Cómo vivían los niños hace 1.500 años en Inglaterra durante la Edad Media.

Las tradiciones en torno a la muerte y los entierros han proporcionado a los arqueólogos información clave para entender cómo vivían los más jóvenes en la Inglaterra altomedieval.


Pareja joven y arquero en una celebración del Día de Mayo.
Después de que el Imperio Romano colapsara a principios del siglo V, a las costas británicas llegaron grupos de personas procedentes del noroeste de Europa. Así, entre los siglos V y VII, los pueblos germánicos se asentaron en lo que hoy es Inglaterra.

Las tradiciones en torno a la muerte y los entierros que ellos trajeron brindan hoy información clave sobre la vida y la muerte de las personas de esas comunidades. Además, las tumbas y los ritos funerarios son esenciales para adquirir datos sobre un grupo que a menudo es pasado por alto: los niños.

Dada la falta de registros escritos, la información que tenemos sobre las personas que vivían en la Inglaterra altomedieval suele proceder de la excavación de tumbas. Dos ejemplos de ello son el cementerio de barcos de Sutton Hoo, en Suffolk, y la tumba de cámara de Prittlewell, en Essex. En estos lugares se descubrieron objetos muy elaborados, como el casco de Sutton Hoo. Sin embargo, este tipo de sepulturas son poco frecuentes y nos dan una visión sesgada de la historia, ya que muy pocas personas tenían funerales tan ostentosos.

Durante este periodo histórico, hubo dos tipos de entierro. En el primero, los muertos eran incinerados en una pira abierta, acompañados de objetos y ofrendas de animales. Los depósitos de estos huesos incinerados se encuentran en urnas de cerámica enterradas, en las que, en algunos casos, se añadían objetos no quemados, como peines de hueso. El otro tipo de entierro era más sencillo. El difunto era enterrado en una tumba con objetos que habían sido importantes para él o ella en vida. Esto se conoce como “inhumación".

Pistas del pasado medieval

Los objetos enterrados junto a las personas dan pistas importantes sobre sus vidas. Entre las pertenencias de las tumbas medievales se encuentran joyas y peines, cuchillos y vasijas de cerámica. También puede haber huesos de animales de diversas especies, como caballos, vacas, cerdos, perros, aves y osos.

Los objetos con los que se enterraba a los niños estaban directamente relacionados con aquellos que se les otorgaban en vida. Los análisis han demostrado que los bebés y los niños menores de 12 años tenían menos probabilidades de ser enterrados con ofrendas de animales y, en los casos en los que sí lo estaban, se les obsequiaba con una gama reducida de especies, entre ellas ovejas, cabras o cerdos.

Otro dato interesante es que en las tumbas de los niños suele haber una gama más reducida de objetos, como anillos, peines, cuchillos y malacates. En cambio, a los hombres adultos se les solía enterrar con armas como espadas, escudos y puntas de lanza, y a las mujeres adultas con joyas, incluyendo diferentes tipos de broches. Que los niños fueran enterrados con una menor cantidad de objetos probablemente indica su diferente estatus social, sus funciones dentro del hogar y da información sobre su identidad en vida.

Curiosamente, los restos incinerados de bebés y niños eran enterrados en urnas más pequeñas y sus coetáneos de los cementerios de inhumación eran enterrados con cuchillos más cortos que los adolescentes y adultos. Esto sugiere que las personas recibían cuchillos más largos o vasijas más altas a medida que superaban etapas clave de la vida.

Adolescencia medieval en Inglaterra

Una época crucial para los jóvenes era la adolescencia, ya que asumían nuevos roles y responsabilidades. Es probable que algunas de estas funciones incluyeran la gestión del ganado y la participación en otras actividades económicas, como la artesanía.

Esto casaría con una ley redactada en el siglo VII d.C. que establecía que los individuos de más de diez años eran lo suficientemente mayores como para administrar las tierras y los bienes de su familia. Por lo tanto, una mayor interacción con los animales y una mayor contribución económica podrían haber justificado la dotación de animales o una mayor variedad de objetos en el funeral.

Aunque los niños eran socialmente distintos de los individuos de mayor edad, es evidente que se les cuidaba. Se les incluía en las parcelas de tumbas domésticas entre los grupos que practicaban la cremación.

Además, en ocasiones se enterraba a los niños junto a los adultos en lo que se conoce como "rito de enterramiento múltiple". El emparejamiento demográfico más frecuente era el de un bebé o niño y un adulto. Aunque no podemos asumir que los individuos encontrados en las tumbas múltiples fueran parientes consanguíneos. Lo más probable es que se enterrara a dos personas juntas por compartir atributos sociales, como las creencias ideológicas, o lazos de parentesco.

El arqueólogo Nick Stoodley ha sugerido que las responsabilidades de cuidado de los adultos se prolongaban hasta el "más allá". Esto podría explicar por qué este emparejamiento demográfico es el más habitual.

Mirando al futuro

Aunque los investigadores están empezando a prestar más atención a los niños de contextos altomedievales, el desarrollo de las técnicas osteológicas (que se utilizan para analizar los restos óseos) y los avances en los métodos de análisis nos permitirán conocer mejor a los miembros más jóvenes de la sociedad altomedieval.

Organizaciones como la Sociedad para el Estudio de la Infancia en el Pasado (SSCIP) defienden la investigación centrada específicamente en los niños del pasado y en el importante papel que desempeñaban en la sociedad.

El fomento de la investigación arqueológica centrada en los niños no solo permitirá conocer mejor a los niños de la Inglaterra altomedieval, sino también a los jóvenes de otros momentos de la historia.

* Kirsty Squires es pofesora asociada de bioarqueología en la Universidad de Staffordshire. Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons.


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