Matilda y los chicos del barrio.

 «Hemos podido ser pobres sin tragedia. 
Quien se invente otra historia, seguramente será porque no tiene otro talento 
más que hacerse la víctima desde el privilegio»,
Sergio del Molino, autor del artículo.

El personaje de Roald Dahl sufre en una infancia cruel y solitaria. Algo similar sostiene el periodista Antonio Maestre sobre sus recuerdos en Fuenlabrada, un mundo hostil «si tenías intereses distintos a los de los puños». Pero el barrio obrero español no se parece al Bronx neoyorquino: inventarse lo contrario y hacerse la víctima, probablemente, responde a la falta de talento.


Matilda es un famosísimo libro de Roald Dahl sobre una niña superdotada y lectora precocísima (ha leído a Dickens y a Shakespeare a los cinco años, y a Kant a los seis) que crece en una familia de gañanes que intentan alejarla de los asquerosos libros. Para ello, la llevan a una escuela terrible dirigida por la monstruosa señora Trunchbull, donde Matilda sufrirá las mil y una perrerías que sufren los protagonistas de los libros de Dahl antes de vengarse a lo grande de quienes los tiranizan. Se puede ver en Madrid ahora en formato musical, en la versión española de la adaptación que hizo la Royal Shakespeare Company, que recomiendo con el corazón en la mano a cualquier padre que desee regalar a sus hijos dos horas largas de felicidad.

Es fácil para un niño lector y listo identificarse con Matilda, y el éxito de la novela se entiende por la maestría del autor para narrar la infancia como un país hostil, solitario y cruel mediante los recursos de la hipérbole, la fantasía y el humor propios de los cuentos infantiles clásicos. Los niños se identifican con los niños perdidos que viven a la contra del mundo porque todos los niños viven perdidos de un modo u otro: las infancias felices son fantasías de adultos que se engañan a sí mismos. El éxito de Harry Potter, personaje que debe bastante a Matilda, se explica también en esos términos. Y porque son muy divertidos y cuentan historias emocionantes, qué carajo, no todo va a ser psicoanálisis.

Por eso, toda la gracia encantadora de Matilda se disuelve en un charco marrón cuando un adulto intenta explicarse con ella, y llega hasta el ridículo y traspasa las fronteras de la vergüenza ajena cuando quiere sostener con ello una ética y una postura política. Me explico: el otro día, al volver del musical de Matilda en el Nuevo Teatro Alcalá, con las manos rotas de aplaudir, un amigo me pasó un podcast del periodista Quique Peinado donde entrevistaba a Antonio Maestre. El podcast se titula Dile que baje, y su puesta en escena consiste en que el entrevistador visita al entrevistado en su casa, llama al telefonillo y pasea con él por su barrio. En el caso aludido, Fuenlabrada, que queda descrita en la introducción así: «El cinturón rojo del sur de Madrid, un lugar donde doblar el lomo es la única manera de sobrevivir».

Ni el Bronx, vaya. Dice Maestre que crecer en Fuenlabrada era hacerlo en un mundo hostil «si tenías intereses distintos a los de los puños». Afirma que le pegaban por leer y que llevaba libros de Dostoyevski ocultos en un ejemplar del Marca para evitar que le diesen palizas. Incluso confiesa que trató mal a chicas para impostar bravura de macho y no ser acusado de blandengue. «Aprendí a hostias», repite en su evocación. Al lado de su infancia, la de Matilda parece acogedora y mimada. Pobre Maestre, obligado a leer en la clandestinidad, metiendo de matute los episodios nacionales con la ayuda de un contrabandista en la muga de Fuenlabrada, husmeando de incógnito en la cuesta de Moyano y colando la mercancía en el doble fondo de la mochila, debajo de las navajas y los balones de fútbol que llevaba para pasar desapercibido y simular ser un chico de Fuenlabrada normal, tan delincuente y del Real Madrid como cualquiera.

«Maestre cuenta su infancia como si fuese el Bronx de ‘The Warriors’, un relato que se va imponiendo poco a poco, alimentando un clasismo que merece ser combatido»

No acostumbro a burlarme de las experiencias ajenas, pero como yo fui un chico de extrarradio que sí leía a Dostoyevski sin esconderse (en el parque, en el patio del instituto o incluso en la piscina municipal), su retrato ridículo de la vida en los «cinturones rojos» me interpela. Antonio Maestre tiene mi edad y creció en un barrio muy parecido al mío (aún hoy, su Fuenlabrada y mi San José zaragozano tienen una renta media similar, unos 23.000 euros per cápita: bajita, pero no es de las más pobres de España, donde la renta es de unos 15.000, sensiblemente inferior), pero él lo cuenta como si fuese el Bronx de la película The Warriors, y me temo que es su relato y no el mío el que se va imponiendo poco a poco, alimentando un clasismo que merece ser combatido.

A mi barrio le dediqué una novela, La mirada de los peces, situada en mi adolescencia, en los años noventa del siglo XX. Retrato un lugar duro, porque lo era –más que ahora–, con un urbanismo desarrollista de bajísima calidad, feísta, amontonado y, a la vez, lleno de vacíos en forma de descampados que no había que cruzar de noche. También tenía unas tasas de delincuencia que hoy serían insoportables, y focos de infravivienda y chabolismo que parte del vecindario había naturalizado en el paisaje. No recuerdo si en esa novela conté la tarde en que vi cómo un pastor alemán despedazaba a las gallinas que una familia gitana tenía en el solar de una casa en ruinas donde se habían instalado, al lado de mi casa. No puedo negar muchas durezas, y las peores tenían que ver con el fracaso escolar, con la brecha que se abría al terminar la EGB y la mitad de la clase se iba a FP o abandonaba los estudios. No puedo negar que en mi bloque había una familia que vivía de la venta de droga al menudeo, ni que jugué con hijos de madres solas abandonadas por sus maridos que sacaron adelante a su familia prostituyéndose.

Todo eso existía y a veces aplastaba el ánimo de todos, pero también iba armando una ética que podía ser incluso puritana. En medio de todo eso había un instituto público excelente, como lo eran todos los que se fundaron con la democracia en España, con un claustro aún joven y entusiasta que colaboraba con el tejido asociativo del barrio. Había un movimiento vecinal muy activo y luchador, y una infraestructura social muy poderosa sostenida por la fe de las familias que no se resignaban a que su barrio fuera pasto de los yonquis. Nunca nadie jamás me afeó mi vicio lector, y yo no era Matilda, pero me acercaba un poco: a los ocho años ya me había embaulado todo Verne, y a los doce le daba a los autores del boom sin enterarme de nada, pero empapándome de la música de sus prosas. Nunca sentí la necesidad de ocultarme ni de aparentar lo que no era, nunca escondí mis libros bajo el Marca. Ni siquiera tuve que fingir que me gustaba el fútbol. Es más: el primer dinero que gané escribiendo fue en el barrio, cuando me hice con el primer premio del concurso literario del instituto. Veinte años después, cuando fui a dar una conferencia allí, los profesores me regalaron una copia enmarcada de aquel cuento. Nadie me pegó tras conocerse el fallo, ni me abrieron la cabeza con el trofeo. Al contrario: me aplaudieron, me felicitaron y me acompañaron en la celebración. Si algo me transmitió el barrio aquel día fue que sentían orgullo, me animaban a escribir mucho. «Sigue así», era la frase de ánimo.

«Toda la sociedad había puesto de su parte para que nuestros talentos encontraran su cauce: era nuestra responsabilidad no defraudarla»

«Sigue así» no era solo una palmada paternalista, sino un imperativo ético. Los listos del instituto, los que encabezamos la lista de las mejores notas, nos sentíamos obligados a seguir así. Nadie sabía explicarlo, pero tácitamente se nos hacía acreedores de una responsabilidad. Nuestros padres se habían sacrificado por que estudiáramos, nos lo habían puesto fácil; el Estado nos había dado un empujón, toda la sociedad había puesto de su parte para que nuestros talentos encontraran su cauce: era nuestra responsabilidad no defraudar esas expectativas. Si algo podíamos reprochar al ambiente de esos años es que esperaban demasiado de nosotros y era muy fácil decepcionarles. Y pese a ello, muchos siguieron así. De aquel barrio obrero, con los mismos problemas y tristuras que cualquier otro barrio obrero español (pues se parecen todos bastante, ya que se formaron en la misma época y con el mismo sustrato demográfico), hemos salido una escritora superventas llamada Irene Vallejo, una directora de cine llamada Paula Ortiz, algún que otro catedrático de físicas, varios profesionales con carreras brillantes, y yo mismo, que tampoco he salido mal del todo.

Y claro que había violencia y aspereza y bullying escolar (Irene ha contado mucho de eso en El infinito en un junco), y claro que los que venimos de barrios así siempre nos sentiremos un poco intrusos en un mundo cultural que aún hoy sigue dominado en cierta medida por niños de papá y gente que lo ha tenido mucho más fácil, pero no somos ni tan raros ni tan épicos. No nos hizo falta un machete para sobrevivir en la jungla urbana: tan solo tuvimos de nuestro lado un impulso ético basado en la cultura del esfuerzo (a veces, demasiado puritana, demasiado exigente, no lo niego) y una política socialdemócrata de la que disfrutamos sus mejores años. Como dice mi querida Rosa Belmonte, que también sabe mucho de esto, España es uno de los mejores países para ser pobre. Hemos podido ser pobres sin tragedia, cantando coplas (aunque fueran de Rosendo Mercado) y bebiendo vino con gaseosa.

Y quien se invente otra historia, seguramente será porque no tiene otro talento que ofrecer aparte de hacerse la víctima desde el privilegio.


10 Avances para la Infancia en 2022.

Aunque esta semana hemos recibido la devastadora noticia de la prohibición de la educación de las niñas afganas mayores de 12 años, lo cierto es que el año que acaba refleja los resultados de la lucha de muchas personas para mejorar las condiciones de vida de los niños y niñas. 
Desde los avances para acabar con el matrimonio infantil y el castigo corporal hasta dar la palabra a los niños y las niñas en la COP27, he aquí 10 cambios positivos para la infancia que han tenido lugar en 2022.


1) Avances para acabar con el matrimonio infantil en Zimbabue y Senegal

En mayo entró en vigor la Ley de Matrimonios de Zimbabue, que prohíbe el matrimonio infantil. Fue el resultado de una década de trabajo por parte de varias organizaciones de infancia, entre ellas Save the Children. Como parte de esta labor, facilitamos encuentros públicos entre niños y niñas y responsables políticos, dando a la infancia la oportunidad de hacer oír su voz.

Paralelamente, el Gobierno de Senegal presentó su Plan de Acción Nacional para el Abandono del Matrimonio Infantil.

2) Avances en la prohibición del castigo corporal

Zambia y Mauricio prohibieron el castigo corporal en todos los ámbitos de la vida de los niños y niñas, proporcionando a casi 10 millones protección legal frente al castigo violento, y enviando un mensaje claro de que no se puede aceptar ningún nivel de violencia hacia la infancia.

Cuba prohibió el castigo corporal en el hogar y el cuidado alternativo. Kenia también ha aprobado una Ley de la Infancia este año en esa línea.

3) COP27: Los derechos de los niños y niñas se ponen sobre la mesa en las negociaciones sobre el cambio climático

Por primera vez, los países reconocieron formalmente a los niños y niñas como agentes de cambio ante la crisis climática y acordaron que los gobiernos deberían incluirles en el diseño y la puesta en práctica de políticas relacionadas con el clima. Es un gran paso en el reconocimiento de la crisis climática como una crisis de los derechos de infancia.

Save the Children ayudó a 10 niños y niñas egipcios a asistir a la conferencia, entre ellos a Mustafa, de 12 años, de Minya, en la orilla occidental del río Nilo (Egipto), quien afirmó que las lluvias cada vez más intensas han provocado inundaciones y cortes de electricidad que a veces le impiden ir a la escuela o estudiar. En su intervención en un acto de la cumbre COP27, afirmó: "Yo no he causado la crisis climática. Nunca construí una fábrica, nunca compré un coche, nunca contaminé el medio ambiente".

4) Protección contra las armas explosivas

En noviembre, 82 Estados, entre ellos más de dos tercios de los miembros de la OTAN y dos de los diez mayores ejércitos del mundo, respaldaron oficialmente una declaración política para proteger a la población civil contra las consecuencias del uso de armas explosivas en zonas pobladas; una situación que afecta especialmente a los niños y niñas.

La infancia sufre de forma desproporcionada las consecuencias de los conflictos armados actuales, ya que los centros de las ciudades se convierten en campos de batalla. Se trata de un importante paso adelante para poner fin a la guerra contra los niños y niñas, pero la declaración no significará nada sin una aplicación enérgica y urgente, insistimos desde Save the Children.

5) Regreso a casa de cientos de niños y niñas atrapados en campos del noreste de Siria

Las repatriaciones de niños y niñas extranjeros que llevan años atrapados en campos inseguros e insalubres en el noreste de Siria se han triplicado en los últimos seis meses, lo que demuestra una mayor voluntad de la comunidad internacional de llevarlos a casa, incluida España. De junio a noviembre, 411 niños, niñas y mujeres regresaron a casa desde los campos que albergan a personas desplazadas desde la caída del ISIS, casi el mismo número que los repatriados entre enero de 2021 y mayo de 2022. En total, este año ha habido un aumento del 60% de niños y niñas repatriados desde los campos.

En marzo de este año, Save the Children alertó de que podría llevar 30 años devolver a los niños y niñas extranjeros si no se aceleraran las repatriaciones.

6) La ayuda vital llega por fin a Tigray, Etiopía

En noviembre, Save the Children pudo entregar ayuda en Tigray por primera vez en más de un año gracias a un acuerdo de paz. Con cientos de miles de personas enfrentándose a niveles catastróficos de hambre y con 13 millones necesitadas en las regiones de Tigray, Amhara y Afar del norte, esta ayuda era de extrema necesidad.  Sin embargo, aunque el acceso humanitario ha mejorado, el suministro de ayuda sigue adoleciendo de dificultades.

7) Redes de seguridad social y derechos de las personas con discapacidad en Nigeria

La Cámara de la Asamblea del Estado de Zamfara, en el noroeste de Nigeria, aprobó a principios de este año el proyecto de Ley de Protección Social y el Proyecto de Ley de Discapacidad.  Esta iniciativa garantiza el derecho a las redes de seguridad social para las personas en situación de pobreza y vulnerabilidad.

La Ley de Discapacidad protege a las personas afectadas -incluidos los niños y niñas- de toda forma de violencia, discriminación y abuso, y promueve el acceso a la igualdad de oportunidades en la vida. Las personas con discapacidad también pueden ahora solicitar ayudas públicas.

8) Compromiso histórico de una comunidad de Sudán para acabar con la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil

Una comunidad de una zona remota de las montañas del Mar Rojo, en Sudán, se comprometió a poner fin a la mutilación genital femenina y al matrimonio infantil: es la primera de esta zona que lo hace. Fátima, comadrona, explica por qué se sintió motivada para apoyar esta decisión tras comprobar los efectos nocivos de estas prácticas tradicionales: "En mi trabajo he visto las consecuencias de la mutilación genital femenina, como hemorragias, fuertes dolores, complicaciones en el parto y, en el peor de los casos, incluso la muerte. En nuestra zona, este procedimiento se ha realizado a niñas de tan solo dos años".

En 2020, Sudán tipificó como delito todas las formas de ablación genital femenina. Sin embargo, se requiere un compromiso y un seguimiento muy estrechos de la comunidad para garantizar la aplicación de esta ley. El matrimonio infantil sigue siendo legal en Sudán y combatirlo es uno de los objetivos clave de Save the Children. 

9) Lucha contra la desinformación sobre la Covid-19 en Nepal

Un increíble 90% del público que participó en el juego de audio "Get Vaxed", desarrollado por Save the Children en Nepal y su socio tecnológico VIAMO, se comprometió a hacer frente a los rumores y la desinformación y a compartir únicamente mensajes basados en hechos sobre las vacunas de la Covid-19. El juego, que llegó a más de 30.000 personas en la primera semana de su lanzamiento, anima a la gente a vacunarse para que las comunidades puedan recuperarse tras la pandemia.

10) Victoria de la participación infantil en Etiopía, Guatemala y la Unión Africana

El gobierno de Etiopía ha creado un Parlamento Nacional de la Infancia, un espacio para que los niños y niñas de entre 10 y 18 años debatan con los líderes nacionales las cuestiones que les afectan. Esta medida histórica les dará más oportunidades de participar en el proceso democrático, expresar sus preocupaciones y exigir sus derechos.

En el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana, Save the Children apoyó a niños y niñas de Somalia, Mozambique y Sudán del Sur para que participaran en una sesión abierta, destacando cómo se han visto afectados por los conflictos armados. Este órgano se ha comprometido a involucrarlos en futuras sesiones.

A su vez, en Guatemala, en el contexto de la conmemoración del Día de la Niña, la presidenta de la Comisión de la Niñez y la Familia del Congreso, con el apoyo de Save the Children, estableció un Parlamento Nacional de Niñas. En él se reunieron 85 niñas de 18 departamentos de todo el país para debatir los retos a los que se enfrentan en su vida diaria. Save the Children invitó a tres niñas indígenas de comunidades rurales remotas a expresar sus preocupaciones sobre la crisis climática y la desigualdad como parte de la campaña Generación Esperanza, que impulsa la organización.

Última llamada, Call For Papers, Volumen 7(1) 2023, de la revista Sociedad e Infancias, 1 de marzo.

 RECORDATORIO CALL FOR PAPERS VOLUMEN 7(1)  SOCIEDAD E INFANCIAS


Recordamos que se encuentra abierto el plazo de recepción de los trabajos 
para el primer número de la revista de 2023 dedicado al tema:
  
LA INFANCIA MIGRANTE COMO NUEVO ACTOR GLOBAL.

SOCIEDAD E INFANCIAS, 
a través de esta llamada, invita a las autoras y los autores a aportar sus más recientes contribuciones a la comprensión del fenómeno migratorio en tanto en cuanto afecta 
la situación presente y futura de esas infancias.

 La fecha límite para el envío de contribuciones es el próximo 1 de marzo de 2023

Toda la información sobre el mismo. Pueden consultar las normas para el envío de trabajos: https://revistas.ucm.es/index.php/SOCI/about/submissions#authorGuidelines




Según datos ofrecidos por UNICEF (2020) en 2019, 33 millones de niños (población menor de 18 años) eran migrantes internacionales. Esto equivale a decir que 1 de cada 8 migrantes era una persona niña. La presencia de la población infantil y adolescente en los flujos de migraciones internacionales es un fenómeno en el que se observa un incremento, prácticamente año tras año. Se trata de niños, niñas y adolescentes que se desplazan de un lugar a otro por guerras o desastres naturales y se transforman en solicitantes de asilo o protección internacional; atraviesan fronteras acompañando a sus madres, padres o tutores legales, o de manera autónoma, afrontando solos el periplo o en redes vecinales o con personas de su misma edad, así, se convierten en actores de su propio proyecto migratorio. El asentamiento en otro país supone el acceso a mayores oportunidades, prestaciones del estado de bienestar y/o la superación de situaciones de vulneración de derechos experimentadas en el suyo propio. La literatura también menciona a quienes quedan en los lugares de origen como dejados atrás (left behind), ya que igualmente crecen bajo la influencia de una cultura migratoria.

Se ha constatado que las niñas, los niños y las y los adolescentes expresan su participación de diversas maneras en los procesos migratorios, ya sea personales, familiares y colectivos. Por ejemplo, manejan información clave (fechas, destinos, etc.) en torno a la movilidad y, en ocasiones, las personas adultas les preguntan su opinión e, incluso, pueden llegar a tomar decisiones cruciales sobre la travesía. Las formas de acción social llevadas a cabo por la niñez y juventud migrante tienen sus propias particularidades y deben ser abordadas desde perspectivas apropiadas.

La situación de los niños, niñas y adolescentes migrantes plantea numerosos desafíos para las políticas migratorias de los estados, que están obligados a cumplir las normas legales (nacionales e internacionales) y los compromisos adquiridos en orden a garantizar los derechos humanos de las personas menores de edad.

Los estudios sociales de infancia han tenido un papel relevante a la hora de cuantificar el fenómeno de las migraciones infantiles y juveniles, así como en caracterizar las percepciones y las expectativas, los sentimientos y las acciones llevadas a cabo por niños, niñas y jóvenes que participan en los procesos migratorios globales.

Puede encontrar más información sobre la planificación de las llamadas en 2023 y 2024:   https://revistas.ucm.es/index.php/SOCI/announcement/view/480


CicloExpresso, literalmente un 'tren de bicicletas'.

 "Um CicloExpresso é um grupo de crianças que vão para a escola de bicicleta, 
acompanhadas por adultos/as monitores/as. 
Tal como um “comboio” regular, o CicloExpresso tem um percurso e horário definidos, 
e qualquer criança pode vir nele até à escola."

Un CicloExpresso, literalmente un 'tren de bicicletas', es 
- un grupo de jóvenes que viajan juntos a la escuela en bicicleta, 
- bajo la supervisión de un adulto 
- y, como un tren normal, tiene una ruta y un tiempo específicos.

Los objetivos clave combinan la promoción de la movilidad sostenible a la escuela a través de una alternativa de viaje divertida y segura a los vehículos motorizados, al mismo tiempo que beneficia la salud de los niños y ayuda a inculcar un sentido de independencia.

CicloExpresso está ganando cada vez más adeptos en ciudades como la capital, Lisboa, así como Braga, y el gobierno local de ambas ciudades se hace cargo de los costos del programa, para que las familias puedan inscribirse de forma gratuita, haciéndolo accesible para todos.

'Accesible para todos'

Las rutas pasan por casas individuales, lo que garantiza que los padres y cuidadores puedan tener la tranquilidad de que sus hijos estarán acompañados literalmente desde la puerta de su casa hasta la escuela. Los organizadores dicen que las rutas siempre se basan en evaluaciones de la seguridad y la comodidad de las redes viales y ciclistas disponibles.

El municipio de Lisboa dice que su propio esquema particular surgió en 2015 y se basó en un proyecto creado por el padre de un niño de cinco años. Deseoso de ayudar a asegurar un paso seguro a la escuela para su hijo y otros niños, decidió crear un tren de bicicletas para la escuela de su hijo: el CicloExpresso do Oriente.

El primer tren partió el 25 de mayo de 2015, llevando unos 12 niños solo en ese primer día. Padres, voluntarios y miembros del Consejo Parroquial del Parque das Nações aseguraron que todos los viernes siguientes, casi sin interrupción, el CicloExpresso do Oriente continuaría llevar a los niños a la Escuela Parque das Nações.

Apareció otro CicloExpresso, el de Barrocas, en Aveiro. Este dirigido por los padres también tuvo éxito y sigue llevando niños a la Escola Básica das Barrocas.

'Un proyecto pionero'

“CicloExpresso fue un proyecto pionero en la creación de trenes de bicicletas en Portugal y logró una importante visibilidad, habiendo tenido múltiples referencias en los medios”, dice el municipio de Lisboa.

“También fue reconocido como el caso de éxito portugués por la Organización Mundial de la Salud, en el campo de la promoción de la actividad física en las escuelas. El Ayuntamiento de Lisboa, inspirado por esta exitosa iniciativa, en el marco del desarrollo de un Programa de Movilidad Escolar, que promueve la movilidad activa y sostenible al ir a la escuela, puso en marcha un proyecto piloto de Trenes en Bicicleta y, posteriormente, un programa Municipal que se inició en el curso 2020/2021, con 11 escuelas y 18 rutas”.

Haga clic aquí para obtener más información sobre el concepto CicloExpresso.

Tercer Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, los 17 dictámenes condenatorios a España.

 La Plataforma de Infancia analiza el III protocolo de la 
Convención sobre los Derechos del Niño: 
los 17 dictámenes condenatorios a España.

Plataforma de Infancia.

El Tercer Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo al procedimiento de comunicaciones, también conocido por sus siglas en inglés como OPIC, es un instrumento que permite denunciar situaciones de vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes ante el Comité de Derechos del Niño.  

Es un instrumento que complementa a los mecanismos nacionales y regionales de derechos humanos y ha permitido afianzar el derecho de los niños, niñas y adolescentes a ser escuchados y escuchadas y a acceder a la justicia y reclamar sus derechos.  

El OPIC, cuya naturaleza es procedimental, introduce esencialmente dos mecanismos o procedimientos: el procedimiento de denuncias o comunicaciones individuales y el procedimiento de investigaciones.  

A través del procedimiento de denuncias o comunicaciones individuales, que ha sido el más utilizado, los niños, niñas y adolescentes o sus representantes pueden presentar una denuncia o comunicación ante el Comité de Derechos del Niño si las violaciones no se pueden abordar de manera efectiva a nivel nacional. Al finalizar el proceso, el Comité publica lo que se denomina “dictamen” en el que analiza el caso, dictamina si se ha violado la Convención y emite una serie de recomendaciones al Estado para reparar a las victimas.

El procedimiento de investigación es un mecanismo que permite al Comité investigar denuncias que aleguen violaciones graves o sistemáticas de la Convención y sus Protocolos por un Estado parte de estos instrumentos, si el Estado en cuestión ha ratificado el OPIC y ha aceptado su procedimiento de investigación.  

Este Protocolo fue aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas el 19 de diciembre de 2011, entrando en vigor casi tres años después, el 14 de abril de 2014.  

El Estado español fue uno de los primeros países del mundo en firmar y posteriormente ratificar el Protocolo, concretamente el 3 de junio de 2013. Asimismo, España también ha sido el Estado que mayor número de dictámenes condenatorios ha recibido por parte del Comité.  

Hasta la fecha, han sido 59 las comunicaciones registradas y 17 los dictámenes condenatorios emitidos por el Comité contra España:  

Es visible que el principal tema o cuestión abordada es el incumplimiento sistemático de las obligaciones internacionales en el procedimiento de determinación de la edad de niños y niñas y las consecuentes vulneraciones de sus derechos en estos procesos. En líneas generales, en dichos Dictámenes, el Comité ha declarado que el procedimiento de determinación de la edad actual aplicado en España vulnera los derechos de la infancia al no dar validez a la documentación oficial de los menores de edad para probar su edad; no conceder la presunción de minoría de edad durante el procedimiento; realizar pruebas radiológicas sistemáticas, a pesar de que la Jurisprudencia del Tribunal Supremo lo prohíbe; llevar a cabo pruebas intrusivas e inapropiadas, con desnudos integrales incluidos para el estudio de los caracteres sexuales1y desarrollarse sin asistencia de abogado, terminando con un Decreto no recurrible que determina su edad.  

Es preocupante que, pese al elevado número de Dictámenes condenatorios, la gran mayoría no han sido ejecutados por el Estado español y persiste una gran dificultad para dar cumplimiento a las medidas cautelares. De hecho, igual de alarmante es que en la actualidad no exista un procedimiento que garantice la ejecución de los dictámenes de los Órganos de Tratados de Naciones Unidas, como el Comité de Derechos del Niño;  procedimiento que, en contraste, sí existe en relación con las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. De esta forma, el Gobierno plantea problemas a la vinculatoriedad, a la ejecutividad de los Dictámenes y a la competencia de los Comités para dictar medidas cautelares.  

Es fundamental que España reconozca la ejecutividad de los dictámenes, tanto del Comité como de otros órganos de tratados, para dar así cumplimiento a las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. Por ello, la Plataforma de Infancia recomienda que, tal y como se expuso en la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030, se debería proceder a:  

  • El establecimiento de un Comité de Seguimiento de las Resoluciones de los Órganos Internacionales de Derechos Humanos 
  • La modificación de la Ley 25/2014, de 27 de noviembre, de Tratados y otros Acuerdos Internacionales, incorporando garantías para dar cumplimiento a las obligaciones derivadas de los tratados internaciones del sistema de Naciones Unidas suscritos por España, así como al artículo 10.2 de la Constitución. 
  • La modificación de la Circular 1/2020 de la Abogacía del Estado incorporando, para tal fin, la propuesta de elaboración de protocolos especiales para la tramitación de la solicitud de medidas cautelares por parte de los comités y para la implementación de los dictámenes de los comités conllevando la reparación efectiva de las víctimas y la adopción de garantías de no repetición.   

De igual modo y en relación con la concreta cuestión del actual procedimiento que realiza España para la determinación de la edad de la infancia migrante, sugerimos que el nuevo procedimiento (ya en trámite) incorpore las conclusiones de los Dictámenes del Comité de los Derechos del Niño, de forma que se configure como holístico, preferente (que no urgente), prevea un trámite de contestación escrita, refuerce el trámite para la obtención de documentación en Embajadas y que la sentencia dictada carezca de efectos de cosa juzgada.   

Para consultar o ampliar información acerca del Tercer Protocolo puede visitar la página web específica de Child Rights Connect sobre el mismo.  

En esta página podrá encontrar bases de datos con jurisprudencia del Comité y de otros órganos de tratados (última actualización en junio de 2022)  

Más información de los Protocolos de la Convención sobre los Derechos del Niño