Un millón de niños en situación de pobreza se quedarán sin acceso a las becas de comedor este curso

Las ayudas para financiar el comedor escolar apenas llegan al 13% de la infancia cuando casi el 35 % se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión, según el último informe de Educo.



Público

MARÍA MARTÍNEZ COLLADO

05/09/2024




Vuelta al cole en un colegio de la Comunitat Valenciana.  Jorge Gil / Europa Press


Las cuentas no salen. Si cerca del 35% de los menores vive en en riesgo de pobreza y exclusión social en nuestro país, es decir, no pueden permitirse comer carne ni siquiera una vez cada dos días o hacer varias comidas nutritivas en una misma jornada; pero las becas comedor −que sirven justamente para garantizar que los niños y niñas no sufran problemas de insuficiencia alimentaria− alcanzan apenas al 13% del alumnado... ¿Qué se supone que ocurrirá con el resto?


Cada inicio de un nuevo curso escolar, hasta 1.200.000 familias que sufren una situación de extrema vulnerabilidad esperan soluciones que parecen no llegar, y este año no será diferente. Según el último informe publicado por Educo, más de 1,2 millones de familias con hijos menores de 18 años tienen dificultades para llegar a fin de mes, mientras que un millón de niños se quedarán sin acceso a las becas de comedor este curso.


Las cifras confirman, así, que los esfuerzos realizados para ampliar el alcance de estas ayudas, que en muchos casos no garantizan siquiera la gratuidad, sino la reducción de la cuantía, siguen siendo insuficientes. El informe denuncia que el coste del comedor escolar puede suponer hasta el 16% de los ingresos de una familia en riesgo de pobreza, un porcentaje insostenible para la estabilidad económica de estos hogares.


Las cuentas no salen. Si cerca del 35% de los menores vive en en riesgo de pobreza y exclusión social en nuestro país, es decir, no pueden permitirse comer carne ni siquiera una vez cada dos días o hacer varias comidas nutritivas en una misma jornada; pero las becas comedor −que sirven justamente para garantizar que los niños y niñas no sufran problemas de insuficiencia alimentaria− alcanzan apenas al 13% del alumnado... ¿Qué se supone que ocurrirá con el resto?


Cada inicio de un nuevo curso escolar, hasta 1.200.000 familias que sufren una situación de extrema vulnerabilidad esperan soluciones que parecen no llegar, y este año no será diferente. Según el último informe publicado por Educo, más de 1,2 millones de familias con hijos menores de 18 años tienen dificultades para llegar a fin de mes, mientras que un millón de niños se quedarán sin acceso a las becas de comedor este curso.


Las cifras confirman, así, que los esfuerzos realizados para ampliar el alcance de estas ayudas, que en muchos casos no garantizan siquiera la gratuidad, sino la reducción de la cuantía, siguen siendo insuficientes. El informe denuncia que el coste del comedor escolar puede suponer hasta el 16% de los ingresos de una familia en riesgo de pobreza, un porcentaje insostenible para la estabilidad económica de estos hogares.


Solo el 16,7% de los centros públicos de ESO cuentan con comedor escolar y menos del 3% del alumnado asiste a estos servicios


La situación es aún más crítica en la Educación Secundaria. Solo el 16,7% de los centros públicos de ESO cuentan con comedor escolar y menos del 3% del alumnado asiste a estos servicios. La falta de infraestructura adecuada para los adolescentes se traduce en una alimentación deficiente y en un impacto negativo en su desarrollo físico y emocional.


El contexto, no obstante, no es el mismo en todas las comunidades autónomas, a falta de un enfoque coherente y equitativo a nivel nacional. Mientras que en la Comunitat Valenciana y el Euskadi más del 80% de los alumnos de Primaria asisten al comedor escolar, en regiones como Balears, Extremadura o Murcia, la cifra apenas alcanza el 20%.


Solo el 36% de las familias que piden las becas logran obtenerlas


Es por ello que, un septiembre más, Educo ha lanzado una campaña para visibilizar esta problemática, instalando neveras vacías en la plaza del Callao de Madrid como símbolo contundente de la inseguridad alimentaria que enfrentan tantos niños y adolescentes en España. La ONG exige la inclusión en los Presupuestos Generales del Estado para 2025 de una línea de financiación específica para ampliar las ayudas de comedor.


En los últimos tres años, la cesta básica de la compra ha aumentado casi un 40%, lo que hace que más de 550.000 niños no puedan comer carne, pollo o pescado cada dos días. Y, a pesar de ello, solo el 36,3% de las familias que solicitan las becas logran obtenerlas, lo que deja a la mayoría sin el apoyo necesario para asegurar una buena alimentación de sus hijos.


Frente a ello, Educo aboga por un sistema universal y gratuito de comedores escolares, que asegure que todos los niños y adolescentes, independientemente de su situación económica, tengan acceso a una alimentación adecuada. La organización recuerda que el comedor escolar no solo es un lugar para comer, sino un espacio protector y de socialización esencial para el desarrollo integral de los menores. Sin una intervención decidida, sin embargo, sus opciones son escasas. 

¿Deben votar los niños?. Entendiendo el debate. Unicef

Los debates sobre la reducción de la edad para votar han ido ganando fuerza. 1 
Los defensores sostienen que la reducción de la edad para votar 
satisface los derechos políticos y civiles de los niños, 
mientras otros expresan inquietudes sobre la madurez de pesonas más jóvenes 
para tomar decisiones políticas informadas. 2

UNICEF/Adriane 

Edad para votar en el mundo

En la mayoría de los países y territorios ( alrededor del 90 por ciento ), la edad para votar es de 18 años o más. En el siglo XX, las edades para votar y participar en política se redujeron progresivamente a medida que el derecho al voto se extendió a las mujeres, los analfabetos y otros grupos. Una primera ola de países redujo la edad para votar a 16 años en la segunda mitad de ese siglo en América Latina, y una segunda ola comenzó a principios de la década de 2000, principalmente en los países europeos.

En la actualidad , los países y territorios en los que los niños de 16 y/o 17 años pueden votar en todas las elecciones incluyen Argentina, Austria, Brasil, Cuba, Ecuador, Guernsey, Grecia, Indonesia, Isla de Man, Jersey, Nicaragua, Corea del Norte y Timor-Leste. 
Algunos países y territorios permiten a los jóvenes de 16 o 17 años votar en al menos algunas elecciones, como las elecciones locales o estatales, como en Estonia, Alemania, Israel, Puerto Rico, Escocia y Gales. 
Los niños de 16 años en Bélgica, Austria, Alemania y Malta, y los de 17 años en Grecia pueden votar en las  elecciones europeas. En los  EE. UU., los jóvenes de 17 años pueden votar en las primarias presidenciales o del Congreso o en los caucus de los partidos en algunos estados si cumplen 18 años antes de las elecciones generales.

Desde principios de la década de 2000,  algunos países alrededor del mundo han visto iniciativas legales y campañas para reducir la edad para votar, incluidos  Chile ,  Francia ,  Alemania y  España ; la mayoría no tuvieron éxito.


Argumentos a favor y en contra de la reducción de la edad para votar

El voto es un medio fundamental a través del cual los ciudadanos dan forma a los gobiernos que los sirven. Los principales tratados de derechos humanos garantizan el derecho al voto mediante el sufragio “ universal  e igualitario ” (es decir, entre los gobernados, una persona, un voto), en particular el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 25. Los instrumentos de derechos humanos no establecen límites de edad para votar y los derechos deben ejercerse “ sin distinción de ningún tipo ” basada en características o estatus personales, incluida  la edad . El trato diferenciado, para que no constituya discriminación, debe tener una base “razonable y objetiva”, según  el derecho  internacional ; si las capacidades desarrolladas de un niño coinciden con las de un adulto, la exclusión del derecho al voto puede ser cuestionada.

Si bien no menciona específicamente el derecho al voto, la Convención sobre los Derechos del Niño reconoce el derecho del niño a expresar libremente su opinión en “todos los asuntos que afectan al niño”, y añade que esas opiniones deben tenerse debidamente en cuenta, de acuerdo con su edad y madurez (artículo 12). La Convención también consagra una serie de derechos civiles y políticos que deben complementar y no reemplazar los derechos consagrados en acuerdos anteriores.

En la actualidad, en la mayoría de los países, sólo una quinta parte de los adolescentes tienen derecho a votar (los de 18 y 19 años), pero constituyen  el 16% de la población mundial . Esto niega en la práctica a una gran proporción de adolescentes el derecho a participar en la vida política y pública. Conceder el derecho a votar, al menos a los niños mayores, es una señal de que las sociedades están comprometidas con la aplicación de la Convención, escuchando sus opiniones y valorando sus aspiraciones. 

Un número considerable de expertos afirman también que un joven de 16 años tiene suficiente capacidad cognitiva y de pensamiento crítico para tomar decisiones políticas de forma independiente.

Los argumentos más comunes contra la reducción de la edad para votar giran en torno a las capacidades de los adolescentes. Algunos sostienen que carecen de la capacidad cognitiva necesaria para votar, que no están lo suficientemente informados o comprometidos políticamente como para justificar su voto o que son demasiado vulnerables a la manipulación. Sin embargo, investigaciones recientes, en particular en los campos de la neurociencia y la psicología, están redefiniendo la comprensión de "las capacidades evolutivas del niño". 3, 4

Si bien existe un debate sobre la relación entre el desarrollo adolescente y la capacidad de tomar decisiones en ciertos entornos (como en condiciones de alta presión o carga emocional), una proporción significativa de científicos en el campo del desarrollo neurológico han sostenido que reducir la edad para votar está en consonancia con  la evidencia actual sobre el desarrollo cerebral adolescente 5 . Un número considerable de expertos también  afirma que un joven de 16 años tiene suficientes capacidades cognitivas y de pensamiento crítico para tomar decisiones políticas de forma independiente.

Otros señalan la susceptibilidad de los adolescentes a la influencia y manipulación externas en el contexto de la votación, pero se necesitan más investigaciones para evaluar esta vulnerabilidad en comparación con los adultos. Esto también se aplica a la vulnerabilidad a la información errónea o desinformación, donde la evidencia es mixta. Algunas  fuentes sugieren que los votantes mayores son más propensos a compartir dominios de noticias falsas en comparación con los votantes más jóvenes. Al mismo tiempo,  la investigación de UNICEF mostró que los niños informaron sentirse incapaces de juzgar la veracidad de la información que encuentran en línea.

Numerosas investigaciones en el campo de las ciencias sociales indican que los votantes de todos los grupos, edades y niveles educativos suelen basar sus decisiones políticas en lealtades, identidades e influencias de pares, más que en intereses puramente políticos o en la consideración objetiva de plataformas políticas. Al votar, los adolescentes se ven influidos por una serie de factores, pero también lo están los adultos.

Algunos estudios han demostrado que los adolescentes de mediana edad tienen niveles similares de conocimiento político que los adultos más jóvenes.  En Brasil , donde los jóvenes de 16 años pueden votar pero el voto obligatorio está limitado a los mayores de 18, los niveles de conocimiento político y consumo de medios son indistinguibles entre los mayores y los menores de 18 años. De manera similar, cuando la edad para votar se redujo de 18 a 16  en Austria en 2007, se encontró que los jóvenes de 16 y 17 años estaban tan bien informados como los de 18 a 21 años.

A la hora de votar, los adolescentes se ven influidos por una serie de factores, pero también lo están los adultos.

En la actualidad , los requisitos de nivel educativo y de conocimientos políticos  no constituyen barreras para el derecho al voto de los adultos en la mayoría de los países del mundo y, por lo tanto, tampoco deberían obstaculizar el acceso al voto de los adolescentes. Al mismo tiempo, un electorado bien informado fomenta un entorno democrático más dinámico y afecta a la calidad de los debates políticos. Como ha señalado el  Comité de los Derechos del Niño , que ha elogiado a Nicaragua y Austria cuando estos países redujeron la edad para votar, los esfuerzos por dar derecho al voto a los niños deben ir acompañados de inversiones en iniciativas que empoderen a los adolescentes para que cumplan con sus responsabilidades como ciudadanos activos, incluso mediante la educación cívica y en derechos humanos.

Muchos también señalan los bajos niveles de compromiso político de los jóvenes , pero la evidencia es matizada. Es cierto que  la participación electoral ha ido disminuyendo con el tiempo y es menor entre los grupos más jóvenes. Sin embargo, existen diferencias significativas entre regiones y  muchos factores contribuyen a esta tendencia, incluido el hecho de que los votantes jóvenes tienen vidas menos estables, carecen de familiaridad con el proceso de votación, enfrentan desafíos logísticos para votar y pueden no identificar a los candidatos que representan sus intereses.

Al mismo tiempo, los jóvenes no son apáticos. Muchos participan activamente en la vida cívica a través de mecanismos informales como el activismo,  las protestas y las peticiones. Sienten pasión por los desafíos críticos que enfrentan nuestras sociedades y esperan respuestas rápidas y tangibles que algunos países no han podido ofrecer. 6

De hecho, las investigaciones han demostrado que ampliar el derecho al voto entre los adolescentes tiene el  potencial de generar un mayor interés político, ya que votar es un comportamiento habitual y los votantes jóvenes que votan por primera vez  tienen más probabilidades de volver a votar en elecciones posteriores. Un  estudio de los cinco países latinoamericanos que han reducido la edad para votar a los 16 años mostró que la concesión del derecho al voto tuvo un impacto significativo en la confianza en los parlamentos y partidos políticos.

Además, la concesión del derecho al voto a los niños podría tener consecuencias, ya que el voto afecta a las leyes, las prioridades políticas y las asignaciones presupuestarias. Por ejemplo, en Estados Unidos, un estudio sobre el registro previo (el registro de personas antes de que sean elegibles para votar) concluyó que promovía una mayor participación de los jóvenes y que los políticos eran más receptivos a cuestiones que importan a los jóvenes, como el aumento del gasto en educación.

Las investigaciones han demostrado que ampliar el derecho al voto de los adolescentes tiene el potencial de inculcar un mayor interés político.

Por último, algunos sostienen que los niños no necesitan votar porque con el tiempo se convertirán en adultos y, por lo tanto, en votantes, o que sus padres ya representan sus intereses. Sin embargo, este argumento no sólo no reconoce a los niños como titulares de derechos iguales a los adultos, sino que también va en contra del principio de  equidad intergeneracional.  Mientras que los menores de 18 años están actualmente excluidos en la mayoría de los países, los adultos pueden votar sin límites máximos de edad. Esto crea un  sesgo inherente , es decir, sistemas políticos que favorecen a un electorado de mayor edad y actúan en contra de la formulación de políticas con visión de futuro. Sin embargo, son los niños los que más tiempo tienen para vivir con políticas y leyes. En un momento en que las principales crisis que afectan al mundo requieren una reflexión a largo plazo, fijar una edad para votar de 16 años cumpliría con el imperativo ético de permitir que algunos de los más afectados por las decisiones gubernamentales (es decir, aquellos con la mayor esperanza de vida) tengan voz y voto en la toma de decisiones.

Oportunidades y riesgos

Reducir la edad para votar a los 16 años ofrecería oportunidades para promover los derechos civiles y políticos de los niños. Presentaría el voto como un derecho en sí mismo y un medio para fortalecer las instituciones democráticas, mejorar las políticas para los niños y promover la equidad intergeneracional.

Pero defender una edad mínima para votar también conlleva riesgos.

La promoción de los 16 años como edad mínima para votar podría desencadenar un debate sobre la reducción de los umbrales de protección de la infancia. Los países imponen diferentes umbrales de edad para distinguir los derechos y responsabilidades de los niños de los de los adultos: para la responsabilidad penal, el derecho a conducir, beber alcohol, fumar, casarse, servir en el ejército, etc. Estas inconsistencias son difíciles de corregir y no reflejan el derecho de los derechos humanos ni la evidencia científica. Sería importante garantizar que la reducción de la edad para votar no se equipare a una justificación para reducir otros umbrales. Conceder el derecho al voto a los adolescentes no significa negar las vulnerabilidades potenciales de los niños en otras instancias. Por lo tanto, cualquier defensa del sufragio adolescente debería aclarar las preocupaciones de protección e invertir en un debate basado en la evidencia.

Algunos sostienen que la incorporación de un número significativo de votantes jóvenes al electorado podría alterar la dinámica electoral y favorecer a uno u otro partido político, pero para confirmar esta preocupación se necesitan más investigaciones. Normalmente, los argumentos que enmarcan el debate sobre los límites de edad para votar o la concesión de derechos a nuevos grupos como una cuestión política son antidemocráticos: basan la votación en cálculos políticos en lugar de en su valor como derecho humano. Además, los adolescentes como grupo no suelen ser encuestados, por lo que no es posible saber qué piensan sobre cuestiones políticas ni anticipar hasta qué punto su voto se inclinará hacia la derecha o hacia la izquierda. Tampoco está claro hasta qué punto la participación política informal de los adolescentes ya configura las decisiones políticas.

Por último, cambiar la edad para votar requiere una acción legal que puede dar lugar a un proceso largo y polémico. Las organizaciones que se dedican a la promoción de este tema también podrían ser percibidas como motivadas políticamente. Sin embargo, las campañas globales impulsadas desde abajo, lideradas por organizaciones de derechos de los jóvenes o de los niños, pueden ser vistas como más legítimas y no partidistas.

Conclusión

La Convención sobre los Derechos del Niño reconoce que los niños tienen derechos civiles y políticos. Además, el Comité de los Derechos del Niño ha afirmado reiteradamente que, a medida que sus capacidades evolucionan, los niños tienen derecho a mayores niveles de responsabilidad, capacidad de acción y autonomía en el ejercicio de sus derechos. El Comité también ha reconocido que, para empoderar a los niños a fin de que participen en la vida política, se les debe apoyar con medidas que garanticen que estén bien informados y preparados para emitir su voto.

Sigue siendo fundamental que toda defensa del sufragio adolescente se base en pruebas y que incluya una participación significativa de los adolescentes. También se necesitan más pruebas en varias de las áreas analizadas anteriormente, incluida la forma en que la cuestión de la edad para votar se relaciona con otras cuestiones de empoderamiento, como el acceso a la información pertinente y la vulnerabilidad a la manipulación, las cuestiones relacionadas con la evolución de las capacidades del niño, así como el acceso de los niños a desempeñar un papel en el ámbito político como una cuestión de sus derechos humanos.

Notas
1. El Departamento de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz – División de Asistencia Electoral (EAD), en su calidad de centro de coordinación de las cuestiones electorales en el sistema de las Naciones Unidas, considera que los Estados miembros no tienen obligación, en virtud del derecho internacional, de fijar una edad específica para votar o presentarse como candidato. Por consiguiente, los informes del Secretario General de las Naciones Unidas que abordan esta cuestión, incluido más recientemente el documento  Nuestra agenda común , no formulan recomendaciones a los Estados miembros para que reduzcan esos requisitos de edad en términos específicos. Más bien, estos informes hablan de alinear la edad mínima para votar con la edad para presentarse como candidato a las elecciones, que a veces es más alta que la edad para votar. De manera similar, el Enviado del Secretario General de las Naciones Unidas para la Juventud y la  Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos han pedido a los Estados que cierren la brecha entre la edad mínima para votar y la edad de “candidatura”, a fin de garantizar que los jóvenes a los que se les permite votar también puedan presentarse como candidatos y ser elegidos, aumentando así la representación de los jóvenes en la política. Estos informes no abordan las situaciones en las que los niños pueden votar. Sin embargo, dada la posición sobre los requisitos de edad específicos, un representante de EAD ha explicado que es muy poco probable que la Secretaría aplique la recomendación sobre la alineación de la edad a situaciones en las que los niños (mayores de 16 años) pueden votar. La candidatura a un cargo también plantea una serie de preocupaciones en materia de protección de los niños que no participan en la votación. Por lo tanto, la edad de elegibilidad para postularse a un cargo no se aborda en esta nota. 
2. En este documento se hace referencia a los “niños” como individuos menores de 18 años; a los “adolescentes” como aquellos de 10 a 19 años, aunque a menudo nos centramos en los jóvenes de 16 y 17 años; y a los “jóvenes” como personas de 15 a 24 años.
3. UNICEF Innocenti está liderando un grupo de expertos en la actualización de un documento publicado por Innocenti en 2005 sobre cómo entender y aplicar este concepto.
4. Es importante señalar que la neuropsicología no apoya la idea de umbrales de edad arbitrarios y exige evaluaciones más individualizadas de las capacidades relacionadas con la edad en función de los requisitos específicos de un derecho o responsabilidad en particular.
5. Un estudio de 2019 con más de 5000 adolescentes de 11 países de todo el mundo confirmó estos hallazgos, lo que indica que los cambios en la corteza prefrontal dan lugar a dos vías neuronales independientes para la toma de decisiones: una está relacionada con la digestión de la información y el razonamiento, la otra opera cuando las elecciones se toman de manera impulsiva. Tareas como votar y trabajar están relacionadas de manera crítica con la primera vía neuronal, mientras que la conducta delictiva o el consumo de alcohol se relacionan con la segunda.
6. Los equipos de UNICEF para el Desarrollo y la Participación de los Adolescentes (ADAP) en todo el mundo implementan programas para fomentar la participación cívica de los jóvenes en las iniciativas de UNICEF, así como en los procesos dirigidos por los gobiernos. Cada año, elaboran un mapa de esta labor. En 2023, los equipos de ADAP involucraron a más de 21,8 millones de jóvenes (el 52 por ciento, niñas) en 92 países en programas de UNICEF y en iniciativas cívicas como comités escolares, campañas dirigidas por jóvenes o voluntariado.
7. UNICEF ha participado en campañas para la reducción de la edad para votar a nivel de país, entre ellos Argentina, Canadá, Chile, México, Nueva Zelanda/Aotearoa, España y Suiza

Sipinna es el mecanismo para generar política pública que resuelva problemas estructurales que afectan a niñas, niños y adolescentes en México

Planteamientos de la encargada de la Secretaría Ejecutiva (SE) del Sipinna ante el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas en el proceso de sustentación del Sexto y Séptimo Informe combinado de México



GOBIERNO DE MÉXICO

03 de septiembre de 2024





Es relevante que por primera vez el Estado mexicano se presenta ante el Comité de los Derechos del Niño (CDN) de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con un sistema de sistemas de protección integral que abarca a personas servidoras públicas de la más alta jerarquía de los tres órdenes de gobierno, instalado y en funcionamiento en el territorio nacional.

El Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) es el mecanismo colegiado que genera la política pública para atender y resolver los problemas estructurales que afectan a la población de cero a 17 años que vive en el país, pues garantiza que la actividad interinstitucional se realice de manera coordinada, evita repeticiones, contradicciones, y optimiza recursos económicos y humanos dirigidos a este sector.


Así se dirigió Constanza Tort San Román, encargada de la Secretaría Ejecutiva (SE) del Sipinna, adscrita a la Secretaría de Gobernación (Segob), ante el CDN durante el proceso de sustentación del Sexto y Séptimo Informe combinado de México.


Comentó que este sistema de cobertura nacional, que ahora funciona en los 32 estados y 1871 municipios del país, impulsa el nuevo paradigma que considera a este sector de la población como personas sujetas de derecho y ya no más como objetos de protección asistencial.


Frente a observaciones del CDN para que los Estados generen legislaciones ajustadas a la Convención de los Derechos del Niño de la ONU que protejan a esta población etaria, Tort San Román destacó que el país cuenta con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA), que se incorporó al marco jurídico local de las 32 entidades federativas de México siguiendo sus principios.


Añadió que el Programa Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Pronapinna) es el documento rector de la política nacional que mejora la capacidad institucional mediante acciones multisectoriales en campos como la crianza positiva, el diseño de modelos pedagógicos adaptados a diferentes contextos lingüísticos, culturales con perspectiva de niñez y adolescencia, igualdad de género, así como participación de este sector poblacional, protección contra la violencia digital, y programas específicos de atención a poblaciones en situación de vulnerabilidad como la migrante, la que está en situación de calle o en conflicto con la ley, entre otras.


Referente al artículo tercero constitucional, que se reformó en 2011, indicó que fue para dar paso a un nuevo modelo educativo que incorpora el enfoque de derechos humanos e interés superior de la niñez, con sentido social, enseñanza de lenguas indígenas, salud sexual y nuevas tecnologías.


En relación a la población de cero a cinco años de edad, se priorizó la Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia (ENAPI) que articula el acceso de este sector a los servicios de calidad para su desarrollo que garantiza el acceso a los derechos de salud, educación, participación y vida libre de violencia.


En el rubro de ecología y cambio climático, se registran avances como el programa Sembrando Vida con reactivaciones de economías locales, reciclaje y actividades que protegen derechos ambientales de niñas, niños y adolescentes.


El CDN es el órgano de 18 expertos independientes que supervisa la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño por parte de sus Estados miembros; también la de sus protocolos facultativos sobre la participación de niñas y niños en conflictos armados, prostitución y pornografía infantil.


Su labor transforma la vida de este grupo poblacional gracias al seguimiento de cómo se ejecuta el tratado de derechos humanos más ratificado de la historia que motiva a los gobiernos a cambiar leyes y políticas para que más niñas, niños y adolescentes reciban la atención que necesitan e incrementar su participación en las acciones que les involucran.


La delegación mexicana que asistió a la parte presencial en la sede del CDN fue encabezada por la embajadora de la misión de México en Ginebra, Suiza, Francisca Escobar, como representante de la Secretaría de Relaciones Exteriores.


Para más información:

 

La potencia de la infancia

Walter Benjamin, filósofo alemán y crítico de la cultura interpretó la experiencia de la infancia como un elemento fundamental a observar, por la potencia y el profundo valor que podría significar su mirada para orientarnos hacia una recuperación rehabilitadora de la experiencia de lo político.



VOCES

Megan Zeinal

1 septiembre, 2024





…El niño era el jardín más bello
G. Ferro


Así dijo: “donde juegan los niños se halla enterrado un secreto” .Ahora bien, ¿a qué se referirió?


En sus escritos “La literatura infantil, los niños y los jóvenes” destaca en la infancia una cualidad vincular especial a repensar: la capacidad de forjar relaciones sin totalizar la realidad en conceptos que clausuren al otro. Es decir, la capacidad de percibir al prójimo sin reducirlo a sus propias categorías, sin agotarlo en proyecciones. El niño interactua sin concluir al otro a la prefiguración de su experiencia. No lo reduce y se entrega al juego. Quizas porque aún no tiene certezas absolutas o “sabiduría” en términos unilaterales, pero es justamente esta defección la que atrae a Benjamin para reconocerlas como depositarias de la esperanza de redención sociopolítica . El filósofo no renuncia a gozar de ese paraíso “de hadas, papel y magos precisamente porque sabe que hay sepultados potentes signos” que podrían mirarse para el cuidado de una comunidad .


Busca un registro a unas experiencias relacionales honestas alejadas del interés y de la instrumentalidad, cuya clave le resulta aparentemente perdida y olvidada en la costra de los hábitos adultos. La infancia es el lugar “donde las cosas son liberadas de la esclavitud de ser útiles”.El mundo de los niños aparece, en este trasfondo, como el territorio donde se descansa un rato de la “maldición de ser útiles y productivos” . Contra el gesto oportunista y extractivista, los niños entablan la situación dialéctica del juego y la exploración. De múltiples formas buscan aceptar y transformar: para captar las leyes de lo diverso, lo gratuito, lo afectivo en letras, figuras, a los que su fantasía —incansable— parece reservar siempre nuevas combinaciones creativas para integrar. El juego en la infancia es improductivo porque se desvaneces sin convertirse en un objeto de valor, porque su valía misma esta dada por esa condición de improductividad.


Benjamin apreció de la infancia la reivindicación hacia una noción diferente de experiencia distinta a la adulta, porque esta permite dotar la vida relacional de un potencial de redención renovado. Así dice: que la máscara del adulto se llama “experiencia” , y esta máscara es inexpresiva, impenetrable, embotada, siempre igual; el adulto enmascarado es el que ya lo ha experimentado todo, y que por tanto, todo tiene el mismo sabor a sabido . Los niños no solo saben interactuar sin anticiparse, sino que también son capaces de no someter lo compartido al uso instrumental. Exhiben placer y gusto por cultivar estas formas de relación con lo vital. Asisten al libre fluir de las cosas del mundo y las reconocen como tales sin subordinarlas a realidades exteriores, ni sutraerlas a sus conceptos previos. 


De ahí que el filósofo se interese por la colección de “tesoros” infantiles tan invisibilizados, marginados y olvidados por la historia oficial. Porque con ellos, los niños anuncian la diferencia, juegan a ser otros, y nos rememoran la potencia humana que alojamos para mantenernos abiertos a la alteridad y a lo diverso. También nos recuerdan de a no sellarnos definitivamente en nombre de ningún conocimiento. La perdida de la inocencia o de la infancia responde a la perdida de esta mirada y consideración, que no es trivial. En ese sentido, es que su visión ensaya la apertura a un sagrario de la humanidad, pleno de potencias marginadas y hostigadas en nombre de la educación a futuros recursos humanos. Con ellas y por ellas toca rehacer un relato que se dirija de a poco hacia un porvenir más móvil, polícromo e incodificable como es el del ojo de un niño.

Comité de niñas, niños, adolescentes y jóvenes de UNICEF-Colombia defiende los derechos a vivir en ambientes limpios, sanos y sostenibles

En la presentación oficial del Comité de niñas, niños, adolescentes y jóvenes defensores del clima de UNICEF manifestaron que les preocupa el futuro del planeta y la humanidad debido al cambio climático e hicieron un llamado para ser tenidos en cuenta en las decisiones sobre el ambiente.  



Unicef-Colombia

30 de agosto de 2024




El Encano, Nariño. La Laguna de la Cocha, el segundo embalse natural más grande del país, es el escenario escogido para presentar oficialmente el Comité de niñas, niños, adolescentes y jóvenes defensores del clima de UNICEF.  


El comité está integrado por cinco niñas, niños, adolescentes y jóvenes de diversas regiones del país, dispuestos a aportar su talento, liderazgo y entusiasmo para la protección del ambiente y la acción climática. Bajo su liderazgo, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) busca incluir sus ideas, iniciativas, conocimientos y acciones en procesos de incidencia con diferentes actores para garantizar el goce a plenitud de sus derechos a crecer en ambientes, limpios, sanos, y sostenibles.  


Este grupo se consolidó luego de la realización de un mapeo de liderazgos ambientales interesados en fortalecer sus procesos de incidencia en las políticas relacionadas con el cambio climático. El comité está integrado por 2 niñas de 11 y 12 años pertenecientes a comunidades indígenas y afrocolombianas y por 3 niños y adolescentes de 13, 17 y 18 años provenientes de Nariño, Valle del Cauca y Meta, respectivamente. Todos ellos lideran procesos de activismo por la justicia climática y el medio ambiente.  


Durante el evento de presentación, Isaac Luna Betancourt de 13 años y miembro del Comité asesor manifestó “Ya estamos viviendo los efectos del calentamiento global. Vemos la pérdida de la biodiversidad, el aumento del nivel del mar y el incremento de los desastres de origen natural. Nos preocupa porque somos nosotros los que heredaremos el planeta y no estamos siendo tenidos en cuenta en las decisiones que afectan nuestra salud y bienestar”. 


UNICEF promueve la creación de este Comité al reconocer la importancia de incorporar las voces y propuestas de los más jóvenes para hacer frente a la triple crisis planetaria derivada del cambio climático, la contaminación ambiental y la pérdida de biodiversidad. Es un llamado para que las autoridades y actores relevantes de la agenda climática y ambiental del país, incluyan la participación efectiva de la niñez y adolescencia ya que el liderazgo de las nuevas generaciones es clave para reducir las múltiples amenazas contra su supervivencia y bienestar. 


“Nuestro comité asesor nace con el propósito de empoderar a las nuevas generaciones por la defensa del clima y la biodiversidad. Queremos que sus voces sean escuchadas y que se promuevan sus derechos a vivir en un ambiente limpio, sano y sostenibles tal como lo establece la Observación 26 del sobre los derechos del niño y el medioambiente emitida por el Comité de los Derechos de los Niños y las Niñas”, señaló Valentín Estrada, oficial de Cambio climático, ambiente, energía y reducción de riesgo de desastres de UNICEF Colombia.


Durante el evento de presentación al que asistieron autoridades locales, ambientales, de la sociedad civil y la academia del departamento de Nariño, Andrés Julián Moreno de 17 años y miembro del comité asesor manifestó “los jóvenes somos el futuro de la humanidad y del planeta tierra. Nosotros actuamos con el corazón y somos capaces de pensar y hacer lo imposible.  Por eso si hacemos posible que más personas reconozcan la importancia de cuidar y proteger el medio ambiente, podremos vivir una gran vida y el futuro será mejor”.