Mostrando entradas con la etiqueta TIC e Infancia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta TIC e Infancia. Mostrar todas las entradas

HDIA, Hablando de Infancia y Adolescencia, nº de mayo, Revista GSIA.

                                       Hablando de Infancia y Adolescencia. 

La Asociación GSIA edita esta Revista de Prensa, bimensual y digital,
que analiza la actualidad recogida por los medios 
en relación a la infancia y la adolescencia, 
aportando nuestro propio enfoque 
con distintos secciones, artículos y columnas de opinión.

       Acceso desde aquí. 

 

Dejamos de verlos como sujetos
(con derechos, deseos, opiniones propias…), 
para contemplarlos como objetos, recipientes.., 
en los que introducir pensamientos, aprendizajes.., 
para que maduren, y se conviertan en adultos.

  Así les estamos arrebatando su consideración como personas autónomas.

Existe un pensamiento que se transmite generacionalmente, que determina que la niñez y la adolescencia 
son tránsitos en la vida, camino de un culmen construido en nuestro imaginario. 

Es decir, sin que seamos conscientes, dejamos de verlos como sujetos (con derechos, deseos, opiniones 
propias…), para contemplarlos como objetos, recipientes, en los que introducir pensamientos, aprendizaje, 
conocimientos, etc. para que maduren, y se conviertan en adultos. 

Por tanto, si consideramos que un/a niño/a o adolescente es un ser que se encuentra en tránsito de convertirse
 en un adulto, le estamos arrebatando su consideración como persona autónoma, ya que lo entendemos como
 un ser incompleto, a falta de convertirse en lo que debe ser y aún no es.
 
Esto no quita que como a cualquier persona, adulta o niña, deba de protegerse, y que desde el concepto de 
ciudadanía, se garanticen sus derechos y su participación en sociedad. Que niñas y niños necesitan del apoyo 
de adultos, es tan cierto como que quienes somos adultos necesitamos también del apoyo, ayuda, o cuidado de
 otras personas… Es lo que tiene vivir en sociedad, a pesar del concepto individualista de libertad que maneja 
un espectro social adulto –que reclama sus derechos, pero parece olvidar sus obligaciones-, que desde nuestras 
relaciones de vecindad y ciudadanía, debemos tener en cuenta el respeto y bienestar de nuestros semejantes. 

Posiblemente, y reiterando lo ya comentado, este es el quid de la cuestión, ¿consideramos a niñas, niños 
y adolescentes nuestros semejantes?

Muchas son las noticias que recogemos en nuestra sección ‘Se ha dicho’ que transmiten un extrañamiento
 de todo lo que sucede a niñas y niños, especialmente si hablamos del uso de las tecnologías de la 
información, donde se está produciendo un debate reduccionista dicotómico (si o no), sin contemplar las
 aristas y complejidades existentes en nuestra convivencia con las pantallas y su uso. Hay muchas noticias que
 alertan de los riesgos, y pocas son las noticias como la que recoge la demanda de 850 niños y niñas que han
 participado en la elaboración de un manifiesto reclamando más derechos digitales

Este extrañamiento genera, como se recoge en esta sección, una visión determinista y monolítica que proyectan
 los medios audiovisuales, que los convierten en un “otro”, en muchos casos incapaz o amenazante, sobre el que
 hay que decidir. 
Más si cabe, en estos casos, en aquellas zonas del mundo que padecen la concepción occidental de la infancia,
 cargada de una consideración de marginalidad fruto de los procesos de colonización, a la que a la condición de
 “niño o niña como ser inferior”, se agregan las realidades de los países del sur global, o las condiciones de vida
 en sus procesos migratorios a los países occidentales. 

Sobre este contenido se encuentran dos fantásticas reseñas en nuestro ‘Escaparate’, que analiza sendas obras en las que participa nuestro socio de honor, Manfred Liebel, dedicadas a las infancias en el sur del mundo.
Junto a esta mirada crítica hacia la concepción de la infancia en estas zonas, el otro libro habla sobre
 protagonismo infantil centrado en los grupos de niñas y niños que en estas sociedades se encuentran en
 situación de vulnerabilidad. Recomendamos estas lecturas para profundizar y superar las visiones limitantes
 hacia niñas, niños y adolescentes.

Sobre el ejercicio y el respeto a sus derechos, así como a su integridad, nos hacemos eco en nuestro 
‘Destacados del Blog’, que destaca, como recogemos literalmente, que de acuerdo con un informe publicado por la “Comisión de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Género (FEMM). De los 27 Estados integrantes de la Unión, solo ocho siguen sin implementar la educación afectivo-sexual en sus centros educativos de forma obligatoria, y España se encuentra en esa lista”. Es un hecho preocupante que todo en lo que se piensa en materia infantil y juvenil sea el control y la limitación, y no en facilitar el acceso a conocimientos y herramientas que les ayude a desenvolverse en los nuevos entornos relacionales y de consumo que trae consigo la era digital.

En lugar de pensar en ellos como nuestros semejantes, para hacerlos más competentes y capaces en su autonomía, los convertimos en esos “otros” no completos –en contraposición con ser adultos- que necesitan de limitaciones para desarrollarse… 

Una paradoja interesante: para el desarrollo de una persona, se deben limitar sus derechos (acceso)… 
¿Qué pensaríamos si nos aplicáramos ese razonamiento los adultos?

Equipo GSIA



Desde aquí puedes acceder a 


COLABORA CON NOSOTROS.

NECESITAMOS TU APOYO.

     ¡AYÚDANOS A MANTENER Y AMPLIAR NUESTROS PROYECTOS!.

Dona a la Asociación GSIA desde aquí.

https://grupodeinfancia.org/donaciones/

 
GSIA es una asociación sin ánimo de lucro, de carácter independiente, que fue creada hace 
12 años por un pequeño pero apasionado grupo de profesionales de diferentes especialidades.

Su finalidad principal es la de contribuir al reconocimiento de los derechos humanos 
en la infancia y la adolescencia, a través del estudio, la formación, 
la sensibilización y la difusión de los mismos. 

Marcadores sociodemográficos y nuevas tecnologías en las generaciones catalanas. 1926-2005,

 MARCADORES SOCIODEMOGRÁFICOS Y 
NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LAS GENERACIONES CATALANAS. 1926-2005.

Damoun, Osama, Andreu Domingo y Jordi Bayona-i-Carrasco. 2024.
Revista Internacional de Sociología 82 (1): e247. https://doi.org/10.3989/ris.2024.82.1.1185

" El tema de las generaciones es básico en la sociología de la infancia. 
El adultismo no es sino la constatación de la existencia de un orden generacional jerárquico que coloca a las personas adultas en la cima."


Resumen.
En  este  artículo  delimitamos  y  caracterizamos  las  generaciones  catalanas contemporáneas  en  torno  a  su  tamaño y a tres marcadores sociodemográficos (el lugar de nacimiento, el nivel de instrucción y su posición en la revolución digital), enmarcándolas siguiendo los acontecimientos históricos que han marcado su juventud y las diferencias de género. Con datos de censos de población y el padrón continuo, hemos confirmado que las características sociodemográficas analizadas se erigen como fronteras generacionales. Explotando la encuesta de uso de  las  TIC  en  hogares  del  Instituto  Nacional  de  Estadística, encontramos indicios de diferencias generacionales. La agrupación decenal propuesta se adecua con más pre-cisión al contexto catalán y, por extensión, español, siendo fundamento para futuras investigaciones desde una perspectiva generacional...
Conclusiones:  
LA  BRECHA  TECNOLÓGICA  COMO DISCRIMINANTE GENERACIONAL 
Nos  hemos  propuesto  delimitar  las  generaciones  catalanas vivas caracterizándolas en torno al tamaño generacional y tres marcadores sociodemográficos; nivel de estudios, impacto migratorio y posición en la  revolución  tecnológica.  
Se  trata  de  un  trabajo que  cubre  el  vacío  existente  en  los  estudios generacionales,   ya   sea   en   Cataluña   como   en   España,  presentando  una  división  generacional acorde con una serie de criterios fundamentales: la evolución  demográfica  y  los  períodos  históricos  o acontecimientos más relevantes propios del contexto español.  El  resultado  obtenido,  ocho  generaciones  decenales    construidas    a    partir    del    cruce    de    biografía (y los efectos de cohorte o generación) e historia  (local  y  global),  en  las  cuales  el  tamaño  al  nacimiento  (que  establece  generaciones  vacías  y llenas) en combinación con el impacto de los flujos migratorios, determinan el volumen contemporáneo de  las  diferentes  generaciones.  
De  los  marcadores  anunciados,   las   migraciones,   en   cuanto   afectan   al  volumen,  tienen  un  papel  determinante  en la  agrupación  generacional,  no  así  el  nivel  de instrucción ni el uso de las TIC, que utilizamos como descriptivos  de  los  grupos  preestablecidos.  Estos descriptivos  nos  ayudan  a  justificar  los  diferentes sistemas de vigencias propios de cada generación; el nivel educativo máximo alcanzado demuestra una evidente gradación generacional y de sexo, mientras que el uso de las nuevas tecnologías exhibe indicios discriminatorios  entre  generaciones.  La  presente  clasificación  generacional  resulta  un  instrumento de  gran  utilidad  para  aplicar  la  perspectiva  del metabolismo  demográfico  y  el  cambio  social  y generacional en España. 
Por  lo  que  atañe  a  las  migraciones  y  la particularidad   del   caso   catalán,   además   de   los   intensos  flujos  internacionales  más  recientes, la  singularidad  de  los  procesos  de  inmigración interior  vividos  décadas  atrás  han  reconfigurado el  tamaño  de  las  generaciones  contemporáneas,  conformándose  como  el  principal  factor  de  cambio  demográfico. Mientras que el cambio a mediados del siglo XX resultó de la combinación de las migraciones (internas) y el crecimiento natural, en el caso de las transformaciones  más  recientes  la  baja  fecundidad  enfatiza el peso de las migraciones (internacionales), siendo  el  ejemplo  más  representativo  el  de  la generación millennial. En referencia al tamaño generacional, los flujos migratorios relativizan la proyección de los itinerarios vitales a partir de la pertenencia a una generación llena  o  vacía,  según  la  teoría  de  Easterlin.  Sin embargo, podrá darse el caso que, fruto del efecto de la segmentación laboral y la etnoestratificación sobre esas trayectorias, los nativos de generaciones vacías se encontraran en una situación ventajosa respecto a sus coetáneos inmigrados. De modo que, pese al crecimiento de los efectivos generacionales, se  estaría  escenificando  el  cumplimiento  parcial de  la  teoría  easterliniana.  Por  otro  lado,  las  dos generaciones boomers  (1956-1965  y  1966-1975)  y  la generación @ (1976-1985) siguen consolidadas como   las   generaciones   más   llenas,   recibiendo   también importantes contingentes migratorios.  El nivel de instrucción aparece como un marcador rompedor    entre    generaciones    con    un    claro    componente  de  género.  La  meteórica  ascensión de  los  estudios  superiores,  especialmente  entre  las  generaciones femeninas más recientes, han llevado a  las  millennials  (1986-1995)  a  superar  el  umbral  del 50 %. Los valores del máximo nivel de estudios crecen  en  todas  las  generaciones  a  lo  largo  de  los  cuatro puntos temporales observados, especialmente en  el  último  período  (2011-2021),  coincidente  con la  segunda  oleada  migratoria  posterior  a  la  Gran  Recesión y caracterizada por entradas de población con niveles elevados de educación superior, siendo los millennials el caso más paradigmático. 
De forma opuesta, aquellos que solo alcanzaron la educación elemental  han  ido  disminuyendo  drásticamente  con  las  generaciones  más  jóvenes,  hasta  situarse  en valores inferiores al 10 %.Mientras que las migraciones alteran el tamaño de  las  generaciones,  y  con  este,  posiblemente  las  trayectorias  vitales  esperadas,  la  mejora  del  nivel de  instrucción  y  la  revolución  tecnológica  tienden a  subrayar  la  brecha  entre  las  generaciones  más  antiguas y las más recientes. Sin embargo, el ritmo de apropiación o de “migración” de las generaciones analógicas es muy dispersa. Los nacidos en 1926-1935,  por  un  efecto  edad  quedan  definitivamente rezagadas. El resto, los progres y las generaciones boomers, han hecho un esfuerzo por migrar, debido más a la presión pública y privada para concretarse (pensando   en   la   necesidad   impuesta   para   la   información  y  los  servicios  sociosanitarios)  en  el efecto momento que ha representado la pandemia del Covid-19. Entre estos boomers y las generaciones nativas  digitales,  más  que  el  uso  siempre  mayor entre las segundas, lo que las distingue es el tipo de herramientas que utilizan y la colonización de todas las actividades (ocio, trabajo, información), siendo esto  efectivamente  un  discriminante  generacional. Es más, a diferencia del resto de generaciones, los nativos digitales han construido una identidad digital individual y colectiva.
Los resultados de la Encuesta de uso de las TIC proporcionan  más  de  un  indicio,  pero  es  necesario  refinar la investigación en un futuro, dependiendo, eso sí,  de  la  disponibilidad  de  datos.  Con  generaciones  cada vez más instruidas, es importante realizar un análisis más detallado que permita diferenciar entre tipos de uso de las TIC, haciendo posible una lectura más allá de la simple intensidad de uso.  
Para concluir, nos hemos servido de la metáfora enfrentando boomers y millennials para ejemplificar el estudio del cambio social a través de la sucesión generacional.    Dichas    generaciones    han    sido    interpretadas  como  el  arquetipo  de  generaciones antagonistas; una generación llena y la otra vacía; una inició los progresos en los niveles de instrucción y  otra  los  elevó  a  valores  nunca  vistos.  Una generación es analógica y la otra digital, y respecto las migraciones, una es relativamente homogénea mientras que la otra se caracteriza por la diversidad. La  metáfora  generacional  es,  pues,  una  forma  de  plantear y abordar el problema de las generaciones y el cambio social, empezando por su delimitación.

Este  articulo  forma  parte  de  una  tesis  doctoral  del  programa  de  doctorado  en  Demografía  de  la  Universidad Autónoma de Barcelona y está incluido en  los  resultados  del  proyecto  I+D+I  Metabolismo demográfico,  migraciones  y  cambio  social  en España (PID2020-113730RB-I00), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.

Los  autores  de  este  artículo  declaran  no  tener  conflictos de intereses financieros, profesionales o personales que pudieran haber influido de manera inapropiada en este trabajo...

Móviles y adolescencias sin cobertura.

1. Somos la generación que hemos y seguimos abrazando las tecnologías de manera generalizada, acrítica y consumista. También como proveedores e incitadores de su consumo a las infancias.
2. No tenemos resuelta la cuestión de la autonomía de los niños y niñas, ni sabemos cómo poder posibilitar las derivas propias de las adolescencias.
3. El sistema educativo está incapacitado e inhabilitado para intervenir en relación a las pantallas, en uno y en otro sentido.
4. Las redes sociales virtuales conducen a un consumo de relaciones, a una exposición nociva y unas relaciones basadas en el control y la inmediatez… ¿Y las otras redes saludables? ¿Dónde están y qué hacemos para que las adolescencias puedan explorar una sociabilidad alternativa a la digital?.
5. La regulación y la prohibición ¿Dónde están los riesgos? ¿Es una cuestión de peligros o de necesidad de control adulto?

Las pantallas nos complican la vida. Puede ser que nos hagan el día a día más cómodo y que podamos acceder con rapidez a potentes herramientas que antes no estaban y que ahora tenemos normalizadas en nuestra existencia, pero si las pensamos en clave pedagógica, vemos que aún queda mucho que perfilar.

El debate educativo se hace complejo, difícil de transitar. Tenemos ganas de encontrar formas de salir de la maraña, de huir a espacios más sosegados fuera del ritmo que nos marca la propaganda de aplicaciones y redes sociales, ganas de ir a lugares habitables donde conectar con lo humano en una forma tradicional en la que nos reconocemos desde una legítima nostalgia. Pero pronto vemos que no hay huida posible. No queda más remedio que gestionar la dificultad.

Y desde la honestidad las dificultades siempre se gestionan con más dudas que certezas. Ni idea de cómo desenredar el lío, ni idea de cómo escapar del secuestro, pero sí que tengo claro que, en términos de infancias y adolescencias, hay ciertos planteamientos que aparecen de manera recurrente en todos los debates y, se hable de lo que se hable, las criaturas terminan palmando siendo víctimas de los postulados adultocéntricos.

Hace pocas semanas salió a luz pública una iniciativa de familias preocupadas por el condicionamiento social a la hora de facilitar a los adolescentes su primer dispositivo móvil, cómo la presión de grupo y el contexto social dificultan que cada familia pueda tomar sus propias decisiones desde el diálogo. Y en el momento que este tema ha estado en el debate mediático, los discursos criminalizadores se han hecho hueco para acallar otras búsquedas, otras maneras de encontrar soluciones que a la vez nos lleven al respeto de la realidad adolescente.

Este texto pretende colaborar con dicha búsqueda dando cinco toques de atención, cinco coordenadas que pueden servir para generar diálogo en un intento de aportar a la conversación argumentos que valgan para reconfigurar una relación con las infancias y adolescencias en clave de respeto y antagónica a las dinámicas de represión y control social que, por desgracia, están tan presentes en el debate público.

1. Somos la generación que hemos abrazado (y seguimos abrazando) las tecnologías de manera generalizada, acrítica y consumista. También como proveedores e incitadores de su consumo a las infancias.

Miramos a las adolescencias enganchadas al móvil y vemos todos los riesgos y peligros que tenemos absolutamente integrados y normalizados en nuestro día a día. Desde que en la transición compramos el modelo del progreso y el desarrollismo capitalista como manera de huir de la miseria franquista, creemos que todo lo que pita y hace lucecitas nos va a mejorar la vida. Como padres y madres hemos elegido escuelas en las que daban una tablet a criaturas de 5 años para que aprendieran las letras o los colores, incluso hemos celebrado aplicaciones para comer o dormir en guarderías y en las cocinas de nuestras casas. Hemos regalado playstations a cascoporro y hemos ido cambiando de móvil cada 2 años al son de las campañas publicitarias de las multinacionales para no perder estatus y poder seguir alimentando la fantasía de control de tener el mundo guardado en nuestro bolsillo. Nuestros hijos e hijas han crecido viendo como estábamos pegados al móvil y cómo mirábamos la vida a través de las pantallas. Los álbumes de fotos familiares están en la nube, evaporados en la inmediatez de un wasap y sin posibilidad de cristalizar en una historia familiar tangible y respirable.

Todo esto, hoy por hoy, está lejos de cuestionarse. Los adultos con las tecnologías también nos enganchamos, también nos suicidamos, perdemos nuestro dinero jugando a la apuestas o cayendo en los timos, pero en ningún caso se nos plantea un uso restrictivo de las mismas o una demonización de nuestro estilo de vida. Es muy cuestionable por tanto cuando hablamos desde la superioridad moral o desde un paternalismo. Supone construir un muro y desechar la interesante posibilidad de dialogar con los chicos y las chicas desde la miseria que compartimos, desde ese lugar común en el que estamos perdidos, y del que podemos aprender juntos cómo recorrerlo. La realidad nos pone en bandeja una oportunidad de encuentro, no la fastidiemos ocupando un lugar de pedantería. Se nos nota demasiado la impostura y perdemos la opción de hacer algo lindo con nuestra legítima preocupación.

2. No tenemos resuelta la cuestión de la autonomía de los niños y niñas, ni sabemos cómo poder posibilitar las derivas propias de las adolescencias.

Móviles sí o móviles no, puede haber debate, pero autonomía sí, sin ninguna duda.

Tenemos un grave problema social con la fragmentación y el individualismo. Nuestras comunidades están rotas, erosionadas, desiertas, cada vez es más difícil encontrar a alguien dispuesto a ofrecer ayuda, disponible para la relación. La chavalería es víctima de esa desertificación. Los itinerarios por el cuerpo social frío y hostil se parecen cada vez más a deslizamientos por el hielo, sin agarres, sin posibilidad de frenada, cada vez con más riesgos y cada vez con menos probabilidades de amparo. La cosa está mal, pero no es responsabilidad de la chavalería el desastre que se encuentran cada día que pisan la calle. Y sí, podemos valorar que es una gran lástima que la autonomía vaya asociada a la tecnología, que da pena que un chico o una chica no se atreva a hacer determinadas cosas hasta que no tenga un móvil en el bolsillo, llorar que un papá o una mamá no autorice determinados planes si no se garantiza la posibilidad de contacto (o control) inmediato…

Añoramos aquellos momentos en los que lo social estaba regado por la confianza, por el apoyo mutuo y por una libertad que no fuera vigilada. Pero en el momento actual, si se ha de elegir entre móviles o autonomía, yo lo tengo claro. Ojalá seamos capaces de construir lugares sociales habitables en los que dicha disyuntiva no sea necesaria, ojalá lugares donde la autonomía no necesite muletas, pero, mientras, habrá que pagar el precio que cuesta salir de casa. Si retrasar el uso de móvil es también retrasar la adquisición de la autonomía y el disfrute de la libertad, no compensa.

3. El sistema educativo está absolutamente incapacitado e inhabilitado para intervenir en relación a las pantallas, en uno y en otro sentido.

Puede haber debate de si pantallas en los institutos (se acaba de firmar un manifiesto en este sentido) o, por lo contrario, si los centros educativos han de estar libres de móviles, de si las tecnologías se tienen que integrar en las asignaturas como un aprendizaje instrumental o trabajarse de manera transversal, de si sí o si no. Y como todo debate pedagógico y didáctico que se da en el marco de la educación reglada encandilará a unas y aburrirá a otras, pero, en todo caso, no es la discusión que necesitamos.

Sobre la cuestión fundamental de cómo afectan las tecnologías a los y las adolescentes, el debate en términos educativos es superficial. El uso que hace de los móviles la chavalería tiene que ver con temas vitales como “la importancia de la relación con los colegas”, “la necesidad de referencias culturales más allá de los entornos inmediatos”, “jugar y entrenar las identidades y las opciones sexuales”, “acceder a contenidos que desde la cultura adulta están denostados y repudiados”, etc. Y todo eso, hace tiempo ya, que queda fuera de los currículums y fuera de circulación en la estructura formal del sistema educativo. Por tanto, cuando un centro se autodenomina “un lugar libre de móviles”, o por lo contrario, vende como “innovación educativa” tener pantallas hasta en la sopa, estamos en ambos casos ante simples propuestas autorreferenciales, epidérmicas, que tienen un calado ínfimo en las vidas del alumnado.

Si se prohíbe el uso de los móviles no es para promover una sociabilidad alternativa con los alumnos y alumnas (que, por otro lado, ni se cuidan ni se sostienen desde lo humano) sino como un elemento de autoprotección institucional y de contención de la violencia. En los institutos de secundaria hay constancia de que la convivencia es precaria, que las agresiones pueden ser frecuentes y que haya una pantalla para publicar y publicitar los comportamientos indeseables dificulta la gestión de las vergüenzas. Pero su prohibición difícilmente erradica los problemas (que tienen causas sistémicas), solo traslada su expresión a otros espacios en los que los chicos y chicas dialogan con lo que les pasa con más libertad y menos control.

El sistema educativo debiera empezar por asumir su responsabilidad respecto a los marcos de violencia que construye para la chavalería, no olvidar tampoco las condiciones materiales que condicionan los procesos vitales del alumnado, y también hacer una evaluación honesta sobre qué ha mejorado en la convivencia de los centros desde el día en que sacar un smartphone formó parte del sistema disciplinario y del menú de castigos y sanciones. Y después de todo esto, cuando haya hecho los deberes, estará en condiciones de desempeñar un papel significativo en la solución del problema que nos preocupa.

4. Las redes sociales virtuales conducen a un consumo de relaciones, a una exposición nociva y unas relaciones basadas en el control y la inmediatez… ¿Y las otras redes saludables? ¿Dónde están y qué hacemos para que las adolescencias puedan explorar una sociabilidad alternativa a la digital?

Si ya había “temita” con la cuestión de la autonomía, si hablamos de la vida social de las criaturas en relación a las tecnologías la cosa también se presenta tiznada... Hay una preocupación general respecto al uso de las aplicaciones de las redes sociales como sucedáneo del encuentro con cuerpo y alma. El miedo que da normalizar relacionarse con avatares, hablar con emoticonos o follar por zoom. Mal panorama, sí, pero es un lío que no vamos a poder esquivar…

Las relaciones sociales son una necesidad básica en todas las edades, somos una especie mamífera, necesitamos roce y cachorreo, y nos lo estamos montando para exiliar esto de nuestro día a día. Cada vez nos vemos menos, nos tocamos menos y nos encontramos menos. Cada vez más solas, con más necesidad y con más carencia. Y ninguna de las instituciones pensadas para las infancias y adolescencias priorizan el abrazo. Pocos recreos, pocos espacios de juego liberados de la mirada adulta y pocos lugares donde experimentar la conexión con los demás. Precariedad psico-afectiva generalizada.

Cuando las criaturas son pequeñas aun les llevamos a planes con abuelos y abuelas, convocamos a tíos y tías en una fantasía instantánea de la familia extensa que ya no tenemos, vamos de peregrinaje a cumpleaños colectivos y hacemos fiestas de halloween o de pijamas… Pero claro, llega un momento que las criaturas crecen, pronto cumplen 12, 13 o 14 años y la sociabilidad que demandan y necesitan ya no se da de la mano de papá o mamá. Desde ese momento, y hasta que puedan conquistar la confianza de quienes les cuidan para tener libertad de movimientos y funcionar de forma autónoma ejerciendo de “adultas”, tendremos que asumir que van a tener que canalizar de manera precaria e insuficiente sus necesidades de socialización, “ni tan mayores como para quedar solos, ni tan pequeños como para verse en encuentros con familia encima”, que van a querer conectarse a juegos en red para chatear con colegas, o mandarse mil gifs por wasap para sentir que no están tan solas en el encierro de sus casas…

Porque, reconozcámoslo, la alternativa social que estamos ofreciendo a las adolescencias es de precariedad y encierro. Ni los horarios, ni los espacios, ni las ciudades, ni las dinámicas de relación que tienen con los adultos de su vida dan muchas posibilidades distintas al aislamiento. Y no parece que estemos muy dispuestos a cambiar nuestras prioridades, ni que el capital y la adultocracia nos lo vaya a permitir.

En este contexto, las aplicaciones y las pantallas son quizá más consecuencia que causa de lo que nos debiera preocupar.

5. La regulación y la prohibición ¿Dónde están los riesgos? ¿Es una cuestión de peligros o de necesidad de control adulto?

No es la primera vez que cuando nos asusta algo respecto a las infancias nos lo queremos quitar con educación punitiva o con represión. La educación y el castigo para salir del atolladero.

Somos conscientes de que el mundo que hemos construido, y que se expresa con toda su crudeza en internet, deja mucho que desear. Sabemos que no tenemos capacidad de control del capitalismo, ni del patriarcado ni de la violencia estructural que sufrimos, por lo que puede parecer una buena opción controlar a las adolescencias y así “defenderlas de lo que somos”. De esta manera, aunque la efectividad de nuestras medidas sea casi nula, seguimos demostrando quien manda y expiamos parte de las culpas. Reivindicar el privilegio adulto siempre será la mejor forma de acallar debates y de no asumir responsabilidades.

Pero desde una regulación ajena a las necesidades de la chavalería, y desde la prohibición en base a criterios moralistas y prácticas paternalistas, no se crece como sociedad, no se renuevan las alianzas intergeneracionales. Se culpabiliza a las adolescencias por “hacer lo mismo que los demás” pero a ellos y ellas no se les permite por las inseguridades y los miedos que las personas adultas les vuelcan.

Si pensamos en una tablet, para jugar, para aprender, o para matar el tiempo en una sala de espera o en un viaje, nos parece todo bien (aunque esté demostrado que es nocivo para los niños y las niñas, y nosotras justifiquemos “hacer la vista gorda” por nuestro bienestar), pero si proyectamos en los dispositivos y las tecnologías el acceso al porno o el que jueguen a las apuestas, nos parece mucho más peligroso en manos de la chavalería que en nuestras manos, cuando los riesgos son similares y las consecuencias negativas también.

Las propuestas punitivas, además de ineficientes, imposibilitan dialogar con el problema en clave de la responsabilidad que tenemos, lo que es muy inmaduro como sociedad y además injusto para aquellas personas que no viven en situaciones de privilegio y por tanto que no se pueden beneficiar de una mirada benevolente y comprensiva a sus conductas reprobables. Los y las adolescentes están lejos de poder ocupar ese lugar de reconocimiento y de poder disfrutar de los beneficios de la hipocresía social. Tienen todos los números para seguir siendo las dianas de nuestro malestar.

****

Y así, como resumen y cierre, decir que, sin duda, en un ambiente sin pantallas que nos secuestran la atención, la vida y que instrumentalizan nuestros anhelos y necesidades, sería más fácil de cultivar la relación humana, pero más allá de ese marco, hoy por hoy lejano y artificioso, no nos queda otra que lidiar con las dificultades, y hemos de hacerlo en clave de respeto y responsabilidad, y no ahogar el debate en propuestas finalistas y simplificadoras que quizá nos ayuden a dormir más tranquilos, pero que distan mucho de colaborar con hacer un mundo más habitable para las infancias y adolescencias

Aviso de Llamada de contribuciones para la Revista Sociedad e Infancias: La digitalización del Aula... 30 Septiembre límite.

 Presentación de artículos para el Vol 7(2) 
de la Revista Sociedad e Infancias de la Universidad Complutense Madrid sobre 
"Digitalización del aula en el proceso de innovación educativa...", 
hasta el 30 de septiembre 2023

Artículos para el Volumen 7(2).  Segundo semestre 2023 sobre 
"LA DIGITALIZACIÓN DEL AULA EN EL PROCESO DE INNOVACIÓN EDUCATIVA: 
LOS DESAFÍOS PARA LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA"

Proceso de participación, envío de artículos: El registro y el inicio de sesión son 
necesarios para enviar elementos en línea y para comprobar el estado de los envíos recientes.  
Ir a Iniciar sesión a una cuenta existente o Registrar una nueva cuenta. 


Las directrices y normas para autores y autoras se encuentran en la página de la revista: 

https://revistas.ucm.es/index.php/SOCI/about/submissions.   

Se aceptarán trabajos escritos en español, portugués e inglés en las condiciones señaladas.


Para cualquier consulta por favor dirigirse a la secretaría de la revista:  sociedadeinfancia@ucm.es

CONVOCATORIA ABIERTA SIN LÍMITE DE FECHA PARA OTRAS SECCIONES:
 MISCELÁNEA
• RECENSIONES
• OTRAS COLABORACIONES.

Este monográfico se desarrolla en el marco del proyecto europeo SIC-Spain 3.0 “Safer
Internet Centre Spain 3.0” proyecto cofinanciado por la Unión Europea (UE) por medio del
programa Digital Europe y coordinado por el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE)

Se ruega difusión entre investigadores/as, profesores/as de su institución y demás personas interesadas.  Agradeciéndoles de antemano su colaboración.
--------------------------------------
Última hora:
La Revista Sociedad e Infancias ha recibido 
el Sello FECYT de Calidad Revistas Científicas Españolas,   
que otorga el Ministerio de Educación e  Innovación.

--------------------------------------
Plan de publicaciones para 2024La Revista Sociedad e Infancias

al objeto de facilitar la previsión y la administración de sus tiempos a las autoras y autores interesados 

en aportar sus trabajos de investigación, ensayo, proyectos o noticias de publicaciones.

A continuación Plan de publicaciones 2024 en el que se detallan los títulos de las secciones monográficas 

previstas


Volumen 8(1)

Publicación: Primer semestre 2024

LA INFANCIA Y LA CIUDAD, PERSPECTIVAS INTERDISCIPLINARES 

Volumen 8(2)

Publicación: Segundo semestre 2024 

ACTIVISMOS INFANTILES POR LA JUSTICIA SOCIAL Y POLÍTICA (CHILDISM)

Sociedad e Infancias
e-ISSN 2531-0720  |  ISSN-L 2531-0720
https://dx.doi.org/10.5209/SOCI
© 2021. Universidad Complutense de Madrid
Ediciones Complutense











 

Llamada a Contribuciones Revista Sociedad e Infancias, plazo hasta el 30 de Septiembre.

Presentación de artículos para el Vol 7(2) 
de la Revista Sociedad e Infancias de la Universidad Complutense Madrid sobre 
"Digitalización del aula en el proceso de innovación educativa...", 
hasta el 30 de septiembre 2023

Artículos para el Volumen 7(2).  Segundo semestre 2023 sobre 
"LA DIGITALIZACIÓN DEL AULA EN EL PROCESO DE INNOVACIÓN EDUCATIVA: 
LOS DESAFÍOS PARA LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA"

Proceso de participación, envío de artículos: El registro y el inicio de sesión son 
necesarios para enviar elementos en línea y para comprobar el estado de los envíos recientes.  
Ir a Iniciar sesión a una cuenta existente o Registrar una nueva cuenta. 


Las directrices y normas para autores y autoras se encuentran en la página de la revista: 

https://revistas.ucm.es/index.php/SOCI/about/submissions.   

Se aceptarán trabajos escritos en español, portugués e inglés en las condiciones señaladas.


Para cualquier consulta por favor dirigirse a la secretaría de la revista:  sociedadeinfancia@ucm.es

CONVOCATORIA ABIERTA SIN LÍMITE DE FECHA PARA OTRAS SECCIONES:
MISCELÁNEA
• RECENSIONES
• OTRAS COLABORACIONES.

Este monográfico se desarrolla en el marco del proyecto europeo SIC-Spain 3.0 “Safer
Internet Centre Spain 3.0” proyecto cofinanciado por la Unión Europea (UE) por medio del
programa Digital Europe y coordinado por el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE)

Se ruega difusión entre investigadores/as, profesores/as de su institución y demás personas interesadas.  Agradeciéndoles de antemano su colaboración.
--------------------------------------
Última hora:
La Revista Sociedad e Infancias ha recibido 
el Sello FECYT de Calidad Revistas Científicas Españolas,   
que otorga el Ministerio de Educación e  Innovación.

--------------------------------------
Plan de publicaciones para 2024La Revista Sociedad e Infancias

al objeto de facilitar la previsión y la administración de sus tiempos a las autoras y autores interesados 

en aportar sus trabajos de investigación, ensayo, proyectos o noticias de publicaciones.

A continuación Plan de publicaciones 2024 en el que se detallan los títulos de las secciones monográficas 

previstas


Volumen 8(1)

Publicación: Primer semestre 2024

LA INFANCIA Y LA CIUDAD, PERSPECTIVAS INTERDISCIPLINARES 

Volumen 8(2)

Publicación: Segundo semestre 2024 

ACTIVISMOS INFANTILES POR LA JUSTICIA SOCIAL Y POLÍTICA (CHILDISM)

Sociedad e Infancias
e-ISSN 2531-0720  |  ISSN-L 2531-0720
https://dx.doi.org/10.5209/SOCI
© 2021. Universidad Complutense de Madrid
Ediciones Complutense