"Es muy triste que la infancia no sea prioritaria en la campaña electoral". #30añosCDN.

Andrés Conde: 
El director general de Save the Children.


MARTA GARCÍA ALLER.

Antes de ir a las urnas todos los candidatos hacen muchos discursos, fotos y promesas. Sobre todo, promesas. Esta serie de entrevistas da voz a esos problemas que los políticos siempre se comprometen a solucionar en cada campaña electoral y luego nunca son prioritarios cuando empieza la legislatura. ¿Volverán de nuevo a caer en el olvido después del 10-N?

El trabajo de Andrés Conde, que lleva cinco años y medio al frente de Save the Children, es "diagnosticar las situaciones e influir en las personas que pueden mejorar la vida de los niños a gran escala". Una especie de lobista del bien. Una parte fundamental de su trabajo consiste en concienciar a los políticos de la importancia de mejorar las políticas públicas "de forma apartidista", explica este economista. Huye del término "apolítico", porque "las soluciones a los problemas de la infancia pasan por hacer política". Desde que llegó a consejero delegado de esta ONG especializada en la protección de los niños, procedente de Unicef, Conde tardó menos de 24 horas en reunirse con el primer cargo político del entonces Gobierno de Rajoy. Desde entonces, lleva miles de reuniones con representantes de todos los partidos para hablarles de la violencia y la pobreza que sufren millones de niños españoles. Sí, millones. 2,1 millones de niños españoles.

¿Cómo es posible que un problema de tal magnitud, como la pobreza infantil, esté tan ausente de la campaña electoral?

Casi un 27% de los menores de 16 años en nuestro país están en riesgo de pobreza y exclusión social (INE). Una tasa que casi duplica a la del riesgo de pobreza de los mayores de 64 años en España. Y los menores más vulnerables, los que la UE considera viviendo en pobreza extrema (con menos del 40% de la renta mediana), representan un 12,2%. Es decir, casi un millón de niños. Compararnos con los vecinos europeos no sirve de consuelo: solo Bulgaria y Rumanía registran una mayor tasa de pobreza infantil que España, según los datos de Eurostat que maneja el Ministerio de Sanidad. ¿Cómo es posible que un problema de tal magnitud esté tan ausente de la campaña electoral? En parte, según Conde, porque la opinión pública no se lo termina de creer. Así que los políticos tienen otras prioridades para ganar más votos.

Los niños no votan
"No hay una percepción social de la pobreza infantil coherente con la gravedad, porque si no vives en esos barrios no terminas de creerte que el problema tenga en España la dimensión que tiene", explica Conde. "Las clases medias no lo perciben porque no lo ven y las campañas electorales van dirigidas a las clases medias". Y añade, lacónico y tajante: "Los niños no votan".
¿Por eso en campaña se habla más de pensionistas que de pobreza infantil? Su respuesta es menos demagógica y más sociológica que mi pregunta: "Los niños no pueden votar y tanto los jóvenes como los más pobres, en general, no votan o votan poco". Los padres de los menores más vulnerables son ambas cosas, por lo que ayudarles no es prioritario en víspera electoral. También aporta otro dato: "En los años 70, 80 y 90 el grupo de edad con mayor riesgo de exclusión social eran los mayores de 60. El Pacto de Toledo ayudó a remediarlo. Desde hace 20 años, sin embargo, los más vulnerables han pasado a ser los menores de 16. Ha habido gobiernos de todos los colores y no se ha hecho nada significativo para remediarlo".

No es esta invisibilidad de la pobreza infantil la única razón por la que está tan ausente en campaña, también influye que al ser "un asunto en el que todos están más o menos de acuerdo que necesita una solución, no genera confrontación", apunta Conde. Es decir, no les sirve a los partidos para eso que tanto buscan en campaña: diferenciarse. No está el horno electoral para consensos.

Olvidar a Dickens
Más de dos millones y pico de niños pobres son muchos niños. Casi uno de cada tres. ¿Si tuviéramos uno de los países con más pobreza infantil de Europa no estaríamos como sociedad exigiendo soluciones inmediatas? "No, si no se ve. Y no se ve, en parte, porque es una pobreza doméstica que no encaja con los estereotipos que tenemos de cómo es un pobre. La gente imagina un niño harapiento y famélico pidiendo en la calle, como en un cuento de Dickens. Así no es la pobreza en España", explica Conde, que recuerda que Save the Children atiende cada tarde a unos 8.000 niños en sus centros, que les transfieren los servicios sociales, donde los ayudan a hacer los deberes o merendar, hasta comprarles gafas y audífonos cuando sus familias no se lo pueden permitir.

No se ve este problema, en parte, porque es una pobreza doméstica que no encaja con los estereotipos de cómo es un pobre
"La pobreza está concentrada geográficamente en determinados barrios y si no vives en ellos no la ves. Además, para estas familias es vergonzante y ocultan su pobreza porque no quieren que se sepan sus carencias. Los niños pobres en España no viven debajo de los puentes, pero en su casa hace frío porque no tienen calefacción, ni comen carne ni verduras ni van jamás a una excursión; muchos están gordos porque viven mal alimentados, pero visten dignamente porque de puertas para fuera nadie tiene que saber cómo están las cosas en casa", apunta. Y añade, diciendo todas las cifras de memoria: "Las consecuencias para la sociedad de que tengamos dos millones de niños en situación de pobreza son devastadoras. Hay un 85% de posibilidades de que se conviertan en adultos pobres. Más allá de justicia social, debería atenderse con una mirada de eficacia económica: si no los sacas de la pobreza, en vez de contribuir al sistema cuando crezcan, van a ser beneficiarios de ayudas toda la vida. Y es en la infancia cuando ese ciclo tiene solución".

Se nota que Conde alterna argumentos para convencer a liberales y socialdemócratas. Dice que todos los partidos están de acuerdo en que hay que solucionar el problema, solo que según su ideología cambia su receta electoral. "Unos creen más en las transferencias sociales y los otros en la recuperación en el empleo como solución", explica Conde. Pero no pierde el tiempo metiéndose en dialécticas de izquierda y derecha y se centra en el diagnóstico: "Hay tres cosas que explican que la pobreza infantil en España sea tan alta y que hay que mejorar urgentemente: la escasez de vivienda, la precariedad en el empleo (especialmente entre los jóvenes en edad fértil, que son los que tienen niños) y la falta de educación gratuita de 0 a 3 años (que hace que los niños desfavorecidos ya entren en la escuela con déficit de estimulación)".

Conde tiene claro qué le pide tanto al próximo presidente de Gobierno como a la oposición: "Debería hacerse una política de Estado y no medidas a corto plazo". También recuerda que mucha de la legislación para proteger a las familias se basa en una demografía que ya no existe. De ahí que se hable más en campaña electoral de familias numerosas que de familias monoparentales (cuando ya son un 10% del total). Él prefiere hablar de familias monomarentales: "El 83% de los progenitores solos son mujeres y necesitan un reconocimiento urgente porque el 42,9% de estos hijos están en situación de pobreza. Hay medidas autonómicas dispersas, pero no un plan global de protección".

Más BOE y menos promesas
Desde que hemos empezado la precampaña (si es que acabó alguna vez), ningún candidato se ha acercado a los centros de Save the Children. Ni para hacerse la foto. Al preguntarle por qué, Conde se encoge de hombros. Le pregunto si los niños en riesgo de exclusión no son los que más favorecen en actos electorales y sonríe asintiendo pero sin meterse en charcos. Para tratar de hacerse un hueco en la agenda pública, el día siguiente a esta entrevista, la ONG ha organizado un encuentro con todos los representantes sociales de los partidos "para lograr un mínimo de consenso que podamos luego recordarles después de las elecciones, gobierne quien gobierne", afirma Conde. Han confirmado asistencia todas las fuerzas políticas menos Vox.

Conde no espera demasiado de la reunión porque tiene mucha experiencia en políticos en campaña: estos cinco años él también ha vivido cuatro elecciones generales y otras tantas entre locales y autonómicas. Conclusión: "Al principio siempre hay un alto consenso y buenas palabras, pero hasta que no vea las medidas de protección a la infancia en el BOE y en los presupuestos, todo lo demás se lo lleva el viento". Sin embargo, es optimista. En su trabajo es esencial serlo: "Al menos ya no hay políticos negacionistas con la pobreza infantil. Reconocen la evidencia estadística y que es un problema grave. Si lo convirtieran en su prioridad podrían mejorar tanto las cosas: en Reino Unido redujeron la pobreza infantil a la mitad en una década al situarla como prioridad de estado, también Irlanda es un caso de éxito. Hace falta voluntad política y convertirlo en Pacto de Estado con acuerdos a largo plazo entre todas las fuerzas políticas".

En el acuerdo de investidura del Gobierno de Rajoy con Ciudadanos, en 2016, se planteó un acuerdo para erradicar la pobreza infantil con un plan presupuestario de 5.000 millones de euros. "Era la primera vez que el propósito se concretaba en unas medidas y un presupuesto, pero al final eso no se hizo nada". Como la legislatura acabó abruptamente en la moción de censura de 2018, no sabemos si el PP la habría llevado a cabo, pero sí que no fue una prioridad de los dos primeros años.

Respecto al breve mandato del año y medio de Sánchez en Moncloa, Conde destaca que va en la buena dirección la creación del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, "un avance importante de carácter simbólico". Otros avances más concretos del Gobierno socialista ha sido el aumento de la prestación para las familias en riesgo de exclusión (de 24 a 28 euros por hijo a cargo) y para las que están en riesgo de pobreza severa (de 24 a 48 euros al mes) "es un gesto importante pero aún insuficiente, es muy poco". Conde calcula que debería llegar a 100 euros al mes por niño y familia en riesgo para resolver algo, pero sigue echando en falta un plan a largo plazo.

El Consejo de Ministros del Gobierno socialista aprobó un plan más ambicioso en marzo de 2019 llamado 'Estrategia nacional de prevención y lucha contra la pobreza y la exclusión social'. Fue un anuncio en plena precampaña del 28 de abril, justo un mes después del anuncio del adelanto electoral. El plan de uno de aquellos viernes sociales (y electorales) carecía de una dotación económica específica y se aprobó a sabiendas de que hasta después de las elecciones era imposible ponerlo en marcha. Como ni siquiera fue posible formar un Gobierno volvió a quedarse en el tintero.

El borrador de nunca acabar
Además de la pobreza, la violencia es otro de los grandes problemas que sufren los niños españoles que más preocupa en Save the Children. "Las mayores víctimas de agresiones y abuso sexual son los menores de edad", recuerda Conde, por eso piden un plan de protección con rango de ley similar a la Ley de Violencia de Género. "Políticamente hay consenso transversal en que hay que aplicar un plan de protección de la infancia contra la violencia, pero es sorprendente que no sea prioritario", se lamenta. Recuerda que estuvieron dos años trabajando con el Gobierno de Rajoy en un borrador "que cuando se interrumpió la legislatura acabó en un cajón, luego el PSOE lo retomó y con la convocatoria de elecciones se volvió a interrumpir". Por eso le pide al próximo gobierno, lo encabece quien lo encabece, que se ponga la medalla política de aprobarlo en los primeros 100 días: "Es un borrador en el que ha trabajado tanto PP como PSOE y situaría a España con el marco regulatorio más avanzado de la UE en protección de la infancia", reivindica.

La entrevista, en la sede de Save the Children en Madrid, muy cerca del Puente de Vallecas, transcurre en un despacho con el nombre de Eglantyne Jebb, la intelectual inglesa que hace justo 100 años, tras recorrerse la Europa de los años 20 devastada por la posguerra, fundó esta organización de ayuda a la infancia. Conde cuenta con orgullo que esta iniciativa le costó a Jebb una condena de cárcel en Londres, porque promovía algo tan controvertido como acabar con el bloqueo a Alemania para ayudar a los niños del enemigo. "Era muy vanguardista para la época, porque el espíritu de esta mujer no tenía nada que ver con la caridad ni el sentimentalismo, sino con la eficiencia de la gestión política y de los recursos".

Justo un siglo después, las necesidades de los niños pobres han cambiado mucho, igual que su aspecto, pero el problema sigue ahí. Aunque los políticos y los votantes no siempre nos acordemos. "Es muy triste que los problemas de la infancia no sean prioritarios en periodo electoral y los políticos solo se acuerden de los niños para la foto". Eso sí, siempre y cuando no parezcan demasiado pobres, que estamos en campaña.
Foto J.A.M.

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