Una infancia de todos y de nadie.

En los cuentos infantiles se infunde miedo a los niños con seres desconocidos que llegan para asustarlos o llevárselos, como el coco o el hombre del saco. Estos personajes del folclore infantil reflejan bien la idea de protección en la que se socializan los niños: una concepción de la seguridad que se basa en la desconfianza hacia los desconocidos, en protegerse frente a los extraños. 
Sin embargo, la realidad nos enseña algo bien distinto: los datos sobre violencia infantil indican que el coco de los niños suele estar en casa. Según la Fundación ANAR, en la mayoría de casos de violencia registrados a través de su teléfono de ayuda el agresor pertenece al entorno familiar.




Quien se aproxime al problema de la violencia contra la infancia en España quedará impactado por su magnitud y el alcance de sus consecuencias. El Consejo de Europa estima que uno de cada cinco menores —especialmente las niñas— es víctima de violencia sexual. Sin embargo, las denuncias en España sólo representan el 4% de los casos totales, según cálculos de la Fundación Educo. Además, en los últimos años han aumentado los casos de violencia familiar y de acoso escolar. Es posible que una parte de este incremento se deba a una mejora de los mecanismos de denuncia. Pero los casos que llegan al sistema representan la punta del iceberg de un fenómeno soterrado cuya magnitud real es difícil de conocer, debido tanto a la heterogeneidad en los registros como a las dificultades para detectar los casos.

Las consecuencias de la violencia infantil son devastadoras. Las víctimas padecen sus efectos durante la vida adulta porque la violencia compromete su desarrollo: lastra su educación y afecta negativamente a su salud mental y física. La prevención es la principal medida para combatirla. Y la detección temprana es fundamental para minimizar sus secuelas. El problema es que en muchos casos la denuncia nunca llega. Los menores que sufren una agresión sexual tienen problemas para reconocerse como víctimas, bien por su corta edad, porque en muchos casos están afectados por algún tipo de discapacidad intelectual, o por el propio trauma que causa la violencia. Además, el hecho de que en la mayoría de casos la violencia sexual sea intrafamiliar dificulta la denuncia e impide que el sistema pueda actuar.



Las víctimas padecen sus efectos durante la vida adulta porque la violencia compromete su desarrollo.


Teniendo en cuenta la magnitud y efectos de la violencia contra la infancia ¿qué impide a una sociedad erradicar un fenómeno que es moralmente inaceptable y que lastra su capital humano futuro? 
Uno de los motivos es la consideración de la infancia como una etapa transitoria sin derechos plenos. Los menores son percibidos como adultos en proyecto, como mini-personas con derechos incompletos. Esta concepción social del menor ilustra la brecha existente en muchos países entre la norma social y la norma legal, pues la regulación internacional sobre infancia establece muy claramente que la protección de los niños frente a toda forma de violencia es un derecho fundamental.

Otro de los factores que explica la incapacidad de una sociedad para proteger a su infancia es la persistencia de una concepción patrimonialista del menor. Para ilustrarla sirve la anécdota que cuenta en sus charlas Jorge Cardona, uno de los miembros del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, quien se vio obligado a abandonar un centro comercial tras intentar impedir que una madre pegase a su hijo. Que se amoneste a quien denuncia el maltrato y no a quien lo ejecuta evidencia bien la creencia de que los niños pertenecen a sus progenitores y que las relaciones dentro de la familia conciernen a una esfera privada en la que nadie debe inmiscuirse. Esta cuestión fue objeto de debate en España hace más de una década durante la discusión de la llamada “ley del cachete”, que planteaba eliminar la cobertura legal del uso “moderado” del castigo corporal. Aunque la aprobación de la ley contribuyó a reforzar la idea de que la protección de la integridad física de los menores es también una responsabilidad de los poderes públicos, todavía existe margen para mejorar la jurisprudencia existente sobre el maltrato infantil y la sensibilización de la sociedad acerca del mismo.

Combatir la violencia contra la infancia no es fácil. Se necesita una acción contundente de los poderes públicos que sea capaz de contener su tendencia a reproducirse, pues los niños que sufren violencia son más propensos a convertirse en su vida adulta en responsables de infligirla. Sin embargo, como cualquier otra política que esté destinada a combatir los factores que lastran el desarrollo de la infancia, la lucha contra la violencia infantil representa una inversión con un amplio retorno social. No sólo compensa la pérdida de productividad y de ingresos que se deriva de su impacto negativo sobre el progreso profesional y personal del individuo. También contribuye a reducir los costes de atender a un grupo de la población que muestra peores niveles de salud mental y física y mayores niveles de criminalidad. Se estima, por ejemplo, que la violencia sexual supone un coste de 979 millones de euros para las arcas públicas.



Todavía existe margen para mejorar la jurisprudencia española existente sobre el maltrato infantil.


Proteger a la infancia de la violencia o el maltrato —y de la pobreza, la discriminación o la exclusión de cualquier forma de participación social que otorgue mayores oportunidades vitales— contribuye a preservar el futuro capital humano, económico y social de un país y también su dignidad como sociedad. Aunque en España se han dado pasos importantes para equiparar nuestro ordenamiento jurídico a la regulación internacional en materia de protección del menor, la infancia no se concibe como un bien público. Se dice a menudo que la protección de los menores es responsabilidad de todos. Pero la infancia no necesita tanto simpatizantes de su causa, como alguien que se apropie de ella. Sin prioridad en la agenda política, ni estructura institucional que facilite una actuación integral para impulsar su desarrollo, la infancia de todos acaba siendo la infancia de nadie, y la efectividad de las políticas se pierde en un mar de intervenciones sectoriales no siempre coordinadas.

Esta realidad puede transformarse si se culminan algunas de las iniciativas legislativas que se han puesto en marcha recientemente. Todos los grupos parlamentarios ratificaron hace unos días una proposición no de ley para un Pacto de Estado por la Infancia. Y en el último Consejo de Ministros de 2018 se aprobó el anteproyecto de ley integral para erradicar la violencia contra la infancia, dando respuesta a las repetidas exigencias de las entidades del tercer sector y del Comité de los Derechos del Niño, quienes llevan tiempo requiriendo a los poderes públicos una ley integral que garantice una mejor protección del menor en todo el territorio.

En todo lo relativo a la infancia debería prevalecer una colaboración sostenida en el tiempo entre actores políticos, administraciones públicas y el tercer sector. Un consenso resistente a los ciclos políticos y ajeno a la confrontación que caracteriza el debate ideológico en otros ámbitos. Por eso, el fracaso de las actuales iniciativas legislativas en materia de infancia no sólo representaría una mala noticia para el desarrollo y la protección de los menores, sino también un claro indicador del deterioro institucional del país.

Sandra León 
es directora del Alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil.

Niños muertos en la frontera de Estados Unidos: ¿responsables?.

El día 6, Jakelin Caal, de 7 años de edad, 
y el día 25, Felipe Gómez, de 8 años. 
Marcelo Colussi.



En el transcurso de diciembre pasado murieron dos menores de edad en la frontera entre México y Estados Unidos, ambos de origen guatemalteco: el día 6, Jakelin Caal, de 7 años de edad, y el día 25, Felipe Gómez, de 8 años. ¿Hay responsables?

Dejar la cuestión en manos de “un” responsable es sesgar el análisis, ver solo una parte (muy parcial) del problema. Es, en otros términos, hacer una lectura moralista de un fenómeno infinitamente complejo: ¿quién tiene la culpa? Suena a confesionario eso. No se trata aquí de visiones maniqueas, de buenos y malos, de culpables e inocentes. En todo caso, esas muertes no son sino un síntoma visible de estructuras socio-económico y políticas profundas, de las que se habla poco o nada, quedándose siempre en el discurso periodístico amarillista de la noticia bomba, que se olvida a los pocos días sin dejar consecuencias.

Muertes de migrantes irregulares hay continuamente. Según el Proyecto Migrantes Perdidos, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) –que hace un seguimiento de estos temas a nivel global– hasta el 21 de diciembre se produjeron 341 muertes en la frontera entre México y Estados Unidos. O sea: casi una por día. El flujo de migrantes en condiciones irregulares no se detiene. Según la OIM en el pasado año fiscal estadounidense, terminado el 30 de septiembre, hubo 521,090 personas que llegaron a esa frontera, es decir, 1,427 por día, procedentes básicamente de Latinoamérica (América Central y México en lo fundamental) y la región del Mar Caribe.

Con esa cifra fabulosa de gente que se desplaza en forma irregular, sin ningún resguardo, saltándose procedimientos regulatorios, atravesando desiertos en condiciones infrahumanas expuestos a toda clase de peligros, y con una política migratoria por parte de Estados Unidos que, antes que recibir gente, pone trabas, no es de extrañar que se produzcan muertes, muchas muertes. También de niños.

Una vez más, entonces: ¿quién es el responsable de la muerte de estos dos infantes guatemaltecos en espacio de un par de semanas?

Un discurso conservador y moralista dirá que los padres, por exponer a niños a tamaño esfuerzo. No hay dudas que migrar en condiciones tan precarias, tanto para adultos como para menores de edad, constituye un problema enorme. Los peligros son demasiados, habiendo allí de todo un poco: las penurias de un viaje de varios días cruzando zonas inhóspitas (hambre, sed, enfermedades, agotamiento), la brutalidad de los “coyotes”, la posibilidad siempre presente de caer en manos de bandas criminales (secuestradores, ladrones), la brutalidad de los agentes de seguridad (de los distintos países del área centroamericana, los de México y los de Estados Unidos), bandas de civiles estadounidenses xenófobos fuertemente armados que se dedican a “cazar” migrantes en la frontera (los rangers), el agotamiento natural y esperable de un viaje tan plagado de peripecias.

Todo eso mata. Cualquiera que emprende el viaje lo sabe, pero la desesperación con que se vive en los países expulsores es tan grande (miseria económica, situaciones de violencia, exclusión social), que la promesa de un mundo mejor en el “sueño americano” no repara en tantos peligros. “Entre morirme en el intento o morirme en mi país por el hambre, prefiero tomar el riesgo de cruzar el desierto. Quizá tenga suerte y llegue”, afirmaba patético un viajero indocumentado de Centroamérica.

Latinoamérica es el continente donde se dan las diferencias entre quienes lo tienen todo y quienes no tienen nada más grande. Y el área centroamericana en especial muestra esa dramática diferencia. En los hogares de donde provenían estos niños muertos en diciembre, comer todos los días ya tiene el sabor de lujo. Los índices de pobreza y pobreza extrema (miseria) son tan grandes que todas las penurias antes mencionadas son tolerables si, al final del viaje, se logra llegar a la “tierra prometida” de Estados Unidos. Allí habrá un respiro (aunque las condiciones de vida también sean deplorables, siempre perseguidos por las autoridades migratorias), y se podrán mandar remesas de dólares a los familiares que quedan en los países de origen, con lo cual se paliará un poco la situación de desventaja en que se sobrevive al sur del Río Bravo.

¿Es responsable de la muerte de Jakelin y Felipe el actual mandatario estadounidense Donald Trump? Sí y no. No hay dudas que la actual administración republicana es inmensamente racista y xenofóbica. El tristemente famoso muro que el presidente Trump insiste en construir en la frontera con México es demostrativo de esa ideología de ultra derecha. Pero este presidente, seguramente con exageraciones dignas de un programa humorístico, con ribetes de extravagancia insólitos, no hace sino lo que han hecho otros mandatarios. Nunca hubo tantas deportaciones de migrantes irregulares desde Estados Unidos como durante la administración de Barak Obama, el Premio Nobel de la Paz, considerado de izquierda por los sectores más conservadores (así como nunca hubo tantas aventuras militares durante un mandato presidencial como con la administración de este afrodescendiente). El doble discurso de Washington es proverbial, porque por un lado expulsa migrantes latinos, mientras que por otro lado los necesita (para los trabajos más insalubres y peor pagados que ningún ciudadano estadounidense realiza); con este doble rasero se logra tener chantajeada a la población considerada ilegal, jugándose así con sus salarios. Si se quejan, ahí está amenazante “la Migra” (¡y la posible deportación!), con lo que se consigue que acepten cualquier condición, por humillante que sea.

Si hubo negligencia o responsabilidad por parte de las autoridades estadounidenses que actuaron en ambos casos de estos niños, puede ser. La política dominante desde la Casa Blanca de algún modo lo autoriza: los migrantes irregulares serían “ciudadanos de segunda categoría”. Quizá eso no hubiera ocurrido nunca con un ciudadano europeo, así viajara en condiciones irregulares. No hay dudas que, según los principios de la democracia norteamericana, todos somos iguales…, pero sigue habiendo algunos más iguales que otros. Los WASP (white, anglosaxon and protestant –blanco, anglosajón y protestante–) son “más” iguales, sin dudas. Sería impensable un batallón de civiles mexicanos armados hasta los dientes, con anuencia de sus autoridades, que se dedique a “cazar gringos” que atraviesen la frontera. La cacareada democracia y libertad de Estados Unidos lo es solo para algunos.

El Partido Demócrata de ese país rápidamente salió a señalar las arbitrariedades e injusticias de la política migratoria de Trump y del Partido Republicano, pero eso suena más a oportunismo politiquero que a una real preocupación por la suerte de estas masas poblacionales latinoamericanas. Golpearse el pecho y buscar “causantes” en la figura de, en este caso, un presidente, es ver el árbol evitando ver el bosque, y para el caso, sin tocar las verdaderas causas de la cuestión. Sin dudas, Donald Trump tiene una visión absolutamente punitiva del asunto, destinando alrededor de 6,000 millones de dólares a la construcción del muro, en tanto su par de México, Manuel López Obrador, con un talante socialista, una suma similar la dedicará a fomentar puestos de trabajo en la frontera buscando agilizar la solicitud de permisos de residencia para los centroamericanos migrantes, evitando una política criminalizadora y carcelaria. Pero con Trump o sin él, la historia no varía en lo sustancial.

El problema de las migraciones irregulares debe verse como un problema global. Movimientos migratorios hubo siempre, en toda la historia de la humanidad. Y de hecho Estados Unidos es un país construido enteramente sobre la base de migraciones continuas, de las más diversas procedencias. Si ahora los migrantes latinos aparecen como un problema a resolver es por una doble causa: a) se les criminaliza, poniéndoles así en la categoría de chivo expiatorio, motivo de los penurias que está sufriendo la clase trabajadora estadounidense (sufrimiento debido, en realidad, no a los migrantes hispanos que “roban puestos de trabajo”, sino a la crisis del sistema capitalista que se vive); y b) porque apelando a esa doble moral que mencionábamos, se mantiene continuamente chantajeada a una mano de obra cada vez más explotada, sumisa y atemorizada.

En definitiva: no se trata de buenos y malos, de causantes individuales (padres irresponsables que ponen en peligro a sus hijos ni presidentes malvados), sino de problemas muy hondos de un sistema que hace agua por todos lados. Igual que otros tantos problemas sociales (niñez trabajadora, niños de la calle, adicciones a psicotrópicos, violencia delincuencial), no se trata de “responsables individuales” (malos progenitores, malos políticos) sino de fenómenos estructurales. Por lo tanto, la solución está en la remoción de esas estructuras (léase: cambio de sistema).

Imágenes de las infancias: la infancia “nuestra”, la infancia “otra”, Seminario en línea.

¿Qué significa pensar la infancia como constructo social?.
¿Cuáles son las imágenes de las infancias que prevalecen hoy?.
¿Qué significados y qué implicaciones tienen estas imágenes?.

Del 1 de abril de 2019 al 2 de junio de 2019.

El seminario brinda elementos de reflexión y análisis sobre la construcción histórica y social del concepto de infancia, además de alentar a pensar los significados y las implicaciones de sus imágenes actuales.

Se analizarán las categorías del niño “otro” (el “menor”, no acompañado o en conflicto con la ley; el niño del desarrollo, objeto de lástima), y del niño “nuestro” (separado de los adultos, en estado de sobreprotección y de vigilancia).

Haremos una desconstrucción del concepto de infancia a través de la introducción de elementos de reflexión que pertenecen a una línea de investigación poco trabajada en América Latina. El estudio de las imágenes de la infancia se basará en la lectura de textos (en parte en inglés), elementos iconográficos y material audiovisual.

Objetivo
Aportar elementos para desconstruir y analizar el concepto de infancia, a través del estudio de varias imágenes: la infancia de antaño, la infancia “nuestra”, la infancia “otra”, y la infancia global.

Programa

    La infancia como construcción social
        Emergencia de los Childhood studies (entre otro en relación con los Gender studies) y sus implicaciones conceptuales. Proponemos reflexionar sobre los campos de investigación que se abren allí y sus implicaciones sobre el concepto de infancia.

    El niño de antes
    * Se discutirá la pertinencia de pensar la “invención de la infancia” como históricamente determinada (tesis del historiador P. Ariès).
       * ¿Qué fuentes permiten pensar la infancia de antes?
       * Reflexión sobre la función de las imágenes nostálgicas de la infancia de antaño.

    Infancias de hoy: la infancia “nuestra”
      La infancia se define dentro de la familia, de la escuela y de otras instituciones educativas y de cuidado. Proponemos pensar qué reflexiones están asociadas con la infancia de aquí y ahora, y más específicamente con la dicotomía entre inocencia y pureza, y protección y vigilancia. ¿Cómo se definen el tiempo y los espacios de los niños en tiempos de vigilancia generalizada?

    Minoría y otredad
       Los niños de hoy son también los “otros niños”: los menores, “no acompañados”, o “en conflicto con la ley”. ¿Cómo se dibuja y qué representa la “infancia otra”?

    Infancias de hoy: El niño del desarrollo
      Reflexión acerca de las representaciones del niño que necesita ayuda, objeto de lástima, y sobre las categorías de pobreza y de vulnerabilidad, como la infancia trabajadora o la infancia indígena.

    La infancia global
      ¿Qué implicaciones tiene la estandarización de la infancia a través de las instituciones internacionales y de los derechos del niño? ¿Qué implicaciones apolíticas tienen la reivindicación de una niñez participante y ciudadana?

    Espacios de la infancia – 
    El “espacio de juego” como elemento paradigmático de la construcción del niño
       Recorrido a través de la historia de los “playgrounds”, desde la calle como terreno de juego, pasando los terrenos de aventura hasta los módulos juego de plástico estandarizado.

    Descolonizar la infancia
        Proponemos pensar las infancias desde una perspectiva poscolonial.



Modalidad: en línea. Las sesiones no transcurren en tiempo real ni en un horario fijo, pero se calcula que la carga aproximada de trabajo es de 20 horas.
Leer más sobre el trabajo en línea


Inscripción:
1. Llenar y enviar la solicitud de inscripción disponible aquí. El instituto confirmará la recepción, y enviará la información necesaria para el depósito.
2. Cubrir el donativo respectivo.
3. Enviar comprobante del depósito al correo administracion@17edu.org

Abusos sexuales y embarazo forzado en la niñez y adolescencia. Lineamientos para su abordaje interinstitucional.

Plan nacional (Argentino) de prevención 
del embarazo no intencional en la adolescencia.

Gobierno Argentino,
UNICEF.

Consultoras y desarrollo de contenido:
Silvia Chejter de Unicef, 
colabora Valeria Isla.
Dirección y coordinación:
Lic. Silvina Ramos, 
Lic. Tamar Finzi, 
Lic. Natalia Gualdoni.


Introducción
Los abusos sexuales son un problema social que plantea desafíos a todas y cada una de las personas que forman parte de instituciones que tienen contacto con niñas, niños y adolescentes; la comunidad educativa; los equipos de salud; los miembros de otras instituciones, entre ellas, las que atienden a NNA con discapacidad; las personas ligadas a 0rganismos de protección de derechos de  la niñez y la adolescencia y a organizaciones de la sociedad civil que trabajan con NNA.
Dada la complejidad que presenta esta problemática son necesarias políticas y estrategias integrales e intersectoriales que deben traducirse en acciones articuladas, según la competencia de cada sector e institución.
Pensar en un trabajo articulado desde la corresponsabilidad trasciende la enumeración de las diferentes acciones que realiza cada institución. Conlleva conocer los derechos de NNA, las vías formales para su garantía, los resortes institucionales para su defensa y comprender que la protección de derechos implica tomar decisiones que involucran a la totalidad de actores que integran el Sistema de Protección Integral de NNA.

La intervención frente a los abusos sexuales demanda respuestas que tienen que ser interdisciplinarias e interinstitucionales.   Además del objetivo fundamental, que es la atención de cada una de las situaciones, hay otro objetivo, no menos importante, que es ir construyendo rutas de acción para mejores respuestas institucionales.
También se deben implementar acciones de prevención tendientes a evitar la reiteración de episodios y el incremento de sufrimientos y daños de NNA.

A quién va dirigido
Estos lineamientos están dirigidos a integrantes de equipos de salud, de la comunidad educativa, de organismos del sistema de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes, a operadores y operadoras de diversos ámbitos del sector público que tienen la responsabilidad de dar respuestas a las necesidades y demandas de niñas, niños y adolescentes que han sido víctimas de  abusos  sexuales.

Población foco
Los lineamientos detallados en este documento están especialmente  orientados a niñas, niños y adolescentes con capacidad gestante menores de 15 años. Se trata de una población prioritaria del Plan ENIA por dos razones:
.- por un lado a causa de la gravedad y magnitud de los embarazos forzados que son producto de abusos sexuales en la Argentina; 
.- y por el otro, porque esta problemática no siempre está contemplada en los protocolos existentes en las provincias en donde se está implementando el Plan ENIA. No obstante, estos lineamientos también pueden ser seguidos en el abordaje de abusos sexuales hacia niñas, niños y adolescentes de otras edades. 



Niña "maltratada" por su madre se mata: "El mejor regalo de reyes es que yo me quite la vida" .

Grijalva Tamayo reconoció que 80% de los casos que se tratan en el Centro de Salud Mental Cielo Claro
de menores que confiesan que han pensado en quitarse la vida, 
obedecen realmente a casos de maltrato.

Niño que dice, o que tiene una ideación suicida, 
no busca el suicidio per se, 
sino que busca evitar el maltrato y el abuso 
y estamos hablando de ocho de cada diez casos.

Mario Luis Ramos Rocha, 
Fuente Sol del Centro.




“Queridos Santos Reyes, sólo quiero pedirles que mi mami sea la mujer más feliz del mundo, después de que yo ya no esté, ya que solo soy un estorbo y desgracia en su vida desde que nací, pues fui la causa de que mi papá se marchara de mi casa.
“Quiero pedir que mi mami esté tranquila y no trabaje mucho, el mejor regalo que puedo pedir es su felicidad.

“Espero algún día te acuerdes de mí y en el cielo por fin me abraces. Creo que el mejor regalo de reyes es que yo me quite la vida. Pues siempre me decías que ojalá y nunca hubiera nacido. Te quiero mucho mami, sé que los reyes no existen, pero yo te doy este gran regalo”.

La niña de 10 años tomó la decisión de quitarse la vida como "regalo" por el día de Reyes para su madre, quien presuntamente la maltrató en vida, culpándola de ser la causa del alejamiento de su padre.
El hecho ocurrió durante la mañana del 6 de enero en el municipio de Cosío, en el estado mexicano de Aguascalientes. La niña antes de ahorcarse dejó esa desgarradora carta en la que describe sus razones. 

La muerte de una niña de diez años, ocurrida el pasado viernes en el municipio de Cosío, podría no tratarse de un suicidio, como se dio a conocer originalmente, sino obedecer a un homicidio.

El director de Salud Mental del Instituto de Servicios de Salud de Aguascalientes (ISSEA), Héctor Grijalva Tamayo, explicó que este hecho está siendo investigado por las autoridades correspondientes, dado que se han encontrado “elementos extraños”, que levantan sospechas sobre el particular.

Lo que hemos sabido, de una manera muy informal por parte de las autoridades es que hay suspicacias de que pudiera más bien tratarse de un homicidio. 
No lo sabemos, pero basándonos en la experiencia, hay muchos casos de suicidio infantil, si, que en realidad son casos de maltrato. 
Grijalva Tamayo reconoció que 80% de los casos que se tratan en el Centro de Salud Mental Cielo Claro, de menores que confiesan que han pensado en quitarse la vida, obedecen realmente a casos de maltrato.

Niño que dice, o que tiene una ideación suicida, no busca el suicidio per se, sino que busca evitar el maltrato y el abuso y estamos hablando de ocho de cada diez casos. En este caso en específico nosotros estamos buscando a la familia, no se ha encontrado a la mamá, tenemos un equipo encabezado por una sicóloga, donde se les ayuda.


¿Caminando hacia la autonomía?. Significados del trabajo de los niños en Alemania.

Los niños no consideran que su trabajo esté en oposición a la escuela, 
 sino que constituye una posibilidad más para adquirir nuevas experiencias 
y para ampliar su propio espacio de actuación.

Beatrice HUNGERLAND, Manfred LIEBEL, 
Anja LIESECKE y Anne WIHSTUTZ
Unv.Cc. Aplicadas de Standal/Magdeburg, 
Universidad Tecnológica de Berlín,
Política y sociedad, ISSN 1130-8001, 
Vol. 43, Nº 1, 2006, págs. 125-138.


El presente artículo refleja los resultados de un proyecto de investigación cualitativa que estudia las experiencias e interpretaciones propias de niños de 9 a 15 años de edad en una gran ciudad alemana. 

El estudio se basa en un concepto abierto del concepto «trabajo», incluyendo tanto el trabajo remunerado como el no remunerado. 

Lo más importante para los niños es que su trabajo les permita actuar de manera autónoma y que les brinde reconocimiento. La forma preferida ¿pero no la única posible¿ de este reconocimiento es, para ellos, una remuneración adecuada. 
Cuanto más les permita aplicar sus propias competencias, cuanto más visible sea el beneficio... (Ver más) concreto de su trabajo para los demás y cuanto mayor sea su reconocimiento por parte de los adultos en su entorno social, mayor es la seriedad con la que los niños se dedican a su trabajo. 
Los niños no consideran que su trabajo esté en oposición a la escuela, sino que constituye una posibilidad más para adquirir nuevas experiencias y para ampliar su propio espacio de actuación. 
La experiencia propia del trabajo puede convertirse en un elemento importante de la autonomía participativa de los niños y contribuir a fortalecer su estatus social y a fomentar su participación activa en la sociedad.

Aprobado Anteproyecto de Ley O de Protección Integral a la Infancia y a la Adolescencia frente a la violencia.

el Anteproyecto de Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia 
frente a la Violencia 

Resumen:
 . El plazo de prescripción de los delitos más graves contra menores no empezará a contar hasta que la víctima cumpla 30 años

. La norma, que modifica 11 leyes, incorpora una definición amplia de violencia que abarca cualquier tipo de maltrato físico, psicológico y emocional, incluidos, los castigos físicos o el trato negligente

. Se incluye un nuevo catálogo de delitos cometidos a través de internet que incluye la incitación al suicidio, a cometer infracciones sexuales o la promoción de trastornos alimenticios

. Los centros escolares contarán con protocolos para la prevención, detección y actuación ante casos de violencia, así como con un coordinador de bienestar y protección encargado
de vigilar la correcta aplicación de los mismos

. También se desarrollarán protocolos en los ámbitos sanitarios, deportivos y de ocio 

. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad contarán con unidades especializadas en violencia sobre los menores 

El Consejo de Ministros ha aprobado, a propuesta de los ministerios de Justicia; Sanidad, Consumo y Bienestar Social; e Interior, el anteproyecto de Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia
La propuesta tiene como objetivo general el convertir la infancia en un bien colectivo que merece especial protección. De esta forma, el Gobierno da respuesta al problema de la violencia contra la infancia y apuesta de forma decidida por un modelo que sitúa a niñas, niños y adolescentes en el centro de las políticas de los poderes públicos como titulares de derechos subjetivos.

El anteproyecto, que modifica 11 leyes, establece un concepto de violencia muy amplio que abarca, toda forma de perjuicio o abuso físico, psicológico o emocional, incluidos las agresiones o abusos sexuales, los castigos físicos, el simple descuido o el trato negligente. Se castiga todo tipo de violencia sea cual sea su forma de comisión, incluida la realizada
por medio de las tecnologías de la información y la comunicación. 

Derivado de su carácter integral, la norma plantea la elaboración de la  Estrategia de Erradicación de la Violencia sobre la Infancia y la Adolescencia e incorpora medidas de concienciación, prevención, detección, e intervención en diferentes áreas, entre las que destacan el ámbito sanitario, educativo, judicial, de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad o de las nuevas tecnologías, entre otros. 

Estas son algunas de las novedades 
que introduce la norma en sus distintos ámbitos de actuación:

. De carácter transversal:
Se establece el deber de cualquier persona que advierta una situación de desprotección, riesgo o violencia sobre un menor a comunicarlo ante la autoridad competente. Y si los hechos pudieran ser constitutivos de delito, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, al Ministerio Fiscal o a la autoridad judicial. 

Este deber se configura de una manera más exigente para  colectivos que por razón de su profesión tienen un contacto habitual con menores o llevan a cabo una función de protección (profesionales sanitarios, trabajadores en centros de enseñanza, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, etc.).

Se modifica la Ley Orgánica del Defensor del Pueblo para crear un nuevo adjunto (el tercero) especializado en la violencia sobre la infancia y la adolescencia. 


. En el ámbito de la Administración de Justicia: 
Se incorporan importantes medidas de carácter penal, procesal y penitenciario para garantizar tanto la protección de los menores como dotar de una mayor firmeza a la respuesta ante situaciones de violencia.  

Se modifica el Código Penal para ampliar de forma muy relevante el plazo de prescripción de los delitos más graves contra los menores. En los delitos relativos a la tentativa de homicidio, delitos sexuales, las lesiones agravadas, maltrato habitual y trata de seres humanos cometidos sobre personas menores de edad, el inicio del cómputo del plazo para su prescripción comienza cuando la víctima cumple los 30 años. Actualmente comienza a contar a partir de los 18 años. 

El anteproyecto, además, endurece las condiciones de cumplimiento de los condenados por agresiones sexuales a menores, que no podrán acceder a los permisos penitenciarios o al tercer grado hasta que hayan cumplido la mitad de la pena. También se endurece su acceso a la libertad condicional impidiendo que el juez pueda anticiparla a las dos terceras partes de la condena. 

El texto incluye un nuevo catálogo de delitos contra menores y adolescentes cometidos a través de internet y tecnologías de la información y la comunicación, que incluye la incitación al suicidio, a la autolesión, a la comisión de delitos contra la libertad e indemnidad sexual o la promoción o facilitación de trastornos alimenticios. 

Estas nuevas infracciones se complementan con la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que permite al juez retirar contenidos ilícitos de páginas web como medida cautelar durante la investigación del caso. En todos los delitos sexuales y de trata, la condena conllevará la inhabilitación para cualquier profesión u oficio que suponga contacto regular y directo con menores.

La reforma penal modifica la agravante genérica de discriminación para incluir en ella la edad, razones de aporofobia o exclusión social o “cualquier otro motivo basado en un prejuicio discriminatorio”.

El anteproyecto también incluye otras novedades que afectan a la Ley de  Enjuiciamiento Criminal. El texto deja en manos del representante legal o  el Ministerio Fiscal la decisión sobre si un menor debe o no declarar en un juicio. También obliga a comparecer en el juzgado a los testigos que sean familiares de la víctima menor de edad (hasta ahora estaban
dispensadas). 

Por último, obliga a los jueces de instrucción a recurrir a la prueba preconstituida (la que no tiene que reproducirse durante el enjuiciamiento) cuando el perjudicado tenga menos de 14 años. El juez o tribunal que se encargue después del juicio está obligado con carácter general a no llamar a los menores para que declaren en la vista salvo en situaciones excepcionales. 

Entre las nuevas medidas también se incluye la obligatoriedad de formación inicial y continuada en materia de derechos de niños, niñas y adolescentes, y en violencia contra la infancia y la adolescencia para jueces y magistrados, miembros de la carrera fiscal, letrados de la administración de justicia y los funcionarios judiciales. Los internos condenados por este tipo de delitos tendrán que asistir a programas específicos de formación en estos temas con el fin de evitar su reincidencia.

. En el ámbito educativo: 
Se dotará a los centros educativos de protocolos de actuación frente a indicios de acoso escolar, ciberacoso, acoso sexual, violencia de género y cualquier otra forma de violencia. Todos los centros deberán tener un coordinador de bienestar y protección que se encargará, entre otros aspectos, de vigilar la correcta aplicación de los protocolos que contemplarán la forma de iniciar el procedimiento, los sistemas de notificación y la coordinación de los profesionales responsables de cada actuación. 

. En el ámbito sanitario: 
En coordinación con las comunidades autónomas se elaborará un protocolo común de actuación sanitaria donde se establecerá qué medidas se deben adoptar si se detecta un caso de violencia sobre una persona menor de edad. Los registros relativos a la atención de las personas menores de edad víctimas de violencia se harán constar en la historia clínica, lo que permitirá un mejor seguimiento de los casos que se  produzcan. 

. En el ámbito de los servicios sociales de atención primaria: 
Se reconoce a los funcionarios que desarrollen su actividad en los servicios sociales de atención primaria la condición de autoridad pública y se les habilita para adoptar las medidas de protección necesarias, coordinando los recursos de los que se disponen en el territorio. Se anuncia la creación del registro Central de Información sobre la Violencia contra la Infancia y la Adolescencia, que recogerá los datos recabados por las Administraciones públicas, el Consejo General del Poder Judicial y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. 

. En el ámbito del deporte y el ocio: En el ámbito del deporte y el ocio:
Las entidades que realizan actividades de deporte y ocio con menores de manera habitual (y, en todo caso, la Red de Centros de Alto Rendimiento y Tecnificación Deportiva, Federaciones deportivas y escuelas municipales) deberán contar con protocolos de actuación para la prevención, detección y actuación frente a posibles casos de violencia. Asimismo, deberán contar con la figura del “Delegado de Protección”.

. En el ámbito de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: 
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de las Comunidades Autónomas y de las entidades locales dispondrán de unidades especializadas en la prevención y detección de situaciones de violencia sobre los menores de edad. Se adoptarán medidas para evitar la victimización secundaria de los menores (adopción inmediata de las medidas provisionales, se obviará la práctica de toda diligencia que no resulte imprescindible y se impedirá cualquier tipo de contacto directo o indirecto con la víctima). 

Revista GSIA, Mes de Diciembre 2018.

Hablando de Infancia y Adolescencia.


La Asociación GSIA edita una publicación periódica  y  digital
que analiza la actualidad recogida por los medios 
en relación a la infancia y la adolescencia, 
aportando nuestro propio enfoque 
con distintos secciones, artículos y columnas de opinión.

   El Día Universal del Niño: 

El día 20 de noviembre de cada año fue señalado por la Asamblea de las Naciones Unidas, ya tan lejos como en 1954, como la fecha apropiada para que todos los países lo celebraran como una jornada de fraternidad y entendimiento entre todos los niños y niñas del mundo y dedicada a la promoción de su bienestar. 
El 20 de noviembre rememora también, al cabo de los años, la fecha en la que se adoptó primero la Declaración de los Derechos del Niño, en 1959, y la Convención de los Derechos del Niño, en 1989... 


Acceso números anteriores de la Revista "Hablando de Infancia y Adolescencia".

También en la web puedes encontrar Documentación relativa a la infancia y la adolescenciaartículos, documentación, investigaciones, estudios,  legislación, etc.

"Conectados: usos positivos, creativos y seguros de las TIC”. Jornada.

Fad, Google y BBVA, en su compromiso con la alfabetización digital, organizan el próximo martes 22 de enero el evento "Conectados: usos positivos, creativos y seguros de las TIC”. 

El evento tiene como objetivo aumentar el conocimiento sobre las posibilidades que tienen las redes como espacios de relación, de creación, de enseñanza/aprendizaje o de emprendimiento, así como de las herramientas que posibilitan estos usos. 

A raíz de los resultados obtenidos en la investigación "Las TIC y su influencia en la socialización de adolescentes", se profundiza en cómo las y los más jóvenes gestionan su yo online y lo compatibilizan con el offline

Además, la ministra de Educación y Formación Profesional, María Isabel Celaá, hará entrega de los Premios Conectados 2018.  

La inscripción es gratuita. Plazas limitadas hasta completar aforo. Realiza tu inscripción y consulta el programa aquí.

Trabajo infantil: lo bueno y lo malo.

Muchas niñas y niños mejoran sus vidas actuales y futuras a través del trabajo. 
En vez de prohibir su empleo, los programas para proteger a la infancia trabajadora 
deberían llevarse a cabo en función de sus intereses.
El trabajo infantil puede significar explotación, muchas horas de trabajo, 
malas condiciones laborales y pocas oportunidades de progresar. 
Sin embargo, 
la mayor parte del trabajo hecho por menores (incluso algún trabajo clasificado como «explotación infantil»
no es dañino y puede contribuir a su desarrollo.  

Michael Bourdillon, 





Vietnam. Tran Quoc Dung for the ILO/Flickr.
Creative Commons.
Las niñas y los niños imitan instintivamente las actividades de quienes les rodean, incluso el trabajo remunerado o no que se realiza en la familia y en la comunidad. 
De esta manera, adquieren experiencia y confianza en sí mismos, aprenden el comportamiento y los valores culturales, y establecen su posición como parte de sus familias y comunidades, con responsabilidades y derechos. 

Crecer requiere ampliar las relaciones más allá de las que se tienen en casa. El trabajo a menudo brinda una gama más amplia de posibilidades que la escuela. Con frecuencia, las personas jóvenes citan las atracciones sociales como una razón para buscar trabajos temporales o de media jornada. En el trabajo, aprenden a comprometerse en las relaciones con quienes les contratan y con la clientela, y a compartir la responsabilidad. Incluso el trabajo en la calle puede ser educativo. La experiencia laboral en la niñez y adolescencia puede contribuir a tener un ingreso y un empleo posterior, sobre todo cuando se trata de un oficio o una profesión. Aprender en el trabajo brinda beneficios que las instituciones de formación profesional, con frecuencia, no ofrecen y que pueden mitigar el desempleo juvenil. Por todo esto, el empleo de menores no necesariamente perpetúa la pobreza u obstaculiza la educación.

En algunas ocasiones, las personas jóvenes han comentado que el trabajo, no así la escuela, les da un sentido de responsabilidad. En África, los valores clave de cooperación y responsabilidad social reciben poca atención en las escuelas, donde el único criterio de éxito suele ser el logro académico. Para quienes tienen poca aptitud para la escuela, el sentido de logro debe venir de otras actividades fuera de la clase; para algunas personas viene del deporte, para muchas, del trabajo. Así, el empleo puede ofrecer un objetivo y una esperanza a las niñas y niños desfavorecidos, y también puede aliviar tensiones en la casa o escuela.

En comunidades pobres, el trabajo puede pagar por la alimentación necesaria para el desarrollo físico y cognitivo de niñas y niños. Varios estudios han demostrado que las niñas y niños trabajadores están mejor alimentados y más saludables que quienes no trabajan. Incuso si no se necesita como sustento, el trabajo puede contribuir a una mejor calidad de vida, gastos escolares y viajes fuera de sus comunidades (a estos últimos se los califica erróneamente como trata de personas).

El trabajo de las niñas y niños ayuda a lidiar con las crisis económicas, como cuando la persona que provee para la familia enferma o cuando hay una mala cosecha. El orgullo de niñas y niños por su trabajo puede mitigar traumas resultantes de estas crisis y contribuir a la resiliencia. Trabajar en agricultura y en otras empresas familiares puede contribuir a superar la pobreza y ser una señal de éxito económico.

Pocos de estos beneficios son específicos de la edad. Por lo tanto, la prohibición de trabajo a cualquier edad puede privar a las niñas y niños de oportunidades para mejorar sus vidas en el presente y de experiencias de aprendizaje para el futuro. Cuanto mayor es el rango de trabajos prohibidos, más son las oportunidades que se pierden.
 Las niñas y niños que trabajan, a menudo prefieren empleos que les ofrezcan esperanza para el futuro, incluso cuando conlleven riesgos. Estas niñas y niños comparan los beneficios con respecto a los costos. Quienes intervienen en representación de los menores necesitan hacer lo mismo. Los costos y beneficios varían con el contexto, en especial la accesibilidad y la calidad de la educación, las aptitudes de determinadas niñas o niños, las situaciones de ciertas familias y los mercados laborales locales. Las evaluaciones específicas de cada contexto son difíciles y se realizan a nivel local más que a través de patrones universales. A causa de esto, las políticas para proteger a las niñas y niños de la explotación y el trabajo nocivo buscan criterios más simples, como una edad mínima de inserción en el mundo laboral. Muchas intervenciones aseguran tratar sobre la protección a niñas y niños del trabajo nocivo; pero, en la práctica, se centran en la edad para el empleo. Estos estándares de edad mínima se han convertido en una cuestión de fe generalizada, a pesar de la falta de evidencia de que la edad y el empleo se correlacionan con el trabajo nocivo.

Existen muchas aristas en esta discrepancia entre la intención de proteger a las niñas y niños del trabajo nocivo y el criterio práctico de intervención en la edad de empleo. En comunidades pobres, la intervención basada en patrones de edad mínima se enfoca a menudo en el empleo en el sector formal (particularmente en industrias de exportación), en el que usualmente se encuentran los mejores trabajos; esta intervención ignora ampliamente el trabajo informal o no remunerado, que pueden conllevar más explotación. Además, dichas intervenciones no se preocupan por las condiciones laborales de las niñas y niños mayores. Las niñas y niños despedidos del trabajo a causa de su edad raramente terminan en una situación mejor como resultado —aunque aquellos cuya situación se mejora en otros aspectos, a menudo terminan haciendo menos trabajo—. Bajo el argumento de que no deberían estar trabajando, a veces se niega el apoyo a niñas y niños más pequeños y vulnerables que necesitan o quieren trabajar, y sus contribuciones se rebajan a la categoría de «ayuda» que no se remunera por miedo al estigma del trabajo infantil. En comunidades rurales, las niñas y niños participan en todo tipo de trabajos para sus familias, pero se les prohíbe emprender tareas benignas en plantaciones familiares orientadas a la exportación, perdiendo así el aprendizaje que dichas tareas podrían brindarles.

A diferencia de los programas para la abolición del «trabajo infantil», los programas de protección podrían tener en cuenta sus necesidades y los beneficios de su trabajo. Muchas personas empleadoras se muestran preocupadas por sus empleadas y empleados jóvenes y están dispuestas a mejorar las condiciones de trabajo para ofrecer un empleo seguro, digno y que permita la escolarización. Ha habido muchos programas escolares exitosos y flexibles que se adaptan a las niñas y niños que trabajan. Un programa en Egipto apoyaba en la búsqueda de un trabajo más seguro y digno con el objetivo de apartar a las niñas y niños del trabajo nocivo y tuvo cierto éxito para aquellos mayores de 15 años (algunas empresas que temían por la respuesta de sus mercados europeos rehusaron contratar a niñas y niños más pequeños, por lo que algunos de ellos permanecieron en trabajos nocivos).

En América Latina, Asia y África, los trabajadores y las trabajadoras jóvenes han recibido apoyo en la formación de sus propias organizaciones para defender sus intereses. Además de la protección de pares, estas organizaciones han brindado beneficios en materia de desarrollo. Sus actividades son sensibles a las necesidades de trabajadoras y trabajadores jóvenes. El Movimiento africano de niñez y juventud trabajadora, por ejemplo, trata de ayudar a trabajadoras y trabajadores jóvenes migrantes a alcanzar sus objetivos en vez de insistirles en que vuelvan a sus casas rurales. El movimiento de niñas y niños trabajadores en Bolivia convenció al gobierno de que corrigiera el código de menores para cumplir con las necesidades de las niñas y niños pobres, en lugar de impedirles que ganasen dinero.
Esto apunta a una forma constructiva de proteger a niñas y niños del trabajo nocivo: en lugar de sostener la mala idea de impedir que trabajen, se les apoya para garantizar que se beneficien del trabajo que hacen.

Para un debate más completo,