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Los costes ocultos que la gestión de la pandemia tiene para los niños.

Iván Rodríguez Pascual*, Sociólogo,
Investigador en COIDESO y Grupo ESEIS. 

En el momento de escribir estas líneas la sombra de una sexta ola de la covid-19 se cierne sobre gran parte de Europa. Junto a los debates relativos al alcance y efectividad de las vacunas conviven otros que parecen devolvernos a los momentos iniciales de la pandemia. Muchos de ellos tienen a niñas y niños como protagonistas. Sobre su papel en la propagación de la enfermedad y la conveniencia de mantener abiertas las escuelas ¿Es posible que todavía desconozcamos cuáles son las mejores decisiones a tomar cuando se trata de la población infantil?

No parece que sea el caso. Intuimos pronto el papel real que este grupo de población representaba en la infección. Sociedades científicas influyentes como la Academia Americana de Pediatría han mostrado su rechazo a considerar que los niños sean superpropagadores de la covid-19. El retorno a la docencia presencial tras la primera ola y meses de cierre educativo en muchos países no se tradujo en el esperado agravamiento de los contagios. Tampoco han sido transmisores destacados en el ámbito familiar: un estudio del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona así lo concluía, tras el verano de 2020.

La recomendación más actualizada del Centro Europeo de Control de Enfermedades es que el cierre de escuelas quedaría justificado solo como último recurso, dados sus importantes costes para la población infantil. Por otro lado, como ha revelado UNICEF, el cierre educativo y otras medidas de la gestión pandémica tienen un importante coste en términos de desarrollo, seguridad personal y empeoramiento de la pobreza infantil. Las consecuencias que sobre la salud mental de la población infantil y adolescente tienen este tipo de decisiones están bien documentadas.

¿Por qué, entonces, muchas personas adultas siguen pensando en la población infantil con desconfianza y apoyarían medidas de dudosa eficacia?

Es posible que la respuesta debamos buscarla fuera de la epidemología. Tiene más que ver con la manera en que concebimos la infancia, su lugar en la sociedad y nuestros prejuicios como adultos hacia niños y niñas.

Para empezar, muchas de las decisiones que han fundamentado nuestra manera de enfrentar la pandemia esconden una forma de injusticia social radicada en que se han ignorado casi por completo los intereses y voces diversas de infantes y adolescentes. Desde el inicio se les considera poco capacitados para intervenir y participar en la discusión pública.

Además, gestionamos la pandemia desde una postura que sufre de cierta ceguera ante los costes que nuestras decisiones tienen sobre sus vidas.

Shutterstock / Javidestock

Pensemos, por ejemplo, en los confinamientos a los que se sometió gran parte de la población mundial en la primavera de 2020. Es muy probable que hayan sido el grupo de población más afectado por estas medidas. Algunos de ellos, como en España, fueron particularmente restrictivos con la población infantil. Dejaron prácticamente en suspenso sus derechos, limitaron su movilidad en mucho mayor grado que la de la población adulta y contaron poco o nada con sus necesidades.

Además, allí donde se les etiquetó como vectores de transmisión (como sucedió en España) se produjo incluso cierto grado evidente de discriminación y deshumanización, al aplicarles una denominación deformante que en el mundo de la investigación biomédica se reserva para animales y parásitos.

No es descartable que, merced a esta insistencia en identificarles como ingobernables transmisores de la enfermedad, se haya contribuido a su estigmatización. En consecuencia, se ha generado miedo y rechazo ante conductas infantiles que son perfectamente normales.

Shutterstock / G.Tbov

La culpa no la tiene el coronavirus

Es llamarse a engaño pensar que estos costes ocultos son producto de la covid-19 porque solo lo son indirectamente. La causa última es la perspectiva sesgada desde la que se toman decisiones que, concerniendo a niñas y niños, nunca les tienen seriamente en cuenta.

Desde marzo de 2020 muchas sociedades han entendido que los derechos de la población infantil y el respeto por los mismos es algo incompatible o irreconciliable con las prioridades del mundo adulto, generalmente centradas en la recuperación económica y de las libertades individuales que la pandemia nos arrebató. En esta tensión, la obvia asimetría de poder que existe entre niños y personas adultas hace que la balanza se esté inclinando sistemáticamente del lado de las segundas.

A estas alturas de la pandemia vivimos en contextos donde aún se asume con naturalidad que se cierren los parques infantiles. O en los que niñas y niños deben, bajo la vigilancia estricta de los docentes, llevar una mascarilla en la escuela durante horas mientras las personas adultas pueden despojarse de ella en cuanto acuden a un restaurante.

Esto sigue generando importantes consecuencias para el colectivo que quizás no estemos identificando adecuadamente.

La vacunación ha cambiado el escenario, pero no bajemos la guardia. El virus sigue mutando y los niños están en el furgón de cola de la vacuna. No es improbable un futuro en el que crezca su afectación y protagonicen más contagios, reforzando así los estereotipos que están detrás de esta injusta gestión pandémica que describimos en este texto.

Aceptar esta gestión es aceptar también que sus intereses y necesidades cotizan a la baja en estos tiempos de crisis, y que dependen de que antes puedan hacerse efectivas las demandas del mundo adulto. Incluso cuando estas solo parezcan conducir cada vez hasta la siguiente ola pandémica.

* Iván Rodriguez P... Miembro del Comité de Investigación en Sociología de la Infancia de la FES. Departamento de Sociología, Trabajo Social y Salud Pública, Universidad de Huelva, y de la Asociación GSIA 

Hablando sobre la muerte y el duelo con niños y niñas.

¿Qué significa morir?, ¿qué creencias religiosas, espirituales o filosóficas tenemos los adultos sobre el final de la vida?, ¿qué preguntas se hacen los niños?, ¿por qué hablar con ellos de este tema?,  ¿cómo lo hacemos si a nosotros como adultos no cuesta y nos angustia asumir este hecho vital? 


Los niños y niñas se hacen infinidad de preguntas sobre la muerte sin necesidad de haber vivido un duelo o haber sentido el dolor de perder a un ser querido. Intuyen, observan y se dan cuenta perfectamente de los cambios que experimentan las plantas, los animales y las personas. Preguntarse el porqué de estos cambios no responde más que a su deseo de aclarar y confirmar lo que ya desde muy pequeños intuyen y quieren saber, porque lo que realmente vive un niño con mayor angustia es que sus cuestiones queden sin explicación.

Comprender este concepto no es sólo un cuestión racional sino que la emoción tiene un papel fundamental. Nosotros podemos explicar a los niños lo que la muerte significa pero su asimilación dependerá de su edad, su momento evolutivo y grado de madurez, sus experiencias vitales, su desarrollo cognitivo así como el estilo de comunicación que utilicemos y la actitud que tengamos ante este tema. Y es que saber no es lo mismo que asimilar lo que se sabe.

No importa si tenemos dudas o no tenemos respuestas para todo. De lo que se trata es de saber reconocer nuestras propias limitaciones, de acercarnos al niño no como “sabedores” de todo, sino como personas también limitadas con dudas y con preguntas sin resolver.

Para ayudarnos a dar respuesta a algunas de nuestras inquietudes como educadores, ya sea en el ámbito familiar o escolar, hay publicada bibliografía muy interesante (en español y en inglés) que nos invita a reflexionar y nos acerca pautas básicas a tener en cuenta a la hora de abordar este tema con nuestros hijos o nuestros alumnos:

Hablemos de Duelo: Manual Práctico para abordar la muerte con niños y adolescentes. Fundación Mario Losantos del Campo, octubre de 2016.

Un manual práctico que podéis descargar de forma gratuíta y que ayuda a los padres, profesores y adultos en general a solucionar sus dudas sobre el duelo infantil y a encontrar la mejor forma de explicar a los niños qué es la muerte en las diferentes etapas del desarrollo. Señala aquellas emociones y cuestiones que son más habituales y nos ayuda a identificar los signos de alarma que debemos tener en cuenta en caso de que el niño necesite ayuda profesional.

Incluye un apartado para abordar este tema con personas con discapacidad intelectual.

Recoge bibliografía recomendada para educadores, cuentos para leer con los niños así como películas y otros recursos didácticos.

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'En mi mente'. Informe Regional para Europa del Estado Mundial de la Infancia, UNICEF 2021.

Informe Regional: Europa. Estado Mundial de la Infancia 2021 'En mi mente'
Informe Europeo

Acceso al Informe "En mi Mente", Europa.

Mientras la COVID-19 sigue causando estragos, este informe –el análisis europeo de la publicación de UNICEF Estado Mundial de la Infancia: En Mi Mente- proporciona una radiografía de las tendencias que afectan a los niños en Europa, así como del bienestar y la salud mental de los niños y jóvenes europeos.

El estudio ofrece datos inquietantes sobre el estrés que sufren los jóvenes, y aporta recomendaciones claras a los gobiernos de Europa y a las instituciones de la Unión Europea.

Autor: UNICEF




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Encuesta de la ONU sobre Juventudes de América Latina y el Caribe dentro del Contexto de la Pandemia del COVID-19.


DESCRIPCIÓN

En el contexto de la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19), las entidades del sistema de las Naciones Unidas en América Latina y el Caribe integrantes del grupo de trabajo sobre juventud de la Plataforma de Colaboración Regional para América Latina y el Caribe impulsaron la realización de una encuesta en línea. El objetivo fue conocer cómo están viviendo las personas jóvenes la pandemia de COVID-19 y cuáles son sus preocupaciones sobre el presente y el futuro. La encuesta se aplicó entre mayo y junio de 2020 a jóvenes de entre 15 y 29 años y se recibieron más de 7.700 respuestas de 39 países y territorios de la región. En este informe se presentan los principales resultados.

ÍNDICE
Introducción .-- I. Datos técnicos de la encuesta .-- II. Descripción de la muestra .-- III. Información, medidas de contingencia frente al COVID-19 y acceso a alimentos .-- IV. Empleo, educación y conectividad .-- V. Salud .-- VI. Hogar y uso del tiempo .-- VII. Comunidad y género .-- VIII. Participación .-- IX. Prospectiva .-- X. Conclusiones y principales hallazgos.

No existe el derecho a ir a clase sin mascarilla, en situación COVID.

El derecho a la educación y a la salud son absolutamente compatibles, 
y la mascarilla preserva a los dos derechos,
es la que vela por la protección de ambos derechos fundamentales.

CEIP Alba Plata de Cáceres EFE/V. ROSO
El profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Extremadura, Gabriel Moreno González, asegura que en esta caso no hay colisión entre dos derechos fundamentales, la educación y la salud, y que son "absolutamente compatibles" porque los progenitores de las menores no han argumentado otros derechos que puedan conculcarse al obligarlas a ponerse mascarillas. "Podrían existir razones sanitarias, religiosas o de objeción de conciencia", explica, pero no es esta la situación.

A su juicio, este es el principal motivo por el que la norma del centro debe prevalecer, puesto que es la que vela por la protección de ambos derechos fundamentales. Si este reglamento no se respeta "de lo que estamos hablando es de la negativa de dos ciudadanos a cumplir con una normativa, lo que conlleva una sanción administrativa o la apertura de la vía judicial", que incluso podría llegar a reformular la patria potestad.    

Moreno González subraya que hay que tener en cuenta el interés superior de las menores, que está por encima del de sus propios padres, por lo que considera que lo más "sensato" es acudir a la justicia porque el derecho a no usar mascarilla no existe, sino que su uso es un deber que está recogido en una norma y en la ley. Al no haberse aducido otros derechos que podría vulnerarse, "es como si se violan las normas de un centro en cuanto al uniforme", afirma. Un caso "más complicado" sería la vacunación, ya que entraría en juego el derecho a la integridad física.

         En términos similares se ha pronunciado este jueves la fiscal de menores que investigará el caso, Yolanda Forte. Aunque ha precisado que hasta el momento solo tiene la información que le ha llegado a través de los medios de comunicación, la fiscal ha insistido en que la educación es un derecho fundamental y se debe proteger el interés de las dos menores.

Forte ha recordado que en varios casos "en los que se puede constatar una intencionalidad o una dejación intencional de los deberes parentales de los progenitores o tutores, se ha llegado a formular denuncia por abandono de familia".     


¿Por qué los adolescentes se han puesto ya más primeras dosis de la vacuna que el grupo de entre 20 y 39 años?.

La vacunación contra la COVID-19 de los adolescentes ha alcanzado tal agilidad en España que este grupo de edad, el de 12 a 19 años, supera ya con primeras dosis a los que van de los 20 a los 40 años. 

Y eso que su plazo para inmunizarse, especialmente entre los menores de 16 años, se abrió mucho más tarde, durante el mes de agosto.

Pocos días después de iniciarse el curso escolar, los datos del Ministerio de Sanidad reflejan que la velocidad a la que se han vacunado los menores de edad merece un capítulo aparte dentro de la campaña de inmunización contra el coronavirus. Actualmente, el 79,4% de estos jóvenes –esto es, más de tres millones–, ha recibido ya la primera de las dos inyecciones, mientras que este porcentaje se reduce al 76,3% y el 76,1% si se observa a los de 20 a 29 años y los de 30 a 39, respectivamente. 


Los adolescentes ya han recibido más primeras dosis que los de 20 a 40 años

Evolución del porcentaje de población vacunada contra la Covid-19 en España según el grupo de edad. Usa los botones para ver los porcentajes de administración de primeras dosis y de población que ha recibido la pauta completa


Este sorpaso se ha producido en todas las comunidades autónomas por igual excepto en Madrid. En algunas, como Galicia o Asturias, los adolescentes superan el 90% de cobertura con primera dosis, con más de diez puntos de diferencia en ambos casos respecto a la franja de edad de los treintañeros. 

Aunque todavía no ha ocurrido lo mismo con la pauta completa, que por ahora alcanza al 60,3% de los jóvenes de 12 a 19 años –muchos de quienes tienen una dosis no han cumplido el plazo para recibirla–, los expertos consultados coinciden en que su respuesta a la llamada de la vacunación está siendo "ejemplar". Al menos inicialmente. Y en la mayoría de los casos no ha sido necesaria una búsqueda activa, puesto que las autoridades sanitarias regionales han optado por ponerles la inyección en los mismos puntos de vacunación masiva que a los demás y que hoy ya se están desmantelando por falta de demanda


La vacunación, por franjas de edad, en cada comunidad

Porcentaje de la población de cada franja de edad que ha recibido al menos una dosis de la vacunación contra la Covid-19 o la pauta completa, sobre el total de habitantes de ese grupo

NOTA: para el caso del grupo de 20-49 años, antes del 21 de junio incluye a 18 y 19 años



¿A qué responde esta mayor predisposición de los adolescentes?.

 Como es habitual en la epidemia, de entrada hay pocas certezas y varias hipótesis. Pero la principal es que el horizonte del principio de curso escolar le ha dado un empuje decisivo. A ello habría que sumarle que los menores de edad son más localizables por parte de los centros de salud o que en ellos pesa sobre todo lo que deciden sus progenitores, que a su vez tienen edades en las que empieza a haber más riesgo de infecciones graves.

De la vuelta al 'cole' al vínculo con el ambulatorio

"Una vuelta al cole más segura y cercana a la normalidad es un importante incentivo para la vacunación", apunta el epidemiológo y pediatra Quique Bassat, del Instituto de Salud Global de Barcelona, que recuerda que los protocolos escolares para el curso 2021-2022 establecen que los vacunados no tendrán que hacer confinamiento, mientras que los demás sí. "Esto puede haber tenido peso en la decisión de muchos padres, que saben perfectamente lo disruptiva que es una cuarentena", completa este experto.

Esto conecta con otro gran factor decisivo, que es el hecho obvio de que la decisión de vacunar a los menores de edad recae casi siempre en sus progenitores. Unas familias que, por edad de sus hijos, suelen pasar de los 40 años, una franja con una mayor cobertura vacunal (87% con primera dosis y 85% con pauta completa). "A los menores de edad nos los traen sus progenitores y en general no les han consultado si quieren o no recibir la inyección", explica Pepi Estany, enfermera de un Centro de Atención Primaria y miembro del Consejo Asesor de Vacunaciones de la Generalitat. 

Estany, que trabaja en un ambulatorio en Artesa de Segre, localidad leridana de 4.000 habitantes, añade además que los menores de edad son más fácilmente localizables que los más mayores, porque todavía viven en casa de sus padres, van al instituto y no se han marchado del pueblo. "A los de más de 20 a veces cuesta más localizarles, tienen teléfonos obsoletos o viven en otros sitios", resume esta enfermera. Bassat, por su parte, le añade otra idea: "Creo que a los adolescentes se les ha dado mucha caña y se les ha culpabilizado parcialmente de la quinta ola, y eso ha provocado que como grupo hayan reaccionado demostrando que se toman las cosas en serio". 

En este sentido, la quinta ola también ha influido en el ritmo de vacunación de cada franja de edad. En descargo de la franja de 20 a 30 años, por ejemplo, esta fue la más golpeada por la COVID-19 a principios de julio, justo cuando les iba a tocar recibir el primer pinchazo, aunque los adolescentes no andaban muy lejos. Entre el 20 de junio y finales de agosto se contagió el 4,7% de la población de 10 a 19 años y el 5,7% de los de 20 a 29. Todos ellos pueden comenzar a recibir la primera dosis dos meses después del contagio (o un mes en el caso de algunas autonomías).

Vacunación en universidades y todavía no en institutos

Los buenos datos de vacunación entre los menores de edad han diluido hasta el momento las escasas voces que pedían que se pusieran puntos de vacunación en los centros de Secundaria. Por ahora ninguna comunidad los ha puesto en marcha, aunque la Generalitat catalana aseguró que se lo plantearía en los próximos días, sobre todo, en aquellas zonas donde la cobertura vacunal sea muy reducida. Es decir, dentro del plan para llegar a los grupos de población más rezagados. 

Lo cierto es que, pese a que la comparativa con los de 20 y 30 años les deja en buen lugar, todavía hay hoy un 20% de adolescentes sin primera dosis. Y la curva de vacunados diarios de esa edad también se ha ido aplanando, recuerdan los expertos.

Con el fin de la etapa de vacunaciones masivas, los expertos coinciden en que tiene sentido estudiar la inclusión de los centros de Secundaria dentro de las estrategias de instalar puntos de inmunización temporales o itinerantes. "Todavía quedan menores de 18 años que no hemos podido localizar y, además, la vacunación en el instituto le da valor a la fuerza del grupo. Los que no se han vacunado piensan: 'Si este se vacuna, yo también", reflexiona la enfermera Estany. 

Sin embargo, ahora mismo las autoridades sanitarias están más preocupadas por el grupo que va de los 20 a los 30, también de los 30 a los 40, que por los menores, con lo cual muchas autonomías han priorizado poner puntos de inmunización en los campus universitarios. Catalunya lo está llevando a cabo esta semana en casi todas las universidades, sin cita previa y abierto también a gente de fuera de la comunidad académica. Entre las comunidades que están impulsándolo están también Madrid, Cantabria o Castilla-La Mancha. En Navarra han vacunado a medio millar de estudiantes extranjeros.

Observatorio en Infancias y Juventudes comienza su andanza.

El Observatorio Latinoamericano y Caribeño en Primeras Infancias, Infancias y Juventudes es una apuesta colectiva de recopilación, análisis y circulación de información pertinente y actualizada en relación con los niños, niñas y jóvenes, que nace en el marco de la articulación entre la Red Iberoamericana de Postgrados en Infancia y Juventud RedINJU y el Grupo de Trabajo de CLACSO Infancias y Juventudes: Hegemonías, Violencias, Desigualdades y Movilizaciones.


El Observatorio orienta sus acciones a partir de 4 líneas de trabajo
.- informes (que incluyen el monitoreo de la situación de niños, niñas y jóvenes, las políticas públicas que les involucran, las violencias que les aquejan con las resistencias frente a las mismas, las movilizaciones y las desigualdades), 
.- divulgación (de webinar, podcast, declaraciones, pronunciamientos, entre otros), 
.- publicaciones (colectivas alrededor y con niños, niñas y jóvenes), 
.- y experiencias (acciones, iniciativas, procesos y prácticas que movilizan a la primera infancias, las infancias y las juventudes).

El Observatorio está conformado por 152 investigadores de 15 países (Colombia, Argentina, Brasil, Ecuador, Uruguay, Cuba, Chile, Bolivia, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras, México, Paraguay y España), pertenecientes a 35 centros de investigación.

El Observatorio Latinoamericano y Caribeño en Primeras Infancias, Infancias y Juventudes se presentó el pasado 4 de agosto en el contexto de la IV Bienal Latinoamericana y Caribeña Infancia, Niñez y Juventud.

Su primera publicación



Autoría: Melina Vázquez; René Unda Lara; Jorge Benedicto; Alejandro Cozachcow; Olivia Cristina Pérez; Elisa Guaraná de Castro; Marisa Revilla Blanco; Robert González
García; Sergio Pacheco; Julián Castañeda; Marcos Mutuverría; María Virginia Nessi;
María Martínez; Camila Ponce Lara; Felipe Cárcamo; Juan Antonio Taguenca
Belmonte y Yadira Palenzuela Fundora.
CLACSO, Grupo de Trabajo CLACSO Infancias y Juventudes.


La presente investigación tiene como objetivo analizar las formas de la acción colectiva y los modos en que definen la política y la democracia diferentes colectivos juveniles durante la pandemia a raíz de la COVID-19. Nos propusimos comprender cuáles eran los desafíos que la restricción de movilidad y de distancia social tuvieron en el desarrollo de estas acciones en las que las juventudes tienen un protagonismo especial. Por ello, exploramos el impacto de la pandemia y de las medidas de aislamiento social sobre el desarrollo de estrategias organizativas al interior de los colectivos, sobre las formas de participación en acciones colectivas contenciosas y, finalmente, la manera en que estas acciones se articulan con definiciones acerca de la política y la democracia.

Para analizar cómo se modifican estas formas de acción colectiva juveniles, la investigación se centra en la actividad realizada durante este tiempo por distintos tipos de colectivos juveniles, con una importante presencia de población joven entre sus miembros o con liderazgos de jóvenes. La diversidad de los colectivos se aseguró al incluir grupos pertenecientes a un amplio espectro temático al interior de los cuales el activismo juvenil
es importante y también grupos con diferentes contextos sociales, políticos y nacionales.

Para abordar este último aspecto, desde el Grupo de Trabajo CLACSO Infancias y Juventudes organizamos un equipo con integrantes de siete países de Iberoamérica: México, Ecuador, Brasil, Argentina, Chile, Colombia y España. Cada escenario nacional presenta condiciones particulares en función de la cuales deben leerse e interpretarse los resultados del trabajo que aquí desarrollamos, aunque también existen muchos puntos en común que han puesto de manifiesto no sólo la dimensión mundial de esta pandemia sino también las maneras en las cuales los y las jóvenes se han adaptado a las mismas para poder seguir llevando adelante su compromiso sociopolítico.

El presente informe recoge los principales resultados de la investigación realizada por integrantes del eje “Acción colectiva, participación, políticas públicas y Estado” (coordinado por René Unda Lara, Diego Beretta y Melina Vázquez) del Grupo de Trabajo CLACSO Infancias y juventudes
La coordinación general del trabajo estuvo a cargo de Melina Vázquez y la coordinación en país estuvo a cargo de Alejandro Cozachcow (Argentina), René Unda Lara (Ecuador), Jorge Benedicto y Marisa Revilla (España), Olivia Cristina Pérez, Elisa Guaraná de Castro y Cássio Viana (Brasil), Julián Castañeda (Colombia), Felipe Cárcamo (Chile) y Robert González, Juan Antonio Tanguenca y Sergio Pacheco (México). 
Además de las personas mencionadas, participaron del diseño de la encuesta y del trabajo de campo Virginia Nessi, Marcos Mutuverría, Florencia Gentile, Mariana de Carvalho Sousa, Julia Paiva Zanetti, Sandra Milena González Díaz, Didier Augusto Alejo-Barrera, José Abelardo Díaz Jaramillo, Camila Ponce Lara, Yadira Palenzuela, Daniel Llanos, María Sol Villagómez, Zulma Hidalgo Landeta, María Martínez, Gomer Betancor Nuez y Francisco Fernández Trujillo. 
El procesamiento de los datos fue realizado por Bárbara Estévez Leston y la edición general del documento estuvo a cargo de Jorge Benedicto, Marisa Revilla y Melina Vázquez.




Ampliado plazo para Llamada a contribuciones: Volumen 5.2 “la infancia después de la pandemia: claves para una nueva era”. Revista Sociedad e Infancias.



Revista Sociedad e Infancia. UCM


 2021-06-10
Ciertamente, todas las sociedades se han visto impactadas por la pandemia y la vida infantil se ha alterado considerablemente. Sin embargo, ya existían voces que alertaban sobre los riesgos que amenazan unas formas de vida basadas en la desigualdad entre los seres humanos y la falta de respeto al planeta que nos soporta a todos. Por citar algunas de esas amenazas se puede hablar de la crisis de legitimidad de las democracias representativas, debilitadas por los continuos casos de corrupción política, la persistente desigualdad social y económica que privilegia a ciertos sectores (o países) en desmedro de una gran masa de población que vive en condiciones precarias, la supeditación a los vaivenes del mercado, o la baja participación electoral.
La destrucción del equilibrio entre las especies que habitan la Tierra, ha tenido una expresión dramática en la pandemia provocada por un virus, el COVID19 que, del mismo modo que las manifestaciones del calentamiento global nos hacen enfrentarnos a un hecho incuestionable esto es, que lo queramos reconocer, o no, todos estamos sometidos a las leyes sujetos a la de la naturaleza.
Unido a lo anterior, la discriminación por razón de sexo-género sigue provocando situaciones de desigualdad entre niñas y niños, mujeres y hombres, lo que repercute en que el cuidado que nos debemos unas personas a otras (así como al medio ambiente que nos acoge) sigan siendo una responsabilidad femenina.
La pandemia vino a alterar todo lo que se daba por sabido, lanzándonos a un mar de incertidumbre que debemos gestionar echando mano de nuevos paradigmas y nuevas sensibilidades para responder a la altura de las circunstancias. Las niñas, niños y adolescentes no están siendo ajenos a la búsqueda de caminos para el cambio. Impulsados por adolescentes como Greta Thurberg han surgido movimientos sociales transnacionales que llaman la atención sobre el cambio climático y la protección de la naturaleza, o acciones de reivindicación de los derechos de las niñas y las mujeres, de las que se convirtió en icono Malala Yousafzai. También, en los últimos tiempos, en ciertos contextos regionales, se ha visto la participación protagónica de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en revueltas populares como el movimiento Indignados (España), Estallido Social (Chile, Perú, Colombia) o en las travesías migratorias que realizan adolescentes no acompañados o de forma autónoma en las fronteras de México/EEUU, Marruecos/España o Bolivia/Chile.
Sin embargo, la democracia representativa sigue restringiendo el estatus de ciudadanía a la mayoría de edad y, salvo contadas excepciones, el derecho a voto sigue siendo un derecho exclusivo para las personas mayores de 18 años. Así, paradójicamente la infancia se ha configurado como un grupo social que tiene una gran capacidad de voz, acción y movilización, pero sin disponer de legitimidad simbólica en el sistema democrático.
Es evidente que estamos frente a un cambio de época en la que la actual generación de niñas, niños y adolescentes se ha visto impactada por los eventos de orden macrosocial y han visto transformadas sus vidas en el nivel microsocial. Por lo tanto, resulta oportuno plantearse la necesidad de una “democracia generacional” en un escenario de incertidumbre, con la cuarta revolución en plena marcha, el dominio de las redes sociales y la manipulación mediante algoritmos, a contrapelo de la capacidad de acción o agencia infantil que ha quedado demostrada.
En este sentido, la presente convocatoria llama a reflexionar sobre cuáles son los grandes desafíos del mundo actual, la sociedad y los sistemas políticos y económicos en este momento, de cara a las generaciones más jóvenes y las que vendrán. Así mismo a mostrar qué papel juegan (o no juegan) los niños y las niñas en estos procesos, cuáles son sus intereses y cómo se relacionan con las del mundo adulto en el plano político. 
Se espera recibir artículos de investigación, ensayos, reseñas y notas en torno a los siguientes tópicos:
  • Relación de la infancia como fenómeno estructural con los grandes retos de la humanidad, la globalización y los desafíos de una ciudadanía global, la solidaridad mundial, las conexiones generacionales y la vida social postpandemia.
  • Niños, niñas y adolescentes ante la crisis de las democracias y de los sistemas políticos. Su participación social, política y económica. La idea del bien común.
  • La biodiversidad, los retos políticos y medioambientales y las relaciones con el mundo animal, desde la comprensión, el juicio y la mirada de niños, niñas y adolescentes.
  • La infancia y la adolescencia como desafíos para los nuevos feminismos y las nuevas masculinidades: encuentros y desencuentros.
  • El reconocimiento de la diversidad sexual, racial, étnica y de capacidades diferentes.
  • La actividad de las niñas y los niños y en el cuidado de las otras, los otros, de su comunidad, de la tierra que pisan y del planeta.
  • Las tecnologías, la colaboración, las redes sociales, la inteligencia artificial y la educación a distancia como herramientas cotidianas de niños, niñas y adolescentes.
  • Activismo de niños, niñas y adolescentes en los movimientos sociales actuales ¿son ellas y ellos nuevos sujetos políticos? Se aceptarán contribuciones escritas tanto en español como en portugués.

Fechas límite de recepción de artículos:
Sección monográfica: 15 de Septiembre de 2021 Ampliado hasta el 5 de Octubre
Secciones miscelánea, reseñas y otras colaboraciones: sin límite de fecha

Forma de envío
El envío de cualquier tipo de contribuciones se realizará a través de la página web de la revista: http://revistas.ucm.es/index.php/SOCI donde figuran en detalle las normas para autores.

Contacto: Secretaría de la Revista: sociedadeinfancia@ucm.es

Sociedad e Infancias es una revista interdisciplinaria, cuyo objetivo es promover el conocimiento científico sobre las vidas de los niños, niñas y adolescentes, principalmente en el ámbito español.

Con la colaboración del El Instituto Complutense de Sociología para el Estudio de las Transformaciones Sociales Contemporáneas (TRANSOC) y Asociación GSIA


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Análisis de la inversión en educación para la adaptación al contexto COVID-19

 Las CCAA destinaron 206 euros por estudiante a adaptar los centros educativos a los protocolos Covid, según un estudio

Siete de cada diez euros adicionales invertidos en educación durante el curso 2020-2021 se han destinado a la contratación de docentes

El 72% de los fondos extraordinarios del Gobierno y las Comunidades autónomas destinados a educación se destinaron a medidas para adaptar los centros educativos a los protocolos Covid en el curso 2020-2021, lo que se traduce en 2.373 millones de euros o 206,10 euros de media por estudiante.


Informe del proyecto Cole Seguro, 
de la Plataforma de Infancia y Political Watch.

Según explica el presidente de la Plataforma de Infancia, Carles López, esta inversión se ha destinado principalmente a medidas para garantizar la presencialidad, "indispensable para asegurar un acceso equitativo al derecho a la educación".

En concreto, se ha empleado en reforzar los servicios de limpieza, adquirir material de protección personal, contratar docentes para reducir el número de estudiantes por aula, personal para coordinar la implementación de los protocolos o en realizar obras en los centros para adaptar los espacios, añade López.

Según el informe, al final del curso escolar 2020-2021, tres de cada cuatro familias manifestaron que en sus centros se habían seguido respetando las medidas Covid impuestas por las autoridades sanitarias desde principios del curso, incluso un 16% indicó que estas habían aumentado en los últimos meses del curso. Por su parte, sólo un 9% de las familias señaló que las medidas de adaptación a los protocolos se habían relajado. Estos datos son homogéneos, sin grandes diferencias por tipología o ubicación del centro educativo, según el informe.

Por regiones, la adaptación a protocolos Covid ha recibido diferente prioridad presupuestaria. Las comunidades autónomas que más prioridad han dado a esta han sido Cantabria, que ha destinado un 88,1% respecto al total de fondos adicionales destinados a dar respuesta a la crisis provocada por la Covid en el ámbito educativo, y la Rioja, que ha destinado un 84,5% sobre el total de inversión adicional. Por el contrario, las comunidades autónomas con menor inversión en esta partida han sido Melilla (un 46,1%) y Cataluña (un 50,1% sobre el total de inversión adicional).

Con el objetivo de reducir el número de estudiantes por aula, el grueso de la financiación adicional para la adaptación al Covid en el ámbito educativo se ha destinado a la contratación de personal docente. De hecho, siete de cada diez euros adicionales invertidos en educación durante el curso 2020-2021 se han destinado a esta partida, aunque esta proporción no es homogénea en todas las comunidades. Oscila entre un 77% de fondos destinados a la contratación de personal docente en La Rioja sobre su inversión adicional total o un 70,6% en Cantabria, a un 25% en Galicia o un 22,6% en Melilla.

"La contratación de personal docente adicional ha tenido muy buena acogida por parte de las familias en España, entre quienes más de la mitad consideran que reducir el número de estudiantes por aula ha mejorado la calidad de la educación (54%)", explica Javier Pérez, director de Political Watch. "Aunque, cabe destacar que un 11% de las familias consultadas consideran que esta medida ha traído otros problemas como la fusión de grupos con estudiantes de diferentes edades", agrega.

El informe pone de manifiesto también que la mitad de los niños han visto alterado su derecho al descanso en el centro escolar durante el curso 2020-2021. En el 3% de los centros educativos no se pudo salir al patio durante la hora del recreo. En un 47% no se pudo salir todos los días, sino por turnos durante la semana. Para el 3% de quienes sí pudieron salir al patio, el tiempo de recreo se redujo con respecto a cursos anteriores.

La adaptación a los protocolos Covid para atender las medidas sanitarias ha tenido consecuencias no sólo sobre el funcionamiento de los centros a nivel organizativo y en el aula, sino también en la salud mental y el bienestar emocional de los niños. El uso de mascarilla, el estrés por contagiarse, las cuarentenas por positivos cercanos, la reducción del tiempo de descanso, la posibilidad de salir al patio y de jugar y relacionarse con otros niños o la suspensión de actividades extraescolares han supuesto un reto para el bienestar de la infancia durante el pasado curso escolar.

"Es reseñable que cuatro de cada cinco familias a las que hemos preguntado consideran que las medidas que se han tomado pueden impactar negativamente en la salud mental y bienestar emocional de los niños y niñas", asegura Pérez. Y, a pesar de ello, en ningún territorio se han encontrado evidencias de ejecución presupuestaria relativa a programas para apoyar la salud mental y bienestar emocional de niños y niñas durante el curso anterior, lamenta.

La fatiga pandémica ha provocado que el 47,4% de los y las jóvenes valore más el tiempo de desconexión de Internet y redes sociales

Barómetro Jóvenes y Tecnología 2021: 
Trabajo, estudios y prácticas en la incertidumbre pandémica.
#BarómetroJóvenesYTIC2021,

La pandemia de la COVID-19 ha afectado significativamente a la percepción y valoración que los y las jóvenes realizan de la tecnología, debido a la importancia de las TIC en su vida cotidiana durante este periodo: un 47,4% de los y las jóvenes españoles entre 15 y 29 años valora más que antes el tiempo de desconexión de Internet y redes sociales. Y algo más de un tercio (37,1%) también destaca que aprovecha mejor su tiempo en la red desde la llegada de la pandemia

A pesar de ese cierto grado de saturación de pantallas, los y las jóvenes siguen siendo “tecno optimistas” y para el 57,1% la tecnología contribuye claramente a mejorar la calidad de vida de las personas, lo que supone un aumento de 7,4 puntos con respecto a 2020. 

Mayoritariamente (71%) creen que tienen competencias digitales elevadas y el 88,2% actúa como mediador experto para apoyar a su entorno social en el uso de Internet y TICs.

Estos son algunos de los principales resultados del “Barómetro Jóvenes y Tecnología 2021. Trabajo, estudios y prácticas en la incertidumbre pandémica”, una investigación del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad, financiada por Google, y realizada a través de 1.200 entrevistas a jóvenes entre 15 y 29 años.

En el estudio se ahonda en las percepciones sobre la tecnología en el futuro, en las experiencias de trabajo y educación durante la pandemia, así como en sus usos tecnológicos. 

Según el estudio, en general la percepción de la tecnología entre los y las jóvenes es positiva, destacando aspectos que tienen que ver con la innovación (45,8%), el futuro (44,5%) y el progreso (44,4%). También son mayoritarias ideas como que la tecnología “mejora la calidad de vida de las personas” (57,1%) y que “permite participar social y políticamente” (50,6%). Ambas afirmaciones han subido más de un 7% en el último año.

Sin embargo, un 47,4% valora más el tiempo de desconexión de Internet y redes sociales después de la pandemia.

En cuanto a las formas de uso, las actividades de ocio y entretenimiento son las más comunes: por encima del 60% de jóvenes escuchan música, ven películas, series o siguen a creadores de contenido de manera frecuente. La búsqueda de información, así como las actividades prácticas, administrativas y comerciales, también son frecuentes para más de la mitad.

A reseñar: 

  • La investigación analiza las experiencias de trabajo, educación y usos tecnológicos durante la pandemia de los y las jóvenes entre 15 y 29 años.
  • Un 52,2% de los y las jóvenes han tenido una experiencia positiva con la formación online y un 61,8% con el teletrabajo durante la pandemia. Sin embargo, también destacan sensaciones negativas como el agobio y la saturación.
    La percepción general de la juventud sobre la tecnología es positiva: la asocian con la innovación (45,8%), el futuro (44,5%) y el progreso (44,4%).
  • El 71% de la juventud percibe que su nivel de competencias digitales es elevado e identifica una importante brecha generacional con progenitores, profesores y empleadores. El 88,2% actúa como mediador experto para apoyar a su entorno social en el uso de las TIC.
  • Se han identificado 5 perfiles tecnológicos juveniles sobre el uso que hacen de las TIC: sociales y audiovisuales (24,8%), gamers (22,2%), minoritarios (19,9%), prácticos (18,1 %) y múltiples (15,2%).


* Autoría: Calderón, D., Kuric, S., Sanmartín, A., Megías, I., (2021). Barómetro Jóvenes y Tecnología 2021: Trabajo, estudios y prácticas en la incertidumbre pandémica. Madrid. Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fad. DOI: 10.5281/zenodo.507815