La familia como espacio de realización de los derechos del niño
La
primera infancia es un momento crítico. Es una etapa atravesada por la
mayor vulnerabilidad que resulta inherente a la condición de niños
pequeños, y al mismo tiempo constituye una etapa de la vida en que el
acceso a una nutrición adecuada, un entorno saludable y seguro, la
educación y el juego se tornan aspectos claves para el desarrollo
futuro. En la provisión de cuidados físicos, atención emocional y
orientación, los padres u otros cuidadores, con quienes los niños
establecen los vínculos más fuertes, son los principales actores. De
esta manera, la familia se torna el espacio por excelencia para la
realización de los derechos del niño.
Los padres son los principales responsables del bienestar de los
niños pequeños, pero no están solos (o no deberían estar estarlo) en el
desempeño de esta función. Si los niños se encuentran sometidos a
situaciones de vulnerabilidad social porque sus padres también lo están,
difícilmente podrán éstos procurar su bienestar. Esto implica que para
garantizar los derechos de los niños deben garantizarse los derechos
humanos de los padres y tener en cuenta que la interdependencia de los
derechos humanos (derechos y libertades civiles, derecho al bienestar,
derecho a la salud, derecho a la educación) abarca también la
interdependencia de su realización entre los distintos sujetos de
derecho (adultos, mujeres, niños).
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