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Proyecto de Ley en Chile para asegurar los derechos de niñas, niños y adolescentes



 “Para asegurar los derechos de niñas, niños y adolescentes”: Presidente Boric firma proyecto de Ley Protegiendo a la Niñez


La iniciativa considera un refuerzo financiero de más de 16 mil millones de pesos para el Programa de Asistencia Jurídica Especializada, lo que permitirá aumentar la cobertura del programa en 279 abogados especialistas en todas las regiones.


Joana Carvalho

  Viernes 15 de septiembre 2023 14:03 hrs. 


En compañía del representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Chile, Paolo Mefalopulos, el Presidente Gabriel Boric firmó el proyecto de ley de fortalecimiento y resguardo del acceso a la justicia de niñez y adolescencia, legislación que busca establecer un nuevo marco de acción cuyo objetivo es el ejercicio efectivo y el goce pleno de los derechos de niños, niñas y adolescentes (NNA).



Según señaló el propio Presidente Boric, inicialmente el mandatario no estaría presente en la firma de este proyecto, pero decidió ser parte de este encuentro para recalcar el compromiso del Gobierno con la agenda de la niñez.


De esa manera, el jefe de Estado recordó que cuando se dio a conocer públicamente la crisis del Sename “y Chile supo de los 1.313 niños que a esa fecha -2026- habían fallecido estando bajo la tuición del estado, ya sea de manera ambulatorio o permanente, todo el mundo se escandalizó. Sin embargo, creo que como Estado, y esto va más allá de uno u otro gobierno, todavía seguimos sin estar suficientemente a la altura de lo que se requiere para asegurar que la infancia en Chile tenga sus plenos derechos”.


Gráfica elaborada por el Gobierno de Chile.


“Esto no se trata de pensarlo solamente en la punta del iceberg, estamos hablando de garantizar los derechos de toda la infancia y yo creo que la ley de garantía, que costó más 10 años en sacarla y que fue impulsada principalmente por la sociedad civil, nos da una posibilidad de saldar de alguna manera esa deuda”, declaró.

El Presidente informó que ley de fortalecimiento y resguardo del acceso a la justicia de niñez y adolescencia, comprende de la adecuación y modernización de los tribunales de familia, junto a la derogación de la Ley de Menores “para asegurar de manera efectiva la promoción, prevención y protección de los derechos de la niñas, niños y adolescentes.


Asimismo, Boric destacó que el proyecto establece el derecho de NNA a ser oídos, a una defensa jurídica especializada, a medidas judiciales de protección de sus derechos, entre otros elementos, y adecua al país en los estándares internacionales para garantizar que niños, niñas y adolescentes sean escuchados personalmente por quienes estan llamados a tomar una determinación en los procedimientos judiciales que afecten gravemente sus derechos.


“Eso implica también una mayor preparación para los jueces de familia en este sentido. Sabemos que no es fácil implementarlo y requiere de nuevos recursos”, reconoció el mandatario, junto con anunciar que el proyecto considera un fortalecimiento importante a la dotación judicial de los tribunales de familia con un incremento de 118 jueces, 118 consejeros técnicos y 236 funcionarios a nivel nacional para asegurar dedicación especial a las causas.


Además, el proyecto contempla también un refuerzo financiero de más de 16 mil millones de pesos para el Programa de Asistencia Jurídica Especializada, lo que va a permitir aumentar la cobertura del programa en 279 abogados especialistas en todas las regiones de Chile.


Por su parte, el representante de UNICEF en Chile, Paolo Mefalopulos, valoró la presentación de ley de fortalecimiento y resguardo del acceso a la justicia de niñez y adolescencia, al igual que destacó que este sistema será integrado no solo por el Poder Judicial chileno, sino que también los órganos de administración del Estado, en conjunto con las políticas y normas destinadas a respetar, promover y proteger el desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social de los niños, niñas y adolescentes.


'Un curso en familia'.

Barrios de Madrid se organizan para acoger niños tutelados durante el curso escolar.          
'Un curso en familia' es un programa pionero que nació de la pandemia y que se está difundiendo a través de las redes de barrio en zonas como Chamberí o Malasaña.

Cecilia y su familia han sumado un plato más a la mesa en cada cena. Solo hace unos días que llegó a casa un chico de catorce años tutelado por la Comunidad de Madrid. Que estudia en un instituto del mismo barrio, pero vivía hasta ahora en una residencia junto con otros menores tutelados. Se trata de un acogimiento durante el curso escolar dentro del programa 'Un curso en familia', organizado por las asociaciones Aseaf, Adamcam, Familias Para La Acogida y la Fundación Soñar Despierto, a través de un convenio con la Comunidad de Madrid.

En Chamberí hay tres residencias de carácter público (la residencia de Chamberí, la de Vallehermoso y El Valle), lo que convierte al distrito en el que más niños tutelados tiene. Menores de hasta 16 años cuyos padres han perdido la patria potestad por razones diversas, que van a los colegios de la zona donde son conocidos por sus compañeros como 'los niños de la resi'.

A pesar de ser unos vecinos más de Chamberí, su realidad y el día a día de los pequeños no siempre es bien conocida por quienes convivimos con ellos por las especiales medidas que precisa el cuidado de su intimidad (que hacen que los protagonistas de este reportaje estén presentes sin sus nombres propios), o las limitaciones para salir del centro fuera del horario escolar.

El primer topetazo de Cecilia con la realidad de los niños tutelados, de hecho, tuvo que ver con estas limitaciones:

“Como yo soy aficionada a la fotografía, durante varios cursos me ofrecí a hacer la foto clásica en las escaleras de entrada con cada grupo de curso. Todos colocados, y el primer comentario de la maestras: ”esta niña tiene que salir de la fotografía, es de residencia y no puede aparecer“. El mundo entero se me derrumbó. No puede ser, esto no me está pasando, creo que hoy no se me ha quitado aquel mal trago. La niña obedeció y tuvo que presenciar cómo el resto de sus compañeros se hacían la fotografía”.

'Un curso en familia' se presenta como un proyecto que ayuda a integrar mejor sus vidas en el entorno del barrio y que, a la vez, está nutriéndose de las redes de proximidad para ser posible. ¿Cómo conoció Cecilia el programa? No fue a través de información institucional sino de un mensaje en el grupo de Whatsapp de Meta-Ampa, la plataforma de coordinación de las Ampas de Chamberí (el relato completo de la incipiente experiencia de Cecilia se puede conocer en esta carta que nos ha enviado).

Hablamos con Adriana de la Osa, de ASEAF (Asociación Estatal de Acogimiento Familiar), que se acercó a la realidad de la custodia institucional como voluntaria en una residencia en Chamberí y se lanzó, luego, al impulso del acogimiento en familia y el desarrollo del programa de acogimiento escolar del que hablamos. Después de un tiempo sacando a los chavales semanalmente y dándoles apoyo escolar, reparó en que la Ley de la Infancia de 2015 dicta que hay que priorizar el acogimiento familiar sobre el residencial, lo que en la práctica no se hace:

“Hay estudios científicos que avalan que, desde luego, los niños hasta los tres años no deben estar en centros –esto lo recoge la Ley– por las consecuencias para su desarrollo neurológico o emocional (como el trastorno del apego y otros que pueden ser de por vida). Es una etapa fundamental para el desarrollo. De tres a seis años, la Ley afirma que los niños no pueden estar más de tres meses en los centros y, en general para todos, que se debe priorizar el acogimiento familiar”.

Sin embargo, en España hay ahora mismo más de 16.000 menores creciendo en centros. De estos, 1.307 tienen menos de seis años. “En Madrid hablamos de 1.500 niños, de los cuales 140 son menores de seis”, concreta Adriana.

Es en este momento cuando desde el asociacionismo se dio un paso adelante para intentar mejorar la situación de los menores en las residencias. Plantearon a la Comunidad de Madrid hacer un llamamiento a las familias que ya contaban con el proceso de idoneidad para que se hicieran cargo de ellos durante el curso. La Directora General de Infancia de la Comunidad de Madrid, en este momento Ana Sastre, que venía de Save the Children, dio el visto bueno al programa, que comenzó en septiembre de 2020 con el nombre SOS Covid.

En este primer piloto salieron 12 niños, la mayoría mayores de diez años. Posteriormente, cuatro de ellos repetirían un año más (alguna familia incluso tramitó el acogimiento permanente). Los números de la experiencia son significativos porque en la Comunidad de Madrid más del 90% de los niños mayores de 7 años ni siquiera llegan a estar propuestos por la Administración para poder ser acogidos. La experiencia demostraba que dos mantras del sector eran falsos: sí hay familias dispuestas a acoger y los niños mayores también pueden ser acogidos.

Lo cierto es que el número de menores propuestos es pequeño, en opinión de las asociaciones por el acogimiento. Los profesionales de la administración deben valorar que están preparados para ello y, además, los propios menores deben querer. “Cuando los niños llevan mucho tiempo 'institucionalizados' a veces no quieren salir en acogimiento familiar porque tienen su colegio y no ven tan lejos el momento de volver con su familia, aunque lo cierto es que solo el 11% lo harán al cumplir los 18 años”, explica Adriana.

'Un curso en familia' –así se rebautizó la experiencia piloto SOS Covid– ayuda a que los menores tutelados más mayores se atrevan a dar ese paso. Al tratarse de familias del barrio –o del pueblo, pues el ámbito es la Comunidad de Madrid– se consigue que todo el mundo alrededor de la familia acogedora rompa la imagen estigmatizada que tienen los niños que viven en residencias, sobre todo los más mayores, y se acerquen a sus realidades. No se corta el cordón con su mundo en la residencia porque las visitas familiares se siguen produciendo allí, donde siguen también en contacto con sus educadores, y los menores saben que, si algo no funciona, siguen conservando la plaza en la residencia, que también es su casa.

En palabras de Adriana, “al fin tienen la experiencia de hacer lo que hacen sus compañeros, bajarse al parque a pasar la tarde, invitar a alguien a su casa, quedar con los compañeros, entender las relaciones entre los distintos miembros de las familias… Eso se lo van a llevar, aunque luego tengan que volver a la residencia”.

Cecilia, con quien empezábamos el artículo, está afrontando el descubrimiento de la experiencia. José María, en cambio, es el segundo año que participa en el proyecto y la presencia de un chico más en su casa es ya parte de su cotidianidad familiar. Vive solo con sus dos hijos y, según nos cuenta, está siendo una experiencia muy enriquecedora para todos por el desarrollo de un vínculo afectivo y la oportunidad de conocer otras realidades vitales. “Saber que no todos vivimos en una realidad de privilegio, y conocer la de niños que, desgraciadamente, están viviendo en los últimos años niveles muy altos de estigmatización, especialmente en el caso de los menores migrantes”. Vive la experiencia junto a sus hijos y asegura que “si podemos ayudar a mejorar la igualdad de oportunidades de los niños me doy por satisfecho”.

Del campo de fútbol al acogimiento durante el curso escolar

Hablamos con José Ignacio Arrufat, entrenador e impulsor de una auténtica obra social dentro del club. José lleva entrenando al Malasaña desde hace cinco años. El segundo año, su hijo, que jugaba en el equipo, le habló de un compañero de clase que quería apuntarse. “Dame el teléfono de sus padres”, le contestó, y al saber que el pequeño vivía en una residencia quedó descolocado: no era una realidad con la que estuviera familiarizado. Fue a la residencia, conoció lo que eran los menores tutelados y se ofreció a sacarle los martes y los jueves para entrenar, y los fines de semana para los partidos.

Después de este chico, llegaron otros menores tutelados al equipo. José fue conociendo la realidad de los menores tutelados y los límites de su vida en las residencias. “En los 20 minutos de ida caminando, y los veinte de vuelta, hablábamos mucho”.

Este año se “ha venido arriba”, dice, y ha ideado un proyecto con el equipo para que ningún niño, tutelado o con pocos recursos, se quede sin jugar por no poder pagar la cuota. Para ello, han puesto en marcha una campaña de socios, simpatizantes y espónsores. Los vecinos que quieran pueden pagar la ficha de uno de los chavales.

“El equipo en sí es ya una familia y como los padres y madres de los jugadores ya los conocen desde hace años, les hacen llegar grandes dosis de afecto. Muchas familias se han interesado y un par de familias se han involucrado con el acogimiento en el entorno del equipo”.

Aunque el curso ya ha empezado, aún hay algo de margen para acoger a niños propuestos en las residencias de la Comunidad de Madrid. El barrio se está moviendo –por eso decidieron también llamar a las puertas de la prensa del distrito– y tiene una deuda con ellos. Como dice Adriana:

“Los niños que viven en los centros no han hecho nada para estar allí, su situación es consecuencia de unas circunstancias de las que ellos no son responsables; la vida se lo ha puesto difícil desde muy temprano y es nuestra responsabilidad ayudarles. Son niños que están en nuestros coles, son del barrio. Aunque sean de sus padres y estén tutelados por la Comunidad de Madrid la responsabilidad es de todos”.     

«Individuo, comunidad y sistema», Renovando desde Dentro, Art. 10, Pepa Horno Goicoechea.

Soy consciente de que las experiencias que más me han enseñado como persona han sido la crianza de mi hijo y el fallecimiento de mis padres. Pero si tuviera que añadir una tercera, sería sin duda los viajes que he tenido el privilegio de realizar por diferentes continentes para trabajar la prevención de la violencia contra los niños, niñas y adolescentes en diferentes contextos sociales, culturales, geográficos y etnográficos.

He tenido el privilegio de conocer diferentes culturas y pueblos viviendo junto a ellos. He podido conversar sobre su infancia, su crianza o la forma de relacionarse en sus familias. No eran viajes de turista, eran encuentros humanos con personas que de un modo u otro podían contribuir al cambio social necesario para eliminar el castigo físico a los niños, niñas y adolescentes. Trabajé con profesionales de la educación, del ámbito social, del periodismo o de la medicina, entre otros; con políticos y legisladores y con familias que en lugares lejanos trataban de mejorar las condiciones de vida de los niños, niñas y adolescentes en sus comunidades.

Aquellas experiencias generaron en mí una mirada asombrada, pequeña y humilde hacia el ser humano. Una mirada que ha marcado en gran medida mi desarrollo profesional. Aprendí infinidad de cosas, pero sobre todo quedó dentro de mí la certeza de lo que trasciende a lo cultural en el ser humano. Y quiero quedarme con dos aspectos que trascienden lo cultural:

•La universalidad del desarrollo afectivo. Darse cuenta de que el ser humano es un ser en relación, que se crea desde un “otro” y para un “otro”. La necesidad básica, primaria y universal del ser humano es el apego: tener alguien que le cuide y le proteja. Y aprendí a valorar en su justa medida la fuerza de esa necesidad. El apego no es una cuestión de amor, sino de seguridad, vinculada a la supervivencia misma. Es el cuidado del otro el que va a permitir sobrevivir a la persona porque le dará de comer, le tapará cuando haga frío, etc. Conseguir esa persona que le cuide, la figura de apego, no es una necesidad afectiva sólo, es la única posibilidad de sobrevivir. Por eso las personas van a preferir tener una mala familia a no tener familia. La herida mayor que puede recibir un niño, niña o adolescente es el abandono. La soledad es el mayor temor de las personas a cualquier edad pero de niño, de niña, el abandono genera terror. El terror que llega cuando ve amenazada su subsistencia sin ser todavía suficientemente autónomo para conseguirlo por sí mismo. Y eso no depende de la cultura donde nacemos. Es algo universal.

•El abuso de poder como la clave para comprender la violencia en cualquiera de sus formas y en cualquier escenario donde tiene lugar. No se es violento con quien se quiere sino con quien se puede. Cualquier forma de violencia es posible porque existe una relación de poder. Era interesante que, fuera donde fuera, todo el mundo me decía que el castigo físico a los niños, niñas y adolescentes era imposible de erradicar porque era parte de su cultura. Pero no era así. El castigo físico era parte de la crianza en todas y cada una de las culturas donde trabajé. Y se da porque los niños, niñas y adolescentes son el eslabón más débil de cualquier sociedad. Se les pega porque se puede. Se puede porque son más débiles físicamente, porque quieren a los adultos y dependen de ellos, porque no pueden sobrevivir solos, porque la sociedad legitima el castigo y les da la autoridad a las familias para aplicarlo, porque la ley lo permite… Se puede por varios factores relacionados entre sí.

Pero también de aquel aprendizaje surgió un esquema que quiero desarrollar en este artículo, tanto en lo general como en lo referente al sistema de protección. Un esquema que me ha permitido estructurar programas de intervención, analizar y evaluar diferentes problemáticas sociales y comprender la parte sistémica del ser humano en la intervención terapéutica, entre otras muchas cosas.

Individuo, comunidad y sistema

Para que una sociedad se desarrolle de forma positiva, necesita preservar estos tres pilares: el individuo, la comunidad y el sistema.

Cuando me refiero al INDIVIDUO, pienso en la persona, en cada uno de nosotros y nosotras. Me refiero a preservar y promover la consciencia individual. Esto se logra si en su proceso de socialización la persona puede:

•Fortalecer su conexión interna con sus propias sensaciones corporales, vivencias emocionales y pensamientos, de forma que puedan construir un psiquismo en el que los tres niveles de procesamiento, somatosensorial, emocional y racional, sean integrados. Esta conexión interna se genera desde la relación con las figuras de apego. Son ellas quienes nombran las cosas: “Esto es una mesa”; las sensaciones: “Tienes frío, ¿verdad?” y las emociones: “Estás contento”. Dan significado a las sensaciones corporales y vivencias emocionales del bebé, enseñándole a reconocerlas y legitimarlas (mentalización). Si ese proceso se realiza de forma errónea, parte de esa vivencia interna del niño o niña queda sin ser integrada o nombrada, queda disociada. Esto puede ocurrir por la falta de escucha, conexión y ajuste de la figura de apego a las señales que emite el bebé, o bien porque la figura de apego adjudica a esas señales significados erróneos más vinculados a su propia vivencia que a la del bebé.

•Lograr la autonomía suficiente para ser protagonista de su propia vida, generando un proyecto de vida propio que puede coincidir, o no, con el que sus figuras parentales y su comunidad haya definido para esa persona. Desde la libertad individual de tomar sus propias decisiones generará también una red afectiva propia. Esa autonomía se fomenta desde la participación del niño, niña y adolescente en diferentes áreas de su vida, su familia y su comunidad.

•Validar su identidad desde el respeto y la aceptación de su entorno de la misma. La identidad es el reflejo de la individualidad. Incluye diferentes aspectos: la identidad sexual, la identidad étnica o racial o la identidad religiosa, entre muchos otros. Conforme surge la consciencia individual se va estructurando el autoconcepto de la persona sobre sus habilidades, destrezas o cualidades y una validación emocional de las mismas, a la que llamamos autoestima. Desde ahí se construirá una identidad que debe ser única e integrar la diferencia como un valor positivo, como un aporte a la familia y a la comunidad.

Cuando me refiero a la COMUNIDAD, pienso en una red de personas que construyen relaciones afectivas estables y comparten un lugar de pertenencia. Incorpora a la familia pero va un paso más allá. Hablamos de elegir, construir y cuidar las redes afectivas que sostienen al individuo y le dan su lugar de pertenencia. Me refiero a preservar y fomentar la consciencia de pertenencia.

La comunidad exige asumir la corresponsabilidad en el cuidado del individuo. El cuidado de las personas más débiles de la comunidad no es una responsabilidad exclusiva de sus familias ni del sistema, es una responsabilidad colectiva de la comunidad. Por lo tanto, la comunidad es una red de vínculos afectivos sanos que se relacionan desde la reciprocidad y la corresponsabilidad.

Está construida de dos tipos de relaciones afectivas que forman parte de la cotidianeidad de las personas:

•Las redes familiares, que conservan la historia de vida de la persona y configuran su identidad. Las personas eligen a otras personas con las que generan vínculos afectivos profundos y asumen el compromiso de permanencia. Estas redes familiares van más allá de la familia nuclear e implican romper con el presupuesto de la unión entre la familia y la biología. Pensando en la crianza, lo que convierte a un adulto en figura de apego de un niño o niña es el cuidado cotidiano, asumir su crianza y su seguridad y hacerlo desde un vínculo afectivo profundo. Esta responsabilidad puede asumirse con la misma fuerza aunque no se tenga vínculo biológico alguno con ese niño o niña, como hacen las familias adoptivas y acogedoras o como hace la “tribu” en diferentes lugares del mundo. Ver las redes familiares que van más allá de la familia nuclear es un aspecto especialmente importante en las sociedades donde las familias se han reducido. Las familias extensas, mucho más habituales hace unos años, podían llegar a funcionar como pequeñas comunidades en sí mismas.

•Las redes afectivas más amplias. Son aquellas que se pueden generar desde la pertenencia a un lugar, una actividad o una entidad, entre otras. Redes afectivas en torno al lugar donde se reside, el barrio o el municipio, a valores culturales o religiosos, a entidades sociales, deportivas o en torno a actividades de ocio o al mundo asociativo. Son redes de relaciones interpersonales donde se comparten elementos de la identidad propia: vivencias, experiencias, aficiones, etc. Todas ellas funcionan como redes de pertenencia de la persona.

Por lo tanto, la comunidad se construye si:

•Se crean espacios de relación afectiva entre las personas, espacios compartidos en torno a actividades comunes, sencillas, en las que las personas se prestan ayuda mutua para lograr una mayor eficacia. Esas tareas pueden ir desde las actividades relacionadas con la supervivencia y el cuidado, hasta espacios relacionados con el placer, el disfrute y el ocio.

•Si en el proceso de socialización se plantea a los niños, niñas y adolescentes la comunidad como un valor positivo, un lugar de seguridad y fortaleza. Se les enseña a pedir ayuda cuando se sienten débiles o vulnerables por algún motivo, a lograr mayor eficacia desde el trabajo en grupo o comunitario y a las oportunidades de aprendizaje que supone relacionarse con otras personas, especialmente aquellas que son más diferentes. Por el contrario, si se les educa desde el temor, desde la protección mal entendida, desde el miedo a la diferencia y la necesidad de control, se genera aislamiento social y se coloca a las personas en situación de riesgo.

•Si en ese mismo proceso de socialización, se une el concepto de familia al de red y comunidad, promoviendo habilidades para construir redes afectivas que vayan más allá de las familias y educando en la corresponsabilidad en el cuidado de los más débiles y la reciprocidad como un valor afectivo.

•Si se da una regulación informal, basada en las relaciones afectivas de cuidado mutuo. Las comunidades no están estructuradas en torno a ningún sistema oficial. Las personas asumen esas “reglas no escritas” porque se sienten pertenecientes a la comunidad y afectivamente vinculadas a la misma.

Cuando me refiero al SISTEMA, pienso en las instituciones. No sólo en los gobiernos, sino en todas las instituciones sociales que se crean para organizar y estructurar de forma más eficaz la atención a las necesidades sociales. Pienso en quien legisla, en los ministerios, las organizaciones, las empresas, los medios de comunicación, las multinacionales… Me refiero a estructurar la atención, a preservar y fomentar la consciencia colectiva. El sistema surge cuando:

•La comunidad crece tanto que es difícil atender las necesidades individuales y comunitarias sólo desde las relaciones interpersonales y porque se generan desigualdades estructurales en las comunidades que no pueden ser paliadas y atendidas únicamente desde las relaciones interpersonales.

•Se regula la convivencia a través de instrumentos varios: legislación, normativas e instituciones.

•El sistema requiere especialización: formación, profesionalización e inversión que la posibilite.

•El sistema conlleva dos elementos clave: generar una estructura especializada que conlleva unos costes humanos y económicos de mantenimiento independientes de la necesidad a la que pretende dar respuesta; y generar relaciones de poder que deben ser reguladas con consciencia para que no permitan o legitimen situaciones de abuso de poder, de violencia.

Mi certeza es que para que una sociedad esté sana y permita el desarrollo pleno de las personas debe preservar con estos tres pilares: individuo, comunidad y sistema.

Una mirada al mundo…

Sin embargo, al recorrer casi cuarenta países de cuatro de los cinco continentes, me di cuenta de que en todas las sociedades se había sacrificado de forma significativa uno de los tres pilares, o al menos había carencias muy serias en su desarrollo. Y con cada uno de los pilares que falla, se desarrollan problemáticas diferentes.

En los países del sur de Asia y y del Sudeste Asiático, así como en aquellos que conocí en África, la comunidad es el pilar clave de la sociedad. Es la comunidad la que define la identidad individual de las personas. La pertenencia a la comunidad condiciona el proyecto de vida que desarrollan las personas. Los sistemas tienen un nivel débil de desarrollo, aunque esto varía enormemente de un país a otro, pero en general no tienen la fortaleza suficiente para atender las necesidades individuales de las personas. Este predominio de la comunidad se puede percibir en las costumbres sociales, los ritos de iniciación, incluso en el mismo idioma.

Los países de la región de Latinoamérica y el Caribe la comunidad sigue presente aunque el individuo y su consciencia individual tiene más fuerza. Los conflictos que surgen en esta región y los movimientos sociales y políticos no son tribales ni religiosos, son movimientos que surgen de la consciencia de la injusticia y la desigualdad. Pero también en esta región los sistemas tienen verdaderas dificultades en su implementación y desarrollo y no logran cubrir las necesidades individuales de modo que las comunidades tratan de atender lo que los sistemas no logran cubrir.

Y en Europa y América del Norte la comunidad está muy mermada, por no decir desaparecida. Se establece la relación entre el individuo y el sistema. El individuo demanda al sistema que cubra sus necesidades de forma individual. Las estructuras comunitarias son puntuales, en determinados barrios, o zonas, pero no son generalizadas. En algunos de los países, la familia aún ha podido paliar la ausencia de la comunidad y cubre algunas necesidades de las personas que el sistema no llega a atender: necesidades de cuidados, económicas o de integración social. Pero la transformación de los modelos familiares hacia modelos de familia nuclear está conllevando que la familia esté dejando de poder paliar los efectos de la desaparición de la comunidad.

En todas las sociedades parecemos haber perdido uno de los tres pilares. Y creo de verdad que una sociedad no alcanza su pleno desarrollo si no promueve sus tres pilares.

Cuando el individuo desaparece, se pierde la posibilidad de plena implementación de todos sus derechos humanos fundamentales. Se esfuma la consciencia crítica, el pensamiento divergente, la creatividad y las personas renuncian a su proyecto de vida y a su identidad generando, entre otras muchas problemáticas, problemas de salud mental.

Cuando la comunidad desaparece, la sociedad se vuelve individualista con unos niveles de aislamiento social y exclusión social preocupantes, el cuidado de las personas vulnerables pasa a ser limitado y se pierde calidez humana. Las personas pueden sentir cubiertas sus necesidades básicas y que la soledad les ahogue. Y sin una comunidad fuerte, el sistema no llega a cubrir todas las necesidades individuales porque hay necesidades que tienen que ver con la relación, el cuidado, la cercanía y el afecto que ningún sistema puede cubrir. Pero además, la comunidad permite generar movimientos de cambio, unir a la gente en redes afectivas de apoyo comunes, romper con el miedo y el aislamiento social.

Y si el sistema falla, entonces el bienestar de una sociedad se limita a lo que puede cubrir la comunidad, falta estructura y cobertura de los derechos humanos, falla el sistema de bienestar social al que el sistema permite llegar.

Y en cierto sentido merece la pena cuestionarse la interrelación entre los tres pilares cuando en vez de trabajar para el bienestar común lo hacen para otros intereses. Entonces, ¿al sistema le interesa una comunidad fuerte o prefiere que las personas se mantengan aisladas y sin movilizarse? ¿Y a la comunidad le interesa el pensamiento crítico y divergente del individuo o prefiere la obediencia? ¿Y el individuo está dispuesto a aceptar la corresponsabilidad que supone la comunidad y el costo de mantenimiento del sistema?

Necesitamos los tres pilares para poder garantizar el desarrollo pleno de una persona y de una sociedad, pero cualquiera de esos tres pilares puede fallar, desaparecer o pervertirse. Un sistema sin los mecanismos necesarios de control puede colocarse en una posición de impunidad. Y en ese caso toca recordar el título de aquel libro de Henry Mash que debería ser obligatorio: “Ante todo, no hagas daño”(1). De hecho, una comunidad potente puede y debe producir los cambios necesarios en el sistema y exigir el cumplimiento de sus mecanismos de control.

Asimismo, una comunidad sin un sistema que la complemente y la regule y un individuo consciente y crítico puede anular al individuo, violar sus derechos humanos y convertirse en una trampa de la que el individuo se vea obligado a huir. Y un individuo que pierde o rechaza el sostén afectivo de su comunidad y no encuentra un sistema que e brinde un marco protector puede enfermar y hacerse daño o hacérselo a los demás.

¿Y los tres pilares en el sistema de protección?

Como decía al principio, este sistema de análisis desde los tres pilares lo empleo en el diseño y evaluación de programas de intervención y en la evaluación de cualquier estructura organizativa. El sistema de protección se puede y se debe mirar desde esta perspectiva. A continuación desarrollo algunas preguntas que merece la pena hacerse sobre el sistema de protección analizado desde esta perspectiva. No pretende ser un listado de preguntas exhaustivo, sino una invitación a la reflexión.

¿Quién es el individuo en el sistema de protección? Los niños, niñas y adolescentes. Y si miramos las claves de desarrollo del pilar del individuo…

•¿Podemos decir que en los recursos del sistema de protección se fomenta la conexión interna del niño, niña o adolescente? Yo diría que al contrario. En niños, niñas y adolescentes que vienen en muchos casos ya desconectados fruto de los mecanismos de disociación que tuvieron que poner en marcha para sobrevivir o por las carencias de sus figuras de apego a la hora de ajustarse emocionalmente a ellos, sintonizar y ayudarles a nombrar sus vivencias, ¿trabajamos con programas de estimulación sensoriomotriz que permitan a los niños, niñas y adolescentes reconectarse? ¿Contemplamos el trabajo corporal como elemento de intervención deseable del sistema de protección? ¿Cuidamos los entornos del sistema de protección para que generen conexión interna en los niños, niñas y adolescentes? ¿Formamos a los profesionales en habilidades de mentalización?

•¿Podemos decir que el sistema de protección promueve el protagonismo de los niños, niñas y adolescentes sobre sus propias vidas? Creo que en este sentido se ha avanzado muchos los últimos años, pero es necesario ver hasta qué punto el sistema llega a anular el protagonismo de los niños, niñas y adolescentes. Pensemos en las distintas áreas donde el niño o niña necesita ser protagonista de su propia vida: la vida cotidiana (qué vestir, a qué hora levantarse, si se ducha por la mañana o por la noche…), las decisiones de su propia vida (va o no al campamento, ve o no a sus padres, va a terapia o no…), el protagonismo en la comunidad donde viven (participación en las actividades del barrio, instalaciones, con los vecinos…), el protagonismo sociopolítico y el protagonismo en la evaluación y mejora de los entornos donde viven (¿cuántos recursos evalúan con los niños, niñas y adolescentes su funcionamiento?). Sin participación no hay autonomía, y sin autonomía no se logra el protagonismo sobre la vida propia necesario para cualquier proceso de recuperación. Aunque esta reflexión probablemente sería igual de válida para el nivel de protagonismo que se permite a los niños, niñas y adolescentes que crecen en familias protectoras.

•¿Podemos decir que el sistema de protección respeta y valida la identidad de los niños, niñas y adolescentes? Creo que en este sentido la situación es muy variada. Se ha mejorado mucho en el abordaje de la diversidad en el sistema de protección, se integran las diferentes identidades religiosas, sexuales y étnicas o raciales. Aunque queda mucho que mejorar en este sentido, sólo es necesario pensar en la atención que el sistema brinda a los adolescentes migrantes no acompañados.

¿Trabaja el sistema de protección de forma integrada con la comunidad?

•¿Está el sistema de protección integrado en la comunidad o permanece como un desconocido para la sociedad, funcionando de forma aislada y hacia dentro, llevando a los adolescentes al salir del sistema de protección a una situación de exclusión social?

•¿Realizan las instituciones las medidas necesarias para combatir los estereotipos sociales sobre los niños, niñas y adolescentes del sistema de protección? ¿Existen campañas de sensibilización social que los visibilice de forma positiva?

•¿Se promueven programas de familias colaboradoras que puedan mantener una relación con los niños, niñas y adolescentes sin acogerlos, sacándolos en verano o los fines de semana, etc.?

•¿Se trabaja con los niños, niñas y adolescentes para que vean la comunidad como un recurso, un espacio en el que pedir ayuda?

•¿Pueden ir los niños, niñas y adolescentes a dormir a casas de sus amistades? ¿A fiestas de cumpleaños sin rellenar cuatro formularios por escrito? ¿Pueden venir los amigos del colegio a verles a los centros residenciales?

•¿Se trabaja el acogimiento como una responsabilidad comunitaria? ¿Se entiende que no sólo acoge una familia sino también su comunidad, que el cuidado de estos niños, niñas y adolescentes en situación de desprotección es responsabilidad de toda la comunidad donde viven, de todos nosotros?

•¿Se trabaja el concepto de comunidad más allá de la familia en el sistema de protección? ¿Responde a este enfoque comunitario el abordaje que se hace de la familia biológica dentro del sistema de protección?

No me extiendo en las respuestas a estas preguntas porque están ampliamente desarrolladas en los artículos previos escritos en el marco de “Renovando desde Dentro” por Alberto Rodríguez (2), Javier Múgica (3) y Antonio Ferrandis (4).

Y respecto al pilar del sistema, el sistema de protección es uno de los elementos clave del sistema de cualquier sociedad desarrollada. Sería importante plantearse:

•¿Tiene el sistema de protección recursos suficientes? ¿Cuenta con la especialización adecuada: formación de los profesionales, espacios de supervisión? Desde el momento en que la supervisión solo empieza ahora a ser incorporada como obligatoria en los pliegos de concertación de algunas comunidades autónomas, que las titulaciones necesarias para determinados profesionales del sistema de protección no están reguladas en todos los territorios y que la formación inicial de las profesiones relacionadas con niños, niñas y adolescentes no incluyen todo el tema de protección, puedo responder sin riesgo a equivocarme que no.

•¿Se cumple la legislación que regula el sistema de protección o se aceptan las diversas vulneraciones de la ley sin imponer las sanciones correspondientes? Sólo un dato: más de 1.200 niños y niñas menores de seis años siguen viviendo en centros de protección, aunque la legislación aprobada en 2015 lo prohíbe expresamente para menores de 3 años y recomienda evitarlo para menores de 6 años. Y no ha habido ninguna sanción por ese incumplimiento de la ley. El único avance ha sido que el Plan de Acción y Lucha contra la Explotación Sexual Infantil en los Centros de Acogida aprobado en mayo de 2022 incluye medidas destinadas a solucionar esta situación antes del 2026.

•¿Contempla el sistema de protección las medidas necesarias para el cuidado de su propia estructura: cuidado y formación de los profesionales, actualización y evaluación de los sistemas de trabajo o mantenimiento de entornos e infraestructuras, entre otros? Aunque se está realizando una inversión muy potente en la mejora y actualización de los recursos del sistema de protección, queda mucho por avanzar.

•¿Existen medidas suficientes para regular las relaciones de poder dentro del sistema de protección y erradicar las distintas formas de violencia? Creo que todos los casos que han salido en medios de comunicación en los últimos dos años responderían por mí a esta cuestión.

El sistema de protección no es diferente de cualquier otro sistema que podamos evaluar. Necesita un marco normativo claro y que se cumpla en la práctica, unos sistemas de intervención actualizados, la especialización necesaria y mecanismos externos de control de su funcionamiento.

Una forma de mirar…

Un individuo consciente, una comunidad fuerte y un sistema sólido son condiciones imprescindibles para lograr la plena implementación de los derechos humanos y el desarrollo de sociedades justas que posibiliten vidas plenas a sus ciudadanos. No es que un pilar sea más importante que el otro, es que necesitamos los tres para lograr el desarrollo pleno como personas y como sociedades.

Este esquema es aparentemente sencillo pero, en mi experiencia, de gran calado. Para mí fue especialmente relevante entender lo que pasa cuando falla uno de esos pilares, hacia dónde deriva la sociedad. Y lo he aplicado tanto en la visión sociológica de los lugares en los que he vivido o trabajado como al análisis, evaluación y mejora de sistemas y programas de intervención.

(1) Mash, H. (2016). Ante todo, no hagas daño. Madrid: Salamandra.

(2) Rodríguez González, A. (2022). Las imágenes del acogimiento familiar que merman su desarrollo y la captación de nuevas familias. En el marco de la iniciativa Renovando desde dentro. Siete retos y propuestas de mejora del sistema de protección de la infancia en España.

Recuperado de: https://renovandodentro.wordpress.com/2022/01/19/articulo-4-disenando-la-mesa-del-cambio-que-tipo-de-intervencion-es-mas-eficaz-en-la-reparacion-de-danos-por-desproteccion-infantil-por-alberto-rodriguez/

(3) Múgica Flores, J. J. (2022). Las imágenes del acogimiento familiar que merman su desarrollo y la captación de nuevas familias. En el marco de la iniciativa Renovando desde dentro. Siete retos y propuestas de mejora del sistema de protección de la infancia en España.

Recuperado de: https://renovandodentro.wordpress.com/2022/06/20/articulo-8-las-imagenes-del-acogimiento-familiar-que-merman-su-desarrollo-y-la-captacion-de-nuevas-familias-por-javier-j-mugica-flores/

(4) Ferrandis Torres, A. (2022). La permanencia, todavía una asignatura pendiente. En el marco de la iniciativa Renovando desde dentro. Siete retos y propuestas de mejora del sistema de protección de la infancia en España.

Recuperado de: https://renovandodentro.wordpress.com/2022/10/04/articulo-9-la-permanencia-todavia-una-asignatura-pendiente-por-antonio-ferrandis-torres/

Cifrado y acceso de los niños a la información

En ocasiones, el acceso de los niños a la información se ha restringido de manera desproporcionada para supuestamente proteger a los niños. 
Esto lo convierte en el centro del debate sobre el cifrado, la privacidad y la protección. Para conmemorar el Día Internacional del Derecho a Saber, exploramos algunas de las preguntas y tensiones en este debate a través de la lente del acceso de los niños a la información.

Todos los niños tienen el derecho fundamental de acceso a la información. Es una base sobre cómo los niños aprenden sobre el mundo que los rodea y cómo ejercen sus otros derechos. También les permite tomar decisiones informadas en sus vidas. A pesar de esto, el acceso a la información ha estado sujeto en ocasiones a restricciones desproporcionadas bajo el disfraz a veces cuestionable de la protección infantil , ya sea para restringir el acceso de los niños a información sobre salud, política, religión o su acceso a relaciones y educación sexual. Es en este contexto que el impacto del cifrado en el acceso de los niños a la información desafía la división percibida de 'privacidad versus protección' en la forma en que los niños usan la tecnología.

¿Qué derecho tienen los niños a acceder a la información?
La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño establece el derecho fundamental de los niños a la libertad de información en el artículo 13, que protege la "libertad de los niños para buscar, recibir y difundir información e ideas de todo tipo". Además, el artículo 17 requiere que los Estados reconozcan la función de los medios de comunicación y 'garanticen que el niño tenga acceso a la información […] de una diversidad de fuentes nacionales e internacionales, especialmente aquellas destinadas a la promoción de su desarrollo social, espiritual y el bienestar moral y la salud física y mental.'

Sin embargo, la Convención también prevé restricciones al acceso de los niños a la información, cuando estén 'dispuestas por ley y sean necesarias para el respeto de los derechos o la reputación de los demás; o para la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.' La Convención también requiere que los Estados alienten el 'desarrollo de lineamientos para proteger a los niños de información y material perjudicial para [su] bienestar'.


algunos escenarios
Uno de los patrones de restricciones al acceso de los niños a la información propuestos para protegerlos de la 'información lesiva' es la criminalización de la 'promoción de la homosexualidad entre los niños '. Por lo tanto, los niños LGBT+, especialmente aquellos que viven en países donde la homosexualidad está estigmatizada o criminalizada, se ven afectados de manera desproporcionada por el cifrado. Las plataformas encriptadas les permiten a estos niños acceder a información que los ayuda, por ejemplo, a comprender su sexualidad, responder preguntas que puedan tener sobre la salud física y mental y conectarse con otros miembros de su comunidad.

Para los niños que viven bajo regímenes represivos, donde se practica la cibercensura, el cifrado también juega un papel importante para facilitar su acceso a la información, por ejemplo, dándoles la oportunidad de buscar y recibir información de los críticos del régimen. 

Los niños de minorías religiosas también pueden verse afectados de manera desproporcionada por el cifrado al ejercer su derecho de acceso a la información. Por ejemplo, en Inglaterra las escuelas están obligadas por orientación a tener filtros y sistemas de seguimiento para detectar signos de 'radicalización'. Cuando se señalen registros de niños, podrían derivarse al programa antiterrorista Prevent del Reino Unido , que potencialmente discrimina a los niños musulmanes. Por otro lado, los canales encriptados pueden usarse para propagar discursos de odio contra minorías religiosas particulares, lo que podría llevar a los niños a autocensurarse cuando buscan información sobre su religión, por ejemplo, sobre formas de unirse a su comunidad y practicarla.

Por último, un aspecto del discurso sobre los riesgos del cifrado para el acceso a la información que ha recibido menos atención hasta ahora se relaciona con el movimiento de acceso abierto. Los niños que forman parte de este movimiento creen en democratizar el acceso al conocimiento académico, poniéndolo a disposición del público en línea, de forma gratuita. Cuando el acceso a artículos académicos se basa en tarifas de suscripción y está protegido por encriptación, algunos de estos niños pueden emprender lo que ven como un acto de desobediencia civil.. Podrían decidir entrar en sistemas encriptados, en violación de la ley, para hacer que el conocimiento académico esté disponible para el beneficio del público en general, sin obtener ninguna ganancia financiera por sí mismos. Esto plantea preguntas difíciles sobre la inequidad en el acceso a la información en todo el mundo y hasta qué punto la sociedad está preparada para aceptar el activismo radical en torno al acceso abierto al conocimiento.

Ir más allá de 'privacidad versus protección'
Examinar las implicaciones del cifrado para el derecho de acceso a la información de los niños revela un panorama complicado. El derecho de acceso a la información comprende tanto la privacidad como la protección cuando se trata de niños. En el debate sobre el uso de la encriptación por parte de los niños, un enfoque basado en los derechos debe reflejar los desafíos y los beneficios que la encriptación plantea para los derechos, y también cómo la gama completa de derechos de los niños interactúa y se apoya entre sí.
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Este artículo es parte de una serie producida para un proyecto conjunto entre CRIN y defenddigitalme que explora un enfoque de encriptación basado en los derechos de los niños . Podría perfeccionarse y actualizarse aún más a medida que se desarrolla nuestra propia comprensión del tema.







Talleres Monográficos sobre las especificaciones UNE 0070.


La Cátedra de los Derechos del Niño-ICADE  y la Plataforma de Infancia, tienen el placer de invitarle al ciclo de "Talleres Monográficos sobre las especificaciones UNE 0070" 


Centro de Innovación del Derecho (CID - ICADE)
Universidad Pontificia Comillas - ICADE

La Cátedra de los Derechos del Niño de la Universidad Pontificia Comillas junto con la Plataforma de Infancia, está promoviendo diferentes espacios de reflexión conjunta y aprendizaje en torno a la Especificación UNE 0070 (Sistema de gestión de la protección frente a la violencia en organizaciones de acción social, educación, deporte, ocio o tiempo libre que trabajan con personas menores de edad y/o personas en situación de vulnerabilidad), todo ello en el marco del área de actividades de ambas entidades destinado a concienciar sobre la importancia de la articulación de políticas de protección y de buen trato para la generación de entornos seguros para la infancia.

Los talleres son en formato BIMODAL, realizar la inscripción en cada uno de los días que va a asistir, eligiendo la modalidad.

INSCRIPCIONES:
15 septiembre 2022  
PRESENCIAL - https://eventos.comillas.edu/86093/
ONLINE - https://eventos.comillas.edu/87172/

Plan de acción contra la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes del sistema de protección a la infancia.

El Gobierno y las comunidades autónomas han aprobado, por unanimidad, un plan para luchar contra la explotación sexual de menores en el sistema de protección a la infancia, un catálogo de medidas que incluye la formación de los profesionales que trabajan con menores, una guía de actuación para los casos que se detecten y programas de inserción sociolaboral.


diariojurídico.
El objetivo del plan aprobado por Gobierno y autonomías es prevenir la explotación sexual contra la infancia y adolescencia tutelada o acogida por las administraciones, mejorar la atención a las víctimas, y reforzar estructuralmente al sistema de protección para prevenir que se produzcan en un futuro. Este plan de choque se basa en varios principios de intervención: el enfoque de género; la coordinación institucional; la atención individualizada de carácter terapéutico; y el acogimiento familiar como alternativa habitacional frente al centro residencial...

La explotación sexual es uno de los grandes desafíos que debemos enfrentar como sociedad.  Una violencia, especialmente dirigida a mujeres y niñas, que explota las desigualdades y que tiene como principales responsables a los perpetradores y las redes de explotación. 
Nuestro principal esfuerzo debe dedicarse a lograr un cambio cultural que acabe con esta violencia, al tiempo que quien la ejerza responda siempre ante la justicia. No obstante, de manera inmediata, debemos detectar a las potenciales víctimas, especialmente a las más vulnerables, y asegurarles una reparación integral que les permita vivir una vida digna y sin violencia.

En este sentido, no podemos negar que, aunque la infancia en general puede estar expuesta a este tipo de violencia y debemos evitarlo, las niñas y las adolescentes, y, aunque en menor medida, también los niños y adolescentes del sistema de protección, son un blanco de preferencia para los abusadores, proxenetas o explotadores sexuales.

Un desafío al que no se enfrenta una única CC.AA. de forma aislada, sino que está latente en el conjunto del sistema de protección español, habiéndose reportado y reconocido casos en toda Europa.1 Visibilizar y reconocer la explotación sexual en la infancia es el primer paso para afrontar esta realidad con firmeza. Al tiempo que avanzamos en ese cambio cultural que destierre la violencia sexual de nuestras sociedades, este Plan pretende ser una medida central para reducir las vulnerabilidades y factores de discriminación que han hecho de estas niñas y niños un blanco en ocasiones demasiado fácil para aquellos que quieren explotarlas, y seguir reforzando los sistemas de protección y a los equipos de profesionales con el fin de darles una respuesta adecuada...

Construyendo entornos protectores para la infancia y adolescencia: la nueva Especificación UNE 0070

La Cátedra de los Derechos del Niño-ICADE tiene el placer de invitarle al encuentro informativo "Construyendo entornos protectores para la infancia y adolescencia: 
la nueva Especificación UNE 0070".

22-06-2022 10:00h
Universidad Pontificia Comillas - ICADE C/Alberto Aguilera,23 Madrid
Organizado por Centro de Innovación del Derecho (CID - ICADE).


P-ESPECIFICACION UNE 0070,  UNE Normalización Española. Abril 2022.

Sistema de gestión de la protección frente a la violencia en organizaciones de acción social, educación, deporte, ocio o tiempo libre que trabajan con personas menores de edad o en situación de vulnerabilidad. Requisitos con orientación para su uso.


   INSCRIPCIONES
   PRESENCIAL: https://eventos.comillas.edu/85298/
   ONLINE: https://eventos.comillas.edu/85300