Solo el 8% de los niños y niñas siente que los adultos escuchan sus opiniones.
Durante cuatro días, más de 60 niñas y niños de quince países de Europa,
entre ellos dos representantes españoles, se han dado cita en Bucarest
para debatir sobre los mecanismos de participación infantil en los
procesos de toma de decisiones de la Unión Europea y pedir a los líderes europeos que hagan de la participación infantil una realidad.
Este evento se encuadró dentro de la Presidencia del Consejo de la
Unión Europea que ostenta Rumanía durante el primer semestre del año y
ha concluido con la Declaración de Bucarest de la UE sobre la Infancia.
Se trata de un documento que contiene demandas concretas y una hoja de ruta para que el derecho a la participación infantil esté presente en el día a día de la Unión Europea
en todos los niveles: familiar, educativo y en el entorno local,
nacional y comunitario. En definitiva esta declaración, que fue aprobada
por los asistentes, pretende movilizar a las instituciones europeas y a
los estados miembros para establecer mecanismos y estructuras formales
que promuevan el derecho a la participación, para lo cual se ha exigido
compromiso político, pero también recursos económicos y estructuras
formales.
El origen de la iniciativa es la Junta de Infancia de Rumania,
un grupo con miembros de diferentes edades, de orígenes diversos, tanto
de zonas urbanas como rurales: para algunos, fue la primera vez que sus
voces llegaban a los representantes políticos. En la declaración, los
niños y niñas piden a estos representantes que se les consulte “sobre
temas que influyen directamente en nuestras vidas” ya que suponen “una
parte importante de la población de Europa”. “Queremos vivir en una Europa que valore nuestra participación en el proceso de toma de decisiones”, han expresado en el documento.
Solo el 8% de los niños y niñas siente que los adultos escuchan sus opiniones
30 años después de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño en la UE, que contempla el derecho a ser escuchados, los niños, niñas y adolescentes no sienten que ese derecho se cumpla: solo el 14.6% siente que los adultos escuchan sus opiniones cuando toman decisiones en la escuela y menos del 8% siente que los adultos escuchan sus opiniones cuando toman decisiones en su comunidad, según la encuesta Europe Kids Want, llevada a cabo por Eurochild y UNICEF en el último año y reuniendo las respuestas de más de 20,000 niños de toda la UE.
“Los niños somos más responsables y confiables de lo que la sociedad
cree. Dadnos la oportunidad de participar y podemos demostrarlo y
convertirnos en mejores adultos”, ha expresado uno de los participantes
de Rumanía, de nueve años. También han señalado en la declaración que la
forma de pensar de los niños, su apertura al cambio, sus opiniones
imparciales y su pensamiento fuera de la caja “pueden ayudar a encontrar
soluciones a los problemas actuales, ya sea la pobreza, el cambio
climático, la migración o surgimiento del populismo”.
Representantes españoles
España estuvo representada por Laura, de 17 años y procedente de Ávila, y Carlos,
de 15 años y que vive en Palencia. Ambos coincidieron en la importancia
de esta reunión, tanto para compartir experiencias y buenas prácticas
de los diferentes países como para impulsar la participación infantil en
la Unión Europea. “El derecho a la participación es un derecho
fundamental, recogido en la Convención y queremos que se respete”, fue
uno de los principales consensos a los que llegaron los representantes
de los diferentes países.
Para Carlos, la participación no solo requiere de compromisos
políticos, sino que empieza en la familia. “Tenemos que participar en
las decisiones que se tomen en la familia, en las actividades que
realizamos, pero para ello es importante que nuestros padres puedan
conciliar la vida familiar y laboral”.
Laura, que forma parte del consejo de infancia de Ávila, cree que las Ciudades Amigas de la Infancia
son una buena manera de participar en las decisiones del municipio,
para lo cual es importante “que los niños podamos participar en todas
las decisiones. Nosotros aprendemos de los adultos y ellos pueden
aprender de nosotros si trabajamos en equipo”.
Además, representantes de distintos países abogaron por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación
como mecanismo para facilitar la participación infantil. Esta
generación vive en las redes sociales y quieren usar esas aplicaciones
para “comunicarnos, para conocernos y también para proponer y promover
mejoras para todas las personas. Podemos participar mediante encuestas a
través de las redes sociales, queremos que se nos escuche”, aseveró una
adolescente de Bulgaria.
Próximos pasos
Los representantes de todos los países coincidieron además, en que la Declaración de Bucarest debe
afianzarse en medidas concretas que impulsen la participación infantil.
Después de este evento, la declaración también se presentará a los
representantes de los ministerios y autoridades centrales que se ocupan
de los problemas de los niños de los 28 Estados miembros expertos en
derechos de los niños, especialistas de las instituciones europeas y del
Parlamento Europeo. A partir de julio será el turno de Finlandia y, en
enero del próximo año, tomará el testigo Croacia. Estos países se han
comprometido a seguir impulsando la participación infantil en su agenda
europea, estableciendo mecanismos de consulta directa.
“Esta experiencia ha sido muy gratificante, porque hemos podido
demostrar que los niños también tenemos voz y voto en Europa”, aseguró
Laura antes de coger el avión que le traería de regreso a España.
Carlos, por su parte, quiere “un futuro brillante para Europa”, pero
para ello, dice, “Europa tiene que escucharnos porque somos el presente”.
Declaración de Bucarest
- Una hoja de ruta clara para implementar la Convención sobre los Derechos del Niño, la Carta de Derechos Humanos de la UE, las Recomendaciones del Parlamento Europeo y la Comisión Europea en lo que toca a participación infantil.
- Implementación de las recomendaciones del Informe de la Comisión Europea sobre participación infantil.
- Un mecanismo claro y simple de evaluación para la participación equitativa de los niños y niñas incluyendo informes periódicos a nivel local, nacional y de la UE, con una sección dedicada a la participación infantil.
- Apoyo a la participación de los niños y niñas a través de programas, comenzando con el preescolar y la escuela para educarlos sobre su derecho a participar, y el desarrollo de la capacidad de los padres y tutores para involucrar a los niños y niñas.
- Los programas destinados a incluir a los niños y niñas en los mecanismos de consulta comunitaria deben iniciarse a nivel local.
- A nivel nacional, los espacios y mecanismos de participación infantil deben estar dirigidos a todos los procesos relevantes de consulta y toma de decisiones que ahora solo están reservados para adultos.
- Los parlamentos deberían considerar tener un mecanismo establecido para consultar a los niños cuando se está redactando la legislación que los afecta.
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