En los últimos dos años la sociedad mundial se ha visto impactada por la pandemia y la vida infantil se ha alterado considerablemente. Sin embargo, ya existían voces que alertaban sobre los riesgos que amenazan unas formas de vida basadas en la desigualdad entre los seres humanos y la falta de respeto al planeta que nos soporta a todos. Por citar algunas de esas amenazas se puede hablar de la crisis de legitimidad de las democracias representativas, debilitadas por los continuos casos de corrupción política, la persistente desigualdad social y económica que privilegia a ciertos sectores (o países) en desmedro de una gran masa de población que vive en condiciones precarias, la supeditación a los vaivenes del mercado, o la baja participación electoral.La destrucción del equilibrio entre las especies que habitan la Tierra, ha tenido una expresión dramática en esta pandemia provocada por un virus, el COVID-19 que, del mismo modo que las manifestaciones del calentamiento global nos hacen enfrentarnos a un hecho incuestionable esto es, que lo queramos reconocer, o no, todos estamos sometidos a las leyes sujetos a la de la naturaleza.
Unido a lo anterior, la discriminación por razón de sexo-género sigue provocando situaciones de desigualdad entre niñas y niños, mujeres y hombres, lo que repercute en que el cuidado que nos debemos unas personas a otras (así como al medio ambiente que nos acoge) sigan siendo una responsabilidad femenina.
La pandemia vino a alterar todo lo que se daba por sabido, lanzándonos a un mar de incertidumbre que debemos gestionar echando mano de nuevos paradigmas y nuevas sensibilidades para responder a la altura de las circunstan-cias. Las niñas, niños y adolescentes no están siendo ajenos a la búsqueda de caminos para el cambio. Impulsados por adolescentes como Greta Thunberg han surgido movimientos sociales transnacionales que llaman la atención sobre el cambio climático y la protección de la naturaleza, o acciones de reivindicación de los derechos de las niñas y las mujeres, de las que se convirtió en icono Malala Yousafzai. También, en los últimos tiempos, en ciertos contextos regionales, se ha visto la participación protagónica de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en revueltas populares como el movimiento Indignados (España), Estallido Social (Chile, Perú, Colombia) o en las travesías migratorias que realizan adolescentes no acompañados o de forma autónoma en las fronteras de México/EEUU, Marruecos/España o Bolivia/Chile.
Sin embargo, la democracia representativa sigue restringiendo el estatus de ciudadanía a la mayoría de edad y, salvo contadas excepciones, el derecho a voto sigue siendo un derecho exclusivo para las personas mayores de 18 años. Así, paradójicamente la infancia se ha configurado como un grupo social que tiene una gran capacidad de voz, acción y movilización, pero sin disponer de legitimidad simbólica en el sistema democrático.
Es evidente que estamos frente a un cambio de época en la que la actual generación de niñas, niños y adolescentes se ha visto impactada por los eventos de orden macrosocial y han visto transformadas sus vidas en el nivel micro-social. Por lo tanto, resulta oportuno plantearse la necesidad de una “democracia generacional” en un escenario de incertidumbre, con la cuarta revolución en plena marcha, el dominio de las redes sociales y la manipulación mediante algoritmos, a contrapelo de la capacidad de acción o agencia infantil que ha quedado demostrada.
En nuestra llamada para este número visualizábamos un horizonte post-pandemia. Sin embargo, transcurridos solo unos pocos meses, constatamos que el desafío de la enfermedad y sus consecuencias sigue presente. Pero algu-nos de los cambios sociales que ya se anunciaban antes, así como los que han emergido durante este periodo, ya han podido ser documentados y analizados por las personas dedicadas a la investigación sobre y con la infancia, como quedará demostrado a través de los artículos que presentamos a continuación.
El artículo con el que se abre la sección monográfica del presente número posee varios rasgos de originalidad que merecen ser destacados. No siempre es fácil para las personas investigadoras en el campo de infancia acceder directamente a las niñas y niños, tampoco lo es conseguir que en nuestras producciones científicas ellos hablen por su propia voz, no filtrada o mediada por la nuestra, por fin, los requerimientos éticos obligados no permiten desvelar sino, al contrario, ocultar la identidad de los sujetos, de modo que no puedan ser identificados. Pues bien, en este caso, y respetando todas las reglas, las y los niños que participan en la investigación que se relata en el artículo han decidido aparecer debidamente identificados, porque consideran que esto dará más visibilidad a su actividad de divulgación y concienciación a través de las redes sociales. Por otro lado, se han reproducido ampliamente sus propios discursos que no aparecen como ilustración o acompañamiento del discurso de la persona investigadora adulta, sino que se establece una especie de diálogo entre ambos. El artículo puede ser también original para personas poco avisadas debido a las temáticas que abordan en sus redes estos niños y niñas. Estas se alejan de lo que, a través de los medios, hemos llegado a creer que son las que practican, caracterizadas, a nuestros ojos, por la superficialidad. En Dos “likes” à luta: Participação cívica de crianças nas redes sociais na promoção de direitos, artículo firmado por Bianca Orrico Serrão, Manuel Jacinto Sarmento y Juliana Prates Santana, veremos que ellas y ellos tratan temas relacionados con libros y con la promoción de la lectura, y también otros que tienen que ver con el racismo, o con la violencia en las favelas, o con el empoderamiento de las niñas negras y la demostración de que todas las niñas tienen capacidad para producir ciencia.
En su artículo Desigualdad socioeconómica y acceso diferencial a las tecnologías digitales de niñas y niños en la Argentina, Alberto Minujín y Jorge Paz realizan un análisis longitudinal sobre el acceso y el uso de computadora e internet por parte de la población infantil antes y durante el confinamiento por motivo de la pandemia. Los datos analizados les permiten concluir que, aunque se mantienen las diferencias entre categorías socioeconómicas, el cre-cimiento ha sido generalizado y aún más intenso en los grupos con menores ingresos y mayores privaciones. El uso de internet por parte de los niños es visto desde otra perspectiva en el artículo La representación social del uso de Internet en la infancia y adolescencia: valoración crítica de Kepa Paul Larrañaga y Mónica Mª Monguí Monsalve. Aquí los autores, apoyados en una metodología cualitativa, comparan las representaciones sociales sobre el uso de internet y las visiones sostenidas por niños, niñas u adolescentes al respecto, concluyendo en la necesidad de un pacto intergeneracional que lleve a conciliar los distintos puntos de vista.
El artículo que firman Carolina Machado Castelli y Ana Cristina Coll Delgado, Educação infantil na pandemia e póspandemia: reflexões sobre o emparedamento das crianças pone su mirada sobre la primera infancia, llamando la atención sobre el impacto que las medidas para la contención de la pandemia han tenido en las vidas de las niñas y niños más pequeños, aumentando el tiempo que pasan entre cuatro paredes y sin contacto con la naturaleza. El mismo tema es tratado por Késia D’Almeida, dentro de la sección de Otras Colaboraciones en este número.
Un poco más mayores son las niñas cuyos trayectos cotidianos de la casa a la escuela se acompañan en el artículo de Vania Carvalho de Araujo titulado Por uma epistemologia sobre a cidade em companhia das crianças. Aquí se observa cómo la realidad es producida por ellas a través de sus experiencias transitando las calles de un barrio popu-lar de una ciudad brasileña.
En semejante rango de edad se encuentran los niños y niñas a los que se refiere el artículo Construcción de mandatos de género en niñas y niños de edad preescolar en Zinacantán, Chiapas, del que son auto-ras Guadalupe Penagos Aguilar, Saraí Miranda Juárez, Alma Arcelia Ramírez Iñiguez y Juan Iván Martínez Ortega.
Las vidas de los niños, igual que las de los adultos, se encuentran atravesadas por coyunturas políticas que influyen, o tratan de influir en su pensamiento, y que pueden provocar reacciones tanto de asentimiento como de rebeldía. De ello se trata en los artículos Infancia en tiempos de guerra moral y espiritual en Brasil: culturas (in) materiales y subjetivación política (des)democrática, de Heloísa A. de Matos Lins, y Voces y experiencias de niñas, niños y jóvenes en la crisis sociopolítica en Chile, de Valentina Terra Polanco, Nicolás Corvera Sandoval y Paulina Castillo Henríquez.
En la sección de Miscelánea, los artículos de Gabriel Pranich y de Raúl Sánchez García invitan a la reflexión sobre las actitudes y miradas hacia los niños y niñas de los dos segmentos de la población adulta que están habitualmente en estrecho contacto con ellos y ellas, bien sea debido a la etapa del ciclo vital que están atravesando, o bien a su desempeño profesional. Mientras, la perspectiva histórica, presente en los nuevos estudios de infancia, está representada en el artículo firmado por María de Lourdes Herrera Feria y Zoila Santiago Antonio.
En la sección de Otras Colaboraciones, y como forma de conectar las producciones científicas que se producen originalmente en alguno de los dos idiomas en los que se publica Sociedad e Infancias, se ofrece la traducción al español y asimismo la versión original de una conferencia pronunciada por Claudia Fonseca, que fue reproducida en un libro de 1999 que ya no está accesible. Por fin, la reseña que se publica nos introduce en el tema de la filosofía de la infancia y de los niños. Con todo ello confiamos en que nuestra revista continúe mereciendo la atención y resulte de utilidad para todas las personas interesadas en el campo de los estudios de infancia.