II PLAN ESTRATÉGICO NACIONAL DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA
(II PENIA 2013--2016)
GRUPO DE TRABAJO PARA EL SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN
del II PLAN ESTRATÉGICO NACIONAL DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA (2013-2016),
con la colaboración del Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA).
Aprobado por el Pleno del Observatorio de la Infancia de
13 de noviembre de 2015
1. INTRODUCCIÓN
En abril de 2013 el Gobierno de España aprobó el II PLAN ESTRATÉGICO NACIONAL DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA (II PENIA). Este Plan constituye el marco para la cooperación entre las Administraciones Públicas, así como con otros actores sociales implicados, con el fin de llevar adelante un conjunto de acciones dirigidas a promover el bienestar de la infancia en España, en aplicación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, ratificada por nuestro país en 1990.
La finalidad principal de este Plan es la de avanzar al máximo en el cumplimiento de los derechos de la infancia y la adolescencia en España. En consecuencia se propone promover, desde los poderes públicos, un conjunto de medidas orientadas a cubrir las necesidades de niños, niñas y adolescentes, así como a facilitar su participación activa en la vida social, escuchar su voz y sus opiniones como ciudadanos activos y participativos.
En el propio Plan se establece la necesidad de contar con mecanismos de seguimiento y evaluación de las actuaciones desarrolladas durante la vigencia del mismo, con objeto de conocer el grado de cumplimiento de los objetivos propuestos, así como los avances en la promoción y defensa de los derechos de la infancia que se van produciendo.
Por ello, en el capítulo VII del Plan aprobado, está prevista la realización de una evaluación intermedia que permita valorar el nivel de desarrollo alcanzado por el Plan, así como detectar las posibles necesidades de realizar ajustes o incorporar las actuaciones que se manifestaran como necesarias para garantizar el logro de sus objetivos.
Una vez transcurrida la mitad del período de vigencia del Plan, se ha procedido a la realización de su evaluación intermedia, consistente en un análisis riguroso del grado de cumplimiento de sus medidas destinado a:
- Analizar su pertinencia, eficacia, eficiencia, impacto y sostenibilidad
- Estudiar la adecuación de sus medidas y objetivos a la realidad social siempre cambiante de la infancia y adolescencia.
- Analizar su encaje con nuevos instrumentos de planificación de políticas sociales de relevancia en esta área.
Dicho en otras palabras, se ha tratado de obtener la “fotografía actual” de la situación del Plan, analizando la estructura de recursos que se están empleando (organización, coordinación, presupuestos, etc.), cómo se están desarrollando los procesos y cuáles son los resultados que se han obtenido hasta el momento.
Para ello ha sido preciso seguir un procedimiento metodológico que ha consistido fundamentalmente en una recogida sistemática de toda la información relativa a la ejecución del Plan, así como de aquella otra información de su entorno con efectos o repercusión en el mismo. Una vez obtenida esta información, el segundo paso ha sido proceder a su análisis, y el tercero presentar los resultados de ese proceso, dando cuenta de la situación así como de las recomendaciones y mejoras aplicables en las sucesivas etapas del Plan.
El presente documento corresponde a esa tercera fase. De este modo, después de una descripción somera de la estructura y características del II PENIA, así como de una explicación del camino metodológico que se ha seguido, se presentan los resultados, tanto los de carácter general como los específicos referidos a cada uno de los objetivos, si bien, al objeto de hacer más dinámica la lectura del informe, se refieren solamente los logros más destacados, mientras que el detalle completo de las actuaciones llevadas a cabo, medida a medida, se ha recogido en documento aparte.....
..... 5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
5.1. CONCLUSIONES
La primera conclusión que se desprende del análisis de la evaluación intermedia es que el II Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia 2013-2016 tiene un buen nivel de implantación, puesto que el 92,7 % de las medidas y submedidas propuestas se encuentran en desarrollo y muestran ya resultados. Esta cifra global esconde, no obstante, que se desconoce lo que sucede en algo más de la mitad de administraciones públicas
tan importantes en la realización del II PENIA como son las Comunidades Autónomas. La naturaleza de la mayoría de las medidas en las que éstas se encuentran implicadas, así como una consulta (hasta donde lo permiten los datos publicados) a distintas fuentes de información, permiten suponer que la falta de respuesta no significa una falta de compromiso con los objetivos del II PENIA por el bienestar de la infancia. No obstante esto
no ha podido ser conocido ni valorado a la hora de realizar esta evaluación intermedia.
Es preciso hacer constar que el nivel de respuesta de los órganos que dependen de la Administración General del Estado ha sido mucho más alto, en proporción, que el correspondiente a las Administraciones Autonómicas.
Siguiendo con las cuestiones incluidas como objetivo de esta evaluación, cabe hacer referencia a la coordinación del II PENIA, que corre a cargo de la Subdirección General de Infancia del MSSSI. Del análisis de la información obtenida se desprende que la labor de seguimiento, casi cotidiano de la aplicación del Plan ha resultado muy positiva, en el sentido de dar coherencia a un conjunto de actuaciones que, en muchos aspectos, se encuentran dispersas y, así mismo, de disponer de los contactos suficientes como para movilizar recursos para el Plan.
Sin embargo, esta función coordinadora puede no estar siendo igualmente entendida desde el exterior, a juzgar por algunas de las respuestas a los cuestionarios de la fase cualitativa. Es posible que esta coordinación pueda hacerse más visible, y más eficaz, siguiendo en el tiempo que resta hasta la finalización del plazo establecido para el Plan, algunas de las recomendaciones que se realizan en el apartado siguiente.
A propósito de estas opiniones vertidas en los cuestionarios abiertos cabe decir que, aunque parece haber cierto convencionalismo en las respuestas (que se manifiesta, por ejemplo, en los objetivos a los que dan más importancia que son los convencionales, referidos a la protección, frente a los más novedosos, como la participación) conviene prestar atención a las sugerencias que proponen, por si fueran de utilidad para aumentar
y mejorar la eficacia del II PENIA.
Una de tales sugerencias se refiere a la propia metodología del Plan y a la ausencia de metas medibles en el mismo, cosa a la que se hará mención en este mismo documento, un poco más adelante.
Antes cabe mencionar lo relativo al tema presupuestario. Se trata de un tema complicado, puesto que, si bien cualquier acción puede tener un valor económico, la mayoría de las veces éste no es desagregable del gasto general del organismo que la lleva a cabo. Si a esto se añade lo desigual de la información obtenida, se puede comprender que, en este momento, puede conocerse parte de los recursos económicos aplicados al Plan, pero no todos, y ni siquiera los aplicados a las medidas de las que se tiene información de cumplimiento.
Por lo que se refiere a esto último, el cumplimiento, tal como ya se ha dicho, se ha utilizado un criterio muy estricto para calificar a una Unidad de evaluación como “cumplida” (solo cuando se trataba de una acción puntual que se agotaba en un acto) sin embargo las medidas “en proceso”, que son las más numerosas, son las que ya aunque se han ejecutado, produciendo resultados positivos, se entiende que continúan en marcha, bien porque tienen un tipo de realización periódica (para poner un ejemplo sencillo: las actividades de conmemoración del día del niño, o las estadísticas de protección) o porque, habiéndose comenzado las actuaciones para su realización, no han llegado aún a culminarse sus objetivos.
5.2. RECOMENDACIONES
Antes de pasar a las recomendaciones es preciso comentar las características de diseño del II PENIA que tienen gran influencia en los resultados:
El diseño del II PENIA tiene fundamentalmente un defecto, y este es que, salvo excepciones que justifican la regla, carece de METAS, cuantificadas o cuantificables y medibles. Esto significa, dicho en lenguaje sencillo, que si no se conoce cuánto se quería hacer, es difícil que se pueda valorar lo que se ha hecho, solo se sabrá que se ha hecho algo, pero no si eso responde al objetivo de “lo que se quería hacer”.
Junto a ello está la generalidad excesiva con la que están formuladas algunas medidas (que en muchos casos expresan la filosofía de la acción, pero no la acción en sí).
Por último, además del tema de la heterogeneidad en el enunciado y contenido de las medidas, está el de la calificación de los organismos en “competentes” y “colaboradores”, y la concurrencia indiscriminada de los mismos en una misma medida.
Estos defectos, que se han puesto de manifiesto en esta evaluación intermedia, son subsanables, en buena parte, precisamente gracias al trabajo de clasificación y sistematización realizado para la misma.
Las recomendaciones en este sentido son las siguientes:
- No esperar a la evaluación final, sino hacer un seguimiento del Plan, con una recogida de datos, al menos en el plazo de un año.
- En esta nueva recogida de datos (y asimismo en la recogida final) habrá que tratar de concretar la información que se pide, para lograr así unos datos más precisos, analizables y evaluables. Para ello se propone:
.- Utilizar los indicadores de actividad (afinándolos si fuera el caso) para que los organismos respondan de modo más preciso y avanzar en la mejora de los indicadores de aplicación de las medidas existentes y la recogida de información.
.- Preguntar solamente a los organismos “Competentes” en cada Unidad de Evaluación. Se entenderá que estos son los que han respondido en la evaluación intermedia, así como los que no han respondido, pero no han dicho expresamente que no son competentes.
.- Se podría hacer una excepción para preguntar a las entidades ajenas a la administración (ONG, asociaciones, fundaciones, etc.) que aparecen mencionadas como “Colaboradoras” siempre y cuando la información de su colaboración no fuera facilitada por la propia Administración (central, autonómica) con la que colabora.
.- Mejorar la participación de los actores especialmente FEMP y las Comunidades Autónomas. La implicación de éstas últimas en la ejecución del II PENIA merece una consideración especial, ya que ellas son las responsables en buena medida de la consecución de sus logros. Algunas recomendaciones para ello serían, aparte de las ya mencionadas en el punto anterior:
*.- Establecer algún tipo de canal de información continuado con ellas sobre el II PENIA (por ejemplo, compartiendo información).
*.- Apoyarse en el Observatorio de la Infancia como motivador y mediador en el intercambio de informaciones.
- Mantener elevado el “espíritu del II PENIA” es decir, que se sepa que se está realizando, que se comuniquen sus logros, que se difundan sus objetivos, que se llame a la cooperación (especialmente la de los niños y las niñas, que por falta de tiempo no han podido ser consultados en esta instancia).