El espejo de los niños
El álbum ilustrado gana la batalla de la literatura infantil.
Nuevos títulos saltan la barrera de la edad,
la de los géneros
y la de los números
Se abre el álbum y aparece un estilizado pato que gira la cabeza para
observar al sonriente esqueleto que, con un guardapolvo de cuadros y un
tulipán en la mano, lo contempla sonriente. Solo unas flores secas se
levantan sobre el fondo, de un blanco hueso. “Desde hacía tiempo, el
pato notaba algo extraño. ‘¿Quién eres? ¿Por qué me sigues tan de cerca y
sin hacer ruido?’ La muerte le contestó: ‘Me alegro de que por fin me
hayas visto. Soy la muerte’. El pato se asustó. Quién no lo habría
hecho. ‘¿Ya vienes a buscarme?”.
En solo 15 páginas, con un texto
brevísimo y dos personajes de tonos ocres que se alzan sobre el fondo
vacío o sobre una mancha de color, el escritor e ilustrador alemán Wolf
Erlbruch creó El pato y la muerte, uno de los álbumes ilustrados más hermosos y poéticos que existen sobre la muerte.
El pato y la muerte es un libro aparentemente para niños y,
sin embargo, habla de lo más complejo de la forma más inteligente, que
es siempre la más sencilla. Publicado en 2007, se ha convertido ya en un
clásico, citado por lectores, ilustradores, libreros y editores. Sin
moraleja ni moralina ni intenciones didácticas, El pato y la muerte
representa un fenómeno cada vez más visible: los álbumes ilustrados han
salido del dormitorio de los niños para instalarse en el de los
mayores. Ajenos a los habituales temas infantiles bienintencionados y
simplones, hablan del mundo en que vivimos y que a veces no vemos. Con
su gran tamaño, ilustraciones sorprendentes y textos muy breves y, a
veces, inexistentes, los álbumes ilustrados se alzan poderosos frente a
las tabletas de bolsillo y el libro digital. Han saltado la barrera de
la edad, la barrera de los géneros y la barrera de los números. Sus
ventas superan, a menudo, los cien mil ejemplares. Su excelente acogida
en Latinoamérica equivale además a un pulmón de oxígeno para las
editoriales. En estos tiempos de penumbra, eso es lo más parecido a un
pequeño milagro.
Una de las editoriales emblemáticas de este fenómeno es Barbara Fiore,
que, en poco