Quiéreme y así querré cambiar el mundo.

La educación ética de las personas adolescentes pasa 
porque puedan experimentar las normas, vivirlas y hacerlas suyas. 
También porque adquieran interés por lo que ocurre a su alrededor y tengan autonomía.


Fotografía: Teresa Rodríguez
Los primeros días del mes de mayo llega a las librerías mi último libro sobre los mundos adolescentes (Quiéreme cuando menos lo merezca… porque es cuando más lo necesito, Columna Edicions). 
Más allá de que lo considere un tipo de testamento adolescente (tengo miedo de no estar al día en una realidad aceleradamente cambiante que necesitas nuevas voces), se trata de un libro que sistematiza las miradas y las atenciones que los niños y las niñas adolescentes necesitan (el resumen de cuatro décadas de estar con ellas y ellos).

Entre ellas, están las miradas y las respuestas éticas. De una manera específica, he dedicado dos capítulos singulares a reflexionar sobre la ética adolescente y sobre su necesidad de buscar explicaciones al mundo en el que viven.

Educar adolescentes no es tan solo hacer una larga gimcana dominando un conjunto e habilidades educativas. Es, fundamentalmente, un reto permanente de educación en valores. No, no podemos dejar la ética a un laco, como si fuese un tema momentos tranquilos, perdidos. Forma una parte central de la posibilidad de devenir adultos últiles en sus vidas.

Los y las niñas en edades adolescentes están inmersos en procesos de construcción personal, no asumen o aceptan lo que viene de arriba, si no que experimentan, han de escoger y decidir, se mueven alternativamente entre polos contradictorios, les invade el malestar o la falicidada indefinida. En este recorrido, unas u otras opciones suponen más o menos sufrimientos propios y ajenos, formas de ser y de convivir con más o menos compatibilidad con su entorno, salidas de la adolescencia o resultados finales hacia diferentes tipo de ciudadanos y ciudadanas jóvenes. En la mayoría de sus cruces, de sus dilemas y dificultades, no es posible ayudarlos sin utilizar los valores. Cuando las familias o los educadores pensamos en estar a su lado y ser útiles en sus vidas, nos preguntan no sobre cómo podemos hacerlo, sino con qué sentido, con qué pretensión, nos interrogan (deberían hacerlo) sobre la hipotética bondad o maldad de nuestros consejos y orientaciones.

No vale, por tanto, cualquier propuesta. Hemos de pensar en una “ética evolutiva”. Un conjunto de valores, reglas y lógicas culturales que son especialmente válidas para un tiempo de la vida, que permiten probar respuestas a los dilemas de un ciclo vital. Habrá de tener cinco características:
.- Una ética adolescente no puede ser normativa. Es decir, no podemos intentar simplemente transmitirles nuestras normas. Siempre estarán hablando de ética vital, de formas de ser, actuar y comportarse que han de conectar con su vida.
.- No pude ser simplemente transmitida. Los adolescentes no aceptarán la ética como una cosa inevitable para vivir en sociedad. Ha de ser activamente descubierta y construida, ensayada, convertida activamente en algo propio.
.- No puede ser racional, obedecer a principios y postulados sistematizados a partir de la razón. Hemos de pensar en la ética emocional, porque son sujetos inmersos en olas de emociones y sentimientos.
.- No puede ser una propuesta para la seguridad, sino una aportación a la educación para la gestión de los riesgos. La ética ha de servirles para tomar decisiones, no para crear un entorno artificial de “pecado” a su alrededor.
.- Finalmente, no puede ser una propuesta étia de la individualidad. Cualesquiera valores de referencia que propongamos han de tener que ver con alguna comunidad. Todavía son personas que pueden y han de educarse en relación con otros.
Desde otra perspectiva, cuando aplican esta ética a la comprensión del mundo, lo hacen don dos pretensiones:

Evitar que falta de criterior los conviertan en ciudadanos que acepten pronto vivir según los dictados del percado;
evita que se conviertan en personas frágiles de pensamiento, que con mucha facilidad formen parte de los fanatismos más diversos.
En el libro trato de insistir en que, de la misma manera que se define al buen adolescente como un buen escolar, también pensemos que lo es el adolescente que no cuestiona mucho la realidad que le envuelve. Se espera que el buen adolescente ha de tener buenas notas y ser socialmente conformista. Los otros, no se consideran buenos adolescentes, pero lo suelen ser bastante más y devienen en mejores jóvenes y ciudadanos.

Destino el último capítulo del libro a sugerir cómo algunos días nuestra preocupación adulta debería de cambiar de signo. Si la mayor parte del tiempo nuestra preocupación se centra en los líos en los que se meten, en algún momento deberíamos estar preocupados por si los hijos no se meten en líos. Las familias más angustiadas deberían de ser aquellas con hijos conformistas que hacen nada, en ningún momento, si solos ni acompañados, por cambiar alguna cosa del mundo en el que viven, aunque sea el de su amigo o sus compañeros de clase.

No educamos éticamente, no hacemos posibles otros jóvenes si nuestros adolescentes pueden llegar a convivir con la injusticia y no mueven un dedo por reducirla.

La inquietud infantil.

tampoco nacieron excesivamente inquietos, 
simplemente son niños reaccionando a un mundo y a unas circunstancias 
que les obliga a subir los decibeles de expresión, 
un mundo construido por nosotros los adultos 
donde la tranquilidad y la paz 
no encuentra muchas oportunidades y espacios donde anidarse.

Asi que....:

aumentemos nuestra atención y disposición para con los niños 
para que no tengan que gritar o estallar.



Los niños (la palabra se refiere también a las niñas) de hoy no encuentran calma suficiente. Les tocó vivir en un mundo acelerado, cargado de estímulos, caracterizado por la prisa, la rapidez, la urgencia.
El estruendo lo viven fuera de casa: exceso de autos, cláxones furiosos, basura de todo tipo, inseguridad, contaminación…; pero el estruendo también está en casa: gritos, estrés, violencia, donde en ocasiones el recurso para protegerse consiste en saturarse de otros estímulos muchas veces también dañinos provenientes de los medios de comunicación, de las pantallas: computadoras, televisiones, teléfonos.

Ruido, estruendo, presión, rapidez, adjetivos que van en contra de las necesidades del desarrollo infantil, el cual se cuece a fuego lento, en la tranquilidad de los entornos, en los silencios que se intercalan con los sonidos de la infancia, en la austeridad que genera el espacio para la creatividad, en el jugar, en la pausa que posibilita el retraimiento al mundo interno donde se activa la fantasía, la imaginación, la creatividad…

“Los niños no son como antes, ahora están muy acelerados, excesivamente despiertos, precoces, no se están quietos, parece que nacieron con el chip de hiperactividad”, es una expresión cada vez más frecuente entre los adultos, enunciada con cierta sorpresa, como si su personalidad “acelerada” fuera una cuestión ajena a nosotros sus cuidadores y educadores y al entorno que hemos creado, y en cambio se tratara de una cuestión genética, “un chip con el que nacieron”.

La verdad es que hemos construido ciudades grandes ajetreadas, estridentes que afectan de manera importante a todos los seres vivos que las habitamos. Científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España concluyeron que los pájaros que viven en ciudades grandes pueden pasar más tiempo cantando en respuesta a los elevados niveles de ruido.

Explicaron que los pájaros verdecillos (Serinus serinus) que abundan en muchas regiones urbanas de Europa, pueden emplear hasta el 60% del tiempo en cantar a niveles de 70 decibelios. Afortunadamente no sobrepasan este límite temporal, pues hacerlo implicaría el riesgo de “dedicar más tiempo al canto que a otras tareas tan importantes como estar atento a los depredadores”, de acuerdo con investigador Mario Díaz.
El canto es a los pájaros lo que el movimiento a los niños. Canto y movimiento son vehículos de expresión, respectivos. De ahí que el aumento en el volumen y frecuencia del canto de las aves como respuesta al ruido de las ciudades no deje de guardar semejanza con el aumento y frecuencia del movimiento de los niños ante el tipo de ciudades y dinámicas urbanas construidas.
Así como los pájaros tienen que amplificar su instrumento de comunicación para hacerse escuchar, los niños también tienen que amplificar sus recursos de expresión para hacerse notar, para ser vistos, para ser tomados en cuenta en medio del bullicio urbano, en medio de la desatención de los adultos.

En comunidades pequeñas, con organizaciones que permiten el encuentro frente a frente, que no separan demasiado a los padres de sus hijos en la vida cotidiana, a los niños les basta con usar la palabra para ser tomados en cuenta.

En las ciudades grandes, en cambio, no les está alcanzando el uso de la voz, y al no obtener retroalimentación o respuesta de los adultos, se ven forzados aumentar el ‘volumen’ de expresión al nivel que las circunstancias exijan: gritando, berreando… moviéndose: agitándose, pataleando, golpeando… enfermando, y en casos extremos (afortunadamente poco frecuentes pero dramáticamente cada vez más presentes) dándose muerte, suicidándose.

Nuestros niños contemporáneos no son, pues, niños enfermos de hiperactividad (los que tienen este trastorno realmente, constituyen una franja muy baja en la población), tampoco nacieron excesivamente inquietos (algunos nacieron temperamentales pero esto no instala un destino de impulsividad cuando se les ayuda a encauzar su torrente de energía), simplemente son niños reaccionando a un mundo y a unas circunstancias que les obliga a subir los decibeles de expresión, un mundo construido por nosotros los adultos donde la tranquilidad y la paz no encuentra muchas oportunidades y espacios donde anidarse.

Son niños que al invertir grandes cantidades de energía, tiempo y movimiento para conseguir la atención, el cuidado y el amor que requiere cualquier cría humana, no pueden dedicarse a otras tareas importantes de vida, o que quedan expuestos a los depredadores.


Bajemos el volumen a nuestras ciudades y aumentemos nuestra atención y disposición para con los niños para que no tengan que gritar o estallar.

La infancia usurpada y la empatía de Michetti.


No hay deseo allí. No hay consentimiento.
 No hay piel erizada por las caricias que nacen de la ternura, de la pasión o del amor. 
No hay mariposas aleteando en el centro del estómago. 
No hay más que terror en el acto violento de los apropiadores de la otredad. 
Y como aforiza Alfredo Grande no hay vida sin deseo.

Por Claudia Rafael,

(APe).- La inexistente empatía de la vicepresidenta de la Nación (Argentina) es de una potencia inusitada: “Hay personas que viven cosas muchísimo más dramáticas y no las pueden solucionar y se las tienen que bancar”. Y después: “O sea, podés dar en adopción el bebé y no te pasa nada”. Mientras remarca, desde su trono vicepresidencial, el “o sea” que lastima. Y, por lo tanto, busca ir tan atrás en los túneles de todo tiempo que se para en el pre-código penal de 1921 que autoriza el aborto en caso de violación.

Una nena entre 10 y 14 años queda embarazada cada tres horas. Dice Amnistía Internacional. Son los cuerpos amenazados. Atizados con el fuego de la crueldad. Marcados para arrebatar la infancia y extraerla con forceps para que ya no sea.

Tres horas entre uno y otro embarazo. El tiempo de dos partidos de fútbol. La duración de películas como Apocalipsis Now, La lista de Schindler o Danza con lobos. El lapso que divide dos violaciones que hacen que una nena y otra nena queden preñadas como un cachorro que no sabrá qué le va ocurriendo a su cuerpo. Que se enancha. Que duele. Que hace “sentir raro”.

No hay deseo allí. No hay consentimiento. No hay piel erizada por las caricias que nacen de la ternura, de la pasión o del amor. No hay mariposas aleteando en el centro del estómago. No hay más que terror en el acto violento de los apropiadores de la otredad. Y como aforiza Alfredo Grande no hay vida sin deseo.

El ministro de Desarrollo Social de Misiones, Lisandro Benmaor reconoció que más de 200 nenas “fueron obligadas” a tener hijos en el último año. Y dijo también que entre el 22 y el 28 por ciento de los nacimientos anuales son de chicas menores de 19 años. Pero que dos centenares se corresponden con niñas violadas de entre 9 y 14. Son las nenas a las que el mismo ministro Benmaor aconseja que hay que darles lecciones de autoestima. Con eso basta, a ojos ministeriales. Lecciones de autoestima fue elevada a la categoría de programa de prevención de la cartera de Desarrollo Social.

Las estadísticas y las cifras no gobiernan la realidad. Son, en todo caso, aproximaciones masivas al dolor que dan cuenta de diagnósticos que, para quienes gobiernan desde la irrealidad, es mejor evitar. Las estadísticas y las cifras que dicen que en Misiones hubo en el último año 200 nenas que parieron producto de una violación, tienen nombres, pieles, terrores, secretos inconfesables, golpes que ocuparon el lugar de la caricia o gestos que quieren hacer creer que son caricia cuando son sexualidad usurpada. Pero, como dice Gabriela Michetti, hay personas que viven cosas muchísimo más dramáticas y no las pueden solucionar y se las tienen que bancar. Entonces las violaciones son un drama a ser bancado, aceptado y trabajar psicológicamente su indeseada consecuencia. Esa y la práctica de la adopción serán la apoteosis de las políticas michettianas de estado.
Las estadísticas y los números son –por fuera de los diagnósticos- el invento para no sostener la mirada durante cinco segundos de esa nena entre las 200 que levanta el rostro y desnuda el miedo.

Los digitadores profesionales de los estados no saben que el miedo se vomita. Que el terror paraliza. Que bancarse ese drama, como tan alegremente define la segunda marionetera en línea presidencial son un círculo infinito que se dará cada tres horas (otra vez tres horas) con la hiel que derramará la leche tibia de sus pechos.

Son las generaciones de excluidas las que siguen y seguirán cargando con ese peso que décadas atrás se amarraba con una faja para tapar la vergüenza.

Ellas, capaces de tener alma y sonreír con pajaritos, como escribió Gelman en María la sirvienta, continuarán siendo las portadoras de las miserias que los estados les tienen reservadas. Y como algún dios y los sustentadores del poder institucional proclaman, deberán llevar a término el pecado. Guardárselo envuelto en frazadas hechas de papeles de diario y cartones ajados o entregarlo para que alguna buena familia se haga cargo del resultado. Mientras la María de Gelman se ocupaba de soñar y los pajaritos se le despintaron bajo la lluvia de lágrimas.

Edición: 3644



Niños, los grandes consumidores de YouTube,

El 73 % de los menores de entre 5 y 15 años son usuarios de esta plataforma de vídeos, 
y no solo como espectadores, también como presentadores. 


Imagen: Tim Gouw
 En tan solo un minuto, en YouTube se reproducen 4,1 millones de horas de vídeo en todo el mundo. Esta cifra no hace más que poner de manifiesto el gran potencial de este híbrido entre plataforma de contenidos y red social. YouTube está presente en nuestro día a día y ha influido mucho en la evolución de los hábitos de consumo, y también de los más pequeños. Y es que los niños también forman parte de la comunidad de usuarios activos de esta plataforma. A continuación analizamos qué ven los menores en YouTube y a través de qué dispositivos, además de los peligros que más inquietan a los padres en relación a esta plataforma. También abordamos uno de los fenómenos en auge: los niños youtubers.

¿Cómo y qué ven los niños en YouTube?
El público infantil ha sido tradicionalmente uno de los grandes filones de la televisión. Sin embargo, en la era digital, los niños están desmarcándose cada vez más de soportes clásicos como la televisión e interactuando con nuevos tipos de contenidos y formatos.
En este sentido, YouTube ha sabido adaptarse a las preferencias de los más pequeños, que se han alzado como grandes consumidores de vídeo online a través de esta plataforma. Y es que las nuevas generaciones están muy presentes en YouTube. Según un estudio de Ofcom, el regulador británico de la industria de telecomunicaciones en Reino Unido, el 73 % de los niños de entre 5 y 15 años son usuarios de YouTube. Pero... ¿a qué se debe el éxito de esta plataforma entre los menores?

  • La tecnología

El continuo desarrollo de la tecnología y de nuevos dispositivos es una de las claves principales del auge de YouTube entre el público infantil. Y es que, en la actualidad, los niños tienen acceso a muchos aparatos electrónicos más allá del televisor, ya sea a tabletas o smartphones, dispositivos muy propicios para consumir contenido en plataformas digitales como YouTube.
Quizá hace años fuera impensable, pero hoy en día es muy común ver a menores con un teléfono móvil propio desde edades muy tempranas. Los nativos digitales disponen de grandes facilidades para acceder a estos dispositivos y tienen muy interiorizado el lenguaje digital y el manejo de estas herramientas. Por ello, en YouTube se mueven como peces en el agua.

  • Los contenidos

Conscientes de la creciente demanda infantil, YouTube lanzó en 2015 YouTube Kids, una aplicación para móviles y tabletas que recopila y organiza contenidos en vídeo para los más pequeños de la casa. Las series de dibujos animados y las películas cortas gozan de una gran aceptación entre esta audiencia, de la misma forma que las canciones infantiles.
Pero lo más llamativo es el surgimiento de nuevos tipos de contenido como las reviews o críticas de juguetes y productos infantiles, en las que los niños ven a otras personas -en muchas ocasiones, a otros niños- probar y jugar con estos artículos.

Imagen: Hal Gatewood
 Los riesgos que más preocupan a los padres
YouTube se está consolidando como una opción más de entretenimiento entre los menores. Sin embargo, este tipo de ocio no está exento de polémica, sobre todo por los riesgos en los que puede incurrir.
La cuestión de la seguridad infantil es una de las más alarmantes. Existe cierto temor a que los contenidos no sean los adecuados para la edad de los espectadores o que entre los vídeos infantiles de plataformas como YouTube Kids se filtren otros con contenido perjudicial o sensible como imágenes de violencia o de sexo. Precisamente el año pasado, la periodista Laura June detectó imágenes explícitas de violencia en vídeos de personajes infantiles como 'Peppa Pig'.

Por otro lado, también entra en juego la posibilidad de que se pueda gestar una adicción a Internet, lo que provoque que algunos niños puedan dejar de lado sus tareas escolares, sus relaciones interpersonales con la familia y amigos o el ocio al aire libre, entre otros.
En definitiva, el debate sigue abierto, pero quizá la clave esté en saber limitar y controlar el tiempo que pasan los menores frente a la pantalla para evitar problemas físicos de salud como cansancio, fatiga o lesiones visuales, además de otros de índole más psicológica como las propias adicciones. El control parental es una opción, pero también es importante una vigilancia presencial y, sobre todo, incidir en labores de concienciación para niños respecto al uso que hacen de Internet y de plataformas como YouTube.

Los niños youtubers
YouTube es un espacio donde también hay sitio para los más pequeños, pero no solo detrás de la pantalla, sino también delante, es decir, inmersos en el negocio de creación y gestión de contenido en YouTube.
En la plataforma de vídeo se ha construido toda una industria de niños youtubers que acumulan cifras astronómicas en lo que a seguimiento e interacción se refiere. Por ejemplo, Ryan ToysReview tiene apenas seis años y ya cuenta con 14.3555.651 suscriptores. En España destaca La diversión de Martina, un canal con más de dos millones de suscriptores que abarca temas tan diversos como juegos, maquillaje y recetas de cocina.
El problema es que el contenido creado por los youtubers infantiles muchas veces alude a aspectos sobre su vida personal y familiar, convirtiéndolos en pequeños influencers a edades muy bajas. Pero esta sobreexposición digital no es lo único que genera controversia, sino también la explotación comercial de los menores y problemas psicológicos derivados de ganar dinero tan jóvenes y de no ser capaces de asimilar la fama.

Ciudadanía de la Niñez.

Hallazgos de Investigación sobre el Movimiento 
por una Cultura de Derechos de la Niñez y Adolescencia en Chile.


FIGUEROA GRENETT, CLAUDIO






diciembre, 2016, pp. 118-139
Centro de Estudios Sociales
Valparaíso, Chile

1. APROXIMACIÓN AL PROBLEMA

Los conceptos infancia y niñez presentan un sinnúmero de complejidades producto de las diversas perspectivas en el campo de estudios sobre la infancia, que conducen a caminos muchas veces divergentes. En el presente trabajo, cuando se habla de niños, población infantil y niñez, se hace referencia al colectivo humano (M. Liebel, 2007*) -si bien diferenciado- que comparte características contingentes como ser personas menores de 18 años, inscritas en el proceso de socialización escolar, económicamente dependientes y sometidas a la autoridad adulta (L.Gaitán, 2006*). 
Por su parte, la infancia como categoría social apunta al continente y no al contenido, es el espacio y tiempo socialmente construido en el cual el ser humano es tratado y habita como niño (Rodríguez, 2007). 

La psicohistoria enseña que los significados que hoy asociamos al significante infancia se remontan a dos fenómenos situados en el siglo XVII, a saber: el despertar de una pesadilla en la cual los niños eran objetos de violencia (De Mause, 1982) y el sentimiento propio de los moralistas y reformadores (Ariès, 1987). En lo sucesivo, surge la necesidad de controlar los movimientos de los niños y presionar su naturaleza maleable, para conseguir, a través de la familia y escuela, el proceso de reproducción social orientado por la emergente burguesía europea (Rodríguez, 2007). En este escenario, la sociedad progresivamente se va obsesionando por los problemas físicos, mentales y sexuales de los niños con el objetivo de adecuar una socialización que los convierta en adultos. 
Sobre estos supuestos se construye el espacio moderno habilitado para la niñez, el cual proyecta sobre ella una incapacidad para enfrentar la vida y, en coherencia, la somete a una régimen de cuarentena (Ariès, 1987) a través de instituciones disciplinarias y de control, responsables de moralizar y normalizar a este grupo social (Rodríguez, 2007). En opinión de Pilotti (2001) dicho proceso encuentra su fundamento en la tensión entre derechos individuales y autoridad estatal, que fue solucionado por medio de la invención de mecanismos de socialización capaces de producir autonomía, consciencia y las virtudes cívicas coherentes con el Estado moderno.

En el campo de las ciencias sociales los discursos tradicionales convergen en lo que Rodríguez (2007) denomina “la sociedad se apropia del niño”, es decir, producciones de sentido que sitúan a éstos en un lugar secundario, como objetos de socialización y existencias transitorias en el camino hacia la adultez. La sociología de Durkheim (2006) y Parsons (1998) y, por su parte, la psicología evolutiva de Erikson (1993) y Piaget (1975), se cruzan en una modalidad de saber en la que los niños constituyen una entidad pre-social que debe adoptar una forma moral, un depósito de las pautas de interacción del sistema social o un conjunto de etapas de maduración orientadas a integrar normas morales, roles sociales y habilidades cognitivas. En cualquiera de los casos se presenta una valoración del tiempo futuro de los niños -cuando ya no son- lo que invisibiliza su experiencia presente (Bustelo, 2011). 

Las instituciones y saberes que conforman la infancia moderna aluden a lo que actualmente puede ser definido con el término adultocentrismo. Dicho concepto hace referencia a un estilo de organización propio del capitalismo que otorga a las clases adultas la capacidad de control sobre quienes define como menores de edad (Duarte, 2012). Esto se expresa en una relación asimétrica y tensional entre los adultos y los “más jóvenes” que está montada sobre un universo simbólico y un orden de valores patriarcales (Arévalo, 1996). 

El adultocentrismo  indica la subordinación de la niñez a una cultura dominada por el mundo adulto, del mismo modo que el patriarcado subordina a las mujeres a los patrones culturales que reproducen la dominación masculina. El conjunto de prácticas discursivas y no discursivas propias de la matriz socio-cultural adultocéntrica sostiene la figura del adulto como modelo acabado al que se aspira para la consecución de tareas sociales y productivas (Kraouskopf, 1998), mientas tanto a los menores de edad se les atribuyen cualidades tales como dependencia, irracionalidad e incapacidad. Lo anterior implica desigualaciones etarias presentes en la elaboración de conocimiento, en el funcionamiento de las instituciones burocráticas y en las prácticas de la vida cotidiana, que tiene como efecto la producción de un espacio-infancia caracterizado por la negación de la visibilidad y el reconocimiento de los niños en las esferas socialmente significativas. 

Lo dicho conecta con la idea de un patrón de ciudadanía y ámbito público propio de las democracias occidentales que tiende a universalizar la figura del hombre, adulto, heterosexual y blanco como aquella que cuenta con las capacidades para discutir las cuestiones públicas, al tiempo que excluye a diversos “grupos minoritarios” (mujeres, niños, afrodescendientes, homosexuales, etc.) caracterizados por las pasiones, la irracionalidad y la dependencia (Fraser, 1997; Young, 2000). A contrapelo del universalismo moderno que admite mecanismos de exclusión situando a determinados grupos al margen de la humanidad (Balibar, 2013a), los movimientos sociales han desarrollado otras ciudadanías que buscan extender la esfera de la igualdad-libertad (Balibar, 2013b), haciendo de la ciudadanía una identificación que se debe construir y propiciar a pesar de que no se encuentre dada empíricamente (Mouffe, 2012).

 En consideración del clásico discurso de la ciudadanía como completa membrecía de la comunidad (Marshall y Bottomore, 2005), el adultocentrismo produciría una ciudadanía parcial para la niñez en tanto limita el ejercicio de los derechos que ejerce el mundo adulto. Por su parte, en los movimientos por la emancipación de los niños cabe  suponer experiencias que fragilizan el estilo de organización adultocéntrica, a través de producciones de subjetividad y, al mismo tiempo, de otras ciudadanías. El Movimiento por la Liberación de los Niños en Estados Unidos, el Movimiento de Adolescentes y Niños Trabajadores Hijos de Obreros Cristianos en Perú, el Movimiento Nacional de Meninhos y Meninhas de Rua en Brasil (Liebel, 2006) y el Movimiento por una Cultura de Derechos  de Niños y Adolescentes en Chile, adquieren una importancia decisiva a la hora de relevar las realidades sociales emergentes producidas en confrontación con el adultocentrismo.

 Las posibilidades teóricas de brindar visibilidad y reconocimiento para los niños puede encontrarse en el interaccionismo simbólico (Mead, 1999; Blummer, 1982) y en el construccionismo (Berger y Luckman, 2001). En estas perspectivas, la perpetua indeterminación de la construcción de sentido y la socialización como proceso conflictivo interminable exige dotar a la niñez de una potencia inventiva en lo que respecta a las significaciones instituidas de la sociedad. En coherencia con lo anterior, la sociología de la infancia (Gaitán 2006; Rodríguez, 2007), la psicología social crítica (Iñiguez, 2003; Garay, 2001; Ibáñez, 1997) y la noción de imaginario social (Fernández, 2007; Bergua, 2007; Castoriadis, 2010), presentan un conjunto de proposiciones que permiten concebir la infancia como una invención discursiva de los colectivos humanos que, sin embargo, no está exenta de sedimentaciones de sentido que promueven la subordinación de los niños al mundo adulto.

 El imaginario social instituido, entendido como el conjunto de significaciones que instituyen a los colectivos humanos, construyendo las relaciones sociales-materiales, las formas contractuales y los universos de sentido (A.M. Fernández, 2007), habilita una comprensión del adultocentrismo como una red de significaciones sociales que generan desigualaciones etarias, categorizando a los cuerpos, asignándoles una identidad y oponiendo una ley de verdad sobre sí mismo que se les obliga a reconocer y que otros deben reconocer en ellos (Foucault, 2011), no obstante la permanente existencia de una dimensión instituyente que, al momento de su emergencia, puede fragilizar las significaciones sociales instituidas. La fijeza relativa de lo que Duarte (2000) define como matriz socio-cultural adultocéntrica, abre la pregunta por la conceptualización de los elementos instituyentes que cabe suponer presentes en los movimientos sociales de reivindicación de derechos de la niñez.
 En este marco, el presente texto expone el análisis del relato de niños y adultos que han participado en el Movimiento por una Cultura de Derechos de Niñez y Adolescencia en Chile. Éste tuvo por objetivo reflexionar sobre la producción de subjetividad en el caso de una experiencia única de participación en la que se implican niños y adultos , considerando los elementos instituyentes que evidencia el Movimiento a pesar de habitar en un fondo simbólico adultocéntrico. En este sentido, el texto pretende ejercitar un gesto crítico-afirmativo abordando cómo el modo de hacer del movimiento, latente en la experiencia organizativa y en las formas de acción política, construye otras ciudadanías. Esto puede contribuir a problematizar las relaciones entre generaciones en instituciones, organizaciones y movimientos sociales......

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*.- Ambos son miembros de la Asociación GSIA.

Espacio Abierto, espacio cultural diseñado expresamente para niñas, niños y adolescentes madrileños.

Espacio Abierto Quinta de los Molinos, un proyecto pionero que abre sus puertas 
el 21 de julio en el Palacete de La Quinta de Los Molinos.

Madrid estrena un espacio cultural diseñado expresamente para niñas, niños y adolescentes.

Espacio Abierto Quinta de los Molinos 
.- abrirá el próximo 21 de julio y supone el primer centro dedicado expresamente a la infancia, la adolescencia y sus familias.
.- quiere ser un lugar abierto a las familias, para que lo hagan suyo y lo disfruten en cualquier momento, más allá de las actividades programadas
.- contará con una programación estable de citas culturales y educativas en colaboración con artistas y centros educativos
.- con una escuela de hostelería para jóvenes en situación de vulnerabilidad que, junto al profesorado, se harán cargo del servicio y gestión del Café-Jardín


Las niñas, los niños y los adolescentes de Madrid estrenan un espacio cultural diseñado expresamente para ellas y ellos. El próximo 21 de julio abrirá sus puertas Espacio Abierto Quinta de los Molinos, el primer centro cultural del Ayuntamiento de Madrid dedicado exclusivamente a la infancia y la adolescencia. La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha presentado hoy (11 de junio) este espacio pionero en la ciudad que ella misma ha impulsado desde el primer día que conoció el palacete del parque La Quinta de los Molinos. Junto con Manuela Carmena han presentado este nuevo centro municipal Marta Higueras, delegada del Área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, y Beatriz de Torres, directora artística de Espacio Abierto Quinta de los Molinos.

Espacio Abierto, situado en el palacete de La Quinta de los Molinos, perteneciente al  Ayuntamiento desde 1982 y hasta ahora sin actividad, nace con una fórmula innovadora que propone ser un espacio donde estar, disfrutar, aprender y crear en un entorno que fomente la creatividad.

Para ello Espacio Abierto trabajará en una doble línea, por un lado, ofrecerá un programa de actividades estable de la máxima calidad con espectáculos, talleres y actividades muy diversas. Por otro, invita a convertirse en un "cuarto de estar" abierto donde todos y todas puedan disfrutar, independientemente de que participen en laspropuestas programadas.

Esta fórmula, que nos invita a estar y a participar en Espacio Abierto, se apoya en una tercera línea que define la propuesta innovadora del centro: La Quinta Cocina. Bajo este nombre se presenta una  escuela de hostelería para jóvenes en situación de vulnerabilidad que llevarán el Café-Jardín, un café que ofrecerá menús y propuestas gastronómicas para invitarnos a estar y disfrutar de este nuevo espacio para las familias en Madrid.

Manuela Carmena ha señalado: “Tenía que haber algo para niños de 0 a 16 años en Madrid, son una parte importantísima de la ciudad. Una ciudad que no mira a los niños y las niñas pierde su futuro y eso nunca sucederá en Madrid. Hemos empezado con Espacio Abierto Quinta de los Molinos y seguiremos con esa mirada desde la creatividad a la infancia”.

Por su parte, la directora artística de Espacio Abierto Quinta de los Molinos, Beatriz de Torres, ha señalado: “hay una cosa muy bonita que estamos viviendo desde el principio con este proyecto y es que todas las personas que se han implicado, desde las distintas áreas, desde sus diferentes ámbitos de actuación, han acabado enamorándose de él”. Beatriz de Torres ha apuntado que quería cerrar el acto con una frase “preciosa, que generalmente se atribuye al gran científico Albert Einstein, que dice: La creatividad es contagiosa, pásala. Eso esperamos en este espacio”.

Una “casa” abierta
Estar, tomar un café, jugar libremente o merendar. Espacio Abierto se presenta como un “cuarto de estar” abierto en el que disfrutar independientemente de si se asiste o no a las actividades programadas. En esta “casa” para todos y todas, Espacio Abierto cuenta con diferentes espacios diferenciados también por edades y contenidos. Hasta los 12 años cuentan con la Urbanoteca, un espacio reservado al juego libre y espontáneo. Con diferentes zonas para bebés, para niños y niñas de 4 a 9 años, para el juego pausado y un apartado audiovisual, con juegos específicos y materiales adecuados. Entre sus arcos la Urbanoteca acoge una exposición permanente en homenaje al artífice de la Quinta de los Molinos y su palacete: César Cort y Botí. De este modo, ciudad y urbanismo también se convierten en protagonistas del espacio.

Los mayores de 13 años,tienen en#PlayQuinta su espacio reservado. Los y las adolescentes podrán sentirse cómodos y organizar ellos mismos juegos y actividades espontáneas siempre acompañados dinamizadores cualificados. Para ello #PlayQuinta contará con una sala insonorizada,  una mesa de ping-pong, juegos de mesa, comics, instrumentos y libros fascinantes.

Y para todas las edades, el gran patio central invita a estar y a convertirse en el lugar “central de la casa”  en el Café-Jardín. Gracias a su abundante vegetación será una continuación de los jardines de la Quinta de los Molinos donde además se podrán consumir los menús, platós y postres servidos por La Quinta Cocina.

Menú de actividades
Espacio Abierto contará con una programación estable de los 0 a los 16 años durante todo el año, que arrancará de manera gradual el próximo 21 de julio.

La programación, que se ha diseñado con la exigencia de alta calidad y la búsqueda constante de nuevas propuestas como las máximas fundamentales, se desarrolla en torno a distintas líneas que contarán con diferentes colaboraciones artísticas, educativas e institucionales.

Buscando una relación estable y fluida con el tejido artístico, La Quinta en Compañía, será una un programa donde artistas y colectivos diseñen una propuesta de actividades más allá de la exhibición de sus producciones, compartiendo procesos de trabajo o impartiendo talleres específicos, durante un periodo de tiempo determinado, que normalmente será de un mes.

Como parte de esa relación con el tejido creativo arrancará La Quinta Crea, una línea que ofrecerá la posibilidad a compañías, artistas y colectivos de proponer iniciativas específicas, concebidas e inspiradas por y para el centro.

Además, Espacio Abierto tendrá una intensa y continuada relación con los centros educativos de la ciudad (escuelas infantiles, colegios e institutos) a través del programa La Quinta Con-Ciencia donde se abordarán tanto temas de concienciación como aquellas situaciones que se enfrentan a diario en las aulas como prevención del acoso o el uso de la tecnología.

Para la llevar a cabo sus propuestas y citas, Espacio Abierto cuenta con un Auditorio de 148 localidades muy especial, a medida del público protagonista del centro, además de dos aulas dedicadas a talleres multidisciplinares y un aula digital específica para actividades relacionadas con las nuevas tecnologías.

Citas para el verano
Con la presentación de Espacio Abierto arranca la programación de verano de este nuevo espacio, cuyos contenidos se ampliarán con la programación de otoño. Para este verano, Espacio Abierto Quinta de los Molinos hace su despegue con dos días de puertas abiertas que ofrecerán actividades gratuitas sin inscripción previa.

La instalación teatral Les Irréels de la compañía francesa Créature, la instalación de land art Todos Somos Quinta o los talleres De la Quinta al Cielo de Chiquitectos, serán algunas de las citas que abran el espacio. En el mes de agosto, Espacio Abierto contará con La Quinta: Sinfonía de Verano, un campamento musical de 6 a 14 años, los talleres plásticos de La Quinta de Colores o la propuesta de creación audiovisual y Sonora Esta quinta me suena. En total decenas de citas para las niñas y niños y sus familias que pasan el verano en Madrid y que pueden consultar la programación completa en espacioquinta.madrid.es

La escuela de la Quinta Cocina
La Quinta Cocina será una escuela de hostelería  para jóvenes en riesgo de exclusión social de entre 16 y 23 años que acogerá Espacio Abierto durante todo en curso y que se encargará del Café Jardín. Bajo la filosofía “aprender haciendo” se ofrecerá formación, como ayudantes de cocina y camareros, a 120 alumnos y alumnas por curso, con 4 meses de formación en Espacio Abierto y 2 meses más de prácticas en restaurantes de prestigio.

Dentro de la formación que recibirán en la escuela, los 40 alumnos por cuatrimestre dirigidos por profesorado de la escuela participarán a fondo en el funcionamiento normal de la cocina de una cafetería, incluido la preparación de los alimentos, el emplatado de los mismos, así como en la atención directa al público.

La escuela está gestionada por la ONG CESAL, especializada en el trabajo con jóvenes vulnerables orientado a su inserción en el ámbito social y laboral. Este programa educativo, impulsado por el Área de Equidad, Asuntos Sociales y Empleo del ayuntamiento de Madrid, se desarrolla con la participación de un selecto profesorado entre los que se encuentra el cocinero Chema de Isidro, la repostera Marta López o el especialista en servicios de restauración, David Alonso. /

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El maltrato infantil a través de los ojos de los niños y niñas del proyecto de participación infantil.

Los niños y niñas consideran que el desempleo o la falta de conciliación de sus progenitores 
es el maltrato más habitual al que se tienen que enfrentar.

Lo ya es sabido...:

"...actuar sobre el individuo, en este caso la familia, como responsable de la violencia hacia los niños y niñas 
no solo simplifica el problema, señalando un culpable objetivo, 
sino que desvía la atención de las verdaderas responsabilidades estructurales de la comunidad 
donde se inserta y la administración competente para solucionarlo”.

La Familia soporta y traslada a sus funciones parentales los conflictos y crisis sociales, laborales o económicas.
Y en ese traslado se propicia el maltrato contra NNA.






Según la última estadística del Registro Unificado de casos de sospecha de Maltrato Infantil (RUMI) referidas al año 2015 en España, 13818 menores están sufriendo potenciales abusos y malos tratos en el ámbito familiar. Ello supone que al menos 37 niños o niñas pueden estar sufriendo malos tratos al día en España. Esto supone un 18,2% más que en años anteriores. Datos más alarmantes también se encuentran en el Registro, como el aumento de casos de violación en un 11,7% a menores de 13 años y un 21,3% a adolescentes. 

¿Éste es probablemente el problema de violencia más alarmante al que se enfrentan los niños y niñas? Seguramente sí, pero ¿es así como ellos y ellas lo perciben? Pues si algo nos han demostrado en el proyecto de participación infantil del 2018 de Fundación Atenea en la MISECAM, es que existen otros tipos de violencia que, de alguna manera, pasan mucho más desapercibidas para los/as adultos/as.

Durante el 2018 la mancomunidad MISECAM nos hizo el encargo de aprovechar el proyecto de participación infantil, que la Fundación Atenea lleva gestionando de forma discontinua desde el 2004, para que los y las niñas de los 13 pueblos que forman la mancomunidad, colaborasen en el protocolo de maltrato infantil que el Consejo Local de Atención a la Infancia y la Adolescencia estaba elaborando.
A raíz de esta propuesta se estuvo barajando de qué manera introducir la temática del maltrato a la población precisamente más sensible a esta problemática. Tarea compleja pues se trataba de acercarlo con la sensibilidad suficiente para que, por un lado, los niños y niñas fuesen capaces de reflexionar sobre ello sin que ello motivase angustias innecesarias, pero a la vez, pudiesen aportar información valiosa que diese claves importantes al Consejo.

El método, como en otras ocasiones, ha intentado partir del autoconocimiento emocional, de forma que, mediante ello, se logren extraer conocimientos racionales de lo que ellos vivencian como situaciones de maltrato. Por lo demás, no se pretendía circunscribir el maltrato a la familia sino el maltrato, y el buen trato en este caso, a todos los ámbitos contextuales por donde los/as niños circulan en su vida cotidiana.
Durante el proceso, se formaron comisiones infantiles por cada uno de los pueblos encargadas de la representación de sus compañeros/as, y cuyo cometido era elevar las conclusiones de los y las niñas/os a las autoridades municipales y mancomunadas. Y es aquí donde los niños y niñas nos sorprendieron: para la mayoría de ellos y ellas el mayor maltrato al que podían estar sometidos en su familia es no poder ver a sus padres el tiempo necesario debido a sus trabajos, o que, precisamente, no tuviesen empleo y viviesen en una situación desesperada. En concreto esto es lo que llevaron a las autoridades respondiendo lo que para ellos suponía una vida familiar sin maltrato:
Que la familia viva cerca, que mi padre y mi madre tengan otro horario de trabajo para estar más tiempo con ellos, hacer cosas con mis padres y para muchos niños/niñas que no les falte nada en su familia.

Curiosamente, los niños y niñas han logrado exponer determinadas claves que, quizás, no se corresponden del todo a lo que adultos y adultas pensamos en torno a un problema tan grave como el maltrato. Damos, por hecho, en muchas ocasiones, que los fenómenos de maltrato infantil, acoso o abuso a los/as menores son los problemas más graves a los que se puede enfrentar un/a niño/a. Y efectivamente es así, pero cuando se les alienta a que reflexionen de sus propias vivencias nos sorprenden con cuestiones que, a lo mejor, no habíamos prestado suficiente atención.

De tanto vivirlo como inevitable se nos hace corriente que muchos/as padres/madres no puedan estar el suficiente tiempo con sus hijos/as. Resulta toda una lección para los y las adultas que la mayoría de los niños y niñas considere que el desempleo o la falta de conciliación de sus progenitores es el maltrato más habitual al que se tienen que enfrentar. La violencia estructural de este tipo es un fenómeno al que nos acostumbramos rápido. El cual se invisibiliza en el momento en que la necesaria adaptación sociolaboral nos obliga. Sin embargo, los niños y niñas, en su encuentro con el mundo, es algo que no entienden y viven, en los casos más agudos, de forma traumática. Es quizás, en las situaciones más problemáticas, causa de futuros problemas de adulto.
Por lo demás, todo el proceso ha servido, también, para el aprendizaje emocional de la sensación de maltrato, el trabajo empático con el otro, la reflexión crítica en torno a su contexto geográfico y la diversión como fuente, también, de aprendizaje.

En conclusión, este es el mayor aprendizaje que podemos extraer de los niños y niñas: la familia como fuente de protección y acompañamiento, no solo por los posibles maltratos que puedan ejercer sobre los niños y niñas, sino por los que ella misma, debido a causas sociales, laborales o económicas soporta y traslada a sus funciones parentales.
Nos surge, sin embargo, muchas más preguntas que darían para reflexionar largamente sobre ello, ¿Por qué no se plantea el Consejo Local de Atención a la Infancia y la Adolescencia protocolos de actuación ante la falta de conciliación familiar? ¿Por qué no sale más en los medios estas dificultades familiares tan comunes cuando, sin embargo, nos bombardean intensamente ante casos aislados (y absolutamente macabros) de violencia intrafamiliar? ¿Se destinan los mismos recursos al seguimiento, control, protocolos, profesionales implicados, etc… al contexto micro de la familia que a políticas de conciliación o desempleo?…. Según Mariano Barba, coordinador de proyectos de Fundación Atenea “esto viene a confirmar argumentos de por sí sabidos: actuar sobre el individuo, en este caso la familia, como responsable de la violencia hacia los niños y niñas no solo simplifica el problema, señalando un culpable objetivo, sino que desvía la atención de las verdaderas responsabilidades estructurales de la comunidad donde se inserta y la administración competente para solucionarlo”.

Presentación de la revista Sociedad e Infancias en ICA 2018.


Nuestra compañera de GSIA, Antonia Picornell-Lucas, acompañada de la colega argentina Estela Scheinvar, ambas consejeras de la revista SOCIEDAD E INFANCIAS, presentaron la revista en el 56º Congreso Internacional de Americanistas (ICA) 2018 que se está llevando a cabo en Salamanca del 15 al 20 de julio.


Bajo el lema «Universalidad y particularismo en las Américas», esta edición del ICA llama a la reflexión sobre la dialéctica entre la universalidad y los particularismos en la producción de conocimiento, un diálogo en el que la necesidad de conocer los particularismos de los fenómenos sociales, políticos, artísticos y culturales obliga a formular nuevas hipótesis que enriquecen y replantean las grandes teorías generales de las ciencias y las humanidades.

Con un planteamiento interdisciplinario e inclusivo, ICA reúne a investigadores que estudian el continente americano, desde Alaska hasta Tierra de Fuego, incluyendo el territorio del Caribe, a partir del análisis de su política, economía, cultural, lenguas, historia y prehistoria.


En palabras de Estela: "Antonia hizo lindas y didácticas transparencias, presentando con elegancia este proyecto que instigó a los presentes, entre los cuales se presentaron colegas de Brasil, México, Portugal, Argentina, Italia..."






El mapa de las niñas y niños de Madrid comienza a andar.


"Empezaron a llegarnos proyectos sobre la infancia y ciudad y comenzamos a plantearnos que era un tema que estaba vivo y que había una necesidad de ver y visibilizar qué tipo de propuestas en torno a los más pequeños hay en el entorno urbano”, explica Zoe Mediero, coordinadora de Intermediae, uno de los programas públicos culturales de Matadero, impulsor del proyecto junto a la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) y otros colectivos. “Planteamos entonces la posibilidad de mapear todas esas iniciativas ya en marcha pero no en clave de denuncia sino propositiva, como forma de mostrar modelos que luego puedan servir de inspiración para otros nuevos”, señala Mediero.
La metodología de trabajo estaba ya construida con  Los Madriles, Atlas de Iniciativas Vecinales, el proyecto nacido en 2015 con los mismos impulsores para señalar en los mapas todos esos proyectos vecinales y sociales que ayudan a construir y vivir una ciudad “más habitable”, y que desde entonces no ha dejado de crecer en formato digital. “Es una línea de trabajo en la que queríamos seguir avanzando”, afirma la coordinadora.

Grupo de trabajo con expertas

Se estableció un grupo de trabajo con geógrafas, maestras, pedagogos, expertas en infancia y crianza y personas vinculadas a instituciones públicas, vecinales o colegios para comenzar a diagnosticar y sentar los pilares de lo que se quería mapear. Durante cuatro meses, con talleres y encuentros con colectivos e iniciativas, quedaron establecidas las categorías que marcan la hoja de ruta del mapa: juego libre, intervenciones urbanas a escala infantil, creatividad y cultura, redes de cuidado y crianza compartida, microfenismos, desidencias normativas y diversidad, educación, movilidad, accesibilidad y autonomía, infancia con voz y ciudad sana y ecológica.
“En las ciudades hemos pasado de una crianza colectiva a un aislamiento y una educación que se basa en los recursos que tiene cada familia, donde incluso los espacios de juego vienen muy marcados y determinados, donde los niños hacen cola para subirse a un balancín en el que se divierten ellos solos mientras el resto mira”, reflexiona Marta Román, geógrafa y una de las expertas que ha acompañado el proyecto. “El trabajo ha girado en torno a cómo rescatar todas esas iniciativas que van en esa otra línea, en dar voz y libertad a la infancia y mostrar lo diferente qué es hacer una montaña de arena en un espacio de juego libre que no viene marcado”, detalla.
Uno de los talleres realizados a lo largo de este año para crear el mapa. / Intermediae
Uno de los talleres realizados a lo largo de este año
para crear el mapa. / Intermediae
Así, el mapa recoge desde espacios que los vecinos han ido arrebatándole a la ciudad, como un solar en la calle Almendro que se ha convertido en un lugar donde los más pequeños crean sus propios juegos a iniciativas culturales como la biblioteca autogestionada de los vecinos de San Fermín, en el distrito de Usera, que ante la falta de esta dotación pública impulsaron una propia. También hay iniciativas que, aunque más minoritarias, por su relevancia, están en el mapa, como las asociaciones de madres y padres de niños y niñas transexuales. Otras, que si bien parten de las administraciones, tienen también un espacio por la importancia del trabajo que realizan, como son las bibliotecas municipales o el programa de educación sexual a jóvenes que realiza Madrid Salud.
Hay proyectos de asociaciones culturales, vecinales, sociales y cada uno de ellos plantea una solución concreta: ya sea favorecer el aprendizaje en padres, madres, cuidadores y profesionales; garantizar el juego, un derecho que también es una “necesidad” de los niños; “tejer redes” como forma de eliminar la crianza en soledad; favorecer la conciliación de mujeres y mujeres o la mezcla de generaciones, donde los mayores aprendan de los pequeños y viceversa.
El sábado se presenta en Matadero el mapa físico, que tendrá su continuación en la plataforma digital para ir incorporando nuevos proyectos,  con una jornada de actividades con los más pequeños como protagonistas. El programa Cero en Conducta de la radio municipal M-21 plantea talleres de retransmisión radiofónica en los que los niños son los creadores o la creación de un escultura gigante de la mano de la artista polaca Iza Rutkowska.
Como ya ocurre con Los Madriles, Atlas de Iniciativas Vecinales, la edición Infancia no se quedará solo en papel sino que tendrá su continuación en la plataforma digital que ya alberga el primer mapa a través de CIVICS. Esta herramienta permite incorporar nuevas iniciativas para que el mapa vaya creciendo y desde el equipo impulsor se valida que todas ellas cumplan los criterios con los que nace el proyecto. “Esto es lo bonito de esta iniciativa, que es un mapa que nunca se termina”, subraya Marta Román.