Manifiesto de las Niñas, Niños y Adolescentes de Cataluña sobre la situación: COVID.19.

Somos el Consejo Nacional de los Niños y los Adolescentes de Cataluña (CNIAC) y, debido a la situación excepcional que estamos viviendo estos días en todo el mundo debido a la pandemia de la Covid-19, 
hemos reflexionado y queremos expresar y dar a conocer la voz los niños y los adolescentes.







Somos  el Consell Nacional dels Infants i els Adolescents de Catalunya (CNIAC) y debido a la situación excepcional que estamos viviendo estos días por todo el mundo a causa de la pandemia de la COVID-19, hemos reflexionado y queremos expresar y dar a conocer la voz de  las niñas, niños y adolescentes. 
  
Nos damos cuenta de que los hechos se cuentan de manera adulta y compleja, dificultando la compresión para las niñas, niños y adolescentes. El Gobierno no nos da respuestas concretas sobre nuestra situación académica y no sabemos cuándo podremos volver a las clases ni cómo sacaremos el curso adelante. Estamos preocupadas por nuestros estudios y con muchas dudas y nos parece que no se tiene en cuenta nuestro punto de vista sobre el confinamiento. 

En la información recibida por parte de los medios de comunicación sobre la COVID-19, las niñas,  niños y adolescentes echamos en falta explicaciones orientadas y adaptadas a los más pequeños. Creemos que la realidad no se refleja correctamente en los medios de comunicación.  

El confinamiento se nos hace largo y pesado. Los adolescentes, niños y niñas sentimos tristeza y angustia sobre qué pasará ya que sentimos que no os estáis fijando en nosotros y hace sentirnos abandonados. Como hemos mencionado antes, hay malestar por nuestro futuro y cómo nos afectará a nuestro curso escolar o a nuestra vida. 

El confinamiento nos trae aspectos negativos. Nosotros compartimos algunas preocupaciones con los adultos y otras que nos son propias. Debido a que no podemos asistir a las clases por la cuarentena, nos vemos obligados a estudiar desde casa. Tenemos una responsabilidad académica mayor que la que teníamos hasta ahora y nos cuesta seguir con nuestros estudios. 
Como no tenemos un adulto que nos explique la asignatura, es una dificultad para nosotros estudiar un tema y entenderlo de la misma manera que lo haríamos si estuviéramos en clase. 
El profesorado está haciendo todo lo posible para ayudarnos, pero muchas veces no entienden la responsabilidad que tenemos las niñas, niños y adolescentes de aprender por nosotros mismos. Eso provoca que nos sintamos angustiados y confundidos. 

Pedimos al profesorado que se cohesione, ya que en esta situación es de vital importancia que usen todos los métodos para ayudarnos a comprender estos nuevos conceptos que nos son difíciles. Remarcar que es necesario que no se aprovechen de que no hay un límite de trabajo. 
A parte, y aunque las clases virtuales son una herramienta clave para seguir con nuestros estudios durante el confinamiento, los profesionales tendrían que tener en cuenta aquellos alumnos que no tienen los recursos esenciales para seguir las clases desde Internet. Pedimos que se los evalúe de una forma distinta y que se comprenda su situación. 

El volumen de trabajo por parte de los centros educativos es también una de nuestras preocupaciones. Creemos que las tareas no están adaptadas a la situación, ya que son enviadas siguiendo la idea de que hay que evaluar como si estuviéramos en clase y no es así. 
No se ha tenido en cuenta que no estamos acostumbrados a trabajar desde casa: un espacio que utilizábamos para desconectar y que ahora hemos convertido en un aula.  

No todo tiene que ser malo: las niñas, niños y adolescentes hemos sacado cosas buenas del confinamiento. Hemos descubierto gustos y aficiones, hemos aprendido a pasar tiempo con nosotros mismos o con nuestras familias. También hay un gran cambio para la Tierra: ha mejorado la calidad del aire y han vuelto a la normalidad muchos ecosistemas. Eso son buenas noticias para las niñas, niños y adolescentes que, como personas preocupadas por el cambio climático, lo celebramos.  

Aunque estamos de acuerdo con las medidas de confinamiento decretadas por el Gobierno, ya que el aislamiento social es la mejor manera de parar el contagio del Coronavirus, sentimos que no se nos ha tenido en cuenta cuando se han aplicado estos controles. Repetimos que no tenemos respuestas de cómo evolucionará nuestro curso escolar y que falta, por parte de los medios de comunicación y el Gobierno, información dirigida a nosotros. También estamos preocupados por la situación de aquellas niñas, niños y adolescentes que viven maltrato doméstico: este confinamiento los está haciendo convivir con sus agresores y parece que las instituciones se hayan olvidado de su sufrimiento;  y también nos preocupa la falta de un protocolo que nos cuente cómo tenemos que actuar las personas confinadas cuando un 
miembro de nuestra familia tiene que estar en contacto con el exterior para ir a trabajar.  

Y para acabar, plantear la siguiente pregunta: si los perros pueden salir de casa porque tienen que moverse, ¿por qué no se aplica la misma justificación en las niñas y niños de edades entre 2 y 6-7 años, para los que moverse es esencial? El confinamiento puede afectar en el desarrollo físico y psicológico de los más pequeños y, tal y como se ha contemplado en los perros y siguiendo siempre los protocolos de seguridad, hay que velar por su salud. 

Sentimos la muerte de todas aquellas personas que han sido contagiadas por el virus y queremos dar el pésame a todas sus familias y amistades. 

Por último, nos gustaría agradecer el trabajo que está haciendo el personal sanitario y todos los científicos e instituciones que luchan para frenar la COVID-19. Somos conscientes de que gracias a vosotros podemos seguir tirando para adelante.
  
Finalmente, damos las gracias a todas las niñas, niños, adolescentes y sus familias que estáis respetando el confinamiento, ¡sois muy valientes!.
   

Cataluña, 10 de abril de 2020. 
DG d’Atenció a la Infància i l’Adolescència 
Av. Paral·lel, 52 | 08001 Barcelona 
cniac.tsf@gencat.cat  

La pobreza vivida: experiencias de niñas, niños y adolescentes en Andalucía.

Rodríguez García de Cortázar, Ainhoa
Editorial: Junta de Andalucía. 
Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación.
 Observatorio de la Infancia en Andalucía. 
Escuela Andaluza de Salud Pública


Acceso al documento aquí:



 Resumen:
El objetivo principal de esta investigación ha sido explorar la influencia de las dificultades económicas en la infancia y adolescencia, desde la perspectiva de niños, niñas y adolescentes en situación de pobreza o vulnerabilidad económica en Andalucía. Comprender las percepciones, opiniones y vivencias de estos niños y niñas resulta fundamental para plantear iniciativas y acciones que puedan contribuir efectivamente a reducir la pobreza o su impacto en la infancia y adolescencia.

En esta monografía, niñas, niños y adolescentes con dificultades económicas describen sus condiciones de vida y las de su entorno en Andalucía, expresan cómo conciben la pobreza o la crisis económica y explican cómo han experimentado los procesos de empobrecimiento. Asimismo, reflexionan sobre la influencia de la pobreza en diversos ámbitos de sus vidas: alimentación, salud, emociones, educación, relaciones, familia, amistades, expectativas, riesgos, discriminación, etc. Por último, plantean algunas ideas o recomendaciones para reducir el impacto de la pobreza en los niños y niñas de Andalucía....


Propuestas para reducir el impacto de la pobreza.
Las niñas, niños y adolescentes expresan algunas ideas y recomendaciones para reducir el impacto de la pobreza en la infancia y adolescencia a desarrollar por distintos agentes sociales, como son las personas que gobiernan, las que trabajan en los servicios sociales, el profesorado, las familias u otros niños y niñas de Andalucía.

Recomiendan a quienes ocupan cargos políticos o de gobierno que traten de “ponerse en la piel” de los niños y niñas en situación de pobreza. Consideran necesario eliminar los recortes en gastos sociales y que se reduzcan los sueldos de  los altos cargos políticos.

En general, demandan más ayudas económicas y una mejor gestión  de los recursos, invertir más en empleo, vivienda, sanidad y cultura, así como en espacios lúdicos y deportivos donde puedan jugar sin riesgos.

Los niños, niñas y adolescentes consultados critican la aplicación de medidas de  desamparo u otras que impliquen la separación de los niños o niñas de sus familias,
por motivos económicos. Proponen buscar otras alternativas para garantizar el bienestar emocional de la infancia, una mayor apuesta por la inserción laboral de madres o padres en desempleo y por garantizar una alternativa habitacional para cualquier familia en proceso de desahucio. 

Consideran fundamental que, tanto profesorado como equipos educativos en los centros de protección de menores, pregunten a los niños y niñas por los problemas económicos, familiares y de otro tipo que puedan estar viviendo, para poder comprender  cómo influyen las dificultades económicas en su comportamiento o en su rendimiento  académico. En este sentido, sugieren al profesorado que no se limite a impartir conocimientos, mandar tareas escolares y exigir resultados académicos.

Las personas participantes en esta investigación proponen a las familias sin problemas económicos que hagan un pequeño esfuerzo por donar lo que no necesitan a
niños y niñas en situación de pobreza. Respecto a sus propias familias, recomiendan que eviten las peleas y discusiones, que fomenten el respeto y la autonomía de los
hijos e hijas.

En general, los niños, niñas y adolescentes consultados dudan de sus capacidades para reducir la pobreza o mejorar la situación de la infancia con dificultades económicas en Andalucía.
No obstante, se les ocurren iniciativas solidarias como organizar rifas, hacer comedores o campañas de donación de alimentos, recaudar dinero o donar ropa. 

En el día a día, sugieren a los niños y niñas que procuren no hacer ostentación de bienes, que eviten evidenciar las desigualdades económicas, que intenten no
discriminar por razones económicas, que se conformen con lo que tienen, aunque sea poco, y que eviten caer en la envidia hacia otros niños y niñas de familias con

más recursos económicos....

Revista GSIA, Especial COVID-19.

Hablando de Infancia y Adolescencia.



La Asociación GSIA edita esta publicación periódica  y  digital,
que analiza la actualidad recogida por los medios 
en relación a la infancia y la adolescencia, 
aportando nuestro propio enfoque 
con distintos secciones, artículos y columnas de opinión.


Revista del Mes de ABRIL 2020.
Especial COVID-19.




…nuestras niñas y niños que nos  dan una lección de resiliencia y capacidad de adaptación, por  asumir las limitaciones que conlleva la situación excepcional que atravesamos, y por  ser  parte activa en lo que se está haciendo para superar esta situación.

Estamos experimentando una situación hasta ahora nunca vivida. Sin lugar a dudas nos  faltan  adjetivos para describir o catalogar lo que está pasando: extraña, histórica, sistémica, compleja, llena  de incertidumbre, de miedo, preocupación, pérdida… Circunstancias sólo  concebibles en las novelas de ciencia ficción hasta hace poco más de un mes. Resulta también difícil comprender y aceptar lo que nos  ha llevado a vernos confinados y asumir la pérdida de derechos individuales por 
un bien colectivo.

Para la población adulta, las repercusiones sociales y económicas de perder, en muchos casos, nuestra fuente de ingresos y la estabilidad laboral -ya sean negocios, actividades de autónomos o empleos en empresas que han tenido que cesar su actividad-, suponen una estadística dramática e incierta en la cobertura de nuestras necesidades, que trae noches de insomnio pensando en cómo llegar  a fin de mes (lo peor, no sabemos por  cuantos meses). Por no hablar de la macabra cifra de 
pérdidas humanas, especialmente la que afecta a nuestros mayores (abuelas y abuelos de tantos niños y niñas), y personas que literalmente se están dejando la vida en desarrollar su trabajo al servicio de la ciudadanía y cuidar a las personas afectadas por la pandemia que nos  está tocando vivir.
Iniciamos estas líneas con la cabeza y el corazón puestos en todas las personas afectadas por  las consecuencias, directas o indirectas, que se están generando por  la enfermedad ocasionada por  el llamado COVID-19, y las decisiones para preservar la salud de la población que se están adoptando, con la paralización de todas las actividades no esenciales y el confinamiento que se ha decretado a la ciudadanía...

Como es previsible, el tratamiento a la infancia y la adolescencia por  los medios, o bien ha caído a un segundo plano, o bien se ha desarrollado desde el punto de vista de lo que su inusual presencia en el hogar representa para los adultos, obviando su propio protagonismo y derechos en esta situación. En muchos casos describen comportamientos desde un discurso de “patologización” de algunas de sus  conductas... En el contexto social  actual en el que el vocabulario se llena  de conceptos clínicos,  de salud y enfermedad, e incluso de lenguaje bélico, no podíamos esperar que el tratamiento de los problemas o la situación de  niños y niñas, pudiera tener un tratamiento diferente...

Las consecuencias que provoca el COVID-19 nos afectan a todas y todos… Y por  supuesto, pedir o exigir que niños y niñas cumplan con sus obligaciones en el hogar, no debe ser  un compromiso a cumplir en estas circunstancias, sino desde un compartir responsabilidades en el hogar, que más allá de las tareas, debe ser compartir tiempos y afectos. El enfoque mediático en cambio es el de “tener a niñas y niños ocupados”, ¿para qué?, ¿para que aprendan pronto que el sentido de la utilidad está relacionado con producir?, ¿para que no molesten a los adultos? Y qué decir tiene de lo que se afirma en un medio escrito desde la opinión de un experto en infancia y adolescencia: «Es un buen  momento para que demuestres que estás más cerca de ser  maduro y adulto que de un niño inconsciente. Demuéstralo».
No tiene desperdicio la frase. En primer lugar, ningún niño tiene que comportarse como un adulto para demostrar madurez o conciencia, acorde a su edad; y en segundo lugar, cuesta comprender, que el comportamiento adulto sea el patrón conductual a seguir. Dejemos que sean ellas  y ellos, como seres autónomos, quienes tomen sus  propias decisiones; en todo caso, diariamente nos  demuestran cómo son, lo que sucede es que son invisibles para ciertas miradas adultas...

Equipo GSIA .  

Acceso números anteriores de la Revista "Hablando de Infancia y Adolescencia".

También en la web puedes encontrar Documentación relativa a la infancia y la adolescenciaartículos, documentación, investigaciones, estudios,  legislación, etc.

"El mayor riesgo de cerrar los colegios es que aumente la desigualdad".

Giannini está siguiendo de cerca el impacto del cierre de centros educativos en todo el mundo como medida de contención del virus. Desde mayo de 2018, es subdirectora general de educación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el mayor cargo de responsabilidad de la ONU en el ámbito de la educación. Antes fue profesora de lingüística y ministra de Educación en el Gobierno de Matteo Renzi, entre 2014 y 2016.

Se trata de una "crisis sin precedentes e inesperada", reconoce. El escenario es muy complejo, sin final a la vista. Las medidas de cierre de colegios y universidades están alterando calendarios escolares, pero el impacto trasciende lo educativo. Los países no solo tienen que aplicar modalidades de enseñanza a distancia para evitar que el aprendizaje se interrumpa. Además, deben abordar las dimensiones sociales de la crisis que afecta a los menores de muchas formas. El confinamiento obligatorio les impide ver a sus compañeros y las actividades de socialización. Muchos niños y jóvenes, especialmente los que provienen de entornos empobrecidos, dependen de las comidas escolares para una nutrición saludable, recuerda la Unesco. También han alertado de que la medida tendrá mayores efectos en las niñas

Desde principios de marzo, la organización internacional ha estado reuniéndose con ministros, impartiendo seminarios y dando seguimiento a la clausura de escuelas, que se ha extendido a una gran velocidad por todo el mundo para hacer frente a la pandemia. Durante semanas, la lista se ha actualizado prácticamente a diario. El 4 de marzo había 300 millones de alumnos afectados en una veintena de países. En menos de un mes ya son más de 1.500 millones los estudiantes desde primaria a universitarios que están fuera de las aulas en 188 países. Son casi el 90% de la población estudiantil del mundo, según sus datos. A ellos se suman 60 millones de profesores. El mapa de las aulas vacías está casi completo. 

Cuando empezaron a documentar las cifras del impacto del cierre educativo, ¿se imaginaban que íbamos a llegar a una situación de esta magnitud?
Empezamos con el primer informe hace unas semanas y nadie podía imaginarse lo que iba a pasar a los pocos días, el crecimiento hasta los 1.500 millones. La cuestión central que estamos abordando en esta crisis es la salud, pero esto también tiene un impacto en la educación. Desde el principio teníamos la impresión de que podría convertirse en una crisis enorme y sin precedentes. Y eso es lo que está sucediendo. Por eso, inmediatamente después, decidimos enfrentar estar circunstancias insólitas en la educación. Hemos tenido que tomar algunas medidas excepcionales, como lanzar una Coalición Mundial por la educación -formada por Naciones Unidas, sector privado, sociedad civil- para responder.

¿Cuál es su análisis?

La crisis provocada por el COVID-19 no es solo sanitaria: su componente social se vuelve más importante cada día.


La encuesta sobre el grado de afectación de diferentes grupos sociales y de los principales problemas 
que tienen que enfrentar a causa de la crisis sanitaria 
y sus repercusiones sociales y económicas.

para contener las consecuencias sociales de la pandemia son insuficientes.

La Red analiza las necesidades de las ONG 
para seguir atendiendo a las personas más vulnerables durante la crisis.

Documentos adjuntos:

La Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN – ES), con presencia en todas las comunidades y ciudades autónomas, ha realizado una encuesta a 90 entidades sociales en 11 comunidades autónomas, con el objetivo de detectar las necesidades de las personas que atienden durante la crisis provocada por el coronavirus, así como sus demandas para seguir desempeñando su programas y proyectos de atención a la población más vulnerable.  

La encuesta indaga sobre el grado de afectación de diferentes grupos sociales y de los principales problemas que tienen que enfrentar a causa de la crisis sanitaria y sus repercusiones sociales y económicas. También se analiza el impacto de las modificaciones en los servicios públicos y una valoración de los servicios y medidas que se ponen en marcha en los tres niveles de gobierno o gestión administrativa.
  
Las entidades sociales señalan que las personas más afectadas de sus proyectos son mujeres, personas mayores, infancia y adolescentes. 
Estas personas y sus familias apenas tienen capacidad de responder a una crisis de este nivel. Las mujeres sufren especialmente, pues los trabajos precarizados están feminizados.  Los problemas que generan los cuidados y la conciliación, las dificultades crecientes de las familias monoparentales y la reducción de la protección contra la violencia de género también afectan casi exclusivamente a las mujeres 

Las personas mayores y la infancia, por ser grupos especialmente vulnerables, 
también se han visto fuertemente afectadas por la crisis. 
En el caso de las personas mayores, muchas de ellas no disponen de servicio de ayuda a domicilio y han visto paralizadas o notablemente reducidas las valoraciones de dependencia y discapacidad. Para la infancia, la brecha digital y la seguridad alimentaria son problemas que se han visto agravados. 

Por último, según el tipo de vulnerabilidad principal que padecen, todos los grupos que se investigan son calificados como “muy afectados” por la amplia mayoría de las entidades sociales: Personas sin hogar, desempleadas por la crisis, familias numerosas y monoparentales en situación de pobreza, personas con discapacidad y/o dependencia, personas con enfermedad mental, población inmigrante o refugiada en situación vulnerable, población gitana en situación de vulnerabilidad, personas que se dedican a la prostitución, las personas reclusas y las personas con problemas de drogodependiencia por la dificultad para mantener el tratamiento. 

Esta encuesta demuestra que la crisis provocada por el COVID-19 no es solo sanitaria y su componente social y económico se vuelve más importante cada día. Las personas y grupos más vulnerables han visto crecer su indefensión, teniendo que afrontar nuevos problemas a corto y medio plazo. 
El trabajo que las entidades realizan permite conocer en detalle la situación real de las personas sobre las nuevas medidas que se están poniendo en marcha en los diferentes niveles de gestión. Los datos muestran que, a pesar del esfuerzo, la opinión dominante es que las medidas son claramente insuficientes para contener las consecuencias sociales de la pandemia. 

A las entidades del tercer sector de acción social les preocupa también los recursos para llevar a cabo sus tareas, pues hay una gran incertidumbre respecto al cumplimiento de los compromisos presupuestarios de los programas en marcha; así como la necesidad de obtener permisos de movilidad para atender a aquellas personas que no pueden salir de sus domicilios, y la falta de equipos de protección individual, geles, guantes y mascarillas para su personal laboral y voluntario. 

El informe de la EAPN-ES, Seguimiento del impacto social y económico de la crisis del Coronavirus en www.eapn.es/covid19. 

«Estamos educando a los niños y las niñas en contra de su propia supervivencia»

Entrevista a Yayo Herrero:
Se dice que el virus afecta igual a todo el mundo y que no conoce ni clases ni nada. 
El virus probablemente no, 
pero sus consecuencias son marcadamente diferentes en función de tu posición de clase, 
de dónde se venga, de si eres gitana o paya, de la edad que tengas

Pablo Gutiérrez de Álamo,

 Yayo Herrero es una de las voces principales del ecofeminismo. Hablamos con ella para analizar la situación en la que nos encontramos, los retos que habría que afrontar en los próximos meses para que, tras la crisis sanitaria, se enfrente la crisis económica y social de un modo diferente a como se hizo en 2008.

Empieza la tercera semana de confinamiento, con medidas más restrictivas en este sentido, que intenta aliviar la presión sobre el sistema sanitario. Un sistema que se ha visto desbordado de mil maneras. Todo el país, todo el sistema, se encuentra en una situación similar. Hasta el 9 de abril solo podrán salir a trabajar aquellas personas que lo hagan en sectores estratégicos.

Yayo Herrero cree que es necesario plantear unas nuevas políticas sociales y económicas más cercanas a lo sociocomunitario, que permitan, entre otras cosas, una redistribución de la riqueza (para evitar que las capas sociales menos favorecidas no sean quienes paguen el pato de la crisis económica derivada del coronavirus). Para ella, entre otras cosas, la situación actual ha puesto de manifiesto cómo los trabajos de cuidados, invisibilizados y poco valorados habitualmente, se han tornado esenciales para sostener el confinamiento. Intentamos sacar algunas conclusiones sobre qué hacer para que no salgamos de la crisis actual como lo hicimos de la de 2008.

Parece que la crisis sanitaria está rompiendo ciertas costuras del sistema. ¿Cómo ves la situación?
La crisis sanitaria, del COVID-19, ocurre en un marco fuertemente tensionado. En 2008 se desencadenó la crisis anterior y la salida se basó en políticas de “austericidio”, en políticas de recortes de servicios públicos, del rescate y el mantenimiento de las estructuras financieras. En muchos casos, a costa de una precarización de la mayor parte de la gente.

Por un lado, el importante desmantelamiento de la red de servicios públicos: sanidad, educación, dependencia; y por otro lado, la fragilización del trabajo, es decir, que las condiciones laborales que ya eran frágiles, se deterioraron mucho más. Antes de las crisis del COVID-19 éramos un país con altas tasas de desempleo, con gran cantidad de empleo de baja calidad (ya sea por la temporalidad o por la parcialidad), personas que tienen trabajo pero son pobres, fuerte crisis habitacional con la generación de la burbuja, ahora, alrededor de los alquileres y un modelo económico que, estructuralmente, es tremendamente dependiente. Dependiente de energía del exterior, de materiales, también en clave alimentaria y basado en el monocultivo como el turismo que es tremendamente frágil.

La crisis llega en ese marco estructural. Por delante, nos encontramos que las emergencias no son solo las sanitarias. Hemos declarado la emergencia climática, todas las proyecciones del IPCC dicen que nuestras economías se van a resentir por la influencia del cambio climático. Y esa crisis económica que venía siendo anunciada ya desde hace tiempo.

Esto es importante tenerlo en cuenta para analizar y tratar de presionar para ver qué tipo de políticas públicas se ponen en marcha para afrontar esta crisis sanitaria del virus. Si la salida es parecida a la de 2008, pero partiendo de un punto más precario, mucho más frágil, lo que podemos encontrarnos cuando todo esto termine es una situación de empobrecimiento generalizado y precarización aún mucho mayor. Y, sobre todo, cuando los discursos de corte ultra derechista, o neofascistas van calando en algunos sectores de la población que cada vez tiene más miedo, o que pretende blindar de alguna manera su propia situación identificando un enemigo que es el otro, el que está fuera, ante el que se tiene que defender.

¿No crees que habremos aprendido algo con respecto a 2008?
Ahora mismo no lo parece. Desde la UE se han hecho discursos grandilocuentes sobre cuántos millones de euros se iban a invertir en medidas sociales. Pero, en cuanto rascas un poco, ves que buena parte de esas medidas son más bien de impulso y sostén del sistema financiero. Dar dinero a los bancos para que tengan liquidez para prestar a la gente para salir por la vía del endeudamiento.

No da la impresión, a nivel Europeo, que 2008 haya dejado un aprendizaje interesante, al menos, desde el punto de vista de las condiciones de vida de las personas. Quizá desde otros puntos de vista, desde los intereses de los grandes capitales, sí; no les salió tan mal y por eso pretenden reeditarlo.

¿Y en el ámbito más local?
Si miras dentro de nuestros propio Gobierno, lo que va trasluciendo son también tensiones importantes. Una parte que quiere mantener un poco el pacto de estabilidad, el déficit, la dinámica un poco más neoliberal de fortalecimiento financiero; y otra parte del Gobierno que presiona para intentar sacar adelante medidas como la mejora de las condiciones de los ERTE, o la prohibición del despido a partir de ahora por causa del coronavirus. O algunas medidas que esperamos como la suspensión de alquileres, aunque sea con una pequeña protección a los propietarios que tengan alquilada la casa y sea su único ingreso.

Sin estar satisfecha y siendo bastante crítica, desde luego me planteo qué pasaría en esta circunstancia si tuviéramos un gobierno digamos completamente neoliberal.

A pesar de las tensiones, ¿dirías que la sociedad está viendo que los servicios públicos se han convertido en algo esencial?
Ese es de los grandes aprendizajes de las últimas semanas. Tengo la sensación de que una parte importantísima de la sociedad, diría mayoritaria, de repente es consciente de lo importante que es tener un sistema sólido de salud pública que hace que cualquier persona, venga de donde venga y tenga lo que tenga, tenga el derecho y la posibilidad de ser dignamente atendida en un hospital. Independientemente de que en este momento, la lógica de recortes haga que esté teniendo que hacerse en unas condiciones tremendamente precarias. Hay una explosión de reconocimiento, de agradecimiento hacia todas las personas que trabajan en el ámbito de la sanidad pública, y no solamente: cuidadoras, empleadas domésticas, reponedoras, carretilleras, transportistas… de repende, nos damos cuenta de que una buena parte de los trabajos, que por cierto, están mayoritariamente feminizados y que han sido absolutamente precarios, despreciados, mal vistos, desprotegidos, cuando llega el momento de afrontar una cosa de estas, son los que no pueden dejar de funcionar.

¿Miraremos a esos trabajos de otra manera a partir de ahora?
Creo que mucha gente probablemente sí. Para mucha gente lo que haya después va a ser distinto a lo que había antes y el ver, de repente, este frenazo, muestra una fragilidad de todo el sistema económico tremenda y cómo nuestras vidas, al final, dependen de un cúmulo de relaciones poco sólidas, precarias, muy basadas en la lejanía. Que cuando caen o se desploman nos llevan a todos por delante.

Es muy interesante también, creo, en sociedades tan atomizadas como las nuestras, sobre todo en los ámbitos urbanos, ver cómo precisamente, la orden de aislarnos, de tener que encerrarnos y mantener la distancia social, ha sido el desencadenante de que mucha gente empiece a mirar por las ventanas, por los balcones, empiece a nombrar a sus vecinos, a preocuparse un poco por otras personas que están en el exterior de sus casa. Teniendo la conciencia de que preocuparte de otras personas va a hacer también que otros se preocupen por ti. Es como un reconocimiento de la interdependencia muy fuerte.

Esta situación parece haber dejado claro que la interdependencia es mucho mayor de lo que parecía antes…
Absolutamente. Son sociedades que están hiperconectadas por arriba, totalmente hiperconectadas en lo económico, en lo político y, sin embargo, en los últimos años se han venido atomizando mucho por abajo. Estamos en un momento de convulsión en el que muchas personas, de forma intuitiva, se ven obligadas a reconectarse rápidamente por pura súperviviencia, material y emocional también.

Vemos cómo el frenazo tan brutal de la economía se lleva por delante los empleos, la normalidad tal cual la conocíamos y, a la vez, paradójicamente, hace que la atmósfera sea respirable, que el agua esté más clara, que se reduzcan las emisiones. Y desvela, yo creo, el gran problema civilizatorio que tenemos, el de tener una economía que, cuando crece, destruye las posibilidades de seguir vivos de una forma digna, y cuando decrece, como ahora, con la lógica de poder que hay, decrece violentamente sobre las personas más pobres y vulnerables. Y creo que esa doble tensión, también puede hacer que muchas personas sean más conscientes de que salir de aquí requiere cambios profundos en nuestras formas de organizar la economía, la política y la vida.

Parece que la crisis sanitaria tiene que ver con la ingesta de animales salvajes, en este caso, el pangolín. ¿Hay relación entre esto y un sistema económico que empuja a las personas a buscar estas formas de alimentación?
Hay que ser cauta. Tenemos que leer bastantes más estudios antes de sacar conclusiones apresuradas. Dicho esto, lo que sí me parece absolutamente clave es el hecho de que la cadena alimentaria, y digamos, las atrocidades que se cometen en ella, son un factor de riesgo en la salud importantes.

Sabemos ya mucho sobre la presencia de pesticidas, de productos contaminantes, alteradores hormonales y endocrinos en algunos productos alimentarios, otros de consumo cosmético o cotidiano. Ahora, por ejemplo, todo lo que sale con el pangolín. Pero acordémonos de la encefalitis esponjiforme que la transmitían las vacas. Hablábamos de vacas que habían sido alimentadas con restos de proteína animal.

Obviamente el saltarse y el alterar ciclos y dinámicas naturales en muy poco tiempo (aunque estos no sean estáticos y cambien con el tiempo) genera distorsiones y consecuencias que no sabemos ni por dónde nos vienen.

Me parece interesante, según he ido viendo, varios artículos en diversas publicaciones europeas sobre la incidencia que tiene la pérdida de biodiversidad en la transmisión más acelerada del virus y en la llegada de esos virus a las cadenas más altas de las redes tróficas, es decir, que la desaparición de la biodiversidad hace que cada vez haya menos especies interpuestas entre los virus y mamíferos. Eso sí acrecienta la expansión de los virus y pandemias.

También otros elemento que salían estos días y que habrá que comprobar, que hablan de que la expansión del virus ha sido más dura en los lugares que previamente tenían un nivel de contaminación más fuerte. Algunos de los investigadores a los que he preguntado me han dicho que tienen que hacer estudios, experimentación. Pero obviamente, si tienes un virus que afecta en mayor medida a personas que tienen patologías previas o afecciones cardiorespiratorias; y vivimos en ciudades en donde la gente respira durante años aire sucio y los científicos nos han dicho que esto hace a las personas más vulnerables a las enfermedades caradiorespiratorias, obviamente, generar condiciones de vida, ya sea en los sistemas alimentarios, en el aire que respiramos o en el agua que bebemos que fragilicen y hagan más vulnerables los propios órganos y organismos en los que vivimos, acelera y nos coloca en una situación de mayor riesgo ante virus y pandemias. Que además, van a aumentar a causa del cambio climático.

¿Qué crees que deberíamos aprender de esta crisis socialmente?
Lo plantearé de forma general aunque esto tiene su traducción a políticas públicas de corte sociocomunitario. Creo que si asumimos y tenemos clara la conciencia de que esta situación de emergencia no es una cosa coyuntural sino que es una nueva normalidad, que es lo que nos está diciendo la comunidad científica queramos o no queramos escucharlo, necesitaríamos actuar en tres ejes distintos: apostar de forma clara por un principio de suficiencia.

Aprender a vivir con lo suficiente. Cuando hablamos de esto, quiere decir para todas las personas. Eso supone un cambio en los modelos productivos, en los estilos de vida y de consumo absolutamente radical. El segundo sería la cultura del reparto. Para que personas que están en situaciones tremendamente vulnerables, empobrecidas y precarias puedan vivir con lo suficiente, es necesario abordar la redistribución de la riqueza, y también de los tiempos y trabajos que hacen falta para mantener nuestra especie. Fíjate tú la cantidad de trabajo de cuidados que se ha desvelado como necesario a partir de esta crisis. Y, por último, y acompañando a los otros dos, una política pública basada en la precaución, en la cautela y el cuidado. Parece fácil pero es radicalmente incompatible con la lógica que defiende que hay que correr cualquier riesgo o sacrificar cualquier cosa con tal de que la economía crezca. Ese principio del cuidado, desde la lógica del reparto y la justicia para que todo el mundo tenga lo suficiente, supone una manera de abordar la política pública y la economía que está en las antípodas de las que tenemos en el momento actual.

Igual que el sistema sanitario se ha visto tensionado, el educativo también… ¿Qué respuesta puede dar el sistema?
Igual que una parte importante del coronavirus está siendo asumido por una parte importante de las familias. Es decir, más allá del sistema público de sanidad donde van las personas que están más enfermas, una parte de las personas que tienen síntomas como consecuencia de la situación de confinamiento, son mayoritariamente familias, que bregan con ello como pueden. Tengo la sensación de que por la premura y la rapidez con la que ha sucedido todo esto, parte de lo que está sucediendo ha caído directamente sobre el profesorado, que está asumiendo la situación como puede. Estoy viendo un compromiso brutal del conjunto del profesorado para intentar atender, hacerse cargo de una situación que se ha caído a plomo. Por mucho que quieras adaptarlo todo rápidamente, cae de sopetón. Cualquier persona que haya trabajado en educación sabe que es completamente distinto tener una educación presencial y que te sirvas de instrumentos informáticos como herramientas, a que todo esté en los instrumentos informáticos. Es una forma de enseñar y trabajar que ni se parece. La gente está haciendo todo lo que puede por asumir esa situación. Y luego, están las familias. Se dice que el virus afecta igual a todo el mundo y que no conoce ni clases ni nada. El virus probablemente no, pero sus consecuencias son marcadamente diferentes en función de tu posición de clase, de dónde se venga, de si eres gitana o paya, de la edad que tengas.

Cuando tú vives en una casa de 120 metros, tienes una buena conexión de wifi, una familia que te puede resolver una duda o te puede ayudar a organizar el cuadrante de tareas, estás en muchas mejores condiciones que si vives en una casa de 40 metros, no tienes conexión o es muy precaria y, además, tu familia no te puede echar un cable. La vuelta de tuerca la tienes cuando tienes profesorado que se encuentra confinado en su casa y a su vez tiene hijos e hijas; y que brega con esto como puede.

Las administraciones parecen no darse mucha cuenta de esta situación de dificultad y se ha dado por hecho que todo esto iba a funcionar…
Completamente. Creo que, además, se da por hecho que tú un lunes, has ido por la mañana al cole y el miércoles ya no vas y todo va a fluir y la gente va a seguir aprendiendo… A parte de la situación de los niños y las niñas, que no pueden salir a la calle, una necesidad básica como la de socializarse. De repente se ven separados de su entorno de compañeros de clase… es todo bastante marciano.

Decía la ministra que aspira a que por los menos los últimos 15 días puedan ir al cole y hacer alguna actividad de repaso. Pero, claro, me parecía poco para saber qué es lo que quieren que pase con el curso escolar y cómo se va afrontar esto. De hecho, en lo único en lo que hay un poco más de certeza es con la EVAU.

Desde Ecologistas en Acción habéis hecho crítica por la escasa aparición de la enseñanza sobre la emergencia climática en la LOMLOE. No sé si creéis que la situación actual pueda cambiar esto
Según la revisión que hicimos de la LOMLOE efectivamente nos parecía que se quedaba muy corta, sobre todo, por la declaración de emergencia climática que hizo el Estado. Es verdad que se introducía una asignatura obligatoria, pero en la que se quieren dar temas sobre sostenibilidad, coeducación y la perspectiva de género, junto a temas de educación para la paz… Nos daba la sensación de que se hacía un mix, con cuestiones todas ellas centrales, pero insuficiente. También observamos que la sostenibilidad, que se desarrollaba en esta asignatura específica, no estaba considerada como elemento que debía estar transversalizado en todo el currículo, desde infantil a bachillerato. Nos preocupaba. Aunque hubiese una asignatura solamente de educación para la sostenibilidad, que sería estupendo, esta tendría que ocuparse de desmentir o pugnar con muchas de las cosas que se estudian en las otras asignaturas.
Lo necesario, básicamente, es pensar en el conjunto del currículum desde la perspectiva de aquellos conocimientos, aptitudes, competencias, valores que las personas que se educan han de adquirir para poder desenvolverse en un futuro y sean capaces de entender las cosas que están sucediendo y de actuar frente a ellas. En ese sentido nos parecía insuficiente.

Ese trabajo hemos tenido ocasión de compartirlo con la ministra Teresa Ribera, que lo recibió de forma abierta, y sabemos que la ministra (Isabel) Celaá se mostraba abierta a hacer modificaciones durante la tramitación. Esperemos a ver, cuando se retome la actividad normal, si somos capaces de mejorarla un poco y vamos poniendo las bases para que el decreto de enseñanzas mínimas incorpore estas cosas con fuerzas.

Entonces ¿debería haber un cambio de valores en todo el currículo? ¿Tener más peso estos temas que hoy son subsidiarios, pero parecen más necesarias?
Absolutamente. Muchos llevamos trabajando desde hace años, también desde la FUHEM sobre el currículo ecosocial y la transversalización. No es que necesitemos solo ser conscientes, que es imprescindible, de que somos ecodependientes e interdependientes, sino que necesitamos una forma de aprender la economía, la física, las matemáticas, la filosofía, la tecnología que también sea consciente de esa ecodependencia e interdependencia. El problema es que cuando revisas, muchas veces, los contenidos básicos de ciertas asignaturas, estos adolecen de no ser conscientes de la situación de crisis civilizatoria que atravesamos. Ni siquiera son conscientes de hasta qué punto algunas de estas convicciones y conocimientos están en el corazón del problema y necesitan ser revisados desde otra perspectiva, simplemente para que chicas y chicos que están aprendiendo no sean educados en contra de su propia supervivencia. Es un poco bestia decirlo, pero es que es así. Estamos educando a los niños y las niñas en contra de su propia supervivencia y eso es terrible.

Necesidad de reforzar la prevención del abuso infantil durante el estado de alarma.

Resulta esencial diseñar un plan integral de prevención y detección que entre otras medidas incluya:
  • El mantenimiento de los programas de control y seguimiento de situaciones de riesgo ya iniciados por las diferentes administraciones. Su suspensión por razón de la pandemia no puede justificarse en modo alguno. Por lo que debe asegurarse que los profesionales encargados de ejecutar dichos programas dispongan de las medidas de seguridad sanitaria que les permitan desarrollar sin riesgo las visitas y las entrevistas.
  • La necesidad de monitorizar el cumplimiento de los programas de vacunación o de revisión pediátrica programadas, reclamando explicaciones a los progenitores o cuidadores sobre las razones por las que no se han cumplido.
  • La activa observación por parte de los maestros y profesores en los contactos telemáticos o telefónicos que mantengan con los niños o niñas de actitudes, reacciones, comentarios o comportamientos que puedan resultarles extrañas o sospechosas.
  • La necesidad de hacer hincapié en que cualquier profesional que esté en contacto con menores debe ponerse en contacto con los servicios de protección, con las fuerzas de seguridad o con la Fiscalía cuando tengan motivos fundados para creer que un niño o una niña es víctima de abuso sexual, explotación sexual o pornografía infantil, independientemente de cualquier norma de confidencialidad, como se previene en la Directiva 2011/92.
  • La necesidad de que los vecinos puedan trasladar con facilidad y de forma inmediata cualquier sospecha sobre posibles abusos físicos o sexuales para lo que la habilitación de un número centralizado de denuncias o de traslado de información resulta absolutamente necesario.
  • La realización de campañas informativas de sensibilización.
Desde la Comisión Penal de Jueces y Juezas para la Democracia instamos a los poderes públicos a que diseñen de manera urgente medidas específicas durante la situación de estado de alarma, para reforzar la prevención y detección del abuso infantil. Es un imperativo constitucional y convencional que no pude quedar invisibilizado ni desplazado.
Como nos recuerda el TEDH “los mecanismos creados por el Estado para proteger a los niños y niñas de actos de violencia que entren en el ámbito de aplicación de los artículos 3 y 8, deben ser eficientes e incluirán medidas razonables de prevención del maltrato en relación con el cual las autoridades tengan o deberían haber tenido conocimiento, así como una prevención eficaz que proteja a los niños de formas tan serias de atentar contra la integridad personal. Tales medidas deberían estar orientadas a garantizar el respeto a la dignidad humana y a la protección del interés superior del menor” -entre otras muchas, STEDH, caso Sodermann c. Suecia, de 12 de noviembre de 2013-
 La Comisión Penal de JJpD

Ocho falsas creencias sobre los niños y el confinamiento

Nuestra intención no es cuestionar las leyes y recomendaciones 
establecidas por las autoridades hasta el momento, 
sino invitar a la calma, a la reflexión y al intercambio de conocimientos.



Un niño mira por la ventana de su cuarto la calle.
Un niño mira por la ventana de su cuarto la calle. Unsplash
Últimamente, en los medios de comunicación, las redes sociales, los grupos de WhatsApp o Telegram y, en general, las conversaciones públicas y privadas, circula toda una serie de dudas, opiniones, prejuicios, bulos y creencias erróneas sobre infancia y coronavirus, muchas de las cuales parecen fruto del miedo que se ha instalado en nuestra sociedad. 
Como profesionales de la infancia, a la que estas ideas falsas afectan de diversas formas, nos vemos en la responsabilidad de desmentir y aclarar algunos de los temas más recurrentes que hemos podido detectar a lo largo de estas semanas de confinamiento.
No cabe duda que, frente a una crisis como esta, inédita en nuestra historia reciente, y de la que todas estamos aprendiendo, cualquier medida, por sabia que sea, tiene sus inconvenientes. 
Pensamos que es necesario reconocer y valorar todos los posibles efectos de la situación en la que nos encontramos, para tratar de evitar los negativos o para acompañarlos y así mitigar su impacto. Queremos dejar claro que nuestra intención no es cuestionar las leyes y recomendaciones establecidas por las autoridades hasta el momento, sino invitar a la calma, a la reflexión y al intercambio de conocimientos para, si es posible, introducir mejoras en las prácticas individuales y colectivas.

Abordamos ahora, de modo conciso, cada uno de los mitos relacionados con la infancia y el confinamiento.

Medidas para proteger a la infancia en la crisis del COVID-19. Plataforma de Infancia.

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100 medidas para proteger a la infancia en la crisis del COVID-19



Apoyar a las familias en situación de pobreza y exclusión social con una dotación económica; garantizar a las familias con un solo progenitor y familias numerosas las condiciones para conciliar tras el cierre de los colegios; garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas asegurando su acceso a internet; y buscar alternativas para los niños confinados en viviendas que no reúnen unas condiciones mínimas de salubridad son algunas de las 100 medidas que piden las organizaciones de infancia para proteger a los niños, niñas y adolescentes en esta crisis sanitaria y que han hecho llegar al Gobierno. Estas medidas, hechas públicas hoy, son fruto del análisis que la Plataforma de Infancia ha realizado junto con sus 67 entidades sobre el impacto de la crisis del COVID-19 sobre la infancia en España.

“Las organizaciones de infancia somos conscientes de la necesidad de proteger a los grupos de población más afectados por el COVID-19 pero consideramos necesario también que Gobierno, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos pongan en marcha políticas específicas a corto, medio y largo plazo,  para proteger a los niños y niñas, especialmente a los más vulnerables, en esta crisis sanitaria” explica Ricardo Ibarra, Director de la Plataforma de Infancia “En momentos de crisis no basta con medidas generales, esperando que los niños y niñas se beneficien de ellas; como comprobamos en la última crisis económica, cuando la infancia llegó a ser el grupo más pobre de España ante la falta de una respuesta específica”.