Cuando la Muerte vino a nuestra casa
"El niño, que lea este relato y se pregunte
el porqué de las diferencias entre el principio y el final del mismo,
ya habrá aprendido más del mundo y de la sociedad que muchos adultos"
Este nuevo álbum de Jürg Schubiger y Rotraut Susanne Berner nos deja
el regusto agridulce que tienen los buenos libros: por un lado, sentimos
que nos acaban de contar algo importante; por otro, hay más cosas en él
de las que hemos visto en una primera lectura.
El protagonista de este relato es la muerte, no solo como tema sino
como personaje. Una muerte quejosa, algo torpe e incluso ingenua, sobre
la que vuela una nube negra, que llega a un pueblo donde nadie hasta
ahora la conocía: “Entonces no había una última hora. Solamente existía
la primera, la segunda la tercera, la milésima… Siempre una más”. Y con
la Muerte, inevitablemente, llega también la tristeza de un ser querido
que se va, y el desconcierto de un pueblo que se enfrenta por primera
vez a la incertidumbre de no saber dónde está la vida del que no se
mueve ni se despierta.
Lo que sigue es el llanto, el duelo, y luego el consuelo. Y la vida,
sin ese ser querido, sigue también. Porque así es como funciona, y
porque la Muerte seguirá llegando de visita al pueblo, y su torpeza
volverá a causar otra desgracia, y tendrán que volver construir “una
pequeña caja que se llamaba ataúd”.
La ilustración de Rotraut Susanne Berner, al igual que ocurre con el
texto, es inteligente y lúcida. Esconde muchos pensamientos,
sentimientos y reflexiones dentro de su sencillez. Está llena de
símbolos, y de subtramas que el texto no cita. Y también plantea muchas
preguntas al lector, que busca significados en esos pequeños detalles, y
al hacerlo se ve obligado a reflexionar sobre lo que ambos, autora e
ilustrador, le están contando.
Solo comparando dos de las ilustraciones del álbum, en las que vemos a
los habitantes del pueblo al principio y al final de la historia,
tenemos para rato… El niño que lea este relato y se pregunte el porqué
de las diferencias (¿por qué ahora hay nubes, y las casas tienen vallas,
y las ventanas rejas…?) ya habrá aprendido más del mundo y de la
sociedad que muchos adultos.
Y aun así, uno tiene la sensación de que hay otras muchas historias que aún se están escondiendo. Y que algún día aparecerán.
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