En defensa de Greta.

La razón principal de que Greta Thunberg provoque tanta hostilidad 
no está en lo que dice, sino en lo que hace.
Lo que Greta Thunberg nos dice, queramos escucharla o no, es que 
para atajar en lo posible el gran desastre que no hará más que acelerarse en los próximos años, 
no solo vamos a tener que afirmar algunas ideas, 
sino que va a hacer falta que cambiemos nuestra forma de vida.
Y eso duele.


Antonio Muñoz Molina

Enrique Flores.

Para atajar el gran desastre medioambiental va a hacer falta que cambiemos nuestra forma de vida. 
Despilfarrar en caprichos y en lujos de consumo los bienes que hacen posible la vida es indecente


La razón principal de que Greta Thunberg provoque tanta hostilidad no está en lo que dice, sino en lo que hace. A su manera simple y obstinada, cruzando el Atlántico en un velero o llegando a Madrid desde Lisboa en un viaje casi tan lento y tan incómodo como una travesía marítima, Greta Thunberg nos echa en cara, literalmente, nuestro grado de responsabilidad personal ante la gran crisis climática que ya está sucediendo, y nos da el ejemplo de un activismo hecho a la vez de agitación política y de cambios concretos en la vida diaria de cada uno. Las palabras son gratis. 
Las causas nobles son más llevaderas cuando lo único que exigen es la firma de un manifiesto, o una declaración pública. 
Las personas de mi generación nos educamos políticamente en un mundo de resplandecientes abstracciones que no necesitaban traducirse en nada concreto en nuestra vida diaria. Uno decía que era algo y eso bastaba para que lo fuera instantáneamente. La insufrible arrogancia política y moral de tantos fantasmones de entonces hubiera debido vacunarnos contra ese tipo de heroísmos progresistas que consistían solo en nubes de palabras destinadas a envolver comportamientos con frecuencia canallescos. Hemos conocido a incorruptibles luchadores que montaban en cólera si no se les albergaba en hoteles de lujo, y a santones de la integridad de manos tan largas que las secretarias desaparecían en los cuartos de baño en cuanto los veían entrar en las oficinas. También conocemos a activistas contra el calentamiento global que viajan a las cumbres internacionales en aviones privados.

Lo que Greta Thunberg nos dice, queramos escucharla o no, es que para atajar en lo posible el gran desastre que no hará más que acelerarse en los próximos años, no solo vamos a tener que afirmar algunas ideas, sino que va a hacer falta que cambiemos nuestra forma de vida. Las causas nobles ganan mucho lustre cuando son muy abstractas. Se parecen a la “filantropía telescópica” que practicaba una señora beata y virtuosa en una novela de Dickens: era telescópica porque se fijaba en la salvación de las almas de los pobres paganos en las colonias de África, pero permanecía ciega ante la pobreza que tenía delante nada más salir a la calle en su propia ciudad, y sus sentimientos bondadosos hacia aquellos primitivos tan lejanos excusaban su crueldad con quienes trabajaban para ella en su casa.

En la actitud de Greta Thunberg, en sus declaraciones claras y urgentes, hay algo de ese espíritu de radicalismo del Nuevo Testamento, cuando San Pablo dice que la fe sin las obras es una fe muerta, o cuando Cristo responde secamente al joven rico que le pregunta qué ha de hacer para seguir su camino: “Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres”. Hay que hacer algo y hay que empezar a hacerlo ahora mismo. Despilfarrar en caprichos inútiles y en lujos de consumo los bienes elementales que hacen posible la vida humana sobre la tierra es irracional y es indecente. Y, sin la menor duda, los cambios más radicales no serán los que hagamos voluntariamente, sino los que nos serán impuestos a la fuerza por las circunstancias.

Uso el futuro pero no es más que una inercia gramatical. Los grandes incendios en California y en Australia ya han cambiado a la fuerza y para siempre las vidas de centenares de miles de personas. Es la extensión hacia el sur del desierto del Sáhara el motivo de que tantos hombres y mujeres que ya no pueden vivir de la agricultura ni de la ganadería emigren a capitales africanas ya superpobladas y se arriesguen a cruzar el Mediterráneo en lanchas hinchables y a escalar las vallas de la frontera de Ceuta y Melilla. Una infamia añadida es que son los más pobres y los más inocentes los que están pagando ya las consecuencias de la contaminación que emitimos los privilegiados.

En España todavía es de buen tono el sarcasmo hacia quienes llaman la atención sobre el cambio climático. Medios tan poco sospechosos de radicalismo o de idealismo como Financial Times o The Economist dedican cada vez más espacio a las informaciones relacionadas con él y a los debates sobre las posibilidades de atajarlo, o al menos de buscar algún tipo de remedio contra sus efectos más graves. La multiplicación de las noticias inquietantes puede provocar lo mismo la indiferencia que una especie de resignación apocalíptica, todo lo cual, en el fondo, es muy confortable, porque justifica la inacción. En estas mismas páginas, hace unos días, el ensayista Paul Kingsnorth, que se define como “ecologista en rehabilitación”, anuncia casi jubilosamente que no hay marcha atrás en la catástrofe climática y que llegará el apocalipsis.

Thunberg nos da el ejemplo de un activismo hecho a la vez de agitación política y de cambios en la vida diaria

En la misma entrevista, por cierto, Kingsnorth confiesa que votó a favor del Brexit. Los vaticinios del fin del mundo resultan compatibles con la simpatía por personajes tan tóxicos como Boris Johnson, y por políticas tan destructivas y tan demagógicas como las que ejercen sin ningún escrúpulo el propio Johnson y su maestro Donald Trump. Para todos ellos, Greta Thunberg es un objeto de escarnio, porque es también un ejemplo de disidencia radical contra la inevitabilidad del mundo en el que todos ellos y sus patrocinadores y beneficiarios aspiran a disfrutar cada vez más de una acumulación de poder y de riqueza que no ha existido nunca antes. Por una parte invierten fortunas colosales en propagar el negacionismo del cambio climático; por otra, al mismo tiempo, proclaman que es inevitable: en ambos casos la respuesta es que no hace falta hacer nada, y que no hay nada que se pueda hacer. Es un fatalismo semejante al que durante los últimos cuarenta años ha decretado que no había otras políticas posibles que las del capitalismo liberado de cualquier tipo de regulación y responsabilidad, fuera social, o ambiental, o política.

Pero ahí sigue Greta, con su chubasquero, con su cara redonda y su gesto de enfado más infantil que adolescente, con su templanza admirable en medio del circo que allá por donde va montan a su costa los medios. Lo que nos dice es que lo muy limitado de la acción individual no es una excusa para no ejercerla, sino un acicate: porque es poco lo que una persona aislada puede hacer, es preciso que quienes comparten un ideal de sensatez y justicia se unan en una gran conspiración que será más efectiva según vaya siendo más amplia, hasta convertir la rareza o la extravagancia del activismo solitario en una gran ola que transforme el mundo, y en la que cada uno, aun sumándose a todos los demás, siga ejerciendo sus inexcusables tareas personales, la responsabilidad que solo a él o a ella les corresponde porque nadie más puede cumplirla.

La igualdad entre hombres y mujeres solo empieza a lograrse cuando la imponen las leyes: pero las leyes ni llegarían a existir ni tendrían fuerza verdadera si no las alentara una gran suma de comportamientos individuales. A un sistema económico depredador que envenena la tierra y el aire y el mar y esclaviza a los seres humanos solo se le impedirá que termine por destruir el mundo si se vuelve universal la rebeldía al principio solitaria de Greta Thunberg.

Antonio Muñoz Molina es escritor, académico de número de la Real Academia Española (1996) —donde ocupa el sillón u minúscula— y honorario de la Academia de Buenas Letras de Granada. En 2013 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras...

Los padres no tienen ningun derecho sobre el derecho primigenio a la educación del educando.


La secuela de estas fechas tiene que ver con el (mal) llamado pin parental. La obra original estuvo dedicada a la asignatura Educación para la Ciudadanía. Una novedad importante: ahora aparece como actor principal la extrema derecha, ausente en la época de la asignatura que surgió durante el Gobierno de Zapatero. 
Vox ha conseguido colar otro de los temas fundamentales de su permanente guerra identitaria, el que tiene en el punto de mira a las reivindicaciones feministas y los derechos de la comunidad LGTBI, eso que denomina "ideología de género" para darle un barniz siniestro.
"Es un instrumento para dar a los padres libertad para elegir qué quieren hacer con sus hijos", dijo Iván Espinosa de los Monteros, sobre todo si quieren "adoctrinarlos". 
Lo llaman pin parental, pero es en realidad un veto educativo o escolar con el que los padres podrían impedir que sus hijos reciban formación, cursos o actividades sobre asuntos como la educación sexual o la lucha contra la homofobia. 
La elección del término no es inocente. En realidad, no es más que una forma de objeción de conciencia por razones ideológicas. Lo malo para la ultraderecha es que debería saber que eso no pasaría el corte en los tribunales. En una sentencia de 11 de febrero de 2009 el Tribunal Supremo afirmó que no existe un derecho constitucional general a la objeción de conciencia, y tampoco en el ámbito educativo. Eso "equivaldría en la práctica a que la eficacia de las normas jurídicas dependiera de su conformidad con cada conciencia individual, lo que supondría socavar los fundamentos mismos del Estado democrático de Derecho", dijo el Supremo en un caso relacionado con la Educación para la Ciudadanía.
La forma de ocultar ese veto ideológico es aplicarle el término 'pin'. Los padres bloquean con ese instrumento ciertos canales de televisión para que no los vean sus hijos y mantenerlos alejados de la violencia, las tetas, los culos y todas esas ideas que los rojos meten en la cabeza de los niños para convertirlos en marxistas leninistas antes de llegar a la pubertad.
Pero un sistema educativo no es como un servicio de televisión de pago. Lo que Vox está haciendo es exigir una educación a la carta en función de las ideas políticas de sus padres.  
Hay un truco en la polémica por la descripción del objeto del veto. El número dos del PP, García Egea, se refirió a "charlas extracurriculares" para defender el permiso preceptivo de los padres. El Gobierno está hablando de otra cosa. Celaá contó que se trata de actividades complementarias que son obligatorias al formar parte del currículum educativo. Los padres las deberían conocer: "Son actividades que aprueban el centro y los docentes en el consejo escolar (de los colegios), del que forman parte las familias".
Es el Estado –ese ente demoníaco en las pesadillas de los diputados de PP y Vox– el que fija los programas y currículos escolares a través de leyes aprobadas por el Parlamento (del Estado), y normas aprobadas por el Gobierno (del Estado) y gestionadas por los gobiernos autonómicos (del Estado). Los padres intervienen a través de los consejos escolares. 

Marcando el paso al PP y Cs

Es el tipo perfecto de debate para un partido como Vox que no aspira ahora mismo a gobernar, sino a marcar el territorio en aquellas comunidades autónomas en que el PP y Ciudadanos necesitan su apoyo en el legislativo. Plantean a sus votantes que esa es la mejor forma de rentabilizar el voto, obligando a la derecha a asumir su discurso y presentarse como principal dique de contención frente a la izquierda. 
Al mismo tiempo, es un debate que la izquierda no puede ignorar y en el que no debería ser un problema para el PSOE y Podemos encontrar una posición común. Cómo se plantee esa batalla es otro asunto. Las ministras que defendieron el recurso del Gobierno contra las medidas pactadas en Murcia apelaron a los derechos del niño. "Son derechos fundamentales y constitucionales del menor que asisten a todas las personas desde su nacimiento. Lo contrario sería pensar que los menores, por serlo, no tienen derechos fundamentales", explicó Isabel Celaá, titular de Educación. Hasta ahí todo bien. Pero luego siguió y ofreció una baza que la derecha no tardó en aprovechar: "No podemos pensar de ninguna de las maneras que los hijos pertenecen a los padres", dijo la ministra.
Los hijos –como los seres humanos en general– no pueden ser propiedad de nadie. Pero al emplear Celaá el concepto de 'pertenecer' en el PP y Vox empezaron a relamerse. Si no pertenecen a los padres, ¿pertenecen al Estado? En otras palabras: "La tierra pertenece al viento y nuestros hijos a Sánchez", dijo Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz parlamentaria del PP. "¿A quién pertenecen, Celaá? ¿Al Estado? ¿A Irene Montero? Sacad vuestras manos de nuestros hijos", fue la respuesta de Vox en su cuenta de Twitter.
Unas horas después, Pablo Casado calcó esa última frase del tuit de Vox: "Saquen sus manos de nuestras familias".
El PP de Murcia sostiene que esta censura previa por los padres ya existe allí desde hace tiempo y que ahora se formalizará con los decretos necesarios para cumplir las exigencias de Vox en la negociación. Los dirigentes de Ciudadanos han dado opiniones diferentes sobre el tema, pero ahora parece que están en contra: "Lo más sensato sería paralizar esta orden hasta que se sepa si es legal, y parece ser que no lo es". Hay una cierta indefinición legal si creemos al propio presidente de Murcia, Fernando López Miras. Comentó que se trata de una polémica "interesada y partidista", pero admitió que no tiene claro "cuáles van a ser los trámites legislativos y administrativos".
Será mejor que sus asesores jurídicos estén mejor informados porque van a tener que defender la medida en los tribunales.

El debate que no acaba nunca 

Todas estas polémicas son tan viejas como la Constitución. El debate sobre educación fue de los más enconados en el proceso de negociación de la Carta Magna. El artículo sobre la educación que aparecía en el anteproyecto aprobado por la ponencia fue el que más enmiendas recibió. Y las que llegaron de UCD y el PP reforzaban los derechos de los padres, no sólo sobre la enseñanza de religión. "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban el tipo de educación y la formación religiosa y moral que habrá de darse a sus hijos", decía por ejemplo la enmienda del diputado de UCD Miguel Ortí Bordas.
El resultado que apareció finalmente en el punto tercero del artículo 27 no llegó tan lejos como quería la derecha: "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". 
La Constitución no avala el derecho de veto de los padres sobre los contenidos del currículum educativo. La parte de "formación moral" podría ser interpretada de muy distintas maneras por un tribunal, pero no olvidemos que el Supremo no acepta la objeción de conciencia en este ámbito. 
"Lucharé para que este Gobierno radical y sectario no imponga a los padres cómo tenemos que educar a nuestros niños", dijo el líder del PP. En realidad, los gobiernos llevan haciendo eso desde hace mucho tiempo, incluidos con los de su partido.
Pablo Casado puede estar tranquilo. Sus hijos siguen siendo suyos y no van a ser lobotomizados por Sánchez. Es sólo que lo tiene difícil para impedir que en el futuro les den una charla sobre derechos humanos.

El 31 de enero acaba el plazo para la presentación de abstracts, Congreso de la REPS.

RECORDATORIO
EL PRÓXIMO 31 DE ENERO VENCE EL PLAZO PARA LA PRESENTACIÓN DE ABSTRACTS
Para el Congreso de la
Red Española de Política Social (REPS), en Bilbao del 1 al 3 de julio 2020
Invitamos a todas las personas interesadas a participar en la
MESA 7.3. LA INFANCIA Y LOS CUIDADOS
Envío a través de la web del Congreso (https://www.reps-bilbao.com/)

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HASTA EL 31 DE ENERO, 

 a celebrar 
entre el 1 y el 3 de Julio
en Bilbao.

El Comité de Sociología de la Infancia ha sido autorizado para organizar una Mesa 7.3. sobre LA INFANCIA Y LOS CUIDADOS en el Congreso de la Red Española de Política Social (REPS):

La información sobre objetivos y contenidos de la Mesa 7.3. se pueden consultar en https://www.reps-bilbao.com/sesiones-de-trabajo/paneles-de-trabajo/#156136718004. 

Resumen
La infancia es el espacio social definido para los niños, niñas y adolescentes en un contexto temporal, cultural, político y económico concretos. La imagen de la infancia se construye socialmente y, entre sus características, se incluye la de los niños como sujetos “cuidables” por razón de su dependencia y necesidades de protección, justificando la existencia de determinadas políticas sociales y servicios, tanto públicos como privados, dirigidos a los niños y a sus familias. Así, en el “mapa de los cuidados en la infancia” se encuentran involucrados distintos agentes y actores: instituciones, niños y familias. Todos ellos llamados a promover el bienestar en la infancia.

De acuerdo con los objetivos de desarrollo sostenible, la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y las recomendaciones de la Comisión Europea, los Estados miembros desarrollan políticas sociales que enfatizan el papel de las familias como educadoras principales de sus hijos e hijas. Estas políticas buscan mantener un equilibrio entre las políticas universales, dirigidas a toda la ciudadanía, y las focalizadas específicas para los grupos vulnerables. Es así como, en la última década, las administraciones públicas han venido desarrollando diferentes programas y servicios de apoyo a las familias para promover la parentalidad positiva y la capacitación parental. El objetivo último de este tipo de actuaciones es el de optimizar la dinámica familiar y el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes, con especialmente atención a los que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad social.

En este contexto y -aunque muchos son los agentes y actores sociales legitimados en la provisión de cuidados- en la práctica, la actuación de los niños como “cuidadores” no es reconocida socialmente. De hecho, las situaciones que revelan el cuidado prestado por los niños a otros niños, mayores o adultos son representadas, a menudo, como hechos extraordinarios o, incluso, heroicos.

Desde la dimensión política y desde la individual (agencia) descritas, la cuestión de las capacidades se plantea como un reto fundamental, a examinar en el marco de los cuidados. Por un lado, a nivel político y en los programas de parentalidades positivas la capacitación resulta un tema central. Por otro, desde lo agencial, un enfoque basado en las capacidades -aplicado a la investigación y evaluación de las realidades de niñas y niños- podría dar visibilidad al papel ejercido por estos como agentes activos y sujetos co-productores de capacidades.

Contenido de las ponencias
Este panel se propone abordar las dimensiones, características y contenidos de ese “Mapa de cuidados” desde tres ángulos principales: la reflexión teórica, la investigación social y la aplicación de políticas. Para ello convoca a investigadores y profesionales de la sociología, el trabajo social y las políticas sociales a participar en base a sus experiencias teóricas o empíricas y en torno a los siguientes ejes temáticos:

.- Los cuidados en la infancia: marco/s normativo/s, dimensiones culturales y estructurales influyentes. Perspectivas participativas o no participativas.
.- Crisis de los cuidados y nuevos actores.
.- Comunidades de cuidados.
.- Nuevas tendencias en las políticas y servicios de apoyo a las familias.
.- Experiencias y prácticas innovadoras de servicios de apoyo a las familias desde el enfoque de la parentalidad positiva.
.- Instrumentos de seguimiento y evaluación de las políticas y servicios de cuidados en la infancia.

Coordinadoras:
Lourdes Gaitán Muñoz, Comité de Sociología de la Infancia de la Federación Española de Sociología (FES), lourdesgaitan22@gmail.com
Julia Ramiro Vázquez, Comité de Sociología de la Infancia de la Federación Española de Sociología (FES), jramiro@der.uned.es
José Ángel Rodríguez Martínez, DG de Políticas Sociales del Gobierno de Cantabria, rodriguez_ja@cantabria.es
Jesus Ignacio López Rivas, DG de Políticas Sociales del Gobierno de Cantabria, rodriguez_ja@cantabria.es

OS INVITAMOS A PARTICIPAR EN ESTA MESA CON VUESTRAS COMUNICACIONES
El plazo de presentación terminará 
el 31 de enero de 2020.

VIII Congreso de la Red Española de Política Social
Bilbao, 1-3 de julio, 2020

Toda la información se encuentra en la web del Congresohttps://www.reps-bilbao.com/
Y la de la Mesa sobre la infancia y los cuidados en:  https://www.reps-bilbao.com/sesiones-de-trabajo/paneles-de-trabajo/#156136718004

¿Por qué incluir a los niños en la planificación urbana?.

¿Cómo serían las ciudades si los niños tuvieran algo que decir en su diseño?. 
¿Qué sucede cuando los niños ayudan a diseñar nuestras ciudades?.
Sin duda, serían más amigables, dice Mara Mintzer, una de las autoras del nuevo libro




An innovative programme in Colorado is incorporating children’s ideas into city planning for friendlier, greener and more inclusive spaces.


What would cities look like if children had a say in their design? They would certainly be friendlier, says Mara Mintzer, one of the authors of the new book Placemaking with Children and Youth: Participatory Practices for Planning Sustainable Communities. The director of Growing Up Boulder—a program of the University of Colorado, Boulder’s Community Design and Engagement Center—Mintzer has been engaging youth of all ages to help urban planners think outside the box and create more inclusive spaces for their community.
Researchers Louise Chawla and Victoria Derr, lead authors of the book with Mintzer, have studied Growing Up Boulder and found that this innovative program—and others like it—benefits children as well as cities. Their research shows that getting kids involved increases their commitment to civic participation and helps push cities to create greener, healthier living spaces for all.

Why include children in urban planning?.

Jill Suttie, from the University of Berkeley’s Greater Good magazine, spoke with Mintzer about why she is so passionate about involving children in designing cities and what happens when you give children a voice.
Jill Suttie: Why do you think it’s important to include children in urban planning?
Mara Mintzer: “Kids value things that often get pushed aside by big-money interests. For example, in literally every single piece of work we’ve ever done with kids, they’re always (especially the younger kids) requesting more nature in their spaces—more animals, more plants, more flowers, colors. It’s just part of how they are biologically designed. They’re “biophilic,” as E.O. Wilson talks about.
“Also, involving kids benefits them. The kids realize that they have a voice in their own communities, and it makes them want to continue to be engaged. As an example, we just surveyed some of the sixth-grade kids who worked with us three years ago on the redesign of a specific area of the city, and 100 percent said that kids should always be included in processes like these, and 71 percent said they’re more likely now to engage in civic engagement in the future—either in their home, their school, or their city—because of this work.”

JS: What does a child-friendly city or town look like?


MM: From what I’ve learned from the kids, it involves places that kids can walk to on their own without relying on an adult. So, that means things like separated bike paths and walking paths that aren’t right on the road. It means “eyes on the streets”—buildings oriented toward the street and people populating the streets—so that families are comfortable letting their kids walk places. It means more green spaces built into where people live, because so much land has been built up.

‘We’ve taken some of the joy out of it for young people’.

“I don’t know about you, but when I was a kid we would just go in our backyard and there were acres of woods that we could build in, creating forts and things. Kids don’t have that now. In the natural spaces we have preserved, we’re often so focused on protecting nature so that it doesn’t get damaged, that we’ve taken some of the joy out of it for young people. I understand the tension, but if you want to create environmental stewards for the next generation, you have to let them get messy with it. You can’t ask them just to observe it from a distance. So, making sure that natural, green space is available right where they’re living gives them those options.”

JS: In your TEDx talk, you said that children tend to design cities that prioritize play and social connection. In what ways?

MM: “One thing we often hear from teenagers is that they feel excluded from public spaces on purpose. They want to have spaces that allow them to be out in public, but a little bit off to the side, so that they can hang out with their peers and watch what’s going on. They don’t want to be excluded, but they want spaces that accommodate them.
“When we create spaces that allow for multiple generations to mix, all the research shows that connectivity improves all of our lives. Even those micro-interactions with people you don’t necessarily know helps to create connection. Our kids want to be able to go to the park and just bump into friends; but often, in suburban designs, everyone is secluded in their own backyards and they don’t interact. Kids want communal spaces, where their parents can still keep an eye, but they can meet independently and connect with others.”

‘Teachers noticed that kids were interested in what was on the ground’.


JS: I understand you work with kids as young as toddlers. How do their views get added to the design?

MM: “To work with the younger kids, a well-trained teacher—often using the Reggio Emilia or child-centered approach—can observe how the kids are interacting with different spaces or places. For example, we worked with a preschool, and the little ones (the toddlers) assessed 19th Street [in Boulder], which doesn’t have great sidewalks. The teachers noticed that the kids were very interested in what was on the ground around them and in the space around them. They also noticed that the kids might run towards the street if there’s no barrier between the sidewalk and the street. So, the teachers helped translate their observation of how the kids were using the space, and that went into informing the design of that street.”

JS: Do you think there’s something about kids that helps them think about problems differently or come up with novel solutions? 

MM:Alison Gopnik [at UC Berkeley] talks a lot about how kids are actually more creative than adults, because they don’t have really strong frameworks for how things have to be. So, they’re able to think creatively. We’ve found that our kids come up with really interesting solutions to problems that adults wouldn’t think of.
“They’re also so whimsical in their thinking. I saw this when I went to a Child in the City conference in Denmark. They have fun and whimsy built all throughout Denmark in a way that we don’t have in most places in the U.S. We take ourselves too seriously, even though the research shows that if we engage in play, it’s really beneficial to our mental and physical health. Kids remind us of that if we’re willing to listen.”

JS: Who else besides Growing Up Boulder is doing this kind of work? 

MM: “Participatory planning processes with young people are happening across the U.S., in places like California State Monterey Bay with Professor Derr, or out of the Children’s Environments Research Group at CUNY.
“We know a lot more about international colleagues who are running “child-friendly city initiatives” like Growing Up Boulder than we actually do about similar programs in the U.S. Our work is based on the United Nations Convention on the Rights of the Child—which is a treaty from 1989—that all of the countries in the U.N. except for the U.S. have ratified. The U.N. has set up offices all around the world that have these child/city initiatives, and they get implemented throughout the whole country. Ghent, Belgium, for example, has an amazing child-friendly initiative process. But we really don’t have that.”

‘The majority of people not in this field are sceptical at first’.

“Literally just now, UNICEF USA is starting up their own child-friendly city branch. And we just found out that in Jacksonville, Florida, they’ve been calling themselves a child-friendly city, as well. I’ve been doing this work for 10 years, and neither of us knew about each other. Child-friendly cities are happening all over the world, but Jacksonville hasn’t come to any of the conferences I’ve gone to or been involved in any of the academic writing in the same journals. So, there’s a real disconnect in the U.S. that we’re trying to bring together right now.”

JS: How do adult participants respond to the idea of including children in planning?
MM: “There are a few people who think it makes sense, but the majority of people not in this field are skeptical at first. When they actually start to interact with the kids, though, and listen to the kids’ ideas and engage with them, it changes their thinking…to the point that we have more requests than we can accommodate from city departments. It’s just thrilling to see the power it has.”

JS: Do these creative ideas get shot down by urban planners? 

MM: “Yeah, sure. One issue has to do with funding and how we choose to allocate funding. In our study, every group of kids I’ve worked with, from middle school to high school, have asked for a zip line. They really want big climbing areas, too, with trampolines. This is totally doable, because I’ve traveled around the world and seen it implemented elsewhere. But they don’t have the funding dedicated to that. If you ask the Parks and Rec department, they will say they can’t afford that—zip lines break down too much, and they’re too expensive to install. We’d have to do a public awareness campaign to shift thinking or interest in creating these spaces. It’s frustrating, especially when you know what the best practice is but it’s not being implemented.”
“People worry about liability, but the research says adventure playgrounds are no more dangerous than a traditional playground. And yet cities are terrified to do it. There is a beautiful Risk Benefit Assessment that has been spearheaded by the Play Safety Forum out of the U.K. Organizations can use that assessment to help create precedents to help them limit liabilities. If an organization is really interested in doing this, there are a lot of ways and structures that can help them do it. But they have to be willing to take that first step.”

Jill Suttie, Psy.D. is Greater Good’s book review editor and a frequent contributor to the magazine. This article was originally published in the Greater Good magazine.


Copyright: Darcy Varney Kitching

Sin desarrollo sostenible no es posible una estrategía integral de infancia.


Así lo han entendido en Asturias donde el Gobierno regional diseña una Estrategia Integral de Infancia  
que estará vinculada al desarrollo sostenible.
Derechos de las generaciones presentes y futuras, 
y además como una responsabilidad intergeneracional.

Hoy ya no es posible un plan de infancia 
sin tener en cuenta los derechos medioambientales. 

E. C.Gijón. 

Consejo rector del Instituto Asturiano
para la Atención Integral a la Infancia y a las Familias.
/ E. C.
El Gobierno de Asturias pondrá en marcha este año la Estrategia Integral de Infancia, que estará basada en los objetivos de desarrollo sostenible que promueve la Agenda 2030 de Naciones Unidas e incluirá medidas como la promoción del consumo responsable, la igualdad de género, la erradicación de la pobreza o la lucha contra el cambio climático
La iniciativa fue acordado el 8 de enero en la reunión del Consejo Rector del Instituto Asturiano para Atención Integral a la Infancia y a las Familias, que ha presidido la consejera de Derechos Sociales y Bienestar, Melania Álvarez, y en el que también se ha activado un año más el Pacto con la Infancia del Principado de Asturias, aprobado por el Parlamento asturiano en 2018, a iniciativa de Unicef. 
La Estrategia Integral de Infancia, que entrará en vigor a finales del ejercicio, con una vigencia de diez años, garantizará la promoción de todos los derechos de las personas menores de edad, junto a su educación y protección de la salud. 
También pretende mejorar los procedimientos jurídicos, organizativos, metodológicos y de intervención con el fin de optimizar la calidad de la atención que se proporciona a los menores de edad en situación de desprotección y a sus familias. Así, habrá medidas específicas para la infancia en situación de conflicto social, enfocadas a la reeducación y reinserción social o iniciativas dirigidas a garantizar el acogimiento familiar. 
Respecto al Pacto con la Infancia, se incidirá en la salud; en concreto, se promoverán políticas integrales que contribuyan a reducir el consumo de alcohol y drogas en adolescentes. Además, se adoptarán medidas para reducir la obesidad infantil, mediante la intervención educativa, actuaciones en la salud mental infantil o la promoción de la educación afectivo-sexual desde un enfoque socioeducativo y sanitario y en el que se promuevan las relaciones de igualdad.

Infancias, Adolescencias y Juventudes, en la Revista América Latina Hoy.

Revista América Latina Hoy.
Revista de Ciencias Sociales.
Ed. Universidad Salamanca. 
Vol. 83 (2019):





Presentación
Secretaría de Redacción ALH      pgs. 3-6
Los estudios de las infancias, adolescencias y juventudes han sido objeto de la Academia desde comienzos del siglo pasado. Sin embargo, en el actual contexto social, con grandes transformaciones en las orientaciones políticas, constituyen una exigencia para facilitar el respeto por los derechos humanos del niño. Simultáneamente, el 30 aniversario de la Convención de los Derechos del Niño (1989), cuya referencia principal es «el interés superior del niño», y la Agenda 2030, cuya idea central es la dignidad de la persona y el desarrollo humano, vienen acompañados de la urgencia de promover el debate para intentar comprender las situaciones económicas, políticas y sociales de los países latinoamericanos, así como las distintas condiciones de vida y desarrollo en las que vive este grupo social. 
La globalización ha permitido evolucionar, extender las garantías y ampliar las posibilidades de crecimiento, aunque también el acceso a la fragilidad se da con mayor rapidez que en décadas anteriores (Appadurai 2015). Se están desarticulando las redes sociales, dificultando el paradigma de ciudadanía, en favor de un nuevo modelo de gestión pública, de privatización y reformas económicas neoliberales (Spolander et al. 2015), con cambios drásticos en el Estado del bienestar; paralizando la justicia social y la práctica de la libertad; principios configurados a mitad del siglo xix para transformar la exclusión social y las desigualdades sociales. Es innegable la influencia de este escenario en los niños, niñas y adolescentes, motivando la pérdida de derechos y el mantenimiento de su posición limitada en la sociedad. 
Por una parte, siendo víctimas de la discriminación en sus múltiples formas —edad, raza, género—, de la pobreza, la violencia física y psicológica, el abuso sexual, la migración forzosa y otras formas de conflicto; y, al mismo tiempo, encontrándose abandonados por parte de las políticas públicas, compensatorias y asistencialistas, con formas burocráticas y despersonalizadas (Cottam 2018), que impiden procesos de cambio estructurales y mantienen las relaciones de poder asimétricas. 
Este monográfico de América Latina Hoy, Revista de Ciencias Sociales se adentra en estas dinámicas y realidades dispares donde conviven infancias, adolescencias y juventudes, desde diferentes perspectivas académicas y entornos regionales. Incorpora trabajos heterogéneos que, desde su riqueza, contribuyen a visibilizar las problemáticas y retrocesos que están marcando la agenda global en relación con las condiciones de desigualdad en las que viven las infancias, adolescencias y juventudes. 
Extremas inequidades que evidencian la necesidad de abrir un proceso global de reconstrucción de la protección integral de este colectivo, sin olvidar la beneficiosa contribución a las políticas públicas que supone su condición de actores sociales como constructores de su entorno (Gaitán 2014). 
El volumen comienza con un texto, escrito por Mariana De Lorenzi, Aranzazu Gallego Molinero y Paulina Fernández-Moreno, en el que las autoras realizan, desde un enfoque histórico, un análisis comparativo de la política legislativa adoptada en Argentina, Chile y España sobre el derecho a la identidad que tienen los niños, niñas y adolescentes adoptados. Por medio del análisis de las doctrinas nacionales, y a pesar de existir reticencias sociales para acceder a que niños y niñas conozcan su origen biológico, como manifiestan las autoras, se están adoptando modelos de adopción más aperturistas, aunque no con la misma intensidad en los países analizados; siendo Argentina el que ofrece mayores garantías para restituir la identidad de niños, niñas y adolescentes adoptados. 
El artículo de María Espinosa Spínola explora, desde el paradigma del protagonismo infantil, el poder de la organización de los nats —acrónimo de niños, niñas y adolescentes trabajadores— y el poder de los derechos de los trabajadores menores de edad. A partir del análisis de las narrativas de diez niñas trabajadoras del movimiento nats Perú, la investigación busca conocer la metodología de trabajo de estos grupos asociativos desde la perspectiva de género. A partir del análisis de las vivencias y preocupaciones de las niñas trabajadoras, la autora identifica tres tipos de poder que favorecen la autonomía y el empoderamiento de estas niñas: el poder de la palabra —ser escuchadas—, el poder de la organización y de los derechos —protección colectiva y fortalecimiento en las reivindicaciones— y el poder de la ternura —amistad, respeto, solidaridad—. 
El tercer trabajo incluido en este número compara las respuestas legales de Ecuador y España para combatir la trata infantil con fines de explotación sexual; justificado por ser este último país uno de los principales destinos de niños, niñas y adolescentes ecuatorianos. Cristina Herrero-Villoria, Antonia Picornell-Lucas y Estrella Montes-López analizan, desde el derecho comparado, las estrategias de detección, identificación y protección de estos menores de edad que ponen en marcha ambos gobiernos en sus respectivos territorios. Finalmente, plantean que existe una motivación e implicación positiva por parte de los gobiernos de ambos países, considerándose mayor la española; aunque el desafío sigue siendo el desconocimiento real de las cifras. 
Por otro lado, Ángela Carbonell y María-Vicenta Mestre se plantean reconocer cómo influyen las variables sociodemográficas de un grupo de adolescentes latinoamericanos residentes en Valencia (España) en sus creencias y actitudes sexistas y en las percepciones distorsionadas sobre el amor romántico. Para ello utilizan un cuestionario compuesto por diferentes escalas —Inventario de Sexismo Ambivalente en Adolescentes; Escala de mitos, falacias y creencias erróneas del ideal del amor romántico e Índice de Desigualdad de Género de cada país (undp)—. Los resultados confirman que, a mayor idg, aumentan las creencias sobre el sexismo y la presencia de mitos del amor romántico. Además, se constata que el sexo y la edad tienen un peso significativo en la permanencia de las desigualdades entre hombres y mujeres. 
A continuación, Alberto Martínez-Reyes, José Javier Navarro-Pérez y Francesc Xavier Uceda i Maza describen el papel de los adolescentes en las principales pandillas salvadoreñas, identificando las causas que generan su paso de víctimas a victimarios, y planteándose responder también a los mecanismos gubernamentales de protección nacional de estos niños, niñas y adolescentes, a través de técnicas como la entrevista semiestructurada y el relato de vida, de forma presencial y a través de medios electrónicos, por ser un tema de estudio tan complejo. Los autores destacan que, en la década de los noventa, el conflicto armado y la fragilidad democrática en El Salvador fortalecieron la expansión en el país de estas estructuras criminales, prolongándose la exclusión social de estos niños, niñas y adolescentes. El texto subraya que, según los informantes clave del estudio, sus funciones responden al hecho de cometer acciones delictivas, de acuerdo con las necesidades internas de la pandilla. También se enfatiza que la inacción del Estado salvadoreño y su incumplimiento de las obligaciones internacionales conducen a la vulnerabilidad de los niños, las niñas y los adolescentes susceptibles de ser captados por dichas pandillas. 
El último trabajo de esta sección monográfica aborda la situación económica familiar de los y las adolescentes brasileños que han incurrido en un acto delictivo y cumplen una medida socioeducativa en régimen abierto o en privación de libertad, impuesta desde el ámbito judicial. El trabajo de Maria do Socorro de Souza Vieira, Ana Lúcia Batista Aurino y Luciana Paiva Cavalcante aplica una metodología mixta en dos fases. En primer lugar, diseñan un cuestionario para obtener información sobre los datos sociodemográficos y económicos de las familias con hijos e hijas atendidas en el año 2018 en los 104 «Centros de Referencia Especializados de Asistencia Social» (creas) existentes en Paraíba. Y en un segundo momento, tras identificar 83 familias con adolescentes que cumplen medidas socioeducativas, se entrevistan con los responsables de los/las adolescentes para conocer la situación de violación de derechos vivida por estos. Según el estudio, el desarrollo y la socialización de estos menores de edad se da en un contexto social que les hace vulnerables a cometer actos que entran en conflicto con la ley —negligencia, trabajo infantil, violencia, relación con drogas, ruptura del vínculo familiar, entre otras—, aumentado por las condiciones de empobrecimiento de sus familias. Las autoras ponen el acento en la necesidad de poner en marcha de manera urgente estrategias políticas para intervenir ante las precarias condiciones de vida de la población en situación de pobreza en el país. 
Finalmente, el volumen se completa, en la sección Varia, con el estudio de Mario Fuks y Gabriel Avila Casalecchi, en el que exploran el peso de la educación, en este caso de la escolaridad, como uno de los factores que explica el comportamiento político. Los autores argumentan que el efecto de la escolaridad en el compromiso con la democracia varía según el legado democrático de los países de la región. 

Los trabajos de este monográfico son el resultado de la necesidad de seguir investigando y debatiendo sobre la situación actual de los derechos de las infancias, adolescencias y juventudes, al demostrar las limitaciones de los gobiernos para ofrecer políticas de inserción social y de igualdad de oportunidades para este colectivo. Confiamos en que nos ayuden a conocer y reflexionar con mayor profundidad sobre estas realidades para construir un horizonte crítico.

Bibliografía
Appadurai, A. Globalisation, ideology and education reforms. London: Sage, 2015.
Cottam, H. Radical Help. How we can remake the relationships between us and revolutionise the welfare state. London: Virago, 2018.
Gaitán, L. De «menores» a protagonistas. Los derechos de los niños en el trabajo social. Madrid: Consejo General del Trabajo Social, 2014.
Spolander, G.; Engelbrecht, L.; Martin, L.; Strydom, M.; Pervova, I.; Marjanen, P. y Adaikalam, F. The implications of neoliberalism for social work: Reflections from a sixcountry international research collaboration. International Social Work, 2014, vol. 57 (4): 301-312. https://doi.org/10.1177/0020872814524964.

Antonia Picornell-Lucas, 
Universidad de Salamanca.

José Javier Navarro-Pérez,
 Universidad de Valencia.


Tabla de contenidos (acceso)


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Artículos

Adopción y derechos. El acceso a los orígenes en Argentina, Chile y España
                   
Mariana Andrea DE LORENZI, Aranzazu GALLEGO MOLINERO, Paulina Eugenia FERNÁNDEZ MORENO     pgs.7-23

«Poderes» que intervienen en el proceso de autonomía de las niñas NATS
María ESPINOSA SPÍNOLA   pgs. 25-40

La Trata Infantil con Fines Sexuales. Análisis Comparado de la Normativa Ecuatoriana y Española
                   
Cristina HERRERO VILLORIA, Antonia PICORNELL LUCAS, Estrella MONTES LÓPEZ   pgs.41-57

Sexismo, amor romántico y desigualdad de género. Un estudio en adolescentes latinoamericanos residentes en España
                  
Ángela CARBONELL MARQUÉS, Maria Vicenta MESTRE    pgs. 59-74

Adolescentes en las pandillas salvadoreñas: de niños desprotegidos a criminales violentos
                   
Alberto MARTÍNEZ REYES, José Javier NAVARRO PÉREZ, Francesc Xavier UCEDA I MAZA     pgs.75-94         

Situación socioeconómica de los/las adolescentes involucrados en actos delictivos en el estado de Paraíba, Brasil
                   
Maria Socorro DE SOUZA VIEIRA, Ana Lúcia BATISTA AURINO, Luciana PAIVA CAVALCANTE     pgs.95-115

Varia
El contexto político importa: El legado democrático como condicionante de los efectos de la educación sobre el compromiso democrático de los latinoamericanos
Mario FUKS, Gabriel AVILA CASALECCHI     pgs.117-131

Información Bibliográfica

. Francisco Sánchez y Mercedes García Montero (coords.). Los ciclos políticos y económicos de América Latina y el boom de las materias primas. Madrid: Tecnos, 2019. 376 pp. ISBN: 978-84-3097-549-5     pg.133-136
Mariana SENDRA
. Carlos Gervasoni. Hybrid Regimes within Democracies. Fiscal Federalism and Subnational Rentier States. Cambridge: Cambridge University Press, 2018. 308 pp. ISBN: 978-1316510735     pgs. 137-138
Paula Andrea CLERECI
. Paulo Ravecca. The Politics of Political Science. Re-Writing Latin American Experiences. New York: Routledge, 2019. 275 pp. ISBN: 978-08-8153-6307-1                    
Manuel ALCÁNTARA SÁEZ     pgs. 139-140
. Luis Alfredo Arriola Vega y Enrique Coraza de los Santos (eds.). Ráfagas y vientos de un sur global. Movilidades recientes en estados fronterizos del sur-este de México. San Cristóbal de las Casas: ECOSUR, 2018. 187 pp. ISBN: 978-607-8429-61-5     pgs.141-142
Salvador MARTÍ I PUIG
. Oniel F. Díaz Jiménez y Luis E. León Ganatios. Los escenarios electoral e ideológico en el sistema de partidos mexicano. Una mirada posterior a la elección de 2018. Universidad de Guanajuato, 2019. 191 pp. ISBN: 978-84-1313-127-6. 
Aldo Adrián MARTÍNEZ-HERNÁNDEZ pgs.143-144
. Silvia Vega Ugalde. Las economías solidaria y comunitaria en Ecuador y Bolivia: una apuesta fallida. Quito: flacso-Ecuador y Abya-Yala, 2019. 329 pp. ISBN: 978-9942-09-641-8      pgs.145-146
David MOLINA ROMO
. Manuel Alcántara y José Manuel Rivas Otero (coords.). Los orígenes latinoamericanos de Podemos. Madrid: Tecnos, 2019. 192 pp. ISBN: 978-84-309-7661-4  pgs.147-148
Alberto MARTÍN ÁLVAREZ

Créditos