Las relaciones y discursos de los adolescentes y jóvenes en los institutos son una pieza clave para entender esta etapa vital. Los cambios sociales, derivados de fenómenos como la irrupción de lo digital o la presencia de la inmigración, se hacen cada vez más patentes. Tanto a nivel social como para la administración y la universidad es relevante profundizar en cómo son las relaciones que se establecen entre los estudiantes. No solo a partir de su propia percepción sino también la del profesorado.
JORNADA: “ADOLESCENTES Y VULNERABILIDAD”. URJC/PROVULDIG/UJCI.
Las relaciones y discursos de los adolescentes y jóvenes en los institutos son una pieza clave para entender esta etapa vital. Los cambios sociales, derivados de fenómenos como la irrupción de lo digital o la presencia de la inmigración, se hacen cada vez más patentes. Tanto a nivel social como para la administración y la universidad es relevante profundizar en cómo son las relaciones que se establecen entre los estudiantes. No solo a partir de su propia percepción sino también la del profesorado.
Tú sí que no vales.
Fotograma de Los 400 golpes |
Niños y niñas migrantes en una de las rutas más peligrosas del mundo.
Canarias: Niños y niñas migrantes en una de las rutas más peligrosas del mundoHacia una política de contingencia con enfoque de derechos de la infancia |
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UNICEF España ha presentado hoy Canarias: niños y niñas migrantes en una de las rutas más peligrosas del mundo, informe que refleja la situación tanto de las más de 2.500 personas, presumiblemente menores de edad no acompañadas, que hay actualmente en las islas, como de un sistema que ha intentado dar atención a los 3.830 menores de edad que han llegado a Canarias desde 2019. El Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas ya alertó a España, en sus recomendaciones de 2018, sobre la necesidad de garantizar una atención adecuada a la infancia migrante no acompañada. Por ello, ese año llevamos a cabo el primer diagnóstico de los derechos de los niños y niñas migrantes no acompañados en la frontera sur española (Andalucía, Ceuta y Melilla). Tres años después, hemos realizado un segundo trabajo, esta vez centrado en las condiciones de recepción y acogida de los niños y niñas migrantes en las Islas Canarias, que también contiene una actualización de la situación en Andalucía y Ceuta, y una serie de recomendaciones para impulsar una verdadera política de Estado para la protección de los derechos de las niñas y los niños en contexto de migración. Puedes encontrar toda la información aquí. Fuente Unicef España
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Canadá desentierra los cementerios perdidos del "genocidio cultural" de la infancia indígena.
"Durante más de un siglo, los objetivos centrales de la política indígena de Canadá eran eliminar los gobiernos aborígenes, ignorar sus derechos, terminar los tratados y, a través de un proceso de asimilación, provocar su extinción como entidad legal, social, cultural, religiosa y racial diferente", señala en su primera frase el informe de la Comisión Verdad y Reconciliación de Canadá, publicado en 2015.
"El establecimiento y funcionamiento de las escuelas-residencia fueron un elemento central de esta política, que se puede describir mejor como genocidio cultural", sostiene el documento. El sistema comenzó oficialmente en 1883 y el último centro cerró en 1996, aunque la mayoría ya lo había hecho en los años 80. Llegó a haber 130 de estos centros y muchos de ellos estaban dirigidos y gestionados por la Iglesia católica.
"Estos hallazgos son solo la punta del iceberg. Lamentablemente, vamos a ver más y más", dice a elDiario.es Heather Bear, vicepresidenta de la Federación de Naciones Indias Soberanas, representante de los 74 grupos indígenas de Saskatchewan. "Esto es solo el comienzo y creo que estamos destapando un legado para Canadá".
Las condiciones de los centros
La historia comenzaba con una carta de las autoridades o con el cura, policía o agente indio de turno presentándose en casa. Los padres estaban obligados a enviar a sus hijos a estas ‘escuelas’ y les amenazaron con ir a la cárcel si no los mandaban. Muchos de esos menores fueron trasladados a lugares remotos, las visitas estaban limitadas y muy controladas y a los hermanos se les separaba. Todo con el objetivo de romper lo máximo posible con su identidad de indígena y matar así al indio que había dentro del niño.
A su llegada se les cortaba la trenza (que a menudo tenía un significado espiritual), se les cambiaba la ropa por un uniforme y sus nombres indígenas por otros occidentales. Se les prohibía hablar en su lengua materna y en ocasiones tenían que hacer trabajo forzado para "financiar el funcionamiento de las escuelas", según detalla el informe.
"En algunas escuelas también eran esposados, maniatados, golpeados, encerrados en sótanos y otras cárceles improvisadas o exhibidos en cepos", señala el documento. Además, muchos sufrieron abusos sexuales. Las condiciones sanitarias tampoco eran las adecuadas y muchos de los niños fallecidos murieron por enfermedades, especialmente tuberculosis. Según los datos de la comisión, al menos 4.100 niños murieron en los internados, aunque la cifra real probablemente es mayor.
Durante la mayor parte de la historia de estos centros, la política general era no devolver los cuerpos a las familias, que incluso no recibían ninguna notificación. En cerca de la mitad de los casos no se registró la causa de la muerte. Bear denuncia que ni Canadá ni la Iglesia han entregado los registros oficiales de los centros para saber el alcance de las muertes. "No podemos permitirles suavizar esto más de lo que lo han hecho. Hay centenares de niños de los que no sabemos nada", dice.
La comisión también recogió múltiples testimonios de abusos sexuales, como el de Marie Therese Kistabish: "El cura me dijo que me arrodillase. Lo hice y empezó a levantarse la sotana. Era una túnica negra larga. Yo empecé a llorar y gritar para que me dejase ir". Otros relatan en detalle tocamientos, violaciones, amenazas, etc.
"Fue un holocausto de nuestros niños. Eran campos de concentración", dice Heather Bear. "La Iglesia y el Estado tienen que reconocerlo. Recibimos una disculpa de Canadá, pero realmente no hemos abordado el genocidio de nuestro pueblo. El Papa ni siquiera se ha disculpado y admitido que ocurrieron atrocidades a manos de curas y monjas".
"Hay que acabar con el racismo de este país"
En 2006, Canadá llegó a un acuerdo extrajudicial con las comunidades indígenas tras la presentación de la demanda conjunta más grande de la historia de Canadá por parte de supervivientes de estas escuelas. En dicho acuerdo, además de indemnizaciones económicas, se pactó la creación de la Comisión de la Verdad y Justicia, que publicó su informe final casi ocho años después del inicio de las investigaciones.
"Los canadienses han sido educados para creer en la inferioridad de los pueblos indígenas y en la superioridad de las naciones europeas. Esta historia y sus consecuencias, por tanto, no deberían verse como un problema indígena. Es un problema canadiense", escribe en la introducción Murray Sinclair, presidente de la comisión y juez de origen indígena.
"Tenemos a nuestra gente caminando perdida sin idioma, sin cultura, sin tradiciones y sin valores que han perdido con esta política. Y eso es lo que necesitamos para sanar", dice. "Se nos ha enseñado que el perdón consciente es el paso para la curación, pero ¿a quién tengo que perdonar? ¿A Canadá, a la Iglesia, a Dios? Alguien tiene que dar un paso al frente, admitirlo y ayudarnos a reparar nuestras naciones porque el sistema actual, en el que se supone que somos compañeros de igual a igual en esta tierra, está mal. [Nuestra comunidad] sufre pobreza y desigualdad en todos los ámbitos".
"Cuando hablamos de los colonos, ha llegado la hora de acabar con la discriminación y el racismo en este país. Ese mismo grupo está construyendo otras instituciones como la penitenciaria, el control policial… Los que las dirigen y controlan son todo colonos, no hay indígenas. Las cárceles de todo el país están llenas de nuestra gente", denuncia. "La representación e indigenización parecen palabras muy bonitas, ¿pero está ocurriendo?"
Bear, sin embargo, se muestra optimista cuando mira al futuro. "Estamos haciendo todo lo que podemos para revitalizar nuestra cultura, tradiciones, costumbres e idioma. No podemos cambiar lo que ocurrió en el pasado, pero siempre hay un mañana".
Familias de clase media se unen para llevar a sus hijos a los colegios gueto que nadie quiere.
Madres valientes, familias coherentes de la escuela Muntanya del Drac (Manresa): son María, Anna, Sara y Georgina... F.Albert Garci. |
Así trabajan los adolescentes migrantes en y por España.
Estos chavales trabajan siete horas al día por 41 euros, aunque en realidad son 39 porque dos euros se los devuelven a la empresa que los ha contratado. Es lo que les cobra diariamente por ocupar una plaza en un barracón de obra donde tienen cama, retrete, ducha, cocina y lavadora. Se trata de un habitáculo que intenta asemejarse a un hogar, aunque ni de lejos.
Hay dos hileras de estos barracones en mitad de un descampado rodeado de inmensas fincas con invernaderos. Los chicos, cuando le dan indicaciones a este reportero para llegar hasta aquí, les llaman “las casitas”. Ahora, a mitad de tarde de este jueves, cuando EL ESPAÑOL los visita, algunos de estos jóvenes se reúnen a charlar mientras otros, todavía exhaustos por el duro trabajo, descansan en sus camastros tras comer y ducharse.
Saben que mañana han de levantarse al amanecer y que pasarán siete horas encorvados cortando esos jugosos frutos rojos que a las pocas horas de saltar de la rama -a lo sumo un par de días- llegarán a las neveras de media Europa.
Algunas jornadas hacen horas extras. Como máximo, tres diarias. Las cobran a entre siete y nueve euros cada una.
Todos estos chavales cruzaron un día de manera irregular las fronteras de Ceuta y Melilla. Eran menores de edad cuando lo hicieron. 15, 16, 17 años. La Administración de ambas ciudades autónomas españolas se hizo cargo de ellos. Hasta cumplir los 18 se les catalogó como ‘menores extranjeros no acompañados’, MENAS. Se les dio un techo, comida y formación.
Cuando se hicieron mayores de edad se les entregó un permiso de residencia temporal y se les dejó en la calle. Si no encontraban trabajo, tarde o temprano acabarían expulsados. Buscaos la vida, se les vino a decir. Y en esas andan.
Esta semana, VOX ha vuelto a señalarlos en un cartel publicitario de su campaña electoral en Madrid. “Un MENA, 4.700 euros al mes. Tu abuela, 426 euros de pensión mensual”. El mensaje era directo, acusador y falso, como contó este periódico esta semana. En resumen, se decía que esos chicos estarían llevándose el dinero que podría destinarse al bienestar de los ancianos españoles.
No era la primera vez que el partido de ultraderecha los acusaba de manera prejuiciosa y falsa. Otras veces los ha señalado como violadores o ladrones y de actuar en manada. Siempre, sosteniendo que su procedencia era la causa por la que actuarían de ese modo. Pero Mohamed, Bilal, Soufiane y compañía desmienten esa imagen dañina que VOX quiere trasladar de ellos.
“Nosotros venimos a trabajar, no a ser delincuentes”,
explica Mohamed Achoroaa, de 21 años, el mayor del grupo. “El color de mi piel, mi lugar de nacimiento o mi acento no tienen por qué marcarme de por vida”. El chico, de pelo oscuro y rizado, lleva cinco meses trabajando en la recogida de la fresa.
“Lo que queremos es buscarnos la vida”, apostilla Bilal Lamsayah, de 18 años, uno de los recién llegados. Trabaja aquí desde mediados de marzo. “Que Abascal, cualquiera de VOX o la gente que piensa como ellos vengan aquí por 39 euros al día. No aguantarían mucho, te lo aseguro”.
Dinero a casa
Los ochos jóvenes marroquíes con los que habla el reportero aseguran que cada mes envían una remesa de dinero a sus familias. Mohamed, el más veterano del grupo, mandó 350 euros el mes pasado. Con ese dinero ayuda a sobrevivir a sus padres, que no tienen trabajo, y a sus cuatro hermanos.
“Aquí, aunque el salario sea bajo, gano en un día lo que podría ganar en mi país durante todo un mes trabajando más horas”, asegura. Otros chicos envían lo que pueden: 100, 150, 200 euros…
Los barracones en los que viven estos jornaleros -la mayoría de la mano de obra en la recogida de la fresa es extranjera, principalmente de origen magrebí y de países de Europa del Este- se encuentran en mitad de inmensas fincas que sólo se ven delimitadas por carreteras perpendiculares. A vista de pájaro, resultaría como observar el mapa de un bosque lleno de caminos verticales y horizontales que se entrecruzan.
“Estamos aislados”, cuentan. Para ellos, salir a tomar un refresco, conocer a otros jóvenes o ir a comer una hamburguesa es una quimera. Sin embargo, en ningún momento de la entrevista se quejan.
Un decreto 'salvador'
En abril del año pasado, casi al inicio de la pandemia y con el país confinado, el Gobierno publicó un decreto por el que se permitía que los extranjeros en situación irregular en España pudieran trabajar en el campo.
Aprovechando esta coyuntura, tres ONG -Amani, de Granada; Familia Solidaria para el Desarrollo, de Chiclana (Cádiz) y Voluntarios por otro Mundo, en Jerez (Cádiz)- negociaron con Freshuelva, una de las patronales del sector de las fresa, para incorporar a jóvenes extutelados a la campaña de recogida.
En 2020 consiguieron 80 contratos. En la campaña de 2021 han sido 140. Sólo a cuatro de estos chicos se les ha despedido.
“La pandemia les abrió una puerta laboral y una oportunidad”, explica Michel Bustillo, delegado de Voluntarios por Otro Mundo, ONG que tiene cinco pisos de acogida, con 42 plazas en total, para exMENAS.
“Hablamos con el Defensor del Pueblo y éste le hizo una recomendación al Ministerio de Inclusión Social, Seguridad Social y Migraciones. Gracias a ese decreto a los chicos que firmaron un contrato se les concede una tarjeta de residencia y trabajo de dos años de duración”.
Michel Bustillo se revuelve cuando se le pregunta por VOX y su última campaña electoral en Madrid contra los MENAS, la misma que un juzgado de la capital del país ha rechazado retirar. La Fiscalía lo denunció por la supuesta comisión de un delito de odio.
“Son unos provocadores. ¡Que Abascal me acompañe un día a una de esas fincas o que los escuche Rocío Monasterio! Entonces se les cambiará el concepto que tienen de estos chicos. Me genera mucha rabia que se aprovechen de los vulnerables y que se intente enfrentar al pobre contra el pobre. Son ruines. Están creando la imagen de un monstruo de alguien que no lo es”.
Comienza a caer la noche sobre los campos de fresas de Huelva. Aquí, en este poblado de barracones, corre un leve viento que invita a resguardarse. Los chicos se cubren con sudaderas, aunque varios de ellos todavía visten pantalones cortos y llevan chanclas.
Bilal Lamsayah cuenta que es Nador. Lleva dos años y medio sin ir a Marruecos, justo el tiempo que hace que cruzó a Melilla. Con 18 años, tras abandonar el centro de menores en el que convivía con alrededor de otros 900 chicos, se mudó a Almería para intentar encontrar trabajo y que se le prorrogara el permiso de residencia. Estuvo un mes y medio trabajando sin papeles en una restaurante, donde fregaba platos.
Luego, Bilal probó suerte en Málaga y más tarde en Lérida. En tierras catalanas escuchó hablar de un tal Michel Bustillo y sus pisos de acogida en Jerez de la Frontera, adonde llegó en octubre del año pasado. El 11 de marzo se mudó a Huelva para empezar a trabajar en la recogida de la fresa. El chico considera que hay una parte de la sociedad española que es "abiertamente racista".
“Salí de mi casa en busca de un futuro mejor. Mi sueño es estudiar y mudarme a Inglaterra. Quiero vivir allí, me encanta ese país. Es injusto que a alguien se le juzgue por el color de piel o por lo que hagan otros de su mismo país. Eso es xenofobia.
Yo estoy en España para ganarme la vida y tener un futuro.
¿Tanto mal hago? Dímelo tú, ¿tanto mal hago?”.
La pregunta todavía resuena en la cabeza de este reportero.
(In)seguras online, informe de Plan Internacional.
Descargar resultados de España
Las niñas, adolescentes y jóvenes usuarias de redes sociales están expuestas de forma habitual a esta forma de violencia, que incluye la recepción de mensajes explícitos, imágenes de contenido sexual, ciberacoso, amenazas de violencia física y sexual, comentarios racistas y anti-LGTBIQ+, humillaciones y burlas, y ataques por su aspecto físico.
Descargar Informe Estado Mundial de las Niñas.
Las organizaciones sociales demandan una respuesta urgente en la Cañada Real ante la vulneración de derechos.
UNICEF. 'Pin parental' y actividades educativas complementarias
La mayor aportación de la CDN es considerar a niños y niñas como sujetos de derecho, y no como meros objetos de protección. Es obligación de los estados garantizar la aplicación, provisión y protección de esos derechos.
En lo referente a los fines del derecho a la educación, la CDN establece que los estados deben reconocer que la educación debe estar orientada a desarrollar la personalidad y las capacidades del niños y niñas, y prepararlos para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos (art. 29).
En ese sentido, la Constitución Española está perfectamente alineada con esa visión y especifica que: la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales (art. 27.2).
El principio del Interés Superior del Niño.
El valor de la aportación de las familias
No cabe duda que contar con una buena aportación de las familias en el proceso de enseñanza-aprendizaje es una valor con el que cualquier sistema educativo quisiera contar. Esa presencia familiar es tremendamente intensa en los años de educación infantil, y se va diluyendo a medida que niños y niñas avanzar por las distintas etapas educativas y van ganando en autonomía.La escuela se nos presenta como un espacio diverso y privilegiado para disfrutar de un contexto democrático que dé lugar al aprendizaje de derechos y responsabilidades individuales y colectivas, al entendimiento entre ciudadanos críticos y pensantes, al goce de la igualdad sin ningún tipo de discriminación y al desarrollo y potenciación de todas sus capacidades.
Para que todo esto suceda es preciso que esa amalgama formada por docentes, estudiantes, familias, personal de apoyo y servicio, autoridades, etc., en definitiva, lo que denominamos comunidad escolar, encuentre los cauces legítimos y apropiados para expresar ese derecho de forma armoniosa y constructiva.
Confiar en los docentes y responsables de los centros educativos
En este contexto queremos manifestar nuestra confianza en los docentes y responsables de centros educativos en el ejercicio de su libertad de enseñanza a la hora de configurar el conjunto de actividades necesarias para cumplir con los objetivos curriculares de la manera más eficaz, inclusiva y equitativa.Una educación con enfoque de derechos, de derechos de infancia, facilitará nuestros análisis en un período de gran interés social sobre el presente y futuro de nuestra infancia y nuestro sistema educativo.
Sobre la naturaleza de las actividades complementarias
- ¿Qué son las actividades complementarias? Las actividades complementarias tienen por objeto enriquecer el currículo, como mecanismo con el que cuentan los centros educativos dentro de su competencia. Son propuestas realizadas por el equipo docente y van alineadas con los objetivos curriculares. Son obligatorias y evaluables. Se celebran en horario escolar y con el profesorado presente.
- ¿Cómo se aprueba realizar unas actividades u otras? Todas las actividades se han de aprobar por parte del Consejo Escolar al inicio de curso dentro de la Programación General Anual (PGA), así como ser evaluadas una vez se celebren.
- ¿Qué diferencia hay entre actividades complementarias y extraescolares? Las complementarias son obligatorias, evaluables, en horario escolar, con profesorado presente y las extraescolares son voluntarias, fuera del horario escolar y no son evaluables.
Infancias que migran de forma autónoma, Artículo,
Todo depende del color de tu pasaporte, ¿no?.
Sufian, 13 años, Tánger.
Este artículo reflexiona desde una mirada performativa sobre la presencia de niños, niñas, adolescentes y jóvenes menores de 18 años extranjeros, construidos jurídicamente como menores extranjeros no acompañados, dentro y fuera de los sistemas de protección en el Estado español y las interacciones que su presencia ha generado en los últimos 20 años.
El texto tiene como objetivo la reflexión teórica desde el concepto de agencia sobre los significados de estas movilidades infantiles y adolescentes en un contexto transnacional. En una primera parte describiremos las implicaciones de una mirada agentiva poniendo especial interés en la cuestión de la migración autónoma y sosteniendo la importancia de generar otras narrativas y desbancar denominaciones raptadas en el nacionalismo epistemológico y metodológico como el uso intensivo de la categoría jurídica de “menores extranjero no acompañados”.
En la segunda parte, describiremos las performatividades de la presencia de estos menores en nuestras sociedades y territorios en estos últimos 20 años y las interacciones y tramas que sus subjetividades han reformulado y construido. Nos detendremos en tres aspectos, por un lado cómo la presencia de personas menores de edad marroquíes está contribuyendo a que los diferentes Sistemas de Protección de la Infancia comiencen a reflexionar en torno a la diversidad cultural y su gestión. Por otro lado, cómo se ha articulado un movimiento de defensa de derechos de los chicos y chicas extranjeras con importantes logros jurídicos que han beneficiado a la infancia y adolescencia en su conjunto.
Finalmente, cómo nuevas formas de intervención social, como la mediación social transnacional, están poniéndose en marcha para acompañar la movilidad de estos niños, niñas, adolescentes y jóvenes y repensar la territorialidad de los sistemas de protección, que se revela como insuficiente.
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