Greta Thunberg EFE |
La
exposición pública de la joven activista, que se codea con jefes de
gobierno, soporta ataques de Trump y desafía el poder multinacional,
genera debate.
"Es
hora de que nos preguntemos si estamos usándola e incluso sacrificándola
por lo que percibimos como un bien mayor", afirma una periodista sueca.
"Si
es una niña con sus propias ideas, ¿por qué tendemos a pensar que la
están instrumentalizando?", dicen desde Save The Children.
Icíar Gutiérrez,Eldiario.es
-. "Caso claro que demuestra no solo el derecho, sino la capacidad de liderazgo y participación ciudadana que tienen los niños y adolescentes".
-. "Existe cierto debate sobre si hay instrumentalización en su figura. Pero creo que es una persona dueña de su discurso. Por el hecho de ser menor de edad, no tenemos que dar por hecho que está siendo instrumentalizada".
-. "Son mujeres muy jóvenes, demostrando que su opinión cuenta y que con su activismo llegan a más gente, rompiendo el prejuicio de que por el hecho de ser jóvenes no tienen capacidad de decisión ni nada que decir".
-. "Greta no sufre por estar expuesta. El sufrimiento es real, es suyo e individual. Lo tendría también en su habitación: sufre porque ese interés le afecta de verdad en su vida".
Greta Thunberg lo ha vuelto a hacer.
Durante su último discurso, uno de los más esperados en la cumbre del
clima de la ONU, reiteraba su alegato por una acción política urgente
contra la crisis climática. "Me habéis robado mis sueños y mi infancia
con vuestras palabras vacías", dijo la joven activista ante los líderes
mundiales. Lo hacía con enfado y los ojos llorosos.
Su
rostro y sus palabras volvían a acaparar titulares de todo el mundo. La
ovación recibida desde buena parte de la sala se trasladaba a las redes
sociales, donde una multitud compartía su contundente mensaje, llamando
a seguir su ejemplo y recordando por qué se ha convertido en un icono
del movimiento internacional contra el calentamiento global. También
regresaron los ataques desde algunos sectores conservadores o
negacionistas del cambio climático que la acusan, para desacreditar su
lucha, de ser una "marioneta" al servicio de otros intereses espurios.
Y entre esas dos posturas están quienes expresan su
preocupación ante la magnitud de la exposición mediática de una menor,
la responsabilidad que ha asumido con 16 años al codearse con dirigentes
internacionales y el poder multinacional y el posible coste personal
que puede acarrearle el fenómeno generado en torno a su figura.
Una
de las primeras voces en preguntarse si todo vale a la hora de impulsar
la causa contra el calentamiento global fue la periodista sueca Paulina
Neuding, recordando que a los 11 años la inquietud de Thunberg fue tan
grande que entró en una depresión y dejó de comer. "No deseo sugerir que
Greta es demasiado joven para comprender las consecuencias de sus
acciones (...) o incluso para liderar un movimiento global. Nadie que la
haya escuchado dirigirse a los líderes mundiales en un inglés impecable
puede dudar de que sea muy inteligente. La propia Greta ha dicho que
hacer algo contra el cambio climático la ayudó a recuperarse", sostiene en este artículo.
"Pero
los adultos tienen la obligación moral de seguir siendo adultos en
relación con los niños y no dejarse llevar por las emociones, iconos, selfies,
imágenes de protestas masivas o sueños revolucionarios. Greta ha sido
nombrada recientemente 'Mujer del Año' por un periódico sueco. Pero ella
no es una mujer, es una niña. Es hora de que nos paremos a preguntarnos
si la estamos usando, fallando e incluso sacrificándola por lo que
percibimos como un bien mayor", zanja la reportera sueca.
La
chispa que Thunberg encendió hace algo más de un año, manifestándose
sola a las puertas del Parlamento de Suecia para exigir medidas de
protección del planeta, ha acabado cristalizándose en movilizaciones
juveniles sin precedentes por todo el mundo. Por eso, desde Save The
Children consideran que el suyo es un "caso claro que demuestra no solo
el derecho, sino la capacidad de liderazgo y participación ciudadana que
tienen los niños y adolescentes" en una cuestión trascendental como el
cuidado del medio ambiente.
"Existe cierto debate
sobre si hay instrumentalización en su figura. Pero creo que es una
persona dueña de su discurso. Por el hecho de ser menor de edad, no
tenemos que dar por hecho que está siendo instrumentalizada. Greta ha
canalizado la rabia por la amenaza del cambio climático y ha conseguido
ser referente de este movimiento", explica a eldiario.es Carmela del
Moral, responsable de incidencia política de la ONG.
"A
veces, estas cuestiones no son más que consecuencias de nuestra visión
adultocéntrica y también patriarcal. Si es una niña con sus propias
ideas, ¿por qué tendemos a pensar que la están instrumentalizando?
Mientras sea de una forma consentida, razonada y voluntaria hay que
fomentar esta participación", afirma Del Moral, quien traza paralelismos
entre el caso de la menor sueca y otros como los de la pakistaní Malala
o la palestina Ahed Tamimi. "Son mujeres muy jóvenes, demostrando que
su opinión cuenta y que con su activismo llegan a más gente, rompiendo
el prejuicio de que por el hecho de ser jóvenes no tienen capacidad de
decisión ni nada que decir".
Otra de las aristas
presentes en el debate es que Thunberg, que se empezó a preocupar por la
situación del planeta hace años, tiene síndrome de Asperger. Desde la
Asociación Asperger Madrid recalcan la importancia de que la adolescente
esté "dando una visión diferente" sobre las personas con este síndrome y
destacan el hecho de que lo que suele ser un interés individual –la
preocupación profunda por un tema– se haya transformado en un interés
compartido con toda una generación. Sobre el discurso pronunciado este
lunes, Araceli Martín, trabajadora social y coordinadora de la
asociación, es clara: "Greta no sufre por estar expuesta. El sufrimiento
es real, es suyo e individual. Lo tendría también en su habitación:
sufre porque ese interés le afecta de verdad en su vida".
Los riesgos de la alta exposición pública
Para
la psiquiatra estadounidense Gail Saltz, el de Thunberg "es un gran
ejemplo de las extraordinarias habilidades que tienen muchas personas
con autismo". Sin embargo, en declaraciones a este medio, advierte de
las posibles consecuencias que puede tener un meteórico salto a la fama,
ya de por sí "difícil para cualquier persona, y especialmente para los
niños". "Hay riesgos para cualquier menor que de repente tiene
reconocimiento masivo, presencia en los medios de comunicación y,
particularmente, un mensaje que polariza. Por desgracia, la gente
comentará, atacará, será desagradable y le arrebatará su privacidad",
asevera Saltz.
En estos meses, la adolescente sueca se
ha sometido al escrutinio público y ha estado expuesta a todo tipo de
críticas y ataques, a menudo de políticos conservadores y de extrema
derecha. El último ha sido Donald Trump, que ha tirado de sarcasmo para
comentar su emocionado discurso: "Parece una chica joven muy feliz".
También partidos como Vox han arremetido contra ella, asegurando que "es
una impostora que se dedica a viajar a cuerpo de rey". La han llamado "gurú del apocalipsis",
"profetisa en pantalones cortos", "Justin Bieber de la ecología",
"profundamente perturbada". "Sí, de verdad estoy 'profundamente
perturbada' por que estas campañas de odio y conspiración se permitan
una y otra vez solo porque los niños nos comunicamos y actuamos sobre
base científica", respondió Thunberg en Twitter.
"Su
sobreexposición en las redes es consecuencia de su liderazgo y esto la
hace ser más vulnerable, por ejemplo al ciberacoso. Igual que decimos
que es una niña para decir lo que dice, también lo es para los ataques
que pueden tener consecuencias en su autoestima", señala la responsable
de Save The Children.
Sergi Banús, psicólogo
infanto-juvenil, explica también cómo la alta exposición y el ascenso a
la fama puede ser "un factor de riesgo" para el desarrollo de una
adolescente de 16 años. "La fama en sí no es mala, lo malo es cómo
funciona su estructura, lo de alrededor. Entrar en el mundo de adultos
puede forzar determinadas conductas y aún son personas en construcción
que en unos años pueden ver las cosas de otra manera", asegura el
especialista. También incide en que determinadas situaciones de
exposición permanente a mucha gente "no son buenas" para personas con
Asperger. "Pueden generarle un estrés importante, salvo que tenga un muy
buen acompañamiento profesional, que supongo que será así", prosigue
Banús.
Es aquí donde confluyen todas las voces
consultadas: en la importancia de que la adolescente cuente con un
entorno propicio que la proteja y amortigüe los efectos del fenómeno que
la rodea. "Tiene que haber un seguimiento profesional", zanja el
experto. "Un exceso de exhibición puede tener consecuencias en el
desarrollo, hay que ver cómo gestiona su popularidad a nivel
psicológico, con una buena red de apoyo familiar, un entorno
comprensivo, de apoyo, cariño y amor que asegure otros derechos como el
juego, la educación o la vida libre de violencia. Si la fama es algo
difícil para los adultos, hay que tener especial cuidado con los niños",
recalca Del Moral. En su activismo, Greta Thunberg cuenta con el apoyo
de sus padres y ha defendido varias veces que no forma parte de ninguna
organización, sino que se limita a apoyar y colaborar con ONG
ecologistas en determinadas ocasiones.
Desde la
asociación especializada en atender a personas con Asperger defienden lo
mismo. "Ella puede decidir si necesita apoyo de un especialista y en
qué acciones embarcarse con el sostén de una familia que impulsa esa
causa y la parte de la sociedad que la apoya. Creo que lo está teniendo.
Pero mi preocupación profesional es como garantizar que ese sostén se
va a mantener", argumenta Martín. "¿Qué va a pasar cuando deje de ser
noticia? Hay que trabajar en esa línea, explicarle que es el boom
mediático del momento, por qué se va aflojando y la gente se cansa, una
vez finalizado. El riesgo podría ser la no comprensión, que si para
todos ya es difícil, para una persona con Asperger más".
La inquietud por el fenómeno desatado en torno a la menor
sueca ha llevado al activista ambiental belga Félicien Bogaerts a rodar
un cortometraje de ficción, Anita, inspirado en la
figura de Thunberg, sobre una adolescente activista se ve sobrepasada
por la presión. En varias entrevistas, el autor ha defendido la
importancia de los matices en casos como este. "Podemos admirar el
coraje y la inteligencia de Greta Thunberg, a la vez que criticamos las
derivas del fenómeno mediático que se ha construido a su alrededor.
También queríamos mostrar la violencia del sistema, que pone la carga de
la lucha ecológica sobre los más jóvenes", ha asegurado.
"El
problema no es ni que Greta se quiera hacer oír, ni que sus padres le
dejen hacerlo. Para mí, el problema es que hayamos decidido darle toda
la responsabilidad de esta causa a una adolescente, cuando hay
organizaciones enteras que llevan tiempo diciendo lo mismo. (...) Los
miles y miles de estudios detrás de su rabia no merecían nuestra
atención, parece", ha opinado en Twitter la politóloga Berta
Barbet. "Creo, sinceramente, que tenemos que empezar a afrontar los
debates desde antes y sin necesidad de que nadie se sacrifique por la
causa", agrega.
Por su parte, Irene Milleiro,
directora global de campañas de Change.org, resalta que la adolescente
sueca se ha convertido en un "referente positivo" que ha llevado a otros
jóvenes a cuestionar a "un sistema 'de adultos' que continuamente
excluye las voces de las personas jóvenes". "Un ejemplo son los
comentarios que leo estos días del estilo: 'Esa niña debería estar
estudiando', 'le están manipulando'. Yo no conozco a Greta y no sé si es
así, pero con 16 años –y también con menos– una chica ya puede tener
criterio para hablar y decidir qué quiere hacer con su vida. Nadie acusa
de estar manipulados a los chicos de 16 o 17 que juegan en equipos
profesionales de la liga de fútbol, ¿no? Creo de verdad que si Greta no
tuviese 16 años, sino 30, nadie le hubiera hecho ni caso", sentencia.
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