Infancias en contextos sociales de exclusión


México, octubre-diciembre de 2011
Coordinador académico, Marcos Urcola
Coordinadora editorial, Livia González


Históricamente,  numerosos  actores  han  debatido  en  torno  a la “cuestión infantil” como fenómeno social complejo: partidos polí- ticos, organizaciones no gubernamentales (ONG), iglesia, profesionistas de distintas áreas (médicos, educadores, trabajadores sociales, abogados, psicólogos), burocracia estatal, judicaturas de menores, institución policial, etcétera. 
Todos ellos perciben a la infancia como objeto de múltiples prácticas y discursos profesionales e institucionales que circulan, por ejemplo, en las escuelas, los hospitales, las normas jurídicas sobre el menor, los hogares de huérfanos, los institutos correccionales y demás organismos asistenciales del Estado moderno.
 
A través de lo que se propone para los niños se ve claramente la perspectiva de futuro que tiene un país. Precisamente, las esperanzas del mismo se miden por las propuestas existentes para la infancia. 
Por el contrario, las situaciones de pobreza y marginalidad se presentan como indicadores de la imposibilidad de nuestras sociedades de garantizar a la totalidad de sus ciudadanos una vida digna y justa. Los fenómenos sociales relacionados con las condiciones de pobreza son expresión de múltiples factores eco- nómicos, políticos, culturales y sociales que repercuten, tanto desde los planos macroestructurales como desde los espacios microsociales, en la vida cotidiana de las personas. 
En este sentido, la realidad de los niños en contextos sociales de pobreza representa la punta de un iceberg que sirve como indicador y alarma sobre las situaciones de exclusión en las que se encuentran no solo una parte importante de la población infantil, sino tam- bién de la población adulta de nuestras sociedades.

Comprendemos las condiciones de pobreza como las “circunstancias histórico-sociales por las cuales una persona se encuentra sometida a un entramado de relaciones de privación de múltiples bienes materiales, culturales y simbólicos indispensables para el desarrollo autónomo de la misma” (Vasilachis de Gialdino). De este modo, las condiciones de pobreza no son atributos de las personas, sino que develan el lugar que ocupan las mismas dentro del entramado de relaciones sociales donde dichos bienes se distribuyen desigualmente. Así, acepciones como las de marginalidad o exclusión no refieren a un sujeto que está fuera de la sociedad, sino al lugar desfavorable que ocupa dentro de la misma.

 Indice contenido
.- Infancias en contextos sociales de exclusión, Marcos Urcola/Livia González
.- La figura del "niño de la calle" como emblema de la época, Marcos Urcola
.- Infancias y juventudes callejeras en la Ciudad de México, Sara E. Makowski
.- El fin del "niño de la calle" y los nuevos desafíos para la infancia excluida, Kurt Shaw
.- La Asignación Universal por Hijo y la cuestión territorial en la Argentina, Ignacio Castro Rojas
.- Tensiones en la ciudadanía de niños y niñas, Silvina Laura Fernández
.- Del Barrio Sur, Fotografías de César Cejas
.- Cumpleaños feliz, Fotografías de Valeria Marani
.-Biblioteca cinematográfica de la cuestión social de las infancias Recopilación de imágenes por Marcos Urcola
.- Efectos lingüísticos de la explotación infantil en México, Lúa Zimbrón
.- Actividades

Regiones, suplemento de antropología... es una publicación trimestral electrónica,   editada   de  manera   independiente y  sin  finalidad  de  lucro desde  el 14 de septiembre de 2004, en la ciudad  de Cuernavaca,  Morelos, México.

Derecho al Futuro, el Derecho de las Generaciones Futuras

La Sociedad civil propone mecanismo para defender a las Generaciones Futuras

Las futuras generaciones no pueden controlar el presente. 
Necesitan instituciones internacionales que las defiendan. 
La Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sustentable (Rio+20) ofrecerá el año próximo la oportunidad para fundarlas, coincidieron representantes de la sociedad civil de todo el mundo en sus aportes al Informe de Social Watch 2012, que será presentado en Nueva York el viernes 9.

La propuesta tiene estrecha relación con el concepto de desarrollo sustentable definido por la Comisión Brundtland como el conjunto de políticas que “garantiza las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Este principio fue adoptado en 1992 por la anterior conferencia en Río de Janeiro, conocida como Cumbre de la Tierra.
El ‘derecho a un futuro’ es la tarea más urgente del presente”, escribió Roberto Bisio, coordinador de Social Watch y redactor responsable del extenso estudio. “Se trata de la naturaleza, sin duda, pero también se trata de nuestros nietos y de nuestra propia dignidad, de las expectativas del 99% de los 7.000 millones de hombres y mujeres del mundo, de niñas y niños a quienes hace dos décadas se les prometió sustentabilidad y que han visto, en cambio, sus expectativas convertidas en la ficha de un casino financiero mundial que no controlan.


Los ciudadanos de todo el mundo reclaman un cambio, y este informe es solo una vía más para que se oigan sus voces. El mensaje no puede ser más claro: las personas tienen derecho a un futuro, y el futuro comienza hoy mismo”, agregó Bissio en el prólogo titulado.
Apoyamos la recomendación de instituir un defensor de la justicia intergeneracional y de las futuras generaciones”, declaró en otro capítulo del informe el Grupo de Reflexión sobre Perspectivas Globales de Desarrollo, integrado por miembros de Social Watch, Friedrich Ebert Stiftung, terre des hommes, Third World Network, Dag Hammarskjöld Foundation, DAWN y el Global Policy Forum.
El nombramiento de defensores (Ombudsperson) para las generaciones futuras puede llevar la agenda de la sustentabilidad justo al corazón de los gobiernos”, agregó el Grupo. “El defensor podría participar directamente en la formulación de políticas y evaluar desde una perspectiva integral sus efectos a largo plazo. Solo a un organismo independiente que no requiera ser reelegido por sus contemporáneos podrá concentrarse íntegramente en el análisis a largo plazo y representarlo sin vacilaciones.
La propuesta sigue la línea de las conferencias mundiales de los años 90 sobre derechos humanos, equidad social y medio ambiente cuyo punto culminante fue la Declaración del Milenio (2000), en la cual los países miembros de la ONU se comprometieron a “defender los principios de la dignidad humana, la igualdad y la equidad en el plano mundial” como “un deber a cumplir hacia todos los habitantes del planeta, en especial los más vulnerables y, en particular, los niños del mundo, a los que pertenece el futuro”.
Lo prometido por los jefes de Estado y de Gobierno en la Cumbre del Milenio supone cambiar “los modelos actuales no sustentables de producción y consumo […] en el interés de nuestro bienestar futuro y el de nuestros descendientes”, sostuvo el Grupo de Reflexión en su declaración.
Al futuro del mundo, de sus 7.000 millones de personas y de las generaciones venideras lo determinarán las respuestas que demos a los significativos desafíos que afronta el planeta. Nuestras prácticas actuales ponen en peligro nuestra propia existencia”, remarcó Eurostep, red de organizaciones no gubernamentales europeas de fomento al desarrollo con presencia en más de 100 países.
El desarrollo sustentable significa darles más bienestar tanto a las generaciones presentes como a las futuras, y se preocupa no solo de la justicia ambiental sino también de la social, económica e intergeneracional”, observó Eurostep en un capítulo del informe.
C.J. George, coordinador regional para Asia meridional de terre des hommes, explicó que “la justicia intergeneracional es parte integral de conceptos como desarrollo sustentable, justicia social, derechos de niños y jóvenes, calentamiento global y cambio climático”, así como al principio de “equidad de derechos entre generaciones de niños, jóvenes, adultos y sobrevivientes y también entre generaciones presentes, pasadas y futuras”.
Aunque la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por casi todos los países, garantiza “un trato justo y equitativo” para todo niño y toda niña e “incluye a las generaciones futuras” en su formulación, George advirtió que “este compromiso está aún lejos de ser el adecuado”.
En cierto sentido, la presente generación ejerce poder sobre la venidera, y puede utilizar los recursos mediante procedimientos por los que le niegan a ésta sus derechos”, agregó. “El futuro no tiene forma de controlar el presente. Y la generación actual tiene poder sobre la propia existencia de las futuras.
Hoy, el reto no es solo reiterar el compromiso con las siguientes generaciones desde una posición de la justicia, sino también reequilibrar los intereses económicos y sociales”, escribió George. “Ese reequilibrio implica el retorno del Estado a las esferas sociales y normativas de acción política, asumiendo sus responsabilidades, tanto para disponer el acceso equitativo a los servicios como para regular el alcance del libre mercado. Los mercados son inherentemente competitivos y seguir la lógica de la supervivencia del más apto contradice el concepto de equidad, condición necesaria para la sustentabilidad.
El coordinador general de Terre des Homes recordó “la propuesta del Consejo para el Futuro Mundial de nombrar a una ‘representación legal o un tutor’” para proteger a las generaciones por venir. “Algunos países ya cuentan con instituciones así. La creación de un Ombudsperson internacional o alentarla a nivel nacional puede ser un resultado concreto de Río+20 hacia la sustentabilidad del futuro, lo que equivale a garantizar la justicia intergeneracional.”



Declaración sobre las

Responsabilidades de las Generaciones Actuales 
para con las Generaciones Futuras

adoptada el 12 de noviembre de 1997 por la Conferencia
General de la UNESCO en su 29ª reunión



 Artículo 1 - Necesidades e intereses de las generaciones futuras 
Las generaciones actuales tienen la responsabilidad de garantizar la plena salvaguardia de las necesidades y los intereses de las generaciones presentes y futuras.

Artículo 2 - Libertad de elección 
Es importante tomar todas las providencias necesarias para que, respetando los derechos humanos y las libertades fundamentales, las generaciones presentes y futuras puedan escoger libremente su sistema político, económico y social y preservar su diversidad cultural y religiosa.

Artículo 3 - Mantenimiento y perpetuación de la humanidad 
Las generaciones actuales deben esforzarse por asegurar el mantenimiento y la perpetuación de la humanidad, respetando debidamente la dignidad de la persona humana. En consecuencia, no se ha de atentar de ninguna manera contra la naturaleza ni la forma de la vida humana.

Artículo 4 - Preservación de la vida en la Tierra 
Las generaciones actuales tienen la responsabilidad de legar a las generaciones futuras un planeta que en un futuro no esté irreversiblemente dañado por la actividad del ser humano. Al recibir la Tierra en herencia temporal, cada generación debe procurar utilizar los recursos naturales razonablemente y atender a que no se comprometa la vida con modificaciones nocivas de los ecosistemas y a que el progreso científico y técnico en todos los ámbitos no cause perjuicios a la vida en la Tierra.

Artículo 5 - Protección del medio ambiente 
1. Para que las generaciones futuras puedan disfrutar de la riqueza de los ecosistemas de la Tierra, las generaciones actuales deben luchar en pro del desarrollo sostenible y preservar las condiciones de la vida y, especialmente, la calidad e integridad del medio ambiente.
2. Las generaciones actuales deben cuidar de que las generaciones futuras no se expongan a una contaminación que pueda poner en peligro su salud o su propia existencia. 
3. Las generaciones actuales han de preservar para las generaciones futuras los recursos naturales necesarios para el sustento y el desarrollo de la vida humana. 
4. Antes de emprender grandes proyectos, las generaciones actuales deben tener en cuenta sus posibles consecuencias para las generaciones futuras.

Artículo 6 - Genoma humano y diversidad biológica 
Ha de protegerse el genoma humano, respetándose plenamente la dignidad de la persona humana y los derechos humanos, y preservarse la diversidad biológica. El progreso científico y tecnológico no debe perjudicar ni comprometer de ningún modo la preservación de la especie humana ni de otras especies.

Artículo 7 - Diversidad cultural y patrimonio cultural 
Las generaciones actuales deberán velar por preservar la diversidad cultural de la humanidad respetando debidamente los derechos humanos y libertades fundamentales. Las generaciones actuales tienen la responsabilidad de identificar, proteger y conservar el patrimonio cultural material e inmaterial y de transmitir ese patrimonio común a las generaciones futuras.

Artículo 8 - Patrimonio común de la humanidad 
Las generaciones actuales han de utilizar el patrimonio común de la humanidad, según lo define el derecho internacional, sin comprometerlo de modo irreversible.

Artículo 9 - Paz 
1. Las generaciones actuales deben velar por que tanto ellas como las generaciones futuras aprendan a convivir en un ambiente de paz, seguridad y respeto del derecho internacional,los derechos humanos y las libertades fundamentales. 
2. Las generaciones actuales deben preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra. Con ese fin, han de evitar que las generaciones futuras sufran las consecuencias perjudiciales ocasionadas por los conflictos armados y otros tipos de agresiones y la utilización de armas, contrarios a los principios humanitarios.

Artículo 10 - Desarrollo y educación 
1. Las generaciones actuales han de legar a las futuras las condiciones para un desarrollo socioeconómico equitativo, sostenible y universal, tanto individual como colectivo, en particular, mediante una utilización justa y prudente de los recursos disponibles a fin de luchar contra la pobreza.
 2. La educación es un instrumento importante para el desarrollo de los seres humanos y las sociedades. Debe utilizarse para fomentar la paz, la justicia, el entendimiento, la tolerancia, la igualdad en beneficio de las generaciones actuales y futuras.

Artículo 11 - No discriminación 
Las generaciones actuales deben abstenerse de realizar actividades y de tomar medidas que puedan ocasionar o perpetuar cualquier forma de discriminación para las generaciones futuras.










El testimonio de los niños maltratados es fiable

Ha sido frecuente que los jueces, fiscales, abogados, en general el mundo adulto ha dudado de la capacidad de los niños y niñas  pequeños para hablar de sus sufrimientos, o de los maltratos que les producen en el ámbito familiar.

Entrevistando a los niños preescolares 
víctimas de abuso sexual o maltrato familiar: 
la efecacia de los modelos de entevista forense
Josep Juáez López y Eva Sala Berga

Sin embargo el estudio que presentamos  prueba que las declaraciones y el testimonio de los niños de tres a seis años víctimas de abusos sexuales o maltrato tiene una fiabilidad de entre el 70 por ciento y el 90 por ciento, según un estudio del Centro de Estudios Jurídicos (CEJFE) que pretende acabar con la creencia, muy extendida en el ámbito judicial, de que los niños en edad de educación infantil fantasean.

El trabajo, basado en entrevistas a 135 alumnos de preescolar, defiende la credibilidad de los niños de tres a seis años cuando evocan hechos traumáticos o que salen de la cotidianeidad, y concluye que los pequeños son capaces de narrar sus experiencias con gran detalle, ya que el índice de incorrección de sus relatos es de apenas el 5 o el 6 %.

El estudio del CEJFE alerta de que, tradicionalmente, el sistema judicial ha expresado "serias dudas" sobre la credibilidad de los niños pequeños, cuyo testimonio es a menudo clave en los procesos judiciales por abusos o maltratos ya que suelen constituir la única prueba de cargo contra el acusado.

Esa concepción tradicional, sin embargo, está cambiando y los autores del informe, Josep Ramon Juárez y Eva Sala, han querido reforzar la nueva tendencia y "defender una imagen de los niños que, en definitiva, incremente la defensa de sus derechos".

"El testimonio de los niños no se puede descartar simplemente porque tenga probabilidades de ser imperfecto", añaden los autores del informe, tras concluir que, pese a que sus aptitudes memorísticas y lingüísticas son insuficientes, los preescolares "retienen recuerdos exactos de acontecimientos pasados".

Para confeccionar su trabajo, los autores entrevistaron a 135 niños de una escuela de Olot (Girona) de los cursos de P-3, P-4 y P-5, a los que se relató una experiencia traumática vivida por un menor y, posteriormente, se les invitó a evocarla.

Según los resultados obtenidos en las entrevistas, la fiabilidad de los relatos de los alumnos de P-5 es del 82,50 %, un porcentaje que baja hasta el 79,18 % en el caso de los de P-4.

Los más dudosos son los niños de P-3, que, sin embargo, aportan un índice de información correcta del 52,93 %, lo que según los autores del estudio "supera muchas de las expectativas" de los contrarios a aceptar a preescolares como testigos de cargo en procesos judiciales.

Los investigadores del CEJFE hacen balance en su estudio de las tres técnicas forenses utilizadas en las exploraciones de los niños víctimas de abusos o maltratos, que suelen ser entrevistados por psicólogos en privado, bajo supervisión judicial, y en muy pocos casos se les obliga a declarar en el juicio. 

La fiabilidad de los resultados que arrojan los distintos modelos de entrevistas es similar, afirma el estudio, siempre que se garanticen unas mínimas condiciones: que el entrevistador no tenga una actitud sesgada, que el cuestionario no incluya preguntas tendenciosas y que no haya amenazas, engaños o inducciones.

De hecho, el informe considera que la fiabilidad de los relatos tiene más que ver con las habilidades del entrevistador que con una limitación natural de las capacidades cognitivas de los pequeños.

Para conseguir un testimonio lo máximo de exacto en los niños de P-4 y P-5, los autores defienden el modelo de investigación para víctimas de abuso sexual NICHD (National Institute of Child Health and Human Development), que es el más utilizado en el ámbito forense y se basa en la narración libre, que el entrevistador debe interrumpir con preguntas sólo cuando los detalles cruciales permanezcan ocultos.

De acuerdo con ese protocolo, en el inicio del encuentro, el psicólogo debe explicar al niño las reglas que rigen la entrevista y avisarle de que puede contestar que no se acuerda, no sabe o no entiende, lo que minimiza las informaciones erróneas que el menor pudiera inventarse para dar respuesta a las expectativas creadas sobre él.

Los investigadores, que proponen usar puzzles y dibujos para conseguir una relación fluida y familiar con el entrevistado, recomiendan evitar la insistencia en un detalle, para que el niño no esté tentado de incorporar fantasías, y no repetir las preguntas, ya que ello podría llevar al menor a pensar que no ha contestado correctamente e inventar una historia para satisfacer al adulto.







Los niños y la ratificación de Auschwitz

En recuerdo de Hamid  A.


Agencia Pelota de Trapo, 23/11/2011. Claudia Rafael

(APe).- “Cada vez que lo veía, era como que mirara al diablo. Le tenía terror”, relató el hombre. “Sí, yo la vi pasar. Y me pregunté cómo es que andaría solita caminando por allí”, dijo la vecina con rostro de preocupación. “Me acuerdo que la vi cuando un hombre la obligaba a caminar más allá de las vías y después, ella terminó yéndose con él”, contó la testigo. Todos vieron. Todos escucharon. Todos intuyeron. Todos prefirieron callar. Las desapariciones y crímenes de niños y niñas interpelan de lleno la columna vertebral de una sociedad en la que cada víctima parece asemejarse a un sacrificio pactado en silencio. En el que la cada vez más extendida repetición es el pasaporte ineludible al horror y al gesto de indignación que casi inmediatamente será superado por otra historia más o menos similar.

Hubo un tiempo en el que los niños eran el vehículo privilegiado de la condición humana. La semilla de trigo amorosamente custodiada para que nada –al menos, nada malo- le ocurriese. Fue un tiempo en el que la infancia era –sin escala alguna- el entero imaginario en el país del pan y del azúcar. Pero luego llegó una nueva era en que el pan y el azúcar compartido dejaron de ser el vínculo indispensable para la historia, que fue ganada y pisoteada por derroteros de poder y desconfianza. Mirar hacia adentro como único boleto de ida hacia el mañana. Y los niños dejaron de ser los hijos de todos. Se impusieron las fronteras tajantes de la pertenencia.
“De esa familia socializadora de niños y niñas desde la más tierna infancia y vehiculizadora de una comunidad integrada, surgen las estructuras comunitarias en general”, escribió Elías Neuman en “Victimología. El rol de la víctima en los delitos convencionales y no convencionales”.

Mucho más atrás en el tiempo, cuando el siglo XIX fatigaba sus últimos pasos, José Martí escribía que “los padres buenos, creen que todos los niños son sus hijos, y andan como el río Nilo, cargados de hijos que no se ven, y son los niños del mundo, los niños que no tienen padre, los niños que no tienen quien les dé velocípedos, ni caballo, ni cariño, ni un beso”.

¿Cuándo la sociedad dejó de concebir como propios a los hijos que deambulan por las calles, golpean su puerta, le dirigen una sonrisa o simplemente pasan caminando por su vereda? ¿En qué momento exacto la humanidad produjo una separación de plano y, tajante, dividió la historia en “propios” y “ajenos”?

En los latidos de la infancia, escribía el poeta chileno mapuche Elicura Chihuailaf, “raíces de árboles son nuestros pies/ Alas de ave de paso tiene nuestro corazón”.

Uno tras otro van cobijándose como perlas de sacrificio los nombres de niños que quedaron para siempre anclados ahí, en ese preciso y doloroso lugar que no se quiere asumir.
Candela con sus 11 años que se hermanó velozmente con Marela o Tomás, de apenas 9. Candela, en Hurlingham, iba a encontrarse con sus compañeritas de la escuela aquel día. Marela, en Avellaneda, iba a comprar el regalo del día de la madre. Tomás,  en cambio, salía de la escuela como todos los días en Lincoln.
Mara tenía 16 y en aquel 2008 había salido de su casa, en Santa Teresita para ir a un locutorio. Florencia tenía apenas 12 y desde hacía dos meses estaba institucionalizada por las violencias que atravesaban su vida cuando fue a un cumpleaños. En la misma Tres Arroyos en la que dieciseis años antes habían destruido a Nair, con sus nueve años.

Yenifer tenía apenas siete cuando fue a hacer un mandado aquella tardecita oscura en Olavarría. Tendría 17 años hoy, dos más de los que tenía Natalia, en Miramar, en aquel verano de 2001 y horror. 
Estela Soledad, en Tres Isletas, Chaco, tenía nada más que cinco. Y Keila Geraldine, en Santa Fe, tan sólo tres.

La mayor parte de sus muertes eran evitables. Y no son otra cosa que el precio que la misma humanidad está dispuesta a pagar como la contracara pesada y destructiva de esta nueva modernidad. Sacrificios paganos en la adoración de un hombre en el que se endiosa la individualidad y la desmemoria. El avance imparable de estos tiempos de moderna celeridad en la que –si así se exige- se destruirá la misma idea de hombre, de mujer, de niño porque todo vale, nada importa, todo es banalizable. “Muchachos, llévense todo pero no maten, muchachos...”, se atrevió a pronunciar el periodista de TN como si se refiriese a romper un vidrio, cortar una rama o destruir un banco de plaza y no al crimen de Gastón, de 12, en Miramar.

La sociedad como institución social es herida de muerte ante el horror de destruir la infancia. Un leve gesto de espanto, una frase de consternación en una red social, un lamento abatido no bastan porque todo ocurre y porque una y otra vez como una cantinela amarga que desnuda a fondo un sistema de lazos opresivos siguen ocurriendo. Como ocurrió Auschwitz en donde –decía Primo Levi- el crimen es pasible de ser vivido como acto cotidiano sin experimentar ninguna sensación particular. Y, en definitiva, porque –escribió el húngaro Imre Kertész- Auschwitz no fue disuelto por ser Auschwitz, sino porque la evolución de la guerra dio un vuelco; y desde Auschwitz no ha ocurrido nada que podamos vivir como una refutación de Auschwitz”. En realidad, la historia reciente no ha sido más que una ratificación de Auschwitz.
Alguien vio. Alguien escuchó. Alguien intuyó. Alguien permitió. Alguien consintió. Alguien calló. Y, por encima de todo, si alguien que vio, escuchó, intuyó no calló, no hubo tampoco institución social dispuesta a actuar a tiempo.
 
También en “Victimología”, Elías Neuman relata que “cuando el niño cuenta a alguien, por primera y aún por segunda vez, lo que le ocurre, así se trate del juez o del asesor de menores, lo que en realidad manifiesta es que necesita contención, que lo apoyen, que lo protejan. Pero la ley dice que es incapaz. Y, en múltiples casos, valdrán más los llantos indescifrables del padre golpeador. Entonces el juez decide que el chico vuelva al hogar bajo la formal promesa del padre y de la madre. Y, a poco de andar, vuelve la crudeza de los golpes y el maltrato. El niño, entonces, no cree en nada, en nadie”.

Cuántos cajones vacíos habrán ocupado las denuncias que Karina Mairani volcó ante cuanta institución quisiera escucharla antes de que su pareja la asesinara a ella y a su niño pequeño.
La sociedad está herida de muerte. Porque no hay modo de construir una nueva humanidad bajo la premisa perversa de destruir el propio germen de vida.


En Estados Unidos, cada cinco horas muere un niño por abuso o negligencia


Las últimas cifras oficiales estiman que en 2009 murieron 1.770 niños por malos tratos. 
Pero un informe reciente del Congreso estadounidense señala que el número real podría acercarse de los 2.500.

De hecho, Estados Unidos tiene 
los peores registros de abusos 
del mundo industrializado. 
¿Por qué? 
Natalia Antelava de la BBC

En el mundo industrializado cada semana mueren 66 niños menores de 15 años a causa de abusos físicos o negligencia.
De éstos, 27 mueren en EE.UU., una cifra superior a la de cualquier otro país.
EE.UU. casi triplica en población a México, pero incluso si se mide el fenómeno de manera proporcional a la población, los datos de Unicef ​​de 2001 colocan a el país del Norte en nivel de igualdad con México en muertes infantiles por malos tratos.

En Texas, uno de los estados con más casos de abuso infantil, el Centro Médico Infantil de Dallas se enfrenta a un creciente número de niños víctimas de abusos y un aumento de los niveles de violencia.

Mientras tanto, el Centro de Houston está ampliando sus servicios para hacerle frente al problema cada vez peor de los abusos sexuales a menores.
Mientras que el abuso infantil arruina la vida de las familias de las víctimas, sus efectos devastadores se siente mucho más allá del círculo de sus familiares y amigos.
Los niños maltratados son 74 veces más propensos a cometer crímenes contra otras personas y seis veces más probabilidades de maltratar a sus propios hijos, de acuerdo con la Asociación para la Protección de los Niños de Texas.


Por esta razón, los expertos creen que debe ser una preocupación del gobierno y la sociedad asegurar que los niños están protegidos contra el abuso.

Todos los ciudadanos, dicen, tiene la responsabilidad de ayudar a romper esta espiral de violencia.
El pediatra Matt Cox, del Hospital Infantil de Dallas, se especializa en maltrato y abuso infantil. Explica que cada vez ve más casos de violencia, y que el diagnóstico muchas veces es difícil.
"La mayoría de los niños que sufren abusos no muestran los signos típicos que uno se imaginaría sino que las heridas son internas, y no se manifiestan en lo exterior. Por eso los médicos tienen que estar muy pendientes", explica.
En Washington los políticos están empezando a reconocer lo que algunos describen como una "crisis nacional".  Una audiencia en el Congreso en julio reunió a los expertos en el campo que debatieron sobre qué se puede hacer para prevenir las muertes por abuso de menores. Se está creando una comisión nacional para coordinar una respuesta común para todo el país.
Muchos creen que sería clave que en el futuro los nuevos padres reciban visitas de profesionales de la salud calificados que los preparen para afrontar las dificultades de la vida familiar.

¿Por qué el problema de la violencia contra los niños es mucho más agudo en EE.UU. que en cualquier otro país del mundo industrializado?, se pregunta a Michael Petit, presidente de la organización gubernamental estadounidense de defensa de los derechos niños Every Child Matters.
En los últimos 10 años, se cree más de 20.000 niños estadounidenses fueron muertos en sus propias casas por miembros de la familia. Eso es casi cuatro veces el número de soldados de EE.UU. muertos en Irak y Afganistán.
El índice de mortalidad por maltrato infantil en EE.UU. es triplica al de Canadá y es 11 veces mayor que la de Italia. Se estima que millones de niños son abusados y abandonados cada año. ¿Por qué?

Espiral 

Parte de la respuesta es que el embarazo adolescente, el abandono de la escuela secundaria, los delitos violentos, el encarcelamiento y la pobreza -todos factores asociados con el abuso y la negligencia - son generalmente mucho más altos en EE.UU.
Además, otras naciones ricas tienen políticas sociales que proporcionan cuidado para los niños, un seguro de salud universal, educación preescolar, bajas maternales y paternales y enfermeras a domicilio para casi todos los que lo necesiten.
En EE.UU., cuando los niños nacen en familias jóvenes que no están preparadas para recibirlos, las redes de seguridad social locales puede ser muy deficientes, o no existir. Como resultado, son incapaces de compensar el estrés que el niño debe soportar en el hogar.
En las situaciones más graves, el caso termina con la muerte del niño. Alrededor del 75% de estos niños son menores de cuatro años, mientras que casi la mitad tienen menos de uno.

La geografía influye mucho en la determinación del bienestar de los niños. Tomemos el ejemplo de Texas y Vermont.
Texas se enorgullece de ser un estado de impuestos bajos y servicios bajos (en inglés, "low tax, low service"). Su ingreso per cápita lo sitúa en el centro de los estados, mientras que su carga fiscal total - su disposición a pagar impuestos - está cerca de la base.
Vermont, en cambio, está en el otro extremo. Tiene impuestos altos, y altos servicios.

Combinación de riesgos

Al analizar los indicadores claves de bienestar, los niños de Texas son dos veces más propensos a abandonar la escuela secundaria que los de Vermont. Tienen cuatro veces más probabilidades de no tener seguro, cuatro veces más probabilidades de ser encarcelados y casi el doble de probabilidades de morir a causa de maltrato y negligencia.
En Texas, otros elementos se suman a la mezcla de riesgos que enfrenta un niño. Estos incluyen una tasa de pobreza más alta en Texas, una mayor proporción de niños pertenecientes a minorías, menores niveles de logro educativo y una cultura política que tiene una visión más estrecha sobre el rol del gobierno en cuestiones sociales.
Es probable que Texas, al igual que muchos otros estados tradicionalmente conservadores, tenga una respuesta más débil a las familias que necesitan ayuda en primer lugar, y que sea menos eficiente en proteger de los niños después de que el maltrato se produce.
Las marcadas diferencias entre los estados plantea la cuestión de un papel del gobierno federal más amplia.
¿Son los niños ante todo niños de Texas? ¿O son antes que nada niños estadounidenses con igualdad de oportunidades e igual protección?



¿Culpar a los padres?

Para empezar, el Congreso debe aprobar una legislación que cree una comisión nacional para erradicar las muertes por maltrato y negligencia.
Y los programas para niños no deben estar en discusión, ya sea en el plano federal o estatal. Los niños no hicieron trizas la economía de EE.UU. Es a la vez económicamente miope y moralmente incorrecto hacerles pagar el precio de arreglarla.
Pero mientras las economía estadounidense intenta salir a flote, la pobreza infantil se eleva y los estados recortan miles de millones en servicios para los niños, estamos presionando la débil red de seguridad de Estados Unidos.
Inevitablemente, esto significa que más niños podrían morir. La respuesta fácil es culpar a los padres y a los trabajadores de protección infantil. Sin embargo, las respuestas fáciles no resuelven los problemas complejos.
Y con millones de niños heridos y muertos miles de personas, este ea un problema en verdad grande, y merece una gran respuesta.
Michael Petit es presidente de Every Child Matters. Se desempeñó como como delegado de la Liga de Bienestar Infantil de EE.UU.

Fuente: BBC Mundo






3º Aniversario de la muerte de Hamid: Manifestación al centro Picón de Jarama

Manifestación al centro Picón de Jarama
  Sábado 3 de Diciembre de 2011 
a las 18:15 horas
Plaza de la Constitución de Paracuellos



Hace  tres  años,  Hamid  A.,  apareció  muerto  en  el  interior  del centro  de  menores  Picón  de  Jarama.  Era  el  segundo  chaval  que moría  bajo  custodia  de  O’Belén;  antes  había  fallecido  David, de  12  años, en  Elche  y  meses  después  moriría  Saray,  de  14 años,  camino  al  centro  “Casa  Joven”.  Según  testimonios  de  sus compañeros Hamid se ahorcó estando en aislamiento, pese a que éste es un castigo prohibido por las Naciones Unidas precisamente porque genera riesgo de suicidio en los niños. La fundación  O’Belén  es  una  de  las  empresas  disfrazadas de  ONGs  que  gestionan  centros  de  menores  cerrados. Los  adolescentes  son  una  buena  fuente  de  negocio  ya  que la  comunidad entrega  3.800  euros  mensuales  por  cada plaza.  Además,  tiene  financiación  externa  que  procede de aportaciones  “solidarias”  de  entidades  privadas  como inmobiliarias que luego acaban recibiendo los contratos para construir sus centros de menores. Los menores son encerrados sin haber sido condenados por ningún delito, se recluye a los chavales del sistema público de protección de menores porque tienen supuestos “problemas de  conducta”.  Son  encerrados  indefinidamente  en  Picón de  Jarama  sin posibilidad  de  defender  su  libertad  puesto que en teoría es una residencia de protección y les está “re-educando”.
A  parte  de  una  vida  sin  libertad,  dentro  de  estos  centros como dentro de toda cárcel solemos encontrar:
 · Torturas psicológicas. 
· Inasistencia médica.  
· Torturas físicas.  
· Medicación forzadas, psicofármacos sin prescripción 
· Cacheos integrales,humillación, hacerles desnudarse porque sí y ponerles de cuclillas.  
· Violación de la libertad de comunicación.  
· Muertes, suicidios, etc.

Con la movilización de la gente se ha conseguido que 
.- dos centros de O’Belén, Casa Joven y Nuestra Señora de la Paz se hayan cerrado, junto con “La Jarosa” son ya tres los centros que  se  han  clausurado;  
.- el  presidente  de  O’Belén,  Emilio Pinto, fue forzado a dimitir, siendo sustituido por Javier San Sebastián;  
.- grandes  empresas  que  patrocinaban  a  la “ONG” la han abandonado (Ibercaja, Peugeot, Endesa y MAPFRE). 
.- el  aislamiento  y  las  palizas  son  menos  continuas  y  la medicación se usa de forma menos arbitraria, también han sido despedidos parte de los “educadores” que trabajaban en este centro.
Sin  embargo  aunque  haya  despidos  va  a  seguir  habiendo contratos, aunque hay empresas que han dejado de patrocinar va  a  seguir  habiendo  otras  que  lo  hagan,  se  van  a  seguir financiando estas instituciones, a los chavales se les sigue y se les va a seguir medicando y maltratando (partiendo de la base de que al encerrar a una persona entre unos muros se le está maltratando).Es importante que se luche y se vayan consiguiendo cosas pero  mientras  sigan  existiendo  este  tipo  de  centros,  lo mencionado  anteriormente  seguirá  ocurriendo,  la  solución no  es  que  este  tipo  de  instituciones  cambien,  sino  que desaparezcan.

¿Cómo llegar?:  
Bus 211, 214, 256, 
Metro Barajas. Salida en grupo desde el Metro Barajas a las 17:30
Para ir en coche: Carretera M-111 que se coge desde la M-50 y desde el pueblo de Barajas. 

Salida en grupo desde el Metro Barajas a las 17:30



El ocio infantil en la Comunidad de Madrid, Estudio



Estudio del Ocio Infantil  en la Comunidad de Madrid


 

Directora: Lourdes Gaitán Muñoz  

Equipo de Investigación:    Ana Bárcenas Viñas
                                       Marta Domínguez Pérez
                                       Begoña Leyra Fatou

 
Transcripciones: Isabel López de la Usada 







Estudio sobre el ocio infantil 
en la Comunidad de Madrid
Resumen ejecutivo

Introducción
El concepto de ocio está definido en el diccionario con dos acepciones: la primera se refiere a la cesación del trabajo o la actividad y la segunda a la diversión u ocupación reposada, especialmente en obras de ingenio. ¿Sabemos en realidad qué significado otorgan los niños al ocio, siendo que todo su tiempo está dedicado a explorar y aprender, a la vez que todo su empeño se dirige a jugar y divertirse? Aproximarnos a conocer esto ha sido la finalidad principal de esta investigación.
Aunque centrada en los niños, en esta investigación se ha pretendido evitar la presentación del mundo de los niños como un mundo aparte. Los niños viven en el mundo de hoy, y están sometidos a las mismas presiones que el resto de las personas adultas. Sus rutinas diarias, que incluyen tanto el tiempo de trabajo (escolar) como el de no trabajo (tiempo libre o de ocio) guardan relación con los valores predominantes en la sociedad en la que viven, y así podremos ver que se les induce a completar su currículo escolar con actividades extraescolares, que tienen (mayor o menor) acceso al entretenimiento que ofrece la industria del ocio y que, como en el caso de los adultos, ocio y consumo se encuentran en muchas ocasiones unidos en sus prácticas de tiempo libre. Esto está lejos de representar que los niños y niñas no sepan encontrar entretenimiento en las cosas menos costosas. Todo lo contrario, ellos cuentan con una herramienta barata y que emplean a discreción: la imaginación creativa.
El orden de presentación de los temas en este informe arranca con una breve introducción a la historia, el concepto y la sociología del ocio, así como a la consideración del ocio infantil dentro de la sociología de la infancia. Se explica a continuación la metodología aplicada en este estudio, de carácter inductivo y basada en la grounded theory o teoría fundamentada, que se considera apropiada para abordar un aspecto del conocimiento sociológico poco explorado hasta el momento, cual es el de la posición de los niños en relación al ocio. Después se presentan, primero, las opiniones que sostienen los niños y niñas con respecto a su tiempo libre y, a continuación, la visión de los adultos en la que se apoyan sus orientaciones para el ocio. Se intenta por fin hacer una aproximación a una teoría del ocio infantil y se termina con un conjunto de conclusiones de las que se espera que aporten luz y sugerencias para nuevas exploraciones en este campo.

El ocio de los niños ¿paradoja o realidad?
Si históricamente el ocio se concibe y se estudia como opuesto al trabajo, y a los niños no se les reconoce como trabajadores, hablar del ocio de los niños sería una contradicción, una paradoja. Sin embargo, se puede ver que el ocio pensado por y para los niños guarda gran semejanza con el ocio pensado, diseñado y practicado para y por los adultos. La diferencia (y se trata de una diferencia fundamental) está en que el margen de libertad en la decisión y la elección del destino que se da al tiempo de ocio es muy reducido en los niños, ya que siempre está inducido, e incluso impuesto por los adultos.
El ocio es un fenómeno cultural e histórico y se manifiesta de distinta manera respondiendo al estilo de cada época. Según está bien estudiado, la Grecia clásica aportó el concepto del ocio creador, mientras en Roma la idea del ocio se opone a la del negocio –el trabajo- teniendo aquel un papel de descanso regenerador. En la época caballeresca el ocio era ostentación, mientras el puritanismo rechazaba la ociosidad improductiva. Con la llegada de la revolución industrial apareció la necesidad de sustraer tiempo al trabajo. Posteriormente, al evolucionar la sociedad de producción hacia una sociedad de consumo, ese ocio sustraído se fue llenando. El tiempo libre y el ocio, acaban adquiriendo en nuestras sociedades desarrolladas una notable autonomía respecto del trabajo y de cualquier otra instancia social. Se convierten en fun­damento de valores que penetran y transforman otras esferas de la vida cotidiana. El ocio, en definitiva, es un factor de cambio y de evolución social que puede provocar modificaciones en ámbitos como la vida fa­miliar, el trabajo, la participación política y cultural, o la vida religiosa.
Esta evolución afecta sensiblemente al mundo infantil. En las sociedades avanzadas los niños se encuentran entre el no hacer nada y la híper ocupación del tiempo de ocio institucionalizado, que es el dedicado a actividades extraescolares, a lo que hay que añadir la fuerte influencia de los avances tecnológicos en el consumo infantil del tiempo de ocio (Munné, 1992).
Pese a su importancia, así como el juego infantil ha ocupado un gran espacio en los estudios sociales, especialmente en los de corte psicológico, el tema del ocio y tiempo libre de los niños no ha recibido una atención específica. De alguna manera es como si funcionara una asociación mental entre juego y niño y no-trabajo y adulto. Incluso los nuevos estudios de sociología de la infancia, que tienen como rasgos característicos la consideración de los niños como actores y de la infancia como fenómeno social, no han tratado más que de pasada y superficialmente este tema del ocio infantil.
El estudio internacional Childhood as a Social Phenomenon, llevado a cabo en dieciséis países en torno a 1990, incluía el tema del leisure time entre los que deberían ser estudiados en cada lugar. Sin embargo, la mayoría de los informes nacionales no pasaron de constatar la existencia de instituciones y de actividades dedicadas al ocio de los niños. En su resumen final de este proyecto, Jens Qvortrup (1990) habla de las actividades extraescolares de los niños (que en ese momento realizaban aproximadamente el 50% de los niños en los países participantes) como una “espontaneidad programada”, lo que es en sí un término contradictorio, y considera que “voluntario” es un término muy dudoso para las actividades organizadas de los niños fuera del colegio.  El tiempo verdaderamente libre para los niños es el que queda después de cumplidas todas sus obligaciones, y esto aparece como una categoría residual de las actividades de los niños. Otra observación interesante que ofrece este autor se refiere a Noruega, donde se constata la existencia de un tiempo libre autoorganizado de los niños con sus pares en el medio rural y entre las clases trabajadoras, y de una vida organizada externamente entre los hijos de las educadas clases medias urbanas. Considera el autor que esta diferencia está hablando de un cambio histórico fundamental en la infancia.

El objeto de estudio: aproximación al conocimiento del ocio infantil
El objetivo de este estudio requiere un método inductivo mediante el cual a partir del discurso de los niños, padres y prescriptores, se pueda conocer su concepto el ocio.  Así no se parte de hipótesis previas para orientar el estudio, las dinámicas de los grupos de discusión o las entrevistas, o que se apliquen al discurso emitido, sino que sucede al contrario, y es que a partir de lo que ellos cuentan, se deducen los resultados.    
La metodología aplicada tiene por objetivo recoger la diversidad de situaciones y contextos infantiles en el ámbito de la comunidad de Madrid y elaborar así una tipología de espacios donde localizar las unidades de análisis finales, que sean representativas de la diversidad.
Así se ha decidido investigar el discurso de los niños acerca del ocio para lo que se recurre al colectivo de niños primeramente y en segundo termino, al de los padres y los prescriptores implicados en su vida cotidiana.  Es decir, por un lado el discurso de los padres como agentes intervinientes en las decisiones sobre ocio y tiempo libre de la vida de los niños y por otro, el de los prescriptores considerados como los que diseñan sus posibilidades de ocio desde distintos ámbitos de actuación (publico-privado, escolar-extraescolar, etc.). Para ello, hay que considerar las diferencias en los discursos sobre el ocio según una tipología de espacios y niños en función de tres variables:
1.-la mayor o menor presencia de niños en la zona,
2.-las diferencias en el hábitat de residencia y
3.-las diferencias socioeconómicas.  
Zonas sociodemográficas según ámbito territorial y nivel de presencia de niños
Nivel de presencia de niños
Ámbito territorial
BAJA PRESENCIA DE NIÑOS
ALTA PRESENCIA DE NIÑOS
AMBITO Madrid capital
TIPO 2 (Madrid centro)
TIPO 3 (Zona Norte de Madrid municipio)
AMBITO área  metropolitana

TIPO 4 (Municipios de carreteras del noroeste al este y algunos del sur-alrededor de Aranjuez). 
AMBITO de pequeños municipios (resto)
TIPO 1 (pequeños municipios)


Mapa 1.  Presencia relativa de niños en cada una de las secciones censales de la Comunidad de Madrid 2010


FUENTE: elaboración propia a partir de datos del padrón 2010

Cruzando las tres variables mencionadas más arriba con la variable de edad, obtenemos la siguiente tabla de distribución de los grupos de niños participantes:
Distribución de grupos de niños por edades y ámbitos socio urbanísticos

5-7 años
8-10 años
11-13 años
RURAL

1 AMBITO RURAL
1 AMBITO RURAL
CENTRO
1 CENTRO
1 CENTR0

NORTE MADRID
1 CENTRO NORTE MADRID


SURESTE MADRID


1 CENTRO SURESTE M
PERIFERIA NO
1 PERIFERIA NOROESTE
1 PERIFERIA NOROESTE
1 PERIFERIA NOROESTE
PERIFERIA SE
1 PERIFERIA SURESTE
1 PERIFERIA SURESTE
1 PERIFERIA SURESTE

Los grupos de discusión de adultos fueron 6, uno por cada una de las zonas geográficas. La selección de la muestra de adultos prescriptores no respondió a criterios geográficos sino a ámbitos de responsabilidad (sector público, privado o asociaciones).
La técnica utilizada con los grupos de niños y niñas ha sido la entrevista grupal que es una técnica de investigación adecuada para estudiar los procesos de construcción del mundo social que se produce en la infancia. Es una técnica que resulta recomendable en la medida en que respeta el mismo contexto en el que se desarrolla su vida cotidiana, esto es el de sus grupos de pares Rodríguez (2006: 71).
Se quería acceder a los niños en su propio lenguaje y modo de expresión, sin superponer a éste el lenguaje y el pensamiento adulto del investigador. No se ha pretendido cuantificar el número de niños o niñas, o el porcentaje de ellos que realiza tales o cuales actividades en su tiempo de ocio, sino escuchar cómo contaban la idea y las experiencias propias de tiempo libre y las de “otros niños y niñas como ellos”.
Dice Alfonso Ortí (1989) que, en el análisis de la realidad social, nos encontramos con Hechos (acciones humanas o acontecimientos) y con Discursos (relatos que hacen los individuos y grupos). Continúa diciendo este autor que, para ser explicados, los hechos sociales se registran, correlacionan, cuantifican y estructuran. Mientras, los discursos para ser comprendidos se interpretan y se analizan, bien a partir de cualquier texto, o bien mediante la producción de los discursos en situaciones de comunicación controladas (entrevistas abiertas, discusiones de grupo).
En nuestro caso, la producción de discursos se ha buscado a través de la entrevista grupal con niños y niñas, del grupo de discusión con padres y madres y de la entrevista en profundidad con adultos implicados en la planificación, diseño y desarrollo de productos de ocio infantil.
Por último hay que señalar que en este estudio se ha pretendido dar el mayor protagonismo a los niños mismos, no sólo como dadores de información, sino, en la medida en que ellos mismos se han interesado, en cada una de las fases del proceso investigativo. En esta línea hemos contado con un Equipo junior de investigación compuesto por 6 niñas y niños de 11 años, a quienes se propuso que dieran su opinión sobre las preguntas y que valoraran los instrumentos que se pensaban utilizar. La experiencia les resultó tan satisfactoria que pidieron participar más. De este modo se preparó una pequeña batería de preguntas con respuesta abierta que debían aplicar a niños y niñas de su colegio, en las horas del recreo, respondiendo a una muestra pautada que se les había dado. La tercera fase de su participación consistió en el análisis de las respuestas obtenidas.
Los objetivos de la investigación eran los siguientes:
-      El concepto que tienen los niños sobre el juego, el ocio o el tiempo libre. Y asimismo el concepto que sostienen los adultos, sus madres y padres, con quienes a menudo los comparten.
-      Cómo utilizan los recursos de ocio y tiempo libre y cómo les gustaría utilizarlos. Y cuál es también esta visión en los padres.
-      Quién decide dicho uso, cuándo, cómo y en qué temas, reglas y pactos latentes o explícitos entre padres e hijos.
-      Qué diferencias existen entre niños o niñas:
o   En cuanto a sexo y edad.
o   En cuanto al tiempo y espacio.
o   En lo que se refiere a valores expresados o denotados.
o   Según clase social de pertenencia.

El tiempo de los niños es “su” tiempo
En nuestros contactos con los niños y niñas que componen la muestra de este estudio les explicábamos el planteamiento general de la investigación y lo que esperábamos de ellos, como de los demás niños madrileños con los que nos estábamos entrevistando, y asimismo lo que deseábamos conocer, que se concretaba en tres objetivos  generales, a saber: ¿cuál es el concepto de ocio que comparten los niños y niñas? ¿cómo lo usan, esto es, qué hacen, dónde, cómo y con quién? ¿quién decide lo que hacen los niños en su tiempo de ocio? A partir de ahí comenzaban las conversaciones cuyos resultados pasamos a exponer a continuación.
El término “ocio” no forma parte del lenguaje cotidiano de los niños (ni tampoco de muchos adultos, excepción hecha de quienes se dedican, por motivos profesionales, a promoverlo, difundirlo o comercializarlo). Esto no significa que los niños y las niñas carezcan de una noción bastante precisa de su significado y, sobre todo, de las dimensiones que alcanza en sus propias vidas. Incluso los niños más pequeños, aunque desconozcan el término, esto no les impide deslindar lo que es de lo que no es ocio. El término “tiempo libre” es de por sí más claro, o al menos, más autoexplicativo y los niños captan su sentido rápidamente.
En general, los niños y niñas participantes en el estudio parecen compartir dos o tres criterios básicos sobre lo que es el ocio (o el tiempo libre) y a partir de ahí clasifican las actividades de su vida diaria, en ocio o no ocio. Del mismo modo, a partir de una definición general de lo que “es” ocio, establecen matices, o señalan condiciones del contexto que pueden hacer que algo que aparentemente es ocio, deje de serlo y, a la inversa, que algo que “por definición” no es ocio, pueda convertirse en algo merecedor de ser incluido en esta categoría. Pasemos pues a conocer cuáles son esos criterios, tal como los expresan los niños y niñas entrevistados.
El ocio, para los niños, es el tiempo libre del que disponen cuando han terminado o han dejado hechas todas sus obligaciones que son, fundamentalmente las que se refieren al trabajo escolar (asistencia al colegio y realización de los deberes o tareas en casa). Las condiciones para que ese tiempo de no-trabajo sea verdaderamente libre y de ocio son, para ellos:

-      Que sea activo.
-      Que sea voluntario.
-      Que sea libre.
-      Que sea divertido.
Lo que hacen los niños en su tiempo libre
La palabra que surge de forma más espontánea entre los niños y niñas cuando les proponemos hablar de lo que tanto ellos como los demás chavales de su edad hacen en su tiempo libre es JUGAR. Jugar a…, jugar con…, jugar en…, el juego como actividad preferida ocupa el mayor espacio en la vida diaria de los más pequeños (5 a 7 años) pero también en los medianos de nuestra muestra (8 a 10 años) y solo empieza a decaer entre los preadolescentes (11 a 13) para dejar paso al ESTAR CON los amigos, principalmente.
Las actividades que niños y niñas realizan se han podido clasificar en cuatro tipos:
  • Actividades sedentarias
Hemos clasificado como tales las que comportan una baja proporción de actividad física. Entre ellas se encuentran las que tendrían un carácter cultural o artístico (ir al cine, al teatro, dibujar, pintar, leer, escuchar música o interpretar con un instrumento musical) las que comportan el manejo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (videojuegos, chats, Internet) o la televisión, y las contemplativas (descansar, no hacer nada o dormir), todo ello además de las que consisten, sencillamente, en jugar, a juegos existentes (como los juegos de mesa) o inventados, solos o, mejor, en compañía.
  • Actividades movidas
El puesto principal, en el grupo de actividades que representan ejercicio físico o movimiento, lo ocupan los deportes. Por un lado, el deporte es identificado, sin ningún género de dudas, como actividad propia del tiempo libre. Por otro, los niños hablan de su propia dedicación al deporte en múltiples modalidades. Después hay otra actividad preferida en la que no se observan diferencias por sexo, clase social y apenas tampoco por edad, que es la de jugar al aire libre, en el parque, en la plaza o en cualquier otro espacio abierto. Se juega a la pelota, al escondite, al pilla-pilla, a la comba, en el columpio, o a otros juegos diversos inventados por niños y niñas mismos.
  • Actividades relacionales
En sus conversaciones en los grupos, los niños y niñas participantes en el estudio han identificado el tiempo libre como un tiempo propicio para relacionarse con otras personas y asimismo para ser disfrutado en compañía. La compañía preferida según ellos, es la de la familia y, después, la de los amigos. De esta manera, expresan sin dudarlo que hablar con tu padre es tiempo libre, o bien que, antes que tener actividades extraescolares, les gusta estar en casa, con mi hermano, mi padre y mi madre, o pasar tiempo con los abuelos que son muy divertidos, a la vez que recuerdan que mi tío una vez me llevó en moto o que una vez con mi prima inventé un juego. Los amigos son los compañeros de juego para los más pequeños, se “juega con” ellos. Más adelante, “estar con” los amigos hablando, comprando chuches, comiendo pipas, se convierte en una actividad de ocio en sí misma.
  • Actividades colaborativas
En su tiempo libre los niños también colaboran en la realización de tareas domésticas o en la atención de los niños más pequeños o en el cuidado de los animales. Así lo han referido, tanto algunas niñas y niños participantes en los grupos.
Tiempos de ocio
Los tiempos de ocio para los niños están claramente diferenciados en tres bloques: el de los días de diario, el de los fines de semana y el de las vacaciones. La identificación de estas etapas con el ocio, el tiempo libre o la diversión va disminuyendo en intensidad cuando se pasa de las últimas a los segundos y de estos a los días de entre semana.
Espacios para el ocio
Dado que para los niños y niñas el ocio o tiempo libre es una actividad voluntaria, libre, divertida y activa, casi se podría decir que resulta ubicuo, es decir, que los niños serían capaces de disfrutar del ocio en cualquier lugar, siempre que lo que hagan reúna esas condiciones básicas. Sin embargo, las características físicas del entorno en el que vivan y en el que se desarrolle, sobre todo, su vida cotidiana, van a tener una gran influencia en el tipo de ocio del que disfruten.
Decisiones sobre el ocio
Las niñas y niños participantes en este estudio coincidían en opinar que una de las condiciones para que una actividad sea considerada como ocio es que no esté obligada o impuesta. La cuestión entonces era saber en que marco de libertad de elección se estaban manejando, cómo pensaban que se toman las decisiones y cómo creían que deberían tomarse.
Se entiende que el del ocio y tiempo libre es un ámbito que los adultos consideran menos trascendental que otros que atañen a cuestiones fundamentales, como podrían ser los relativos a la salud o a la educación. Un ámbito que, además, está destinado a que los niños disfruten, con unas actividades que, en ocasiones, cuestan dinero, por todo lo cual no resulta superfluo tratar de asegurarse el éxito dejando que los niños expresen sus gustos respecto a las mismas. Todo ello convierte el tema del uso del ocio y tiempo libre en un campo privilegiado para la negociación.
A través de sus intervenciones en los grupos y de sus respuestas a las entrevistas individuales se observa que los niños se decantan hacia tres grupos de opiniones: a) que deciden los padres; b) que deciden ellos mismos y c) que deciden a medias. Lo que importa aquí no es saber cuántos sostienen cada una de las opiniones, sino cómo la explican o cómo justifican la respectiva situación y asimismo, cómo indica esto el tipo de relaciones (de más a menos democráticas o compartidas) que se dan dentro de las familias.

El discurso adulto sobre el ocio de los niños
Los mismos tres temas generales que se les plantearon a los niños y niñas fueron los que se propusieron a las madres y padres participantes en los grupos y asimismo a quienes fueron entrevistados en su calidad de personas que actúan como responsables de la organización de actividades de ocio y tiempo libre para los niños, desde distintos ámbitos y niveles de responsabilidad. Estos fueron, por lo tanto: qué es el ocio infantil, cómo se utiliza y quién decide acerca del mismo.
Los discursos producidos en las situaciones grupales o en las entrevistas tienen algunos puntos en común, mientras que difieren en otros. Dichos discursos confluyen en que ambos hablan como adultos que miran hacia los niños con la mejor voluntad de conseguir proporcionarles lo mejor para ellos, si bien, desde su propio punto de vista. Y precisamente el punto de vista es lo que marca la diferencia entre unos y otros, así como también las que se dan dentro del respectivo grupo.
El punto de vista de los padres se muestra más próximo al de los niños, aparece con cierta frecuencia autocrítico y desde luego cargado con la responsabilidad de responder a lo que (entienden) que socialmente se espera de ellos como padres, así como con la tensión de ajustarse bien al modelo de madre o padre que ellos mismos, o su entorno social, consideran el adecuado. Y aquí es donde aparecen las diferencias internas en este grupo, donde se ponen de manifiesto los distintos estilos de parentalidad que los diferentes participantes en los grupos sostienen.
Los prescriptores, a veces, hablan también como padres, pero en este caso tratando de generalizar lo que es bueno para los niños a partir de su propia experiencia. Como adultos tienen claro dónde se encuentra el poder en las relaciones con los niños. Desde esas dos seguridades, reforzadas por su saber especializado (de carácter profesional o basado en la experiencia) diseñan proyectos de ocio y tiempo libre para los niños y niñas que se llevan a cabo en distintos ambientes, desde los programas municipales dedicados a la infancia, a los que promueven las asociaciones de madres y padres o los propios centros educativos; desde los que tienen una finalidad eminentemente lúdica, a los que combinan lo lúdico con lo educativo o los que tienen por finalidad la prevención de situaciones de riesgo social.
El discurso de los padres (mejor decir, de las madres) está muy polarizado en torno al qué hacer para llenar el tiempo libre de los niños. Esto llega a ser una obsesión, como algunos de ellos reconocen. De este modo, después de hacer una aproximación al concepto de ocio en general y a lo que éste significa en particular cuando se refiere a los niños, todos los grupos se dedican a comentar sus estrategias, sus dificultades, o las facilidades que encuentran para lograr su objetivo. Aparecen, atravesando el discurso, todo un conjunto de referencias a las relaciones entre padres e hijos en torno al uso que unos y otros quieren, pueden o deben hacer de su tiempo libre, tema que se convierte en un extraordinario campo para la negociación entre ambos. Un campo donde aflora la autonomía (tolerada, reprimida o estimulada por los adultos y reclamada paulatinamente por los niños) así como los sentimientos, las racionalizaciones de los padres y los procesos de ajuste entre los intereses de unos y otros, los cuales quedan reflejados en todo lo que se refiere a la toma de decisiones sobre la utilización de su tiempo libre por parte de los niños.
El discurso de los prescriptores resulta ser ciertamente prescriptivo, en el sentido de que, a partir del diagnóstico particular que hacen sobre lo que entienden como realidad presente del ocio infantil, formulan sus ideas de lo deseable o adecuado para los niños en su tiempo de ocio y lo ponen en práctica a través de programas propios.


6. Hacia una teoría del ocio infantil
El concepto de ocio que manifiestan las niñas y niños participantes en el estudio no difiere mucho de la que, durante años, ha sido la definición más aceptada de ocio:
«El ocio es un conjunto de ocupaciones a las que el individuo puede entregarse de manera totalmente voluntaria, sea para descansar, sea para divertirse, sea para desarrollar su información o su formación desintere­sada, su participación social voluntaria, tras haberse libe­rado de sus obligaciones profesionales, familiares y sociales» Dumazedier (1967)
Incluso incorporan, como lo demuestran sus menciones a actividades colaboradoras en la familia, las teorías más recientes sobre un ocio humanista, colaborador, dedicado voluntariamente al bienestar de los demás.
Los principales condicionantes para disfrutar de su tiempo de ocio emanan, por un lado de una circunstancia que es común con el resto de las personas, esto es, del tiempo, del tiempo suyo y del de sus padres. También del espacio, o de los espacios para el ocio disponibles, accesibles, tanto desde el punto de vista físico (cercanos y sin barreras) como económico y también seguros. Pero, por otro lado, las niñas y niños se encuentran con condicionantes que son específicos y van aparejados a su condición de personas menores de edad y limitan su autonomía. El miedo, como factor que se alimenta en el imaginario colectivo y pesa en la conciencia de sus padres, quienes les consideran, por un lado, confiables, mientras que, por otro, temen el peligro o la sanción social si no se muestran suficientemente responsables.
Aunque el ámbito del uso del tiempo libre se presta al establecimiento de relaciones de intercambio, en las que cada uno pueda negociar con los demás la manera de disfrutar del ocio en común y, desde luego, el modo de emplear el suyo propio, lo cierto es que los niños cuentan poco en la toma de decisiones. Incluso en los estilos familiares más abiertos, los niños y niñas más que decidir “eligen” entre las dos o tres opciones que se les ofrecen (como si les dijeran: “¿carne o pescado?”, aunque, claro, siempre es mejor que cuando les dicen “esto son lentejas” –figuradamente-). Y eligen solamente en asuntos relativamente triviales relativos a su ocio individual ya que, ni en las conversaciones de los niños, ni en las de los padres, ha aparecido ninguna muestra de que los niños participen en decisiones para disfrutar el ocio en familia (alternativa vivamente defendida por algunas madres y algunos prescriptores).




En lo que se refiere al contenido del ocio, hay quizá más convergencias que divergencias entre padres e hijos. Unos y otros coinciden por aproximación en el concepto de ocio de los niños, unos y otros le otorgan la mayor importancia al juego y aquí, hay que decirlo, no solo a que jueguen los niños sino también a “jugar con los niños”. Ambos son muy conscientes de la segmentación del ocio, el que esté troceado en tiempos muy concretos y tasados, y de los efectos segregantes por clase social que puede llegar a producir. Y asimismo coinciden en el gusto por el mismo tipo de espacios: aquellos que evocan mayor libertad de movimientos, sea el “pueblo”, el parque, o la urbanización. Las grandes infraestructuras de ocio también gustan a los niños y niñas, y se deduce que no tienen rechazo de los padres, salvo por el precio, por lo que unos y otros se refieren a visitarlos como acontecimientos extraordinarios.
Coincidencias padres/hijos
Divergencias
  • Concepto de ocio
  • Jugar
  • Segmentación y segregación
  • Espacios preferidos
  • Significados de las “maquinitas”
  • Significado de las extraescolares
  • Significado de lo relacional

Con respecto al ordenador y los videojuegos e incluso con el uso del móvil por parte de las niñas y niños se produce una auténtica “brecha generacional”. Y esto es así no tanto por la diferente habilidad que tienen los pequeños y los mayores en el manejo de las tecnologías, sino por el distinto significado que otorgan a las mismas. Para las niñas y niños el ordenador y los videojuegos son el “superjuguete” de su tiempo, lo de ahora, lo normal. Para los adultos son artefactos hasta cierto punto extraños (es normal que, hablando de los mismos se diga, por ejemplo, “la play esa”) y que desde luego escapan de su control, en cuanto que no forman parte de la experiencia o el conocimiento que, como adultos, piensan que pueden y deben enseñar a los más jóvenes. Esta falta de control real tratan de paliarla con control “físico” haciendo uso de su poder, es decir, controlando el tiempo (otra vez el tiempo) de uso del aparato.
Las actividades extraescolares, desde la perspectiva de los padres, son una oportunidad de aumentar el capital cultural de sus hijas e hijos, y también una manera de conseguir la conciliación entre sus obligaciones laborales y familiares. Para los niños son o un entretenimiento o una imposición, dependiendo de que las identifiquen como una actividad obligada, o no.
Por último, lo relacional tiene un gran significado para los niños y niñas. No solo la relación con los amigos, que, según avanzan en edad, parece que termina ocupándolo todo, sino también la relación con sus padres y con otros familiares. Respecto a estos últimos, es especialmente notable la emoción con la que hablan de sus abuelos los niños extranjeros, aunque también algunos españoles. Y en relación a las madres y los padres, muchas veces se pone de manifiesto lo que les gusta hacer cosas con ellos, jugar con ellos y pasar ratos en su compañía. Un cumpleaños, una visita al zoo, una excursión, un cine, puede recordarse especialmente porque se realizó en compañía del padre o la madre.
La falta de participación de los niños en la toma de decisiones en asuntos que competen a su ocio también se observa en el nivel de las instituciones o entidades destinadas a la promoción y desarrollo del ocio infantil. Entre ellas se han podido distinguir tres modelos, que no son “tipos puros” sino esquemas de planteamiento que pueden ser más dominantes o menos, según las circunstancias:
a)    Enfoque centrado en los niños: con finalidad integral, relacional y lúdica.
b)    Enfoque preventivo: el ocio como herramienta para acercarse a los niños y como herramienta también reeducadora.
c)    Enfoque comercial o de servicios: prevalece lo lúdico, está segmentado según clase social y “comprende” la necesidad de los padres de conciliación.
Terminamos con este tema porque la participación parece estar en la base de una forma de tratar a los niños más centrada en ellos mismos y en sus propios intereses, que saben identificar bien por sí mismos, sin los conflictos sobre su “superior interés” que suelen mostrar los adultos.


7. Conclusiones

.-  El estudio ofrece una imagen  de los  niños alejada de los clichés convencionales con las que se acostumbra a pensar en ellos.
.- Viven en la sociedad de consumo, pero no es consumir lo que más les interesa, sino divertirse y relacionarse.
.- Por ese camino acceden al conocimiento de aquellas cosas del mundo que les rodea que les interesan y les resultan atractivas.
.- Separan claramente obligación de ocio, lo que hace que su relación con las actividades extraescolares sea conflictiva.
.- Saben divertirse, y para hacerlo utilizan tanto lo nuevo (tecnologías) como lo viejo (juegos tradicionales) además de su imaginación creativa.
.- Se encuentran fuertemente limitados para poder disfrutar de su ocio en su tiempo libre:
·         Por los “deberes”, las obligaciones escolares, que les persiguen desde su más temprana edad.
·         Por las limitaciones de tiempo que tienen sus padres.
·         Por la presión social para convertir toda actividad suya “presente” en beneficio “futuro”.
.-  Muestran una notable homogeneidad en sus gustos, independientemente del espacio en que viven y la clase social de referencia.
.- Las diferencias están en aquello de lo que llegan a disfrutar, donde la distinta capacidad económica de sus padres, o la existencia o ausencia de recursos públicos de ocio se hacen muy patentes.
.- Las niñas y niños cuentan poco en las decisiones sobre su tiempo libre. A menudo sus verdaderos gustos son ignorados por unos padres bien intencionados que intentan a la vez aproximarse a ellos y cumplir con el papel que socialmente se atribuye a los padres y por unos adultos empeñados en “conducirlos” por el camino que a ellos les parece más adecuado y conforme a las normas.

Referencias
Dumazedier, J. (1967)Towards a Society of Leisure. New York: Free Press.
Munné, F. y Codina, N. (1992) “Algunos aspectos del impacto tecnológico del consumo infantil del ocio”, en Anuario de Psicología 53, 114-125.
Ortí , A. (1989) “La apertura y el enfoque cualitativo o estructural: la entrevista abierta y la discusión”, en M. García Ferrando et al. El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investigación. Madrid: Alianza Universidad.
Qvortrup, J. (1990) Childhood as a Social Phenomenon- An Introduction to a Series of National Reports. Viena: European Centre.
Rodríguez, I. (2006) “Redefiniendo el trabajo metodológico cualitativo con niños: el uso de la entrevista de grupo aplicada al estudio de la tecnología”, en Empiria, Nº 12, 65-88.