Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Una violencia que, en el caso de mujeres como Triciana,
puede comenzar siendo aún una niña.
"...Es increíble lo que viven las niñas y cuánto necesitan expresarse. Parecía que estuvieran esperando para desahogarse, para hablar del matrimonio infantil, de las violaciones que sufren yendo a recoger leña o agua...”.
"¿Es culpa mía ser una niña? El odio y la tristeza me invaden… Para mi corazón no hay protección y mi alma está sumida en un inmenso terror. Soy una víctima de violación en mi entorno existencial, una víctima de acoso y explotación sexual”.
Este es uno de los primeros versos que Triciana escribió en su adolescencia sin saber que, algún día, se convertiría en la campeona nacional chadiana de slam poetry, un tipo de poesía oral y de improvisación con un fuerte componente reivindicativo.
Triciana asegura que el slam la ha salvado y, ahora, ella quiere apoyar a las niñas para que puedan vivir una infancia libre de miedos.
A través de La LUZ de las NIÑAS, la artista ha acompañado a las niñas refugiadas del Lago Chad durante una serie de talleres para que puedan nombrar la violencia que viven y expresar sus emociones a través de la poesía.
“El slam me ha curado, yo he sido una niña que ha sufrido tantas cosas que nunca pensé que iba a contar mi historia, que me iba a abrir al mundo. Pero ahora, gracias al slam, soy una mujer que habla de su historia de violencia y que quiere ayudar a otras a que expresen tantas de las historias llevan en silencio”.
Chad se encuentra entre los 3 primeros países a nivel mundial con mayor tasa de matrimonios infantiles. Un 61% de las niñas han sido casadas antes de los 18 años y un 24% antes de los 15. “La situación de las niñas en Chad es deplorable.
Es increíble lo que viven las niñas y cuánto necesitan expresarse. Parecía que estuvieran esperando este taller para desahogarse, para hablar del matrimonio infantil, de las violaciones que sufren yendo a recoger leña o agua”.
En Entreculturas tenemos el compromiso de combatir la violencia hacia las niñas. Por eso, trabajamos en países como Chad y, junto a mujeres valientes como Triciana, para que ninguna niña tenga que preguntarse: “¿Es culpa mía ser una niña?”
Gracias por sumar tu voz y tu compromiso a la causa de las NIÑAS.
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