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Comunicado de prensa.
Texto :
La ONU ha declarado 2021 Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil en apoyo directo de la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que estipula que el trabajo infantil en todas sus formas debe ser eliminado para 2025.
En respuesta, más de 100 expertos (académicos, profesionales y los propios niños trabajadores) han firmado una carta abierta en la que piden que se adopten enfoques del trabajo infantil más basados en pruebas, en lugar de perseguir este objetivo global tan poco realista y potencialmente perjudicial.
Según las propias estimaciones globales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el trabajo infantil, incluso en un mundo anterior a COVID este objetivo era totalmente irreal. En la actualidad, existe un gran peligro de que la precaria situación de los niños trabajadores se vea aún más perjudicada por las bienintencionadas, pero ineficaces y potencialmente contraproducentes normas anteriores a COVID-19. Retirar a los niños del trabajo no sirve de nada si esto los hunde aún más en la hambruna y las vidas rotas que el trabajo se encargó de mitigar.
"....Para ser útiles, las intervenciones deben adaptarse a situaciones que varían no solo localmente, sino también de acuerdo con el estado y las circunstancias específicas de los niños en cuestión: niños, niñas, niños discapacitados, niños de grupos minoritarios y niños de diferentes estados socioeconómicos. todos tienen distintas necesidades y distintas vulnerabilidades. La intervención debe considerar el bienestar de manera integral: debe atender al bienestar general y al desarrollo de los niños, físico, mental, social y espiritual, según lo estipulado por la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CDN; artículos 17, 23). , 27, 32). Posteriormente, el trabajo infantil y las intervenciones desarrolladas deben evaluarse de acuerdo con los efectos reales, tanto beneficiosos como perjudiciales, en el bienestar de los niños.
En muchas sociedades, los niños son educados para crecer en su responsabilidad y contribución a sus familias y sociedades a medida que adquieren competencias. La participación en el trabajo a menudo contribuye a esta educación, entendiendo que la "educación" va más allá de la escolarización, lo que de hecho se ha demostrado en ocasiones que daña ese aprendizaje cultural. Incluso fuera de la crisis de COVID-19, el trabajo apropiado puede tener beneficios para los niños, que no deben retirarse de aquellos que están en desventaja de otra manera: el trabajo beneficioso debe fomentarse en lugar de prohibirse.
Para garantizar que las intervenciones para poner fin al trabajo infantil logren una mejora integral, ya no podemos continuar ciegamente con el objetivo bien intencionado pero poco realista de eliminar el trabajo infantil para 2025. En su lugar, debemos tener en cuenta lo que los niños trabajadores y sus familias ya están haciendo para mitigar sus dificultades y mejorar sus vidas, y considerar cómo, tanto en respuesta a las crisis de COVID como al futuro precario, podría ser posible aprovechar esto.
Por lo tanto, hacemos un llamado a la ONU, UNICEF y el Comité de la CNUDN como los supervisores principales de la CNUDN junto con la OIT para facilitar un diálogo más inclusivo entre gobiernos, agencias de la ONU, donantes, ONG, investigadores y los propios niños trabajadores".
El logo de la iniciativa # CovidUnder19 fue creado y elegido por niños y jóvenes. |
Fuente Tierra de Hombres
Published on behalf of the International Research Society for Children’s Literature.
Vista de la Cañada Real Galiana.
"La ciudadanía tiene que ser capaz de entender que la situación en la que estamos no se va a resolver por la fuerza, sino encontrando las fisuras a nuestro propio Estado de Derecho para conseguir lo que por ley es imposible: que se pueda resolver la situación de la luz". Agustín Rodríguez Teso es, desde hace dos décadas, párroco de Santo Domingo de la Calzada, la parroquia de La Cañada Real. Tras más de cien días sin luz, azotados por el coronavirus, arrasados por la borrasca Filomena, los vecinos siguen exigiendo una solución a la empresa Naturgy y las administraciones para que los sectores 5 y 6 de este rincón olvidado de Madrid vuelva a tener luz. La vida, y el futuro, de centenares de niños, está en juego.
El cura, que ha abierto la parroquia durante el temporal, sigue luchando, aunque no es optimista: "Vamos a tener una situación de fracaso escolar generalizado que no sé si alguien podrá colocar en una estadística, pero va a ser un dato atroz. Y un dato atroz de fracaso compartido". ¿La solución? No la hay, o consiste en "tener el arrojo suficiente para ir al límite y ponerse en la tesitura de tener que transgredir la ley".
Toda la información en www.religiondigital.org
Camilo 5 años OMEP. Argentina |
La primera infancia cuenta con un importante lugar en la agenda pública, en todo el planeta. Su identidad sigue siendo debatida por pedagogos, académicos, gestores de la política, legisladores, organizaciones sociales y no gubernamentales y organismos internacionales públicos y privados.
Bajo esta identidad se agrupa una amplia variedad de instituciones, programas, servicios y políticas que dirigen sus intervenciones a niñas y niños desde su nacimiento y durante los primeros años de vida, ese entramado reproduce heterogeneidad, fragmentación y una profunda desigualdad.
Heterogeneidad porque lo conforman instituciones y programas implementadas en múltiples capas históricas, desde la modernidad hasta estos tiempos pandémicos en que nos preguntamos sobre el destino de la humanidad. Un caleidoscopio de miradas y perspectivas que enriquece la construcción de ciudadanía desde el nacimiento. Lo heterogéneo es fruto de la necesidad y la demanda convertida en práctica, es lo opuesto a una respuesta única, uniformada y estandarizada, y es uno de los mayores aportes que tiene para ofrecer la educación inicial al mundo de la educación y al encuentro entre las generaciones. Los hay “formales”, “no formales”, “escolarizados”, “no escolarizados”, “estatales”, “privados”; dirigidos desde los más pudientes hasta los más pobres de los pobres. Las hay tradicionales, y las que confrontan con el status quo; poniendo en tensión saberes y modelos. Es un debate de sentidos profundos, se trata de cómo se identifica a los niños y niñas como sujetos, ciudadanos, seres humanos con derechos, y su lugar en el mundo.
Es fragmentado porque a lo largo y ancho del planeta, y en cada país, se organiza y gobierna desde múltiples dependencias institucionales, superpuestas y desencontradas; con vacancias normativas y opuestos criterios de regulación. Se observa fragmentación territorial y quiebres en la continuidad cuando hay cambios de gobiernos. Estas tensiones atentan singularmente contra la participación de las niñas, los niños, sus familias, educadores, instituciones, y áreas gubernamentales.
Sin embargo, la desigualdad es la madre de todas las inequidades en la niñez. La heterogeneidad es un valor a ser apropiado y aprendido, la fragmentación es un obstáculo que puede ser asumido y transformado. Pero la desigualdad, que no se refiere solo a la medición del ingreso y al índice de Gini, sino a ese fenómeno multidimensional, complejo y estructural del capitalismo es la manta que cubre, invisibiliza y condena para siempre, a millones de niños y niñas pequeños. La desigualdad en el mundo de la educación y el cuidado de la primera infancia se expresa en la calidad de los servicios (sea cual sea la perspectiva de la calidad que se asuma); la irregular e insuficiente cobertura (tanto en la oferta, como en la demanda por parte de familias y mujeres); y el financiamiento, cada vez más limitado y mal distribuido.
Nos enfrentamos, como nunca, a las “desigualdades”, en plural, (como expresión de múltiples asimetrías), y a la “desigualdad” en singular, como fenómenos específicos. Las desigualdades se expresan de manera jerárquica, organizadas por la clase social y los ingresos familiares; y de manera horizontal, a través de la nacionalidad y ciudadanía, lugar de residencia y origen, género, raza, etnia, edad, religión, idioma. Las horizontales se suman y entrelazan con las jerárquicas.
Este ordenamiento de la desigualdad: global, nacional, local, es el resultado de fuerzas institucionales y estructurales que produce el actual orden jerárquico y generan dinámicas multiescalares y relacionales, centrando la atención en las interdependencias entre fenómenos de diferentes niveles: desde las tendencias históricas globales hasta las negociaciones locales. Los patrones locales de desigualdad (hogar y comunidad), no están aislados de las fuerzas nacionales e internacionales. La producción y la reproducción -pero también la impugnación y mitigación de las desigualdades sociales- reflejan interacción de (inter) dependencias globales, políticas nacionales y negociaciones cotidianas. Las unidades geográficas o político administrativas (municipio, Estado nación) no siempre alcanzan para resolver las desigualdades entrelazadas y dinámicas. Las cadenas de cuidado, y las formas de organizar las políticas dirigidas a la educación inicial, son ejemplos de unidades relacionales entrelazadas.
Sin embargo, y como aliciente para justificar la intervención académica, profesional, pedagógica y política, cabe resaltar que las desigualdades son un poderoso motor que provoca y acompaña la evolución histórica y las luchas sociales e institucionales contra la discriminación y la exclusión.
Un llamado de atención: la intervención sobre las desigualdades se puede vincular tanto con las dinámicas de transformación y cambios emancipatorios e inclusivos; como con estrategias que dejen intactas las estructuras de la desigualdad.
La dinámica de la transformación implica luchas por recursos y por significados, pero es necesario tomar en consideración las maneras en que opera y se refuerza la disputa simbólica y material.
1-https://www.buenosaires.iiep.unesco.org/es/portal/analisis-comparativos-lo-no-formal-
en-la-atencion-y-educacion-de-la-primera-infancia
2- Repensar las desigualdades. Jelín, Motta y Costa. Siglo veintiuno. Buenos Aires. 2020
* Adrián Rozengardt. Docente, investigador, Magister en planificación y gestión de políticas sociales, FLACSO. Doctorando en Ciencias Sociales de FLACSO Argentina. Coordinador del Programa interagencial de Naciones Unidas “Primera Infancia y sistema integral de cuidados. Ex Director nacional de primera infancia. Especialista en proyectos sociales con especialización dirigidos a la primera infancia, consultor para UNICEF, BID y UNESCO.