Hablando de Infancia y Adolescencia.
La Asociación GSIA edita una publicación periódica y digital
que analiza la actualidad recogida por los medios
en relación a la infancia y la adolescencia,
aportando nuestro propio enfoque
con distintos secciones, artículos y columnas de opinión.
La infancia es un importante agente de cambio social. Defender la libertad de expresión y el derecho de participación de niñas y niños beneficia al conjunto de la sociedad. Al establecer lugares de expresión, ellos y ellas apuntan problemas y proponen soluciones que, desde diferentes miradas, inciden en nuestro presente, protegiendo el bienestar de todas las personas en el marco de diversidad que conforma el conjunto poblacional.
Decir “los niños y niñas y el cambio social” aún provoca en la población adulta incredulidad y sospecha. Se nota en las muecas de los foros y auditorios en las que se conjuran sonrisas complacientes al hablar de los niños y niñas que luchan por lograr cambios sociales y los llevan a efecto.
Esa gracia es una risa sin chiste o por un chiste sólo para adultos. Sin embargo, a quienes defendemos no sólo saber enunciar los derechos de las niñas y niños sino permitir que éstas y éstos sean sujetos propietarios de su destino, no nos hace ningún tipo de gracia.
No nos resignamos. Insistimos en incidir sobre aquellas noticias que se hacen eco de los cambios producidos cuando los niños y niñas realizan acciones colectivas para reclamar, desautorizar, manifestar, pedir o provocar. Insistimos y nos lo tomamos en serio. No admitimos muecas ni risas, exigimos palabras e interlocución social.
Debemos los adultos y las adultas conjurarnos, invocar ese espíritu del cambio de los niños y niñas, simplemente apoyando sus iniciativas. No vale mediar por ellos ni mediar para normar sus conductas para modelar la cautela de quienes ni confían ni creen en sus demandas sociales o personales. Insistiremos en los acuerdos, en provocar pactos con los niños y niñas. A esto se refieren muchos de los comentarios que se pueden leer en esta o en cualquiera de las ediciones anteriores y seguro que futuras de esta revista de prensa.
Simplemente a las personas adultas os pedimos ese nivel de atención que supone saber de las noticias sobre las demandas sociales de la infancia y la adolescencia. Más al estar veladas entre el clúster de ruido social. Equipo GSIA.
Decir “los niños y niñas y el cambio social” aún provoca en la población adulta incredulidad y sospecha. Se nota en las muecas de los foros y auditorios en las que se conjuran sonrisas complacientes al hablar de los niños y niñas que luchan por lograr cambios sociales y los llevan a efecto.
Esa gracia es una risa sin chiste o por un chiste sólo para adultos. Sin embargo, a quienes defendemos no sólo saber enunciar los derechos de las niñas y niños sino permitir que éstas y éstos sean sujetos propietarios de su destino, no nos hace ningún tipo de gracia.
No nos resignamos. Insistimos en incidir sobre aquellas noticias que se hacen eco de los cambios producidos cuando los niños y niñas realizan acciones colectivas para reclamar, desautorizar, manifestar, pedir o provocar. Insistimos y nos lo tomamos en serio. No admitimos muecas ni risas, exigimos palabras e interlocución social.
Debemos los adultos y las adultas conjurarnos, invocar ese espíritu del cambio de los niños y niñas, simplemente apoyando sus iniciativas. No vale mediar por ellos ni mediar para normar sus conductas para modelar la cautela de quienes ni confían ni creen en sus demandas sociales o personales. Insistiremos en los acuerdos, en provocar pactos con los niños y niñas. A esto se refieren muchos de los comentarios que se pueden leer en esta o en cualquiera de las ediciones anteriores y seguro que futuras de esta revista de prensa.
Simplemente a las personas adultas os pedimos ese nivel de atención que supone saber de las noticias sobre las demandas sociales de la infancia y la adolescencia. Más al estar veladas entre el clúster de ruido social. Equipo GSIA.