En ningún caso hay
que obligar a los niños a hacer cosas que no desean hacer
como dar besos
o abrazos tanto a conocidos como a extraños,
hay que respetar sus
decisiones y dejarlos elegir sobre sus cuerpos.
Todo el que tenga niños sabe que en la mayoría de los casos lo más
normal es que se muestre verdaderamente renuente a dar muestras de
afectos tales como besos o abrazos tanto a familiares como a conocidos y
lo cierto es que obligarlos a hacerlo de todos modos es la peor de las
opciones en cualquiera de los casos. Lo cierto es que obligar a los niños a demostrar afecto que no les nace de manera natural en realidad no los vuelve más sociables sino más vulnerables al abuso sexual y al desarrollo de conductas sexuales de complacencia, aunque los adultos desconozcan estas graves consecuencias.
Lo máximo que se le puede solicitar a un niño es que trate a los
otros con respeto, pero nunca que haga demostraciones solamente por
contentar a dicha persona o al adulto que se lo indica, ellos deben
tener siempre el control de las elecciones en lo referente a su cuerpo y
a la forma en la que interactúan con los otros, ya que mientras más
rápido asimilen que tienen el total derecho de decidir qué hacer y con
quienes, mejor será su desarrollo personal y más positiva su visión
sobre si mismos, aprendiendo a respetarse y a cuidarse siempre, sin
importar lo que digan los otros, algo que aunque parezca simple en una
situación cotidiana de “dale un beso a la tía o se pondrá triste”,
en realidad tiene un significado realmente importante en cuanto a no
dejar paso a la manipulación, a la obligación o al condicionamiento.
Especialistas en el tema como la cofundadora y directora ejecutiva de Kidpower Teenpower Fullpower International, Irene van der Zande
que maneja esta agrupación sin fines de lucro que se especializa en
brindar información sobre prevención de la violencia y seguridad
personal, indica:
“Cuando forzamos a los niños a someterse al afecto no deseado para evitar ofender a un familiar o lastimar los sentimientos de un amigo, les enseñamos que sus cuerpos en realidad no les pertenecen porque tienen que dejar a un lado sus propios sentimientos sobre lo que se siente bien para ellos”…
“Esto lleva a que los niños sean abusados sexualmente, a que las adolescentes se sometan a comportamientos sexuales para ‘que yo le guste’ y a que los niños soporten el bullying porque todos están ‘divirtiéndose’”.
La gran mayoría de los padres no consiguen observar la magnitud del
problema, obligar a un niño a tocar a la gente de forma inofensiva
cuando ellos no lo sienten de forma natural los deja vulnerables a
cualquier otra situación de riesgo con pederastas, teniendo en cuenta
que en un alto porcentaje de casos de pedófilos, el abusivo es un
conocido del niño, es sumamente probable que los adultos hayan obligado
al niño a demostrarle “afecto” a ese individuo con
anterioridad, por lo que el mensaje es realmente confuso para el
pequeño, que se verá obligado a soportar los abusos ya que siente que
eso es lo que sus padres quieren que haga.
Ursula Wagner, especialista de salud mental explica por su parte:
“envía un mensaje de que hay ciertas situaciones en las que lo que hacen
con sus cuerpos no depende de ellos”…“Si son obligados a mostrar afecto
aunque no quieran, más adelante los hace vulnerables al abuso sexual”.
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