Ha recibido "algunas críticas muy malas por ser un hombre con bata de cola", dice Javier.
Javier Valero, en su camerino. Paco Puentes (EL PAÍS) |
Valero atiende a Verne a las puertas de la grabación de la segunda fase del programa. Recién llegado de Jaén a Sevilla, se abraza con el equipo y recuerda los ecos de la actuación que le valió para ganar aquel programa, en el que puso en pie a un jurado compuesto por el barítono malagueño Carlos Álvarez, la cantante Pasión Vega, el cantaor José Mercé y el violinista Jesús Reina. Para ellos, Valero resume el ejemplo de excelencia artística, diversidad y superación de los estereotipos que quiere potenciar este programa.
Pero volvamos a los orígenes. Este joven de formación autodidacta -"sé bailar así a fuerza de caerme y levantarme", asegura- lo tuvo claro desde muy temprano. Pidió su primera bata de cola a los seis años, después de ver uno de los muchos espectáculos del granadino Manuel Liñán en los que baila con bata de cola. Su último espectáculo, Viva, es un buen ejemplo.
"Me dije: me tengo que poner una bata de cola", asegura. Viajó a Sevilla y le confeccionaron una a medida para su cuerpo menudo. Entonces tuvo el valor de convencer a sus padres de que "esto es lo que quería". "Entiendo que el papel de una madre es proteger a su hijo para que no sufra, o pensar siempre en que las cosas puedan venir mal dadas. Ella no lo entendía, pero yo le dije, no te preocupes mamá, mientras me entienda yo...", relata Javier.
Y así, de manera autodidacta, "viendo vídeos sin parar", se ha especializado en darle vida a unas prendas de tradición femenina -bata de cola, mantón, abanico...-. No habían visto algo así en las escuelas de formación privadas por las que se ha paseado en su Jaén natal. Tampoco por los primeros escenarios locales a los que se ha subido, donde, reconoce, se ha llevado "algunas críticas muy malas, pero por ser un hombre con bata de cola, nunca por no saber bailar", protesta.
Javier Valero supera prejuicios a base de tesón y escudado en una seguridad personal que desarma, por eso no tuvo duda en presentarse a las pruebas de selección para Tierra de Talento enfundado en su bata de cola: "El flamenco, como todo arte, debe innovar, hay que darle otro giro más, siempre se le puede forzar una nueva vuelta de tuerca para no parecerte a lo que ya se ha hecho hasta ahora", explica.
Entre sus referentes se encuentran Eva la Yerbabuena y La Moneta, dos generaciones de bailaoras que, precisamente, han sabido poner la bata de cola en un lugar destacadísimo de la danza flamenca. También ha habido experiencias aisladas de grandes bailaores que se han atrevido a transgredir la tradición, como Joaquín Cortés, Antonio Canales o el propio Liñán, ídolo de Valero. "Lo admiro profundamente", asegura. Tanto es así que se atrevió a contactarlo a través de su página de Facebook y Liñán recibió a la familia Valero hace escasamente un año en uno de los ensayos del espectáculo en los Teatros del Canal de Madrid. "Desde entonces el contacto es continuo", asegura Javier.
Toda esta pequeña gran experiencia fue la que volcó el joven jienense sobre el escenario en una actuación muy difundida en redes sociales y que convirtió su realidad "en un caos maravilloso". Tierra de Talento afronta su primera temporada en Canal Sur. Sustituye al icónico espacio Menuda noche, de Juan y Medio con una apuesta por abandonar los tópicos y mostrar la formación artística andaluza, en una franja horaria importante: el viernes por la noche. "El programa se emite bastante tarde, así que no fui consciente hasta el sábado por la mañana. Fue apoteósico, había gente llamando al portero automático de mi portal, visitando a mi madre en la zapatería que regenta para preguntarle por mí... Tuvimos que abrir las puertas de la casa para agradecer tanto cariño", recuerda.
A partir de ahora, tiene claro que su futuro pasa por "tirar para Madrid cuando cumpla 18 años". El premio del programa consta de una beca de formación valorada en 10.000 euros, que Javier fantasea con invertir en "bailar con los mejores", aunque tampoco quiere perder de vista la educación reglada. "Mi hermana estudia Derecho y Criminología en Madrid, en mi casa se ha fomentado mucho la educación y yo estoy interesado en estudiar Psicología. De momento esto es un hobby, pero hasta que deje de serlo", mantiene con la voz firme.
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