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Guerra narrativa.

Nuestros gobiernos están produciendo tecnologías 
cada vez más innovadoras y destructivas en el negocio de la guerra, 
también invierten en la guerra narrativa.
Obviamente, la guerra narrativa tiene poco que ver con la verdad.
"La veracidad nunca se ha contado entre las virtudes políticas, 
y las mentiras siempre se han considerado herramientas justificables en las relaciones políticas".

Pero no funcionó en el pasado y no funcionará hoy. 
Cerrar una conversación es una forma de estrechez de miras, de miedo a la verdad. 
Es el último refugio de quienes han perdido su posición moral.

"Puedes cortar todas las flores pero no puedes evitar que llegue la primavera".
- Pablo Neruda.


Si bien nuestros gobiernos están produciendo tecnologías cada vez más innovadoras y destructivas en el negocio de la guerra, también invierten en la guerra narrativa. Convencer a la gente de la necesidad de la guerra, de quién es el mal, de quién es la mayor víctima, de quién no merece ninguna compasión y de otras disputas narrativas polarizadoras, puede ser más importante que las batallas que se libran sobre el terreno.

Obviamente, la guerra narrativa tiene poco que ver con la verdad. Como dijo Hannah Arendt: (y seguimos citando) “La veracidad nunca se ha contado entre las virtudes políticas, y las mentiras siempre se han considerado herramientas justificables en las relaciones políticas”. Esto es tan cierto ahora como lo fue en el pasado.

Para aquellos de nosotros que buscamos y defendemos la verdad, esto es difícil de cuestionar. Los hechos por sí solos no convencen a la gente. La mayoría de nosotros no tenemos la plataforma, la influencia o los recursos para igualar las narrativas institucionales, y parece que cuantas más mentiras se exponen, más mienten.

Los belicistas luchan por imponer sus relatos, sus versiones de la historia. Ya sea preservando su versión del pasado o decidiendo el futuro. Sin embargo, a pesar de lo que algunos puedan creer, la historia ya no la escriben sólo los que ganan, el vencedor, el imperialista. ¿Podría esto ser una ventaja para nosotros?

La historia se mueve. La historia es abierta y cambiante. La historia nunca deja de descubrirse. La historia es colectiva. Y también lo son nuestras palabras.
Si bien debemos cuidar las historias que escribimos, publicamos y compartimos, también debemos negarnos a permitir que nuestras palabras y nuestros idiomas sean rehenes. Ningún gobierno, grupo o individuo es dueño de nuestras palabras.

Debemos liberar nuestro lenguaje del dominio de quienes buscan cerrar el intercambio de ideas, de quienes creen que son dueños de la historia.
Mantener las palabras como rehenes es una estrategia, no una búsqueda de la verdad. Los gobiernos e instituciones que tildan de antisemita a cualquiera que critique las acciones de Israel no están tratando de erradicar y eliminar el antisemitismo. Están utilizando el lenguaje como arma. Es una caza de brujas. Su objetivo es convertir a las personas en chivos expiatorios, sofocar las críticas, cerrar el debate, aislar a las personas en grupos opuestos y evitar admitir que están equivocados.

Pero no funcionó en el pasado y no funcionará hoy. Cerrar una conversación es una forma de estrechez de miras, de miedo a la verdad. Es el último refugio de quienes han perdido su posición moral.

Si bien puede dañar la democracia y su comprensión en el corto plazo; la gente no deja de expresar sus opiniones, preocupaciones e indignación ante las injusticias porque los gobiernos legislan contra ello. Todo lo contrario, de hecho. Basta mirar lo que está sucediendo en los campus universitarios de Estados Unidos
. Está en nuestra naturaleza resistir.

La represión envalentona. Nos hace subversivos, más radicales, más creativos. Sembra nuevas solidaridades. Cualquiera que sea el medio que se utilice, lo que tenemos en común es nuestra búsqueda de la verdad y de un terreno común. No importa lo difíciles o desgarradoras que puedan parecer las cosas.

Pero debemos tener cuidado de no utilizar tácticas similares en nuestros intercambios interpersonales. Cada vez más vemos y experimentamos el cierre de conversaciones dentro de nuestras familias, comunidades y organizaciones. Al controlar el idioma de todos estamos haciendo el trabajo del autoritarismo.

Al escritor y activista Vu Le le preocupa que la gente se haya molestado más por el uso de la palabra genocidio que por el genocidio real que se está cometiendo. "Debemos centrar la justicia sobre la civilidad", dice, "tenemos que preocuparnos más por la masacre de civiles que por la elección de palabras y el tono que la gente utiliza para denunciarla".

La seguridad es otra palabra que se está utilizando como arma. La gente equipara sentirse inseguro con estar inseguro y utiliza esto para cerrar el debate. Y esto, escribe Natasha Lennard, se ha normalizado en el discurso liberal demasiado simplificado. "La necesidad de distinguir entre sentirse seguro y estar seguro es urgente e innegablemente complicada", escribe.

Al escribir como profesor y judío, con un profundo compromiso con la seguridad y el bienestar de mis alumnos”, escribe Lennard, veo que es imperativo que aprendan a distinguir entre amenaza genuina y paranoia: que sus juicios sobre el mundo tener los pies en la tierra y estar atentos al funcionamiento del poder, la propaganda y la ideología”.

¿Asi que que hacemos?
Es más importante decir la verdad que ser complaciente. Debemos resistir la autocensura. Rechazar la clasificación. Rechaza el pro esto o aquello. Rechacemos prohibir palabras que describan los horrores infligidos a las personas. Negarnos a responder preguntas que nos condenan a posiciones fijas. Debemos buscar refugio en las zonas grises, en la confusión, en los matices. Debemos negarnos a quedarnos tontos. Y debemos responder a las preguntas estúpidas con preguntas profundas.

En palabras de Franz Kafka: “No todo el mundo puede ver la verdad, pero él puede serla”.

Palabras, Verónica Yates
Ilustración, Miriam Sugranyes.



References


Una revisión de estudios indica que los efectos del uso de pantallas en los niños y adolescentes son pequeños.

 Los expertos afirman que, por el momento, 
los datos no justifican la alarma sobre el uso de pantallas 
y llaman a no juzgar los dispositivos 
sino el uso que se hace de ellos.

Llevamos una temporada de fiebre aterradora sobre los efectos perversos para la infancia y la adolescencia de las pantallas y la realidad y/o su  digitalización que se muestra a través ellas... . Ahora en la palestra están los efectos del porno en la violencia sexual; unos echan la responsabilidad en la inmigración; otros al porno por el fácil acceso de los niños a los pantallas, smartphones, redes, tiktokes...

Danos acceso a un artículo que, tras contrastar y comparar más de 100 investigaciones, no justifica tanto terror como el que se hace circular para crear opinión pública angustiada.

El artículo completo de los investigadores internacionales, que da pie a este post, y  se puede leer on line aquí 

Daniel Mediavilla.

En el siglo XVI, la invención de la imprenta facilitó el acceso a los libros y, con ellos, al conocimiento. Sin embargo, muchos eruditos de la época se alarmaron ante los efectos de la nueva tecnología. Conrad Gessner, que elaboró una lista todos los libros publicados en el primer siglo tras la invención de la imprenta, decía en 1545 que la abundancia de libros era confusa y dañina para la mente y pedía a reyes y príncipes que tomaran medidas para controlar el guirigay. Más recientemente, en el siglo XIX, se temía que la escolarización agotaría los cerebros infantiles, y, a principios del XX, que la radio distraería a los niños de la lectura. En 1985, Neil Postman, director del Departamento de Cultura y Comunicación de la Universidad de Nueva York, acusaba a la televisión de empujar a la sociedad a la “estupidez colectiva” y de crear un futuro en el que los ciudadanos vivirían en un marco de libertades formales inútiles porque nadie las podría ejercer por puro desconocimiento.

Ahora, algunos expertos advierten de que las pantallas de los dispositivos electrónicos han creado la primera generación de hijos menos inteligentes que sus padres y esos padres se organizan para restringir el uso de dispositivos electrónicos entre los escolares. Sin embargo, pese a la alarma generalizada, no existen estudios abundantes y de calidad que ayuden a entender el problema. En un editorial de 2019, la revista médica The Lancet afirmaba que “nuestra comprensión de los beneficios, daños y riesgos de nuestro rápidamente cambiante paisaje digital es dolorosamente escaso”. Hoy, la revista Nature Human Behaviour publica una revisión de estudios sobre este asunto con conclusiones poco dramáticas. En un trabajo que recoge los resultados de 2.451 estudios y casi dos millones de participantes menores de 18 años, los autores concluyen que el uso de pantallas se asocia con riesgos y algunos beneficios, pero que, en cualquier caso, los efectos son pequeños.

Los resultados muestran que la habilidad para leer y escribir y el aprendizaje en general empeora ligeramente cuando se pasa más tiempo frente a pantallas, que los anuncios de comida basura en los medios digitales favorecen que los niños la consuman o que el uso de redes sociales incrementa levemente el riesgo de depresión. Había algunos efectos positivos, que más que de las propias pantallas dependen de la utilización que se haga de ellas. Ver televisión con los padres aumentaba la capacidad de lectura y escritura y el uso de pantallas para programas educativos de realidad aumentada tenía efectos positivos en el aprendizaje.

“No creo que el tamaño de los efectos que hemos encontrado en este artículo apoyen [que las pantallas] supongan una preocupación tan grande”, afirma Taren Sanders, investigador de la Universidad Católica de Australia y primer autor del artículo. “Encontramos efectos, como la relación entre depresión y uso de redes sociales que eran algo preocupantes, pero en la mayor parte de casos no encontramos grandes efectos que nos harían pensar que este debería ser la preocupación número uno [para los padres]”, añade. “Eso no significa que para algunos niños no sea un gran problema, pero de media, probablemente, no es lo que más influye en la vida de los chicos”, concluye. La correlación más fuerte encontrada en todos los estudios es de 0,2, la misma que otros estudios han hallado entre la inteligencia y una mayor estatura.

Entre los principales efectos negativos, el uso de redes sociales mostró una relación fuerte con conductas arriesgadas, abuso de sustancias o sexo sin precauciones. Los autores apuntan a que las propias compañías sugieren que sus productos pueden tener efectos negativos para la salud mental de los jóvenes, especialmente de las adolescentes. Entre los efectos positivos, se destacan las intervenciones que emplean pantallas para promover el aprendizaje o los hábitos saludables, aunque insisten en que el beneficio puede no deberse tanto a la pantalla como el empleo que se le da.

“Yo soy padre de un niño de dos años y trato de no contagiarme de esta histeria, porque sé que no hay justificación científica”, afirma Borja del Pozo, investigador de la Universidad de Cádiz y coautor del estudio. “Ni los efectos negativos son tan grandes, ni toda pantalla es mala, es más complejo que eso”, añade. Guías con recomendaciones de uso de pantalla como la de la OMS son muy restrictivas, pese a que no se hayan encontrado pruebas sólidas del daño de las pantallas, por miedo a que la falta de evidencia se deba a que hay daños que no se están midiendo bien. “Con este metaanálisis hemos visto que los efectos de la pantalla dependen de qué se mira, con quién y con qué objetivo. Si se miran contenidos educacionales acompañados de los educadores, el efecto es positivo”, afirma Del Pozo. En el artículo sugieren que estas guías adviertan frente al uso excesivo de las redes sociales, pero consideren adaptar sus recomendaciones para promover el uso de aplicaciones educativas o videojuegos.

Pese a no encontrar datos que justifiquen la alarma, Sanders reconoce que el campo de investigación cambia rápido y es difícil para los investigadores seguir los cambios tecnológicos y de contenido. “Las redes sociales tienen a las mentes más brillantes del mundo pensando continuamente en cómo hacer que permanezcamos 30 segundos más en Facebook, así que no es sencillo para los investigadores mantenerse a la par”, concede.

Los ejemplos históricos muestran una tendencia a preocuparse por los efectos de las nuevas tecnologías en la mente humana, pero, en opinión de Sanders ese no es motivo para descartar sin más los riesgos potenciales de tecnologías tan potentes como los móviles. “Históricamente, nos preocupamos por las novedades y, cuando aprendemos más sobre ellas, nos adaptamos y las integramos en nuestras vidas”, afirma. “Esto no quiere decir que no debamos preocuparnos, sino que debemos parar, respirar y mirar a las pruebas antes de ponernos demasiado nerviosos con el tiempo de exposición a las pantallas”, concluye.

Luisa Fassi, una investigadora de la Universidad de Cambridge que no ha participado en el estudio, también cree que la información que aportan los estudios hasta el momento sugiere que es necesario una toma de posiciones “más matizada”. “Si aún no hay evidencias, deberíamos esperar antes de hacer grandes declaraciones porque es podría generar pánico y una restricción de la tecnología con efectos negativos”, opina. “En este asunto las pruebas no son claras, así que entiendo que los responsables de las políticas públicas lo tengan difícil para decidir”. Fassi considera que los padres tienen derecho a preocuparse y que es necesario que los investigadores analicen los efectos de una tecnología tan poderosa. Sin embargo, al tratarse de unos dispositivos omnipresentes, es difícil establecer relaciones de causa-efecto. Una persona que puede tener peor salud mental o peores notas en clase por el efecto de las pantallas o puede refugiarse en las pantallas ante determinadas situaciones difíciles. El campo, con un interés social creciente, aún tiene mucho trabajo por hacer para evaluar cómo afecta el uso de qué pantallas y en qué circunstancias a la salud o el aprendizaje de niños y jóvenes.

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Como es costumbre, el mundo adulto sigue escudando su intervención no en el "perverso" producto, servicio... que llega a través de las pantallas, sino en que eso no llegue a las personas menores porque lo dicen ellos... 

Si es malo puede ser igual de malo para un niño que para un adulto (ambos pueden ser "inmaduros" para usarlos); y poner como barrera una edad no deja de ser una escusa, cuando sobre la "madurez" de muchos de ellos, se puede poner en duda en todo momento.

Recomendamos el informe UNICEF:
 IMPACTO DE LA TECNOLOGÍA EN LA ADOLESCENCIA. RELACIONES, RIESGOS Y OPORTUNIDADES.
El objetivo fundamental de este estudio ha sido llevar a cabo un diagnóstico del uso e impacto de la tecnología en la adolescencia.


“Construyendo espacios seguros”, XXVI Congreso SEPS. 16 al 18 noviembre, Valencia.

 

Int. Society for Social Pediatrics and Child Health.
Del 16 al 18 de noviembre,
Centro C. La Nau. Fund. Univ. Empresa (ADEIT). 
Valencia-España.


Inscripciones en línea o presencial.


Presentación:
La importancia de la pediatría social está marcada por la estrecha relación que guarda con el proceso de salud-enfermedad, con la protección y promoción del estado de bienestar y la incidencia que los llamados factores sociales y ambientales tienen en la vida de nuestros menores.

Vivimos en un proceso de movimiento social constante con importantes cambios socio económicos y culturales que inciden en la salud del conjunto de la población infantil. Este año el congreso tiene el lema de “Construyendo espacios seguros”.

Durante tres días se debatirá sobre los nuevos retos y situaciones generadas por los problemas a los que se deben enfrentar nuestros menores. Desde la influencia de la salud medioambiental en el bienestar, la patología emergente por el mundo globalizado, el impacto de la pandemia COVID o la necesidad de incidir en los determinantes sociales ante nuevos problemas de salud.

Se reunirán de forma presencial y online a pediatras, educadores, psicólogos, psiquiatras infantojuveniles, trabajadores y educadores  sociales y todos aquellos profesionales que tienen alguna responsabilidad en  garantizar la adecuada atención a la infancia.

El comité organizador del XVI Congreso de Pediatría Social y el XX de la Sociedad Internacional de Pediatría Social os esperamos en la celebración de dichos eventos en la ciudad de Valencia.

CicloExpresso, literalmente un 'tren de bicicletas'.

 "Um CicloExpresso é um grupo de crianças que vão para a escola de bicicleta, 
acompanhadas por adultos/as monitores/as. 
Tal como um “comboio” regular, o CicloExpresso tem um percurso e horário definidos, 
e qualquer criança pode vir nele até à escola."

Un CicloExpresso, literalmente un 'tren de bicicletas', es 
- un grupo de jóvenes que viajan juntos a la escuela en bicicleta, 
- bajo la supervisión de un adulto 
- y, como un tren normal, tiene una ruta y un tiempo específicos.

Los objetivos clave combinan la promoción de la movilidad sostenible a la escuela a través de una alternativa de viaje divertida y segura a los vehículos motorizados, al mismo tiempo que beneficia la salud de los niños y ayuda a inculcar un sentido de independencia.

CicloExpresso está ganando cada vez más adeptos en ciudades como la capital, Lisboa, así como Braga, y el gobierno local de ambas ciudades se hace cargo de los costos del programa, para que las familias puedan inscribirse de forma gratuita, haciéndolo accesible para todos.

'Accesible para todos'

Las rutas pasan por casas individuales, lo que garantiza que los padres y cuidadores puedan tener la tranquilidad de que sus hijos estarán acompañados literalmente desde la puerta de su casa hasta la escuela. Los organizadores dicen que las rutas siempre se basan en evaluaciones de la seguridad y la comodidad de las redes viales y ciclistas disponibles.

El municipio de Lisboa dice que su propio esquema particular surgió en 2015 y se basó en un proyecto creado por el padre de un niño de cinco años. Deseoso de ayudar a asegurar un paso seguro a la escuela para su hijo y otros niños, decidió crear un tren de bicicletas para la escuela de su hijo: el CicloExpresso do Oriente.

El primer tren partió el 25 de mayo de 2015, llevando unos 12 niños solo en ese primer día. Padres, voluntarios y miembros del Consejo Parroquial del Parque das Nações aseguraron que todos los viernes siguientes, casi sin interrupción, el CicloExpresso do Oriente continuaría llevar a los niños a la Escuela Parque das Nações.

Apareció otro CicloExpresso, el de Barrocas, en Aveiro. Este dirigido por los padres también tuvo éxito y sigue llevando niños a la Escola Básica das Barrocas.

'Un proyecto pionero'

“CicloExpresso fue un proyecto pionero en la creación de trenes de bicicletas en Portugal y logró una importante visibilidad, habiendo tenido múltiples referencias en los medios”, dice el municipio de Lisboa.

“También fue reconocido como el caso de éxito portugués por la Organización Mundial de la Salud, en el campo de la promoción de la actividad física en las escuelas. El Ayuntamiento de Lisboa, inspirado por esta exitosa iniciativa, en el marco del desarrollo de un Programa de Movilidad Escolar, que promueve la movilidad activa y sostenible al ir a la escuela, puso en marcha un proyecto piloto de Trenes en Bicicleta y, posteriormente, un programa Municipal que se inició en el curso 2020/2021, con 11 escuelas y 18 rutas”.

Haga clic aquí para obtener más información sobre el concepto CicloExpresso.

Campeonato europeo de ciberseguridad, Selección Española

European Cyber Security Challenge#ECSCTeamSpain.




¿Qué es el campeonato European Cyber Security Challenge?

La competición, European Cyber Security Challenge (ECSC), es una iniciativa de la Agencia de la Unión Europea para la Seguridad de las Redes y la Información (ENISA), en la que participan un grupo de países europeos organizadores de competiciones nacionales de ciberseguridad.

Se trata del mayor campeonato técnico a nivel europeo en materia de ciberseguridad, en el que compiten los mejores jóvenes talentos de los diferentes países participantes, seleccionados a través de sus diferentes competiciones nacionales. Así, INCIBE organiza anualmente una competición específica para la confeccionar el equipo nacional.

En 2016 y 2017, la selección española fue la vencedora de esta competición, convirtiéndose en referencia en materia de ciberseguridad.

Asimismo, la edición de 2017 que tuvo lugar en Málaga (España), fue organizada por INCIBE y contó con una gran participación de selecciones nacionales.

Objetivos

Desde la primera edición de la competición se han perseguido unos objetivos claros y compartidos por los distintos países miembros. De manera resumida son:

  • Identificar talento en materia de ciberseguridad, contribuyendo a paliar la falta de profesionales cualificados que sufre el sector y conectando a jóvenes de alto potencial con actores del sector de la ciberseguridad.
  • Poner la ciberseguridad al servicio de la sociedad, potenciando el conocimiento en materias técnicas y resaltando la importancia estratégica para la sociedad.
  • Promover las relaciones amistosas y de cooperación entre asistentes: participantes, empresas y representantes de cada país.
  • Atraer a una audiencia más amplia y aumentar el nivel de concienciación sobre la necesidad de tener más eventos técnicos de este tipo.

La competición es promovida por la Comisión Europea y, en un sentido más amplio, se enmarca dentro del contexto general de la Estrategia de Ciberseguridad de la UE y la Directiva NIS, que junto con la Agenda Europea de Seguridad proporcionan el marco estratégico general para las iniciativas de la UE sobre ciberseguridad y ciberdelito.

En este marco, la identificación de talento en la materia es importante para el desarrollo de capacidades en ciberseguridad. Por ello, estas competiciones nacionales y europea sirven para incentivar, detectar, formar y potenciar a los mejores jóvenes talentos de cada país.


Esta es la Selección Española, conoce a estos jóvenes talentos, acceso.


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