Crean aplicación para prevenir el suicidio en adolescentes, crean CLAN.

“La prevención del suicidio es posible”.

La plataforma fue desarrollada directamente por jóvenes entre 12 y 17 años 
e investigadores del Instituto de Salud Pública de la Universidad de Chile,
para reducir el riesgo y prevención de suicidio adolescente.


Isidora Sanhueza, pauta.cl.

Durante los últimos años el suicidio ha aumentado en Chile, afectando principalmente a los adultos mayores y adolescentes. Las cifras entre los jóvenes son preocupantes, ya que, según datos del ministerio de Salud, es una de las tres principales causas de muerte en jóvenes en el país.


En este contexto, un grupo de investigadores del Instituto de Salud Pública de la Universidad de Chile creó "Clan", una aplicación web que busca disminuir el suicidio adolescente y mejorar los indicadores de salud mental mediante chats, creaciones de su propia imagen (avatar), tareas y desafíos, monitoreo de ánimo, entre otras funciones.

El investigador y doctor a cargo del proyecto, Rubén Alvarado, estuvo en Un día perfecto y conversó sobre los beneficios de usar esta plataforma y de lo que fue el proceso de creación en conjunto, desde un comienzo, con jóvenes entre 12 y 17 años. "Es como una antiaplicación dentro de la aplicación, porque lo que busca a sacar al joven que está sumido en la tecnología para llevarlo a que construya redes sociales de verdad".

La violencia física y virtual que atrapa a los jóvenes

El profesional comentó que durante este año han probado la aplicación en tres colegios, dos de la Región Metropolitana y uno en Valparaíso, con resultados que han sido favorables. "La evaluación que hemos hecho, hasta ahora, fue que incluir a los jóvenes en el proceso de creación fue la variable crítica, el elemento distintivo. En un mes hemos logrado modificar y reducir los indicadores de riesgo suicida", afirmó.

Investigadores y Adolescentes chilenos desarrollan una innovadora plataforma interactiva para reducir el riesgo de suicidio adolescente
Mediante un proyecto Fondef IDeA 2016, expertos y expertas del Programa de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile desarrollaron junto jóvenes de entre 11 y 18 años-, una herramienta digital para que sus usuarios no sólo accedan a información sencilla, sino también interactúen en tiempo real con consejeros, entre pares, y conozcan más su estado de ánimo y se desafíen a mejorar sus relaciones sociales.

Mejorar los indicadores en materia de salud mental de los jóvenes, enfocándose principalmente en los escolares de entre séptimo básico y cuarto medio. Ese fue el objetivo principal del proyecto “Desarrollo y evaluación de un modelo de intervención basado en tecnologías de información y la comunicación para reducir el riesgo de suicidio adolescente en establecimientos educacionales de la RM y la V Región”, iniciativa liderada por el académico de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina, Rubén Alvarado.

Así, esta propuesta busca contribuir a uno de los objetivos sanitarios del país: reducir la tasa de mortalidad por suicidio en adolescentes, donde, como detalló el académico, “desde el año 2000 la tasa de muertes por suicidio en el grupo etario entre 15 a 19 años creció de manera sostenida, hasta alcanzar cifras cercanas a 18 por 100.000”.

Frente a esta situación, y dado que los adolescentes actuales están altamente motivados por la tecnología y la digitalización, “quisimos crear una herramienta que les permita usar esos avances como algo que mejore sus vidas, que estén más integrados con su grupo familiar y de pares, que desarrollen relaciones sociales enriquecedoras y que les facilite detectar cuando tengan problemas en el ámbito de la salud mental y cómo enfrentarlos”.

El proyecto liderado por el doctor Rubén Alvarado, es integrado por los sicólogos María José Jorquera, del Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la Facultad de Medicina, así como por Romina Pitronello y Franco Mascayano; los sociólogos Sergio Malverde, Eric Tapia y María Gispert; la doctora María Soledad Burrone, directora de la Escuela de Salud de la Universidad O’Higgins y Sara Schilling, estudiante de cuarto año de Medicina en nuestro plantel.

“Expertos” adolescentes
Para cumplir estos objetivos, junto a su equipo y a un grupo de ingenieros de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas “pero, antes que nada, con el apoyo de nuestros expertos en adolescencia –un grupo de jóvenes de entre 11 y 18 años-, con quienes trabajamos directamente”, explicó Eric Tapia, desarrollaron una plataforma web denominada Clan, con el fin no sólo de entregar información orientada a mejorar la salud mental de sus usuarios en distintos ámbitos de sus problemáticas, sino también a proporcionarles herramientas mediante diversas actividades y desafíos que los orienten a un desarrollo integral a nivel individual y social, así como consejería y apoyo profesional frente a situaciones de conflicto.

“Lo que pudimos observar es que sitios web con información hay muchos; la mayoría de ellos con una perspectiva muy académica. Lo distintivo de nuestra propuesta es que los adolescentes participaron directamente en su gestación”, destacó el profesor Alvarado.

Este grupo, conformado por jóvenes no sólo de distintas edades, sino que también de diferente género, intereses, realidades académicas y zonas del país, colaboró proponiendo y evaluando contenido y diseño de esta nueva plataforma, de acuerdo a las necesidades que ellos detectan entre sus pares. “Así fue como se planteó que la interacción que estableciera con los usuarios debía ser en base a su anonimato, por el estigma que aún tienen los problemas de salud mental”, agregó Tapia.“Incluso el nombre Clan del proyecto fue creado por ellos, por el concepto de crear un clan de amigos que se apoyan”, indicó.

Con esta nueva plataforma ya en funcionamiento, los investigadores la probaron en tres establecimientos educacionales –dos de la comuna de Maipú y uno de Valparaíso- con la participación de seis cursos de cada uno de ellos, a tres de los cuales se les dio acceso digital a esta herramienta, mientras que los otros recibieron información impresa, como grupo control.

En ese sentido, luego de la realización de algunos grupos focales entre escolares intervenidos, la socióloga María Gispert constató que “el concepto y objetivo de la plataforma se cumple bien, los chicos lo comprendieron como un sitio seguro, con información clara y elocuente para ellos”.

Al término de la intervención, los investigadores evaluarán los resultados mediante encuestas en las que medirán diferentes indicadores de salud mental, comparándolas con las ya aplicadas al inicio entre los dos grupos. Los resultados preliminares son promisorios, pues han encontrado una mejoría significativa en los indicadores de riesgo suicida en el grupo que trabajó con la plataforma.

“La prevención del suicidio es posible”
Desde el Ministerio de Salud, el doctor Matías Irarrázaval, jefe del Departamento de Salud Mental –quien participó de la gestión de esta iniciativa en el año 2016-, destacó algunos elementos fuertes de esta propuesta en términos de su repercusión.
“En primer término, la creciente dependencia que tenemos de la tecnología, que desde otra perspectiva nos permite llegar a miles de personas; ese es un concepto clave. Sabemos que tradicionalmente las personas buscan el contacto cara a cara, pero en la actualidad para algunos grupos de personas puede ser difícil superar las brechas que les dificultan acceder a atención de salud directa; por ello, el uso de tecnología puede ser muy beneficioso. En ese sentido necesitamos de más investigación como este proyecto presenta, para revisar la efectividad de las intervenciones digitales en diferentes soluciones de salud como pudiera ser la prevención del suicidio”, indicó.

Finalizó señalando que “la prevención en materia de suicidio es posible, es deseable y es factible de hacer en Chile; tenemos que incorporar soluciones universales y el uso de la tecnología lo permite”.

El proyecto “Desarrollo y evaluación de un modelo de intervención basado en tecnologías de información y la comunicación para reducir el riesgo de suicidio adolescente en establecimientos educacionales de la RM y la V Región”, fue realizado con el financiamiento de Fondef Idea. El doctor Alvarado finalizó señalando que esperan, en una segunda fase de la iniciativa, ampliar el alcance de esta plataforma en distintas comunas y establecimientos del país, apuntando a que, en el futuro, pueda ser accesible de manera personalizada a diferentes instituciones educacionales.

Creer a Greta, o




Hablemos, pues, de Desmontando a Greta. Ya tengo algunos personajes preferidos. Por ejemplo, los medios de comunicación que tratan de ensombrecer la imagen de Thunberg sin negar el calentamiento global, es decir, sin perder la compostura. 
Ellos son mis favoritos: "La huelga escolar estuvo coordinada", "Hay un entramado de multinacionales ecológicas apoyándola", "¡Al Gore!", "Ese barco no es tan ecológico como parece". Candor puro. 2019 y aún hay quien se sorprende de que detrás de una líder global de dieciséis años haya inversión, estrategia e intereses.


En el fondo, lo que estos medios tratan de decirnos es que un movimiento ecologista y progresista —hippie— no puede tener inversores, estrategia ni intereses. Dicho de otro modo: una niña con dos trenzas que quiere salvar la tierra no puede tener vínculos con un empresario que quiere forrarse a base de alternativas a los combustibles fósiles. Debe ir sola, ser humilde y sobre todo, pura. Una líder ecologista como ella debería ganarse el poder de influencia al estilo Jesucristo. Anda, Greta, díselo tú: madurad un poco, tíos. We are in capitalismo.
Una de las cosas más divertidas de Desmontando a Greta es la inversión de roles. Mientras los medios escenifican la gran decepción con la niña activista, muchos usuarios de las redes sociales han empezado a jugar a lo contrario: ellos ya lo sabían. "Todo es marketing. Me pinchas y no sangro", "La niña es una víctima desde el principio", "¿De verdad alguien pensaba que era espontánea?". En internet hay una máxima: el desconfiado parece siempre más inteligente. Hay que desconfiar de todo porque vivimos en la era de las fake news, nos vigilan y nos manipulan. Vale, de acuerdo, nosotros permitimos que nos hagan todo eso, pero en las redes sociales debemos parecer muy críticos y muy escépticos. Aunque eso implique caer en una trama conocida: la del árbol que no deja ver el bosque. Y sí: el bosque es el futuro de la vida en este planeta.

Supongamos que muchas de las informaciones negativas o realistas —según se mire— sobre el equipo y los aliados de Thunberg se han llevado a cabo por simple criterio periodístico: ella es una figura relevante a la que hay que investigar, como se hace con todas. Estoy de acuerdo. Pero también puedo decir que nada de lo publicado es realmente grave o sorprendente. Otro asunto son los titulares o el framing de esas informaciones: nos hacen creer que se ha desenmascarado a la niña marioneta, nos hacen sentir, incluso, que tiene objetivos maléficos —¿es que no habéis visto la cara de pérfida que tiene en esta foto?—. 

En lo que estos artículos son realmente efectivos es en crear un debate paralelo —¿Es Greta una gran mentira?— para desviar la atención sobre la urgencia de presionar a nuestros líderes y conseguir paliar los efectos del calentamiento global. Y este es, en esencia, el cometido de Greta Thunberg.
Dudar de todo es una actitud interesante. En tiempos de sobreinformación y redes sociales, la hiperconciencia sobre nuestra propia manipulación—con mayor o menor grado de postureo— no es infalible a la hora de ayudarnos a discernir lo importante o formar nuestro propio criterio. Al parecer, mucha gente piensa que no creerse nada y desconfiar de todo en internet es un no-posicionamiento, algo así como el voto en blanco, un mantenerse al margen del sistema. Bueno, pues malas noticias: no es así. De hecho, los usuarios ultraescépticos son un caramelo para ciertos grupos de poder reaccionarios aficionados a intervenir en elecciones democráticas. Buscan usuarios dispuestos a decir que dudan de todo excepto de las teorías conspirativas.

Desmontando a Greta es canela fina. Yo creo que está a punto de adentrarse en el terreno de la metaficción y que nos va a involucrar aún más como espectadores. Si dos cosas hemos aprendido durante la segunda década del siglo XXI, esas son: 1. Hemos sido engañados y 2. El relato es importante. Una mente conspiranoica de altísimo nivel tuitearía hoy mismo lo siguiente: "Ya verás como Netflix acaba sacando un documental sobre cómo nos tragamos la historia de la niña ecologista". Piénsalo bien. Es posible que Greta tuviera más fans y menos haters si fuera un personaje de ficción. Se hablaría mucho más de la niña con síndrome de Asperger que cruzó el Atlántico para avergonzar a decenas de políticos y entregarles un dossier con cientos de datos científicos tan sombríos como incuestionables. Diríamos: ojalá tuviéramos líderes como Greta.

Lo que quiero decir es que aunque Greta Thunberg fuera una heroína de Marvel tendría sentido apoyarla. Representa la acción ante la pasividad generalizada, la utopía frente a la distopía, o algo mucho más sencillo: que aún deseamos algo, que aún estamos vivos. Que queremos vivir.

Para pasar a la acción necesitamos, entre otras cosas, datos fiables y necesitamos un relato. 

https://www.fridaysforfuture.org/news
Pues bien, Greta Thunberg es una opción. Una de muchas. No debemos verla como una mesías: solo es una niña valiente e inteligente que soporta una gran atención mediática. Tampoco debemos creer que los jóvenes activistas contra el cambio climático son los nuevos hippies buenistas abraza-árboles, solo que más depresivos y con purpurina esparcida por la cara. No lo son. 
Greta y los chicos y chicas de su generación saben perfectamente que ya no estamos a tiempo. Son conscientes de que no habrá salvación y que solo habrá adaptación. Y si son realistas es porque ellos y ellas serán quienes vivan aquí. Muchos lucharán por ganar el máximo de tiempo posible.

La aventura de Greta Thunberg empezó hace unos tres años, en su casa de Estocolmo. Greta veía las noticias sobre el deshielo del Ártico y pasaba días devastada. Su síndrome de Asperger la impulsó a buscar compulsivamente toda clase de artículos e informes científicos y, como ella dice, a "no creerse las mentiras". Puede que Thunberg sea una niña adorable con dos trenzas y un chubasquero amarillo, pero desde luego ha visto la oscuridad que se aproxima. Creer a Greta es cosa tuya.

Guía de ayudas sociales y servicios para las familias 2019.

Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 
Dirección General de Servicios para la Familia y la Infancia, 

El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social publica anualmente esta "Guía de Ayudas Sociales y Servicios para las Familias", cuyo objetivo es facilitar información a las personas que tienen responsabilidades familiares sobre las prestaciones, beneficios y servicios que tienen a su disposición en el ámbito de la Administración General del Estado. 

En esta nueva edición, actualizada para el año 2019, se recogen principalmente las ayudas establecidas en los ámbitos de seguridad social, empleo, fiscalidad, servicios sociales, educación, entre otros, incluyendo las muy relevantes modificaciones aprobadas recientemente en relación con el incremento de las prestaciones por hijo a cargo, como instrumento de lucha contra la pobreza infantil, la nueva regulación de los permisos vinculados al nacimiento y cuidado de los menores, la recuperación de la cotización para cuidadores familiares de personas en situación de dependencia o del subsidio de desempleo para mayores de 52 años.

Esta edición, como en años anteriores, contiene un capítulo dedicado a las actividades culturales, deportivas y de turismo para familias con niños/as promovidas por organismos y centros dependientes de la Administración General del Estado tales como los Museos Nacionales, la Biblioteca Nacional, los adscritos al Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, el Consejo Superior de Deportes o Turespaña.

Asimismo, se ha mantenido y actualizado el capítulo referente a parentalidad positiva (apoyo a padres, madres y personas con responsabilidades parentales), con la intención de proporcionarles herramientas para promover relaciones positivas en la familia; y el capítulo sobre el uso seguro de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, que ofrece recursos gratuitos encaminados a un uso seguro, responsable, legal y crítico de internet y de las redes sociales, en el que se ha añadido información sobre nuevos materiales y recursos en estas materias. 

También facilita las direcciones y enlaces de los organismos autonómicos competentes en estas materias y de entidades sociales que trabajan en el ámbito de familias, de modo que los ciudadanos y ciudadanas puedan ampliar la información sobre las ayudas existentes en su Ciudad o Comunidad Autónoma.

70 años de la Biblioteca Infantil y Juvenil más grande y significativa del mundo.

"Los niños nos mostrarán el camino a los adultos".

20 de Septiembre 1949
20 de Septiembre 2019
"Los niños nos mostrarán el camino a los adultos"





Y si usted viniera de nuevo al mundo, 
¿qué querría ser, hombre o mujer?.

Quien me hacía la pregunta era un coronel del ejército de ocupación norteamericano (…). Pude leerle el pensamiento sin esfuerzo: “Por el amor de Dios, ¿qué pinta una mujer aquí? Una mujer de uniforme es una contradicción de por sí, ¡cuánto más prefiero verlas a ustedes vestidas de raso en la Rue de la Paix de París, que justo ahora sobrevolamos! El sentido común parece haberse ausentado de nuestro Cuartel General”.
En aquel momento, yo no tenía ni la menor idea de cómo dirigirme a coroneles americanos en viaje de servicio, o mejor dicho, en vuelo oficial, por lo que me limité a contestar:


Herrerillo común. Fnt: malaga.es
—Supongo que se trata de una pregunta meramente retórica, así que seguro puedo responderle en el mismo sentido: ¡Preferiría no ser hombre ni mujer! Me gustaría ser un herrerillo, o un girasol, o…


Jella Lepman
, ágil como ave en su respuesta, volaba de Londres a Frankfurt en un avión militar. Era 29 de octubre de 1945. La guerra apenas había terminado. Las casas todavía eran escombro y los puentes seguían derruidos, pero ya había que empezar a levantarlos. Jella, periodista y escritora alemana, judía exiliada a Inglaterra, había sido invitada por el gobierno estadounidense para que volviera a su país como modesta “asesora” en temas de educación y cultura de niños, niñas y mujeres.

No había sido fácil tomar la decisión de regresar. Lo pensó durante dos semanas. Sabía que cambiaría su destino, no sabía que sería una precursora en el mundo de la literatura infantil y juvenil.

—No te vayas  —me aconsejó otra amiga, la hija mayor de Sigmund Freud—; has sufrido demasiado y por fin estás empezando a echar raíces. Bien sabes tú que es imposible reeducar a las personas.

—No te vayas —me dijo alguna otra de mis amistades—. ¿Crees de verdad que el espíritu nazi ha muerto? Seguirá presente durante generaciones (…). Durante casi seis años has vivido expuesta a las bombas de los alemanes, ¿no te basta con eso?.

¿Tenía algún derecho a decir no? 

Pero Jella se fue. En su muy recomendable autobiografía Un puente de libros infantiles (Creotz, 2017), de donde he tomado estas citas con la traducción de Augusto Gely, cuenta que resolvió su dilema cuando dejó en silencio al adulto.

De haber pensado solo en los adultos, no habría vacilado ni un momento en decir que no. Yo también percibía en el termino reeducación cierta falsa pretensión, especialmente en lo referente a los adultos. Pero los niños… ¿acaso la realidad no era distinta para ellos?

Esa pregunta era la antorcha que venían pasándose hombres y mujeres para empujar la historia de la infancia. Jella tomaba esa pregunta para alumbrar un nuevo camino.
Después de formulársela, recordó la imagen de muchos niños refugiados bajando de un tren. Poco antes de que estallara la guerra, había logrado que un comité inglés de ayuda sacara de Alemania a la hija de una persona allegada.

Con un paquetito de golosinas y envuelta en un chal grueso, esperé su llegada en la húmeda oscuridad de la estación, a pesar de ser mediodía. Seguía absorta el curso de mis pensamientos: también yo carecía de hogar y no estaba en situación de dar a la niña un techo… De pronto llegó el tren. Eran unos cincuenta niños y niñas, la mayoría de entre ocho y diez años de edad. Modosos y cansados, venían envueltos en gruesos gorros y abrigos. Pude imaginar a sus madres abrigándolos con manos temblorosas. 

En sus caritas había una seriedad que estremecía. Yo vivía entonces en un país donde los niños todavía reían y eran alegres. Pero aquellas criaturas, ¿qué no habrían visto con sus propios ojos, que no habrían oído? Y qué triste despedida habrían tenido que vivir (…).

Luego empezaron a llamar a los niños por sus nombres y aquellos “pequeños refugiados” se fueron marchando tomados de la mano de quienes habían ido a esperarlos. Cuenta Jella que había quienes no podían contenerse y, profundamente conmovidos, abrazaban y besaban a los niños.

En aquella sala de espera, en aquella estación ferroviaria de una gran metrópoli, tenía lugar un ejemplo real y maravilloso de amor al prójimo.

Así que cada vez tenía más claro que no debía mirar hacia atrás, sino afrontar el futuro pensando en los niños. Era imposible poner en duda esta reflexión. ¿Tenía algún derecho a decir no?

¡Ah!, los libros para niños han dejado de existir

El sí de Jella estuvo marcado siempre por el carácter de este recuerdo. Fue un sí amoroso y determinado que se reafirmó cada día en Alemania, que enfrentó prejuicios y negativas con determinación, intuición, curiosidad y sentido del humor.
Pronto abandonó el Cuartel General, donde vivía y trabajaba, y empezó a recorrer Alemania en un jeep, entrevistándose con profesores, artistas, políticos, pedagogos para conocer la situación real de los niños, niñas, jóvenes y mujeres y avanzar hacia su objetivo: realizar acciones concretas para reconstruir aquel país roto. 
Un país lleno de huérfanos viviendo en “edificios destruidos, sótanos, debajo de escaleras o incluso en cuevas de los bosques”, formando pandillas, volviéndose cabezas de familias en la adolescencia, buscando qué comer. Y habló también directamente con ellos.

Solía pararme a hablar con ellos; les preguntaba por sus padres, por sus casas. Y cientos de veces recibí la misma respuesta: “No tengo casa, no sé dónde está mi padre, ni mi madre, ni mis hermanos… Viajando, viajando por algún sitio. O muertos,  muertos”. 

Sin embargo, dice Jella, no parecía haber emoción en sus palabras, sólo voluntad para seguir, eran “gentes golpeadas, pero en absoluto deshechas”.
En su recorrido y conversaciones, pronto se dio cuenta que no había libros.
Konrad Wittwer, un amigo y librero, le habló del “hambre de libros” de toda aquella gente, principalmente de libros del mundo libre, prohibidos en Alemania.

—¿Y los libros para niños? —me interesó saber su opinión.


—¡Ah!, los libros para niños —me respondió—. Han dejado de existir y son los que más falta hacían.

Como es sabido, durante el nazismo se prohibieron y quemaron muchísimas obras, incluidas las de literatura infantojuvenil. En su lugar, se imprimieron nuevos libros que cumplían una función de adoctrinamiento nazi,  propaganda en forma de libro ilustrado o novelas bélicas y patrióticas que enseñaban a los jóvenes lectores a odiar y a erigir y defender la nueva nación.
Cuando Jella empezó a hablar con editores para ver qué seguía, le sorprendieron las respuestas orientadas a difundir la literatura anglosajona en lugar de una diversidad de literaturas.

La mayoría de los editores sugerían empezar por Robinson Crusoe, Los viajes de Gulliver o La cabaña del tío Tom, y me resultaba realmente difícil no echarme a reír. Para ellos, por lo visto, el objetivo no era tanto la literatura infantil clásica como la literatura de la potencia ocupante, ante la que esperaban demostrar así su amplitud de miras y su espíritu antinazi. Pero ¿y sus propios clásicos infantiles? Más aún, ¿y la literatura infantil moderna del resto de los países? Teníamos que hallar la forma de ponerles al día sobre la literatura infantil y juvenil allende Alemania, lo que se convertiría en uno de mis primeros retos.

¿Puedo conseguir los libros sin dinero?

Poco después de llegar a esta conclusión, Jella dio por terminado aquel viaje antropológico, volvió al cuartel y en una junta con generales, coroneles y mayores propuso “la organización de una exposición que reuniese los mejores libros infantiles y juveniles de diferentes países” para, desde la literatura, promover la diversidad y la comprensión entre culturas.
Su idea fue recibida con interés pero sin entusiasmo. El general a cargo dijo que carecían de presupuesto para ello. Jella insistió:

—General, ¿me permite preguntar modestamente por qué ha reclutado este cuartel a una asesora para asuntos de mujer e infancia si no hay posibilidad de llevar a cabo mis propuestas? 

Esta reacción persuadió al general de escribir a Washington y pedir apoyo para el proyecto. Como las semanas pasaban entre papeleos y requisitos sin respuestas, Jella volvió a la carga:

—¿Puedo contar con su permiso —temí expresarme de manera poco militar— para conseguir los libros sin dinero? Mientras tanto, mi proyecto de exposición internacional podrá irse abriendo camino en El Pentágono. ¡Y cuando se apruebe un presupuesto, sabremos muy bien cómo emplearlo!.

El general aprobó su idea y declaró el proyecto de máxima prioridad, aunque le recordó que muchos de los países a los que solicitaría donaciones de libros habían estado en guerra con Alemania hasta hacia muy poco.

Si es verdad que la guerra ha terminado, y si se puede creer en la convivencia pacífica de los pueblos, estos libros infantiles serían los primeros emisarios de paz. Deme usted su ayuda para que este experimento salga bien ¡y no se arrepentirá!.

Y así fue, y ya nada la detuvo. Pasó varias noches escribiendo 20 cartas a máquina a 20 países donde solicitaba, “para superar el obstáculo de las lenguas extranjeras, sobre todo libros ilustrados y con imágenes”, aunque también “buena literatura narrativa que compartir en grupos” e incluso ilustraciones sueltas pues “hablan un idioma internacional y harán felices a los niños”. 


En la exposición de Jella había unos 4 mil libros de 14 países distintos. Eran un símbolo de paz, reconciliación y entendimiento. Cada mañana gente de distintas edades, identidades y niveles sociales hacia largas filas para verlos. Se trató del “primer evento internacional en la Alemania de las posguerra” y una de las primeras muestras de cooperación internacional asociada a la infancia y a los libros. 


Un 3 de julio de 1946 se inauguró la primera Exposición Internacional del Libro Infantil y Juvenil en la Casa de las Artes de Múnich. Era muy emblemático que fuera en ese sitio inaugurado por Hitler un 18 de julio de 1937, construido expresamente para albergar la “Gran exposición de arte alemán” que buscaba demostrar la “superioridad” de los artistas nacionales frente al “arte degenerado” judío.

Pronto Jella tuvo que empezar a organizar el itinerario de la exposición y buscar nuevos espacios en otras ciudades.
Pero antes vivió variadas experiencias de lecturas compartidas en Múnich, en las salas en las que se exponían y mostraban los libros, algunos en vitrina, otros fuera; muchos sacados y leídos en voz alta por ella misma.
Nunca perdió de vista uno de sus ejes: conocer a los lectores, así que hacían encuestas a los visitantes. “¿Crees que el libro infantil y juvenil puede unir a los pueblos”, ¿Qué obra extranjera te gustaría que fuese traducida”, “¿Cuáles son tus seis libros favoritos?” eran algunas de las preguntas centrales.

Los libros más votados por niños y jóvenes fueron: Calzas de cuero de Cooper, Tom Sawyer y Huckleberry Finn de Mark Twain, Los viajes de Gulliver de Swift, Emilio y los detectives de Kästner, Los viajes maravillosos del pequeño Nils Holgersson de Selma Lagerlöf, los cuentos de Grimm y los de Andersen, Heidi de Spyri, Marie Luise de Schweizer, Pinocho de Collodi, Sin familia de Malet, La cabaña del tío Tom de Beecher-Stowe… Es nada más un extracto, pero demuestra una sorprendente seguridad de criterio. 


En cuanto a los lectores de libros ilustrados, naturalmente aún no eran capaces de rellenar encuestas, pero los propios libros hablaban por sí solos. Los volúmenes desmenuzados, palpados con todo el cariño por manos infantiles y recubiertos de besos, eran: Pitschi de Fischer, El pequeño Hans en el bosque de los arándanos de Elisabeth Beskow, Urschli el campanillero de Carrigiet, Babar de Brunhoff, Struwwelpeter de Hoffmann…

¿Y el favorito de Jella? Ferdinand der Stier, El toro Ferdinando de Munroe Leaf.
Cuando la exposición internacional de libros infantiles llegó a Berlín, el 6 de diciembre del 46, Jella intentó materializar otra inquietud. Sabía que era esencial que esas publicaciones tuvieran otro tipo de circulación, que la experiencia se extendiera a casa, que los niños pudieran llevarse un libro. Y algunos días antes de Navidad consiguió imprimir 30 mil ejemplares en papel periódico de El toro Ferdinando. Ella misma los obsequiaba a los niños en la sala principal del museo. Recibía en recompensa gestos de asombro.
Pero, ¿de qué otra forma podía hacer accesibles los libros?


Los niños nos mostrarán el camino a los adultos

Los libros seguían llegando. Así que tres años y muchas vueltas y conversaciones después, Jella, con amigos cómplices, logró abrir la primera Biblioteca Internacional de la Juventud en una antigua casona en el centro de Múnich. Contaban con 8 mil títulos (hoy hay 630 mil; al año, son más o menos 8 mil los libros que catalogan de los alrededor de 10 mil que reciben). 

Desde el principio se planteó como un espacio de libertad y diversidad, en el que circulaban cómics de superhéroes al lado de primeras ediciones de clásicos y se organizaban grupos de discusión y crítica; pero también había un grupo de teatro juvenil, dirigido por el buen amigo de Jella, Erich Kastner, encuentros entre escritores, ilustradores y lectores, cursos de idiomas, talleres de pintura y charlas pedagógicas para adultos. Una idea bastante moderna de biblioteca. Incluso llegó a haber un bibliobús y se creó, bajo el modelo de las Naciones Unidas, las Naciones Unidas de la Infancia en cuyas sesiones se hablaba de los derechos de los niños y jóvenes y se debatía alrededor de preguntas como: ¿Se debe mantener un ejército para la paz mundial?, ¿Está justificada la segregación racial?, ¿Necesitamos una lengua universal?.


Esa mirada multidisciplinar, inclusiva y formativa hizo pensar a Jella en la necesidad de fundar una organización internacional enfocada en la literatura infantil. Para ello, en noviembre 1951, decidió convocar a un congreso de tres días, con su lema como título: Entendimiento Internacional a través de los Libros para Niños, en el que pudieran encontrarse editores, escritores, ilustradores, libreros, profesores y empezar a articular redes de trabajo internacionales.
Quería conformar un programa lo más atractivo posible así que decidió escribirle a José Ortega y Gasset para que diera la conferencia inaugural. En su autobiografía, Jella cuenta que no había tenido aún respuesta cuando por providencia divina, así lo creyó, tuvieron que compartir una mesa en un restaurante repleto. Allí se presentó y le dijo que ella le había escrito. Ortega y Gasset se disculpó porque no podría asistir pues solo le daba tiempo de participar en eventos universitarios.

—Sí —le respondí yo— pero hasta un célebre profesor de filosofía tiene que obedecer a los ángeles. ¿Cómo podría desafiar una señal tan obvia de la voluntad divina?.


Y con aquel comentario me lo gané.

En la conferencia inaugural, también incluida en Un puente de libros infantiles, Ortega y Gasset hace una defensa del carácter infantil y critica las imposiciones adultas. “Siempre se hace que la madurez gravite sobre la infancia, oprimiéndola, amputándola, deformándola. Yo estoy esperando una pedagogía que diga sí realmente a la infancia en tanto que época de la vida humana, una época tan dichosa y llena de derechos como cualquier otra”.
El congreso tuvo como resultado nada menos que la conformación del International Board Books for Young People (IBBY), y la instauración del “pequeño Nobel” de la LIJ, el Premio Hans Christian Andersen. 
Hace 80 años, en septiembre de 1939 empezó la Segunda Guerra Mundial. Hace 70, también en septiembre, pero de 1949, abrió sus puertas la Biblioteca Internacional de la Juventud en Múnich. Hoy cuenta con 630 mil libros en 130 lenguas distintas y mantiene vivo el espíritu diverso que quería difundir Jella.
Detrás de los muros del Castillo de Blutenberg, adonde la biblioteca se mudó en 1983, siguen exponiéndose libros tanto al interior, en un antiguo ático del castillo, la sala “Binette Schroeder”, como al exterior, pues cada año seleccionan 200 libros, de 50 países, escritos en más de 30 lenguas, que se presentan en la Feria del Libro de Frankfurt y luego recorren distintas ciudades de Alemania, agrupados bajo el título The White Ravens.

Empecemos por los niños para ir restableciendo, poco a poco, el buen rumbo de este mundo, que se ha vuelto del revés. Los niños nos mostrarán el camino a los adultos.

Jella encontró un país en ruina moral y material y trabajó para devolverle colores vivos y variados como los del plumaje del herrerillo. Con su vuelo hizo avanzar la historia de la mediación lectora, las bibliotecas hospitalarias y la lectura crítica de la literatura infantil mundial.
Nació un 15 de mayo de 1891 en Stuttgart, Alemania y murió a los 79 años, el 14 de octubre de 1970, en Zúrich, Suiza. En su honor, en 1991, IBBY creó la Medalla Jella Lempan para premiar a miembros de la propia organización que también hayan dicho “sí” a la infancia y juventud, sin reparos, como girasoles tras el sol.


La biblioteca interminable

70 años después, la Biblioteca Internacional de la Juventud sigue siendo un centro de encuentros. Cada salón del castillo es un pequeño tesoro. Se organizan festivales de poesía, conferencias, ferias de libro, funciones de ópera y exposiciones temporales y permanentes de obras. Hay cuatro museos y dos acervos de estantería abierta. Uno es propiamente la Sala Infantil, donde hay préstamo, talleres, lectura en voz alta y más actividades para niños, niñas y jóvenes. Otro es la Sala de lectura, allí están muchos de los libros de referencia o literatura secundaria y es el espacio de trabajo de los investigadores invitados cada año.
Jugendbibliothek munich 2También hay cuatro importantes colecciones de autores que pueden revisarse bajo solicitud especial pues forman parte de los museos. Se trata de los libros de los escritores Michael Ende, James Krüss y Erich Kastner y de la ilustradora Binette Schroeder.
Y el acervo sigue creciendo. La mayor parte de las publicaciones se guarda en un depósito subterráneo, de estantería cerrada, ahí mismo en el Castillo. Pero finalmente se han quedado sin espacio. Los catalogados a partir del 1 de enero de 2019 se guardan en un segundo depósito, el depósito de Puchheim, a unos 20 minutos del castillo.
La fiesta de cumpleaños 70 de la biblioteca se realizará el próximo 20 de septiembre. Aquí hay más información sobre este aniversario por si andan por el vecindario y quieren pasar a cantarles Las Mañanitas.


Además se envía por correo electrónico:

-Un formulario de aplicación (en el que debes incluir nombres de investigadores como referencia).
-Una carta en la que cuentes quién eres y cuál es tu compromiso con la LIJ.
-Una lista de tus publicaciones y proyectos de LIJ.
-Una lista de conferencias, seminarios, talleres en los que hayas participado o que hayas organizado.
-Un proyecto de investigación lo más detallado posible. ¿Qué irás a investigar? Se puede realizar toda la investigación con libros en español (cuentan con 24 mil títulos) o bien revisar en otros idiomas.



A tomar en cuenta:

En 2017 tuve la beca para terminar mi investigación para el libro La hoguera de bronce y, principalmente, para realizar una revisión histórica de la poesía infantil no rimada en Iberoamérica y publicar una antología para niños y niñas (a finales de este año aparecerá con Ediciones Ekaré bajo el título Cajita de fósforos con ilustraciones de Juan Palomino). A partir de mi experiencia, les comparto algunos datos que pueden resultarles de utilidad:
-El apoyo consta de 1,200 euros al mes que sirven para cubrir hospedaje y alimentos. El personal ofrece contactos de cuartos en renta en departamentos o casas compartidas, algunos muy cerca de la biblioteca y por unos 25 euros la noche. Aunque es un servicio opcional recomiendo tomarlo, pues cualquier otro hospedaje es muy costoso, y reservarlo con la mayor anticipación posible (sobre todo si van en verano), así como preguntar por las opciones cercanas al castillo. 
-La biblioteca no cuenta con opciones de hospedaje para parejas. Yo estuve dos meses. El primero me acompañó Mariela y tuvimos que rentar un departamento por Airbnb en el que se iba casi el total de la beca.
-Se puede comer en el restaurante del lago de la biblioteca de lunes a viernes por 3.50 euros (el horario de comida es a las 12:30). No encontrarán en ningún otro lado una opción más barata y rica.
-El boleto de avión hasta Múnich debe ser cubierto por el solicitante. 
-La biblioteca presta bicicletas a los investigadores. Recomiendo mucho solicitar una. Toda Múnich está atravesada por ciclovías y parques. Llegar en bici a la Jugend fue de lo que más disfruté, está rodeada de extensos parques y arroyos. 

-A cada investigador le asignan un escritorio en la Sala de Lectura de la Biblioteca. El horario oficial de estudio es relativamente corto (para nuestros estándares de explotación hispanoamericana): de 10:00 a 12:30 horas y de 13:00 a 16:00 horas. Aunque pueden llegar a abrir desde las 9:00 y, dependiendo de la bibliotecaria en turno en la Sala de Lectura, salir a las 17:00. Creo que parte de la estancia sirve para recopilar información a la que puedan volver con calma más adelante. Para ello recomiendo descargar la aplicación CamScanner o cualquier otra que facilite su registro pues genera archivos de pdf automáticamente a partir de fotos. Será de gran utilidad sobre todo si quieren revisar muchos libros. También pueden hacer hasta 100 fotocopias gratuitas por mes.
-La Biblioteca Internacional de la Juventud es de estantería cerrada, funciona más como un gran proyecto de conservación y archivo. No van a poder recorrer pasillos y pasillos de libros y ver qué se encuentran (aunque hay algunos espacios donde es posible esto). Es deseable que empiecen a solicitar los libros que van a leer previo a su llegada. Los libros que soliciten durante la estancia tardan un par de días en ser entregados o hasta dos semanas si son libros históricos. Eso sí, aparecen mágicamente sobre tu escritorio, como si Fújur los hubiera dejado ahí. También se pueden ver libremente los libros y revistas académicas de la Sala de Lectura.

-No hay préstamo a domicilio de la mayoría de los libros. En los casos posibles sólo se permite llevar un libro a la vez y hay que devolverlo al día siguiente. 
-Recomiendo mucho revisar la sala infantil, un espacio público para niños y niñas, que está en el mismo castillo. Es de estantería abierta y los libros que encuentres allí sí pueden llevarse a casa sin límite de tiempo.
-Si les interesa la poesía, en el edificio del staff hay un área común con un librero con oro molido: allí están todos los libros que han seleccionado de diversos países para un calendario con poesía infantil que editan cada año. 
-En los dos meses que estuve allí (junio-julio 2017) conocí a unos 10 investigadores. La mayor parte de ellos eran profesores investigadores de alguna universidad o bien estudiantes en proceso de tesis de maestría o doctorado. También conocí a editores que querían estudiar ciertas colecciones o la materialidad y diseño de libros antiguos para desarrollar los propios.
-La mayoría de los investigadores tenían la beca, pero también había colegas que gestionaron de manera independiente la estancia, cubriendo sus gastos pero con los mismos derechos de uso en toda la biblioteca. Para organizarlo así pueden enviar un correo a Petra Wörsching, asistente de dirección a: direktion@ijb.de o a Jochen Weber, jefe de la Sección de Lenguas  y responsable la Sección Iberoamericana de la biblioteca a: jochenweber@ijb.de.
– Jochen Weber habla perfecto español y es un gran anfitrión. Aunque él no está en la Sala de Lectura le pueden solicitar orientación sobre el acervo y la ciudad en general (¡suele organizar un fantástico tour histórico por el centro de Múnich que termina, como casi todo en Múnich, en un biergarten!).
-Hay muchísimas actividades para hacer dentro y fuera de la biblioteca. Imperdibles los cuatro museos dentro, en especial el de Ende y el de la ilustradora Binette Schroeder, y las exposiciones temporales. En verano vale mucho la pena ir a un conjunto de lagos a 20 minutos en bicicleta desde el castillo. El propio personal de la biblioteca organiza excursiones. Algunos compañeros aprovechaban el fin de semana para viajar a otras ciudades como Berlín, Kassel o Viena, a pueblitos en las montañas o hasta al famoso castillo de Neuschwanstein. 


Todas las fotos, salvo las que indiquen otra fuente, son de mi archivo personal o del archivo de la Biblioteca Internacional de la Juventud.

Reseña anterior desde este Blog.
La más grande biblioteca Internacional Infantil y Juvenil.


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70 Jahre IJB: Lernen Sie unsere Kulturpartner kennen!
Veröffentlicht am August 7, 2019

Gemeinsam mit zwölf in München ansässigen Generalkonsulaten und auswärtigen Kulturinstitutionen haben wir ein abwechslungsreiches Programm mit über 25 Beiträgen für Kinder und Familien auf die Beine gestellt. Feiern Sie mit am Weltkindertag, 20. September 2019, von 15-20 Uhr in Schloss Blutenburg! #vivacultura

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