema del futuro. Ya estamos
viviendo la emergencia climática”, sostiene, por ejemplo, la brasileña
Nayara Almeida, de 21 años, que ha ayudado a promover en Río de Janeiro
un grupo similar al de la sueca. Participaron en la huelga mundial del
15 de marzo; las protestas se extendieron a 24 urbes del país.
“Organizamos todo en cuatro días, hablando con amigos y conocidos. Hoy,
el movimiento tiene alrededor de 2.000 jóvenes en 50 ciudades”, cuenta
Almeida. Son los días en los que arde la Amazonia
y las agrupaciones de Fridays for Future de todo el globo convocan
manifestaciones frente a las Embajadas brasileñas y la marea verde
exhibe su capacidad de movilización en tiempo récord.
Las voces de Brasil
Miembros del movimiento Fridays for Future de Río de Janeiro (Brasil). De izquierda a derecha, Juliana de Araujo, de 23 años; Nayara Almeida, de 21; Ana Gil, de 24; Tua Frank, de 26, y Manu Amaral, de 24. En Brasil, el movimiento suma unas 2.000 personas. Y las retratadas explican por qué Greta ha sido clave en la creación de un movimiento global: “Su mensaje tiene mucho poder. Es la narrativa de toda la juventud del mundo”. Daniel Ramalho.
“Para 2050 el planeta va a ser inhabitable”, advierte una pancarta
ante la legación de Brasil en Buenos Aires. Es 23 de agosto y viernes,
por supuesto, el día en que se han promovido protestas en ciudades de
medio mundo. Entre los congregados se encuentra Bruno Rodríguez,
estudiante de Ciencias Políticas y Derecho de 18 años. Viste una
camiseta de Jóvenes por el Clima, la agrupación a la que pertenece y a
la que representa en la Cumbre de la Juventud
sobre Acción Climática de Naciones Unidas (celebrada el 21 de
septiembre en Nueva York). Del centenar de participantes becados por la
ONU, 13 son latinoamericanos y Rodríguez el único argentino. “La idea es
llevar una propuesta como región para que se entienda qué pasa en
nuestros países”, responde. Este encuentro juvenil precede al oficial, que empieza el lunes 23 de septiembre: la cumbre de Acción Climática de la ONU en Nueva York, el foro que motivó la odisea atlántica de Greta. La adolescente, por coherencia, evita el avión para reducir su huella de emisiones, de modo que para arribar a Manhattan navegó dos semanas en velero. La revista The Economist aprovechó la travesía para publicar un artículo titulado ‘El efecto Greta’, en el que se explicaba cómo desde su ascenso mediático en Suecia se ha extendido el flygskam:
una palabra que resume la “vergüenza de volar” en avión y que, según la
gráfica que ilustraba el escrito, ha provocado considerables descensos
en el número de viajeros aéreos en su país.
Huelga climática en Buenos Aires
A la izquierda, Julieta Itzcovich, de 17 años, una de las decenas de jóvenes que salen a la calle en Buenos Aires (Argentina) cada viernes replicando las huelgas por el clima iniciadas en Suecia hace un año. “Somos la generación a la que más nos va a afectar”, dice. “Si no se hace nada, para 2030 vamos a llegar al punto de no retorno”. A la derecha, Bruno Rodríguez, de 18 años, cofundador de la organización Juventudes por el Clima de Buenos Aires y representante de Argentina en la Cumbre de la Juventud sobre Acción Climática de la ONU, celebrada el 21 de septiembre en Nueva York. Mariana Eliano.
El efecto Greta quizá explique en parte el resultado histórico de Los
Verdes en las últimas elecciones europeas: los sondeos a pie de urna
indicaron que los ecologistas fueron la primera opción
para los jóvenes en Alemania, Austria y Francia. Pero no se trató solo
de una chispa generacional. Una encuesta poselectoral del Parlamento
Europeo reflejó que “combatir el cambio climático y proteger el medio
ambiente” fue la principal motivación
para ir a votar en siete países: Dinamarca, Suecia, Holanda, Alemania,
Luxemburgo, Austria y Francia. Y en un año ha pasado de ser la quinta a
la segunda preocupación ciudadana en la UE. El concepto Fridays for Future ya no es una cuestión juvenil. Se ha extendido a todo tipo de colectivos. Según Miriam Leirós,
una maestra de 42 años que encabeza Teachers for Future (profesores por
el futuro) en España, el movimiento le ha provocado “esperanza y
vergüenza” a partes iguales: “Esperanza porque ves que las generaciones
no están dormidas y son capaces de luchar. Y vergüenza porque han tenido
que ser los jóvenes quienes vengan a tirarnos de las orejas”.
Cambio y esperanza en Madrid
Un grupo del movimiento Fridays for Future de Madrid, inspirado en las huelgas de los viernes por el clima de Greta Thunberg. De pie, empezando por la izquierda: Manuela Martín, de 16 años; Matías Spatz, de 17; José Ferreras, de 23, y Koro López de Uralde, de 23. Sentados, Alejandro Martínez, de 25; Marta Macías, de 20, y Pablo Sallabera, de 23. Los siete posan el día de la protesta convocada a finales de agosto frente a la Embajada de Brasil en Madrid para denunciar la quema descontrolada de la Amazonia. Martín, la más joven, cuenta que es “relativamente nueva” en el movimiento. “Me metí de cabeza en cuanto lo conocí, me pareció algo muy necesario y llevo cuatro meses dándolo todo”. Ferreras, representante de Madrid en el ámbito estatal, añade: “Lo esencial es la esperanza en que puede haber un cambio. Somos muchísimas personas y esto va creciendo”. Macías reflexiona sobre su impacto: “Gracias a la difusión de lo que hacemos, estamos poniendo el tema del cambio climático, de la emergencia climática, en el orden del día”. Ximena y Sergio.
A mediodía del 23 de agosto, en el centro de Madrid, jóvenes
activistas preparan ese tirón de orejas a un paso de la Embajada
brasileña. Saúl Flores, poeta y estudiante universitario, instruye a un
grupo de novatos en el arte del die-in, algo así como una
muerte simulada que deja al manifestante tirado en la calle,
obstaculizando de forma pacífica las labores de la policía. Esta
defunción se ha convertido en una de las señas de identidad de Extinction Rebellion,
otro movimiento ecologista nacido en Londres en 2018. No tan juvenil. Y
de métodos más contundentes: en abril paralizaron el centro de la
capital británica durante días y más de 1.000 activistas fueron
detenidos. En Madrid han comenzado a organizar talleres de introducción a
la desobediencia civil, en los que, entre otras cosas, uno juega a
tumbarse en el suelo mientras el compañero, a modo de policía, trata de
voltearlo. “¡Rebelión o extinción!”, corean los convocados ante la Embajada.
Tres adolescentes acuden a la llamada, se sientan y se aprenden himnos
con ojos encendidos; en ellos se intuye el romanticismo de las primeras
manifestaciones. “¡No es fuego, es capitalismo!”, exclaman. Una mujer ha
acudido con sus hijas, de 12 y 16 años. “Greta es un modelo a seguir,
una persona muy valiente”, dicen las niñas. Y la progenitora: “Soy fan
absoluta. Pero me da miedo lo que la sobreexposición mediática le puede
acarrear”. Al día siguiente, en el Centro Social Okupado La Ingobernable,
convertido en cuartel general de los activistas por el clima, se reúnen
en asamblea un nutrido grupo de Fridays for Future de Madrid. No
permiten el acceso, pero en el receso para la comida (de táper) varios
de ellos acceden a ser entrevistados en un aula presidida por el grafiti
de un inmenso ratón Mickey con ojos de haber ingerido LSD. Despliegan
sobre la mesa gazpacho, ensalada de garbanzos, pasta con verduras. Todos
se están esforzando en cambiar su estilo de vida.
Alejandro Martínez, de 25 años, explica por qué cree que han sido los
más jóvenes quienes se han rebelado: “Hasta ahora, los mensajes de las
generaciones anteriores siempre eran esperanzadores. Pero la emergencia
climática es real. Según el IPCC, tenemos solo 10 años para evitar que
la temperatura global ascienda por encima de 1,5 grados. Hemos crecido
siendo conscientes del peligro y viendo cómo no se hacía nada”. Koro
López de Uralde, de 23 años, y curtida en ecologismo desde la cuna (es
hija del líder de Equo y exdirector de Greenpeace España Juantxo López de Uralde),
añade: “Había mucha gente a la que este tema le preocupaba, pero no
sabía cómo aportar. Ha sido una manera de canalizar toda esa energía”. Y
Manuela Martín, que con 16 años es la más joven y comparte edad con la
niña que lo empezó todo, resume ese sentimiento generacional en una
palabra: “Rabia”.
Este estudio analiza la evolución de la estructura conceptual en el campo de las Experiencias Adversas en la Infancia desde el año 1994 al 2017, así como la productividad y la calidad alcanzada en seis períodos, y particularmente en la fase actual. Para esto, se realizó un mapeo bibliométrico basado en los artículos científicos referidos al área, indexados en la colección principal de la Web of Science. Mediante el análisis de términos se construyeron redes en un marco longitudinal, lo que permitió la identificación de temas principales y los nexos entre estos. Los resultados obtenidos permiten concluir que las Experiencias Adversas en la Infancia son un dominio de estudio relativamente nuevo, con un aumento sostenido en el volumen de artículos desde el período 1998-2001 al 2017 y un impacto creciente desde el año 1998 al 2013. El aumento en el volumen y el impacto de las publicaciones se relaciona con la progresiva complejización temática del campo, el cual evoluciona como conjunto y ha adquirido estabilidad en el período 1998-2001. En la actualidad, el área cuenta con un importante volumen de producción e impacto concentrado en sus temas motores (Experiencias Adversas en la Infancia, Factores de Riesgo y Violencia). Salud Física figura como principal núcleo del área básica y transversal, mientras que Disparidades Racial-Étnicas constituyen un tema principal desarrollado, pero aislado. Será necesario esperar a constatar la evolución del campo para asegurar si Resiliencia, y Embarazo y Posparto emergen para consolidarse como núcleos, o pierden su capacidad para aglutinar a otros nodos del área. ..... CONSIDERACIONES FINALES Los resultados obtenidos permiten comprender la evolución de la estructura conceptual del área EAI a lo largo de los 24 años en los cuales existen artículos indexados en la Web of Science que cumplen con los criterios de inclusión, así como la producción y calidad de estas publicaciones, particularmente en lo referido al período 2014-2017.
La producción en el área confirma que es un dominio de estudio relativamente nuevo, cuyos primeros documentos datan del año 1994. En forma marcadamente ascendente, el volumen de artículos aumenta en cada período, lo cual se acentúa en el 2014-2017. El impacto de las publicaciones evidencia un cambio en la repercusión de los artículos publicados en 1994-1997 y los de 1998-2001. Al respecto, puede afirmarse que el texto de Felitti y otros es el artículo seminal que marca la dinamización del área gracias al número de citas recibidas. El aumento en el volumen e impacto de las publicaciones se relaciona con la progresiva complejización temática del campo, el cual aún varía en su conformación entre períodos. La red conceptual conecta los principales 20 temas presentes en los 6 periodos estudiados, de modo tal que son parte de la misma área que evoluciona como conjunto y que ha adquirido estabilidad desde 1998-2001. En el período 2014-2017, el área cuenta con un importante volumen de producción e impacto concentrado en sus temas motores EAI, Factores de Riesgo y Violencia. En este último período, por primera vez el área adquiere como principal tema motor un núcleo etiquetado igual que el dominio científico en estudio (EAI). El que este tema sea la evolución directa del núcleo Maltrato, que concentró la mayor centralidad y densidad entre los años 1998 y 2013, se explica conceptualmente porque las EAI contienen y amplían su delimitación. En la actualidad, el núcleo Salud Física figura como principal tema del área básica y transversal; mientras que Disparidades Racial-Étnicas es un tema principal desarrollado, pero aislado. Será necesario esperar a constatar la evolución en el período 2018-2021 para asegurar si los temas Resiliencia y Embarazo y Posparto emergen para consolidarse como núcleos, o pierden su capacidad para aglutinar a otros nodos del área.
En conclusión, las EAI emergen como un área científica reciente y en proceso de desarrollo, que ha ido evolucionando a través de diferentes temas principales que se han ido complejizando a lo largo del tiempo, a la vez que suman mayor volumen de producción desde el período 1998-2001 a la actualidad y un impacto sostenido desde 1998 al 2013. Esto permite observar el panorama de un dominio que invita a comprender la adversidad temprana desde un modelo de ecobiodesarrollo en el que la persona, a través de su trayectoria vital, acopla su desarrollo físico, mental y relacional, con el contexto donde está situado.
Por último, es necesario señalar las limitaciones de este trabajo. A este respecto, debemos indicar que la extracción de datos excluye los artículos que no están en la WoS, la cual es una plataforma eminentemente conformada por revistas de América del Norte y Europa Occidental; de igual modo, no considera otros tipos de publicaciones que podrían ser de relevancia, como capítulos de libro y revisiones; e integra artículos solo hasta octubre del año 2017, lo cual afecta los indicadores del último tramo temporal. Finalmente, el análisis realizado no examina en profundidad el contenido de los artículos, lo cual podría ayudar a una mejor comprensión de los patrones observados, especialmente aquellos referidos al impacto. Investigaciones futuras pueden abordar estas limitaciones y ampliar este estudio al integrar el análisis de la estructura social o intelectual del área, mediante el análisis de coautorías o de las referencias utilizadas, respectivamente; o incluir los artículos de otros catálogos para ilustrar el escenario internacional y/o regional respecto de este dominio científico de relevancia para la salud pública.
pero también esperanza, por la próxima generación.
Queridos niños de hoy y de mañana, Hace 30 años, cuando el orden mundial se encontraba en un flujo de
cambio constante –la caída del muro de Berlín, el declive del apartheid,
la creación de la Red Informática Mundial– el mundo se unió en defensa
de los niños y de la infancia. Si bien la mayoría de los padres y madres
del mundo de entonces habían crecido bajo dictaduras o gobiernos
fallidos, esperaban que sus hijos disfrutaran de una vida mejor, de
mayores oportunidades y de un mayor número de derechos. Por lo tanto,
cuando los dirigentes de numerosos países se reunieron en 1989, en un
momento de rara unidad mundial, para contraer un compromiso histórico
con los niños del mundo destinado a proteger y hacer realidad sus
derechos, surgió un verdadero sentimiento de esperanza para la próxima
generación . ¿Cuánto hemos progresado? En las tres décadas posteriores a la
aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño hemos conseguido
reducir el número de niños que no asisten a la escuela primaria en casi
un 40%, a pesar de la explosión demográfica mundial. El número de niños
menores de cinco años con retraso en el crecimiento disminuyó en más de
100 millones. Hace tres décadas, la poliomielitis paralizaba o mataba a
casi 1.000 niños todos los días. Hoy en día, se han eliminado el 99% de
esos casos. Muchas de las invenciones que han hecho posible estos
progresos –como las vacunas, las sales de rehidratación oral y una mejor
nutrición– han demostrado que no solo eran prácticas sino que también
eran rentables. El auge de la tecnología digital y móvil, y otras
innovaciones, han facilitado y aumentado la eficiencia en la prestación
de servicios esenciales en comunidades de difícil acceso, y la
ampliación de las oportunidades.
Sin
embargo, la pobreza, la desigualdad, la discriminación y la distancia
siguen impidiendo que millones de niños disfruten cada año de sus
derechos, ya que 15.000 niños menores de cinco años siguen muriendo
todos los días, en su mayoría debido a enfermedades que se pueden tratar
y a otras causas evitables. Estamos haciendo frente a un aumento
alarmante del número de niños con sobrepeso, pero también de niñas que
sufren anemia. Los persistentes problemas que presenta la defecación al
aire libre y el matrimonio infantil siguen amenazando la salud y el
futuro de los niños. Aunque el número de niños escolarizados es más alto
que nunca, el desafío que supone lograr una educación de calidad no se
ha conseguido superar aún. Estar en la escuela no es lo mismo que
aprender; más del 60% de los alumnos de las escuelas primarias de los
países en desarrollo todavía no alcanzan un nivel mínimo de competencia
en el aprendizaje, y la mitad de los adolescentes del mundo hacen frente
a la violencia en la escuela y no consideran la escuela como un lugar
seguro. Los conflictos siguen privando a los niños de la protección, la
salud y el futuro que merecen. La lista de problemas actuales en materia
de derechos del niño es considerable. Y la generación de todos ustedes, los niños de hoy, confronta una
nueva serie de desafíos y cambios mundiales que eran inimaginables para
sus progenitores. Nuestro clima está cambiando de manera irreconocible.
La desigualdad se está agravando. La tecnología está transformando la
forma en que percibimos el mundo. Y el número de familias que tienen que
emigrar es mayor que nunca. La infancia ha cambiado, y nosotros
necesitamos cambiar nuestros planteamientos con respecto a ella. Así que, al contemplar los 30 años transcurridos desde la Convención
sobre los derechos del Niño, nosotros también deberíamos mirar hacia
adelante, hacia los próximos 30 años. Debemos escucharlos a todos
ustedes –a los niños y los jóvenes de hoy– sobre las cuestiones que más
les preocupan y empezar a trabajar con ustedes para encontrar soluciones
del siglo XXI a los problemas del siglo XXI. Con todas estas cuestiones en mente, quisiera describir las ocho
razones por las que estoy preocupada por su futuro, y las ocho razones
por las que creo que hay esperanzas:
Protracted
conflicts, the worsening climate crisis, a rising level of mental
illness among young people, and online misinformation are some of the
most concerning emerging global threats to children, UNICEF said today
in an open letter issued by the organization’s Executive Director Henrietta Fore. In addition to existing threats to young people, such as access to
education, poverty, inequality and discrimination, the inaugural letter
warns of emerging threats to children’s rights, and outlines a path to
stepping up efforts to address them. The letter is being issued as part
of UNICEF’s commemoration of the 30th anniversary of the Convention on the Rights of the Child – the world’s most widely ratified human rights treaty. “And your generation, the children of today, are facing a new set of
challenges and global shifts that were unimaginable to your parents,”
writes Fore. “Our climate is changing beyond recognition. Inequality is
deepening. Technology is transforming how we perceive the world. And
more families are migrating than ever before. Childhood has changed, and
we need to change our approaches along with it.” The letter outlines eight growing challenges for the world’s children: prolonged conflicts; pollution and the climate crisis; a decline in mental health; mass migration and population movements; statelessness; future skills for future work; data rights and online privacy; and online misinformation. On conflict, the letter notes that the number of
countries experiencing conflict is the highest it has been since the
adoption of the Child Rights Convention in 1989, with one in four
children living in countries affected by violent fighting or disaster. On climate change, the letter warns that children are already having to contend with rampant destruction to the planet and a global climate crisis
that has the potential to undermine most of the gains made in child
survival and development over the past 30 years. The rise in extreme
weather patterns and toxic air, prolonged drought and flash floods are
all part of this crisis, and are disproportionately affecting the
poorest, most vulnerable children. UNICEF is working to mitigate the impact of the climate crisis in
countries across the world. For example, in Ethiopia, UNICEF has
pioneered new technology to map groundwater, and is developing solutions
for chronically water-scarce communities. In Malawi, UNICEF has
developed a long-lasting, eco-friendly system using solar power to
improve access to clean water for communities. Yet more must be done to
slow down climate change altogether. “Governments and business must work hand in hand to reduce fossil
fuel consumption, develop cleaner agricultural, industrial and transport
systems and invest in scaling renewable energy sources,” writes Fore. The letter also expresses concern that the majority of children will grow up as natives of a digital environment saturated with online misinformation.
For example, so-called ‘deep fake’ technology uses artificial
intelligence techniques to create convincing fakes of audio and video
content, relatively easily. The letter warns that an online environment
where truth can become indistinguishable from fiction has the potential
to totally undermine trust in institutions and information sources, and
has been demonstrated to skew democratic debate, voter intentions, and
sow doubt about other ethnic, religious or social groups. The letter warns that online misinformation is already leaving
children vulnerable to grooming, abuse, and other forms of exploitation;
skewing democratic debate; and, in some communities, even prompting
resurgence in deadly diseases due to distrust in vaccines fueled by
online misinformation – the results of which could be the creation of an
entire generation of citizens who do not trust anything. To respond to
this challenge, UNICEF has been piloting media literacy programme, such
as the Young Reporters
programme in Montenegro, aimed at teaching young people about spotting
misinformation online, how to fact check online content, and the roles
and techniques of responsible journalism. “We can no longer rest on the naïve assurance that truth has an
innate upper hand against falsehood in the digital era, and so we must,
as societies, build resilience against the daily deluge of falsity
online,” writes Fore. “We should start by equipping young people with
the ability to understand who and what they can trust online, so they
can become active, engaged citizens.” On mental health, the letter cautions that mental illness among adolescents has been on the rise
in the years since the adoption of the CRC, and that depression is now
among the leading causes of disability in the young. The letter urges
that appropriate promotion, prevention and therapeutic treatment and
rehabilitation for children and young people affected by mental health
issues be prioritized, and that the stigma and taboo surrounding mental
illness be challenged so that treatment can be sought and support
provided. Finally, the letter recognizes that children and young people have
already created movements across the world in search of solutions to
overcome the challenges they – and their peers – face, and calls for
world leaders to follow their lead. “Children and young people of today are taking the lead on demanding
urgent action, and empowering yourselves to learn about, and shape the
world around you,” writes Fore. “You are taking a stand now, and we are
listening.”
Más de 300 organizaciones, en coordinación con los Jóvenes por el Clima, ya han mostrado su apoyo a la convocatoria de Huelga Mundial por el Clima del próximo 27 de septiembre, que inicia la juventud con una Semana Global por el Clima desde el día 20 de septiembre al día 27.
Plataformas convocantes
.- Juventud por el Clima, Movimiento de jóvenes. Surge en Europa y llega a nuestro país en Febrero de este año con la voluntad de exigir a la clase política la toma de medidas urgentes para mitigar el calentamiento global y la declaración de emergencia climática. Nos organizamos para conseguir una transición frente a la crisis climática.
.- 2020 Rebelión por el Clima, y Campaña europea conformada por más de 30 organizaciones que reclaman la justicia climática. .- Alianza por el Clima. Está formada por más de 400 organizaciones que representan al movimiento ecologista, sindical, agrario, de cooperación al desarrollo, ciencia e investigación y consumidores. Registra vuestra iniciativa aquí: Numerosas ciudades y pueblos acogerán diversos actos el próximo 27 de septiembre en apoyo a la Huelga Mundial por el Clima. Una fecha que se produce en el marco de las movilizaciones por el clima, a nivel global, y de la semana de acción del 20 al 27 de septiembre convocada por Fridays for Future El próximo 27 de septiembre se celebra la Huelga Mundial por el Clima con un alcance global y que, en el caso de España, cuenta con el apoyo de más de 300 organizaciones, adheridas al manifiesto publicado el pasado mes de julio en defensa del futuro, de un planeta vivo y de un mundo justo. Una huelga que tiene como objetivo exigir a los gobiernos medidas efectivas ante la emergencia climática. Esta crisis climática es el mayor reto al que se enfrenta la humanidad y, por este motivo y con el fin de dar respuesta a la magnitud del problema, la sociedad se está coordinando a nivel mundial. Durante la semana del 20 al 27 de septiembre tendrán lugar numerosas acciones en multitud de municipios de todo el Estado, que culminarán en movilizaciones masivas en todo el mundo el 27 de septiembre. Durante las últimas semanas se han llevado a cabo numerosos gestos de apoyo a la Huelga Mundial por el Clima por parte de distintos actores sociales, de la comunidad científica y de la artística, que reflejan la necesidad de abordar una transición ecológica urgente y justa. Se espera que estos gestos de apoyo se redoblen en las próximas semanas y que sirvan de aliciente para llamar a la participación a toda la sociedad en las acciones convocadas. Acciones en forma de manifestaciones, huelgas estudiantiles y de consumo, cierres de lugares de trabajo, movilizaciones y concentraciones en los centros de trabajo y en las calles… Un gran grito común y unitario en la lucha climática. La crisis climática, consecuencia directa del modelo de producción extractivista, basada principalmente en el uso de combustibles fósiles y del consumo globalizado actual, pone en riesgo la supervivencia humana y la de un gran número de otras especies y ecosistemas, afectando especialmente a las poblaciones más empobrecidas y vulnerables. Desde hace décadas la comunidad científica alerta del deterioro de un gran número de ecosistemas, tanto terrestres como marinos, así como del punto de no retorno frente al cambio climático. Los recientes informes sobre el estado de la biodiversidad del IPBES (Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos) señalan que cerca de un millón de especies entre animales y plantas se encuentran al borde de la extinción como consecuencia de las actividades humanas. Asimismo, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado el pasado agosto, señala que la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los sectores es el único modo de mantener el calentamiento global por debajo de los críticos 1,5 °C. No responder con suficiente rapidez y contundencia a la emergencia climática, ecológica y civilizatoria supondrá la muerte y el aumento de la pobreza extrema para millones de personas, además de la extinción de muchas especies e, incluso, de ecosistemas completos. Por todo ello, y en defensa del presente y del futuro, de un planeta vivo y de un mundo justo, las personas y colectivos firmantes del manifiesto efectúan un llamamiento a toda la sociedad (ciudadanía y diferentes actores sociales, ambientales, de cooperación, sindicales, etc.) para que el próximo 27 de septiembre se unan a las distintas movilizaciones previstas: huelga estudiantil, huelga de consumo para construir estrategias de consumo alternativo que respeten los derechos, la vida y los límites biofísicos del planeta, y huelga laboral en el sector de la enseñanza andaluz convocada por CGT. Asimismo, organizaciones sindicales convocarán asambleas en los centros de trabajo para pedir medidas de transición ecológica y justa en las empresas; mientras que algunas organizaciones ecologistas y sociales realizarán un cierre de 24 horas de sus oficinas e instan a otros actores a un cierre total o parcial durante el desarrollo de la manifestación. Las organizaciones y plataformas convocantes hacen además un llamamiento a toda la población para que en las oficinas, colegios, ayuntamientos y otros lugares de trabajo se realicen concentraciones simbólicas de cuatro minutos y 15 segundos, entre las 11 y las 12 de la mañana de ese mismo día. Un acto que sirva de reflexión en torno a la gran señal de alarma que supuso alcanzar el pasado mes de abril una concentración de partículas de dióxido de carbono en la atmósfera de 415 ppm (partes por millón), nivel que no se registraba desde hacía tres millones de años, Este manifiesto, que cuenta ya con el apoyo de más de 300 organizaciones, es solo el comienzo. En las próximas semanas se pedirá el apoyo individual de aquellas personas que quieran sumarse a la exigencia de adoptar colectivamente las medidas necesarias para enfrentar la crisis ecológica y social actual. A continuación, se presenta una lista de las movilizaciones confirmadas para el próximo 27 de septiembre. Se irán actualizando en los próximos días a través de las páginas web de las plataformas convocantes Juventud por el Clima, 2020 Rebelión por el Clima y Alianza por el Clima.
Movilizaciones 27S. Huelga Internacional por el Clima. CiudadProvinciaHora de inicioRecorrido o punto de inicio A CoruñaA Coruña20:00hDesde el palco de los Xardíns de Méndez Núñez Alcalá de GuadairaSevilla17:00Plazuela del Perejil AlziraValencia12:00Concentració davant l’Ajuntament BadajozPamplona19:30Delegación del Gobierno hasta plaza de San Francisco BarcelonaBarcelona18:00Jardinets de Grácia a Plaza Catalunya BilbaoBizkaia19:00Guggenheim CarcaixentValencia10:00Estación Renfe CórdobaCórdoba19:30Salida desde la glorieta de las ciudades Hiroshima y Nagasaki DonostiaGipuzkoa18:00Alderdi Eder EsteponaMálaga19:00PLAZA ORTIZ A ORQUIDARIO POR C/ REAL Y TERRAZA FerrolA Coruña12:00 y 20:00Praza Camilo José Cela GandiaValencia19:00Plaza Cristo Rey GuadalajaraGuadalajara19:00Palacio del Infantado – Parque Concordia Jerez de la FronteraCádiz11:30Plaza de las Angustias LeónLeón20:00Punto de inicio: Plaza de Botines LogroñoLa Rioja19:00Plaza del Mercado MadridMadrid19:00Atocha – Paseo del Prado – Sol MálagaMálaga19:30Constitución, Larios, Ayuntamiento, Alcazabilla, Pza Merced, Constitución Mollet del VallèsBarcelona18:30Els Quatre Bancs OviedoOviedo19:00Estación de la Renfe PamplonaNavarra12:00Ayuntamiento SalamancaSalamanca19:00Plaza Mayor, Puerto de Chus, Gran Vía, Plaza de la Constitución, Calle Toro, Plaza Mayor SantanderCantabria19:00Puertochico – Centro Botín Santiago de CompostelaA Coruña20:00Por cerrar SevillaSevilla19:00El Prado de San Sebastian hasta el Parlamento TarragonaTarragona18:00Plaza Imperial – Rambla Nova – San agustin – Ayuntamiento TudelaNavarra19:00PLAZA DE LOS FUEROS ValenciaValenca12:00En la Fira de Valencia VigoPontevedra20:00:00 (no cerrada)Vía Norte hasta Porta do Sol o Paseo de Afonso Vitoria-GasteizAraba12:00Plaza Nueva ZamoraZamora12:00Concentración/manifestación Plaza de La Marina, Miliario OurenseOurensependientependiente