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Las empresas pueden (y deben) impulsar los derechos de niños y jóvenes

José María Vera, director ejecutivo de Unicef España, reivindica la importancia de que el sector privado incorpore la atención a los colectivos más jóvenes (y vulnerables) en el diseño de sus estrategias para estrechar las brechas de desigualdad.


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José María Vera



Es frecuente pensar que el único impacto negativo de la empresa en los derechos de niños y niñas es el trabajo infantil. Es cierto que más de 160 millones de niños en el mundo trabajan, muchos bajo las peores formas de explotación laboral. En ello tienen que ver las cadenas de valor globales de empresas que no abordan con contundencia la lucha contra esta forma de laminar la vida de los niños. 


Dicho esto, los impactos son más y más diversos, tanto en el lado negativo como en la capacidad que tiene la empresa para contribuir a la defensa y promoción de los Derechos de la Infancia. Productos nocivos, marketing engañoso de los mismos, la actuación de las plataformas tecnológicas y su impacto en el desarrollo y la salud mental de la infancia o la calidad del empleo de padres y madres y las dificultades de conciliación para una crianza presente son algunos ejemplos de impactos negativos con una potencia devastadora cuando se combinan con una débil protección social frente a las violencias y ansiedades. 


La regulación europea apunta en la buena dirección para contener estos impactos negativos, aunque vaya lenta y se quede corta en ocasiones. La Directiva de Información sobre la Sostenibilidad Corporativa llevará a miles de empresas a reportar en detalle su actividad e impacto social y ambiental, recorriendo no solo lo predecible, sino todas las áreas del negocio y las operaciones. La Taxonomía verde y la social –pendiente ésta última de aprobación– darán claridad a lo que es y no es sostenible, a lo que tiene impacto social positivo y lo que no. Transparencia indispensable para prevenir el «green/social washing». Finalmente, la recientemente aprobada Directiva de Diligencia Debida en materia de Sostenibilidad, por más que se haya debilitado en la etapa final de su negociación en el Consejo de la Unión Europea, supone un hito en la defensa y promoción de los Derechos Humanos y de un planeta sostenible, exigiendo a las empresas mecanismos de identificación de riesgos y medidas de mitigación de estos. El andamiaje completo incide también en aspectos que afectan a la infancia como los mencionados en este artículo. 


Las empresas están evolucionando hacia un mayor compromiso climático y, en menor medida, social. La transformación necesaria –impulsada por la regulación, algunos inversores y buena parte de la ciudadanía– no se puede limitar a las esquinas de la actividad empresarial, sino que debe afectar al corazón de esta, a su estrategia y operaciones. Sin desdeñar acciones puntuales positivas, son los cambios en los modelos de negocio y un manejo diferente de la tensión riesgo-tiempo-retorno los que pueden provocar giros sistémicos que reviertan las brechas sociales y la emergencia climática.

Dicho esto, hay que mencionar cientos de iniciativas de empresas solas o en alianza con organizaciones sociales, administraciones públicas y universidades que apuntan a abordar estos de manera decidida. En un foro reciente organizado por Ethic e ING España sobre La Revolución de las Finanzas Sostenibles se abordaron estos asuntos. Cabe remarcar tres puntos aportados al debate:

  • La financiación verde debe completarse con la social, que se está quedando atrás. Las conexiones son evidentes: el impacto en la infancia del cambio climático o la necesidad de llevar a cabo transiciones justas socialmente, por ejemplo. Además, las brechas sociales han aumentado desde la pandemia.
  • La educación financiera es esencial para enfrentar los desafíos sociales, ya que habilita para el empleo, da autonomía y abre oportunidades. El sector financiero –e ING es un ejemplo– puede aportar su experiencia y capacidades para hacer una contribución inmensa en este terreno.
  • Las alianzas entre varios actores de diferentes sectores son esenciales para enfrentar desafíos sociales. Nunca son evidentes, sobre todo a la hora de ponerse manos a la obra y conformarlas de manera efectiva. Dicho esto, si se pone el foco en lo que se quiere lograr (en el impacto), se genera confianza, se respetan las restricciones de cada uno y se pone en valor la aportación de organizaciones, empresas y administraciones públicas. Los resultados son a otra escala; la necesaria.

 

Un buen ejemplo de lo anterior es la alianza Generation Unlimited España que impulsamos desde Unicef España y en la que nuestras empresas aliadas, ING España e Iberdrola, varias organizaciones sociales y la Universidad Politécnica de Madrid, buscamos la inserción laboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad. Cientos se han formado y empleado aplicando metodologías innovadoras que pretendemos escalar a otras empresas y a la política pública.


Los grandes retos sociales y ambientales –y de forma especial los que afectan a la infancia– deben y pueden ser abordados con determinación. Para ello hace falta el compromiso y la contribución de todos, también de una empresa que apueste por el impacto social positivo como el corazón de su propósito y negocio. 

Trabajos de verano para los adolescentes, mucho más que una paga.

Beneficios de los trabajos de verano para los adolescentes, según la ciencia.
Especialista de la AAP aseguran que son "mucho más que una paga".


Los especialistas en desarrollo infanto-juvenil destacan los múltiples beneficios de los trabajos de verano para los adolescentes. Suponen, destacan, “mucho más que una paga” para nuestros hijos,

Los trabajos de verano pueden brindar a los adolescentes una valiosa experiencia de vida que los ayuda a hacer la transición a la edad adulta, según la Academia Estadounidense de Pediatría.

Mucho más que una paga

Entre los beneficios de los trabajos de verano para los adolescentes, los especialistas señalan:

  • Exploración de carreras: Los trabajos de verano ayudan a los estudiantes de secundaria a explorar diferentes opciones profesionales que podrían interesarles.
  • Establecer contactos y ampliar su círculo social: También les brindan oportunidades para conocer diversas realidades, establecer contactos y encontrar futuros mentores.
  • Independencia financiera: Los adolescentes aprenden habilidades financieras como la elaboración de presupuestos, ahorro, gasto y administración de dinero. Asimismo, experimentan la relación esfuerzo/paga.
  • Gestión del tiempo: Los jóvenes adolescentes aprenden a organizarse y gestionar su tiempo, establecer pautas de trabajo, alcanzar objetivos y metas, cumplir plazos, etc.
  • Responsabilidad: Tener obligaciones profesionales les entrena para ser responsables.
  • Habilidades de comunicación y trabajo en equipo: los adolescentes aprenden a interactuar con supervisores, clientes, compañeros de trabajo…
  • Valores sociales y ética de trabajo: La experiencia laboral hace que los adolescentes aprendan valores como el trabajo en equipo, el respeto, la consideración, los modales y la responsabilidad.
  • Autonomía personal y confianza en uno mismo: trabajar en el mundo real aumenta la autoestima y la confianza en uno mismo.
  • Entrenamiento en resiliencia: Es posible que no obtengan el primer trabajo para el que se entrevistaron o no les den las funciones que esperaban, lo cual les ayuda a lidiar con el rechazo y la frustración. Ambos suceden en la vida y pueden ser difíciles de manejar, pero en el entorno familiar tendemos a evitarles cualquier tipo de malestar, por lo que los jóvenes tienen pocas oportunidades de enfrentarse al rechazo. Sin embargo, cuanto más lidiamos con la frustración, más fácil se vuelve avanzar y sobreponerse.
  • Saldrá de los límites de su zona de confort: Experimentar cosas nuevas puede ponernos nerviosos al principio, pero nos hace ganar nuevas habilidades para la vida, lo cual nos hace más productivos ¡e incluso podemos divertirnos!
  • Autoconocimiento: Es posible que descubran una nueva habilidad o interés en ellos que desconocían que existía.
  • Compromiso: Si necesita ahorrar dinero o ganar experiencia curricular, puede aprender que el compromiso es necesario para alcanzar sus metas.
  • Mayor formación, preparación y experiencia: La experiencia y confianza en sí mismo/a que puede desarrollar en el trabajo será de gran ayuda cuando regrese a la escuela, solicite ingreso a la universidad o consiga un trabajo después de la escuela secundaria.
  • Se sentirá bien consigo mismo/a: al comprobar que es capaz mejorará su autoconcepto, algo clave para la confianza y la autoestima.

Así que si os pone nerviosos que vuestro/a hijo/a adolescente quiera trabajar este verano y esta sería su primera experiencia laboral, tranquilos: no tiene nada que perder y mucho que ganar. Eso sí, los especialistas aconsejan a las familias acompañarles en el proceso, apoyarles y ayudarles a escoger un empleo acorde a sus necesidades.

Su primer trabajo: ¿Cómo podemos apoyarle?

Si tu hijo/a adolescente necesita ayuda para escribir un currículum para solicitar un trabajo, podéis buscar juntos diversos modelos online. Hay muchos sitios web que ofrecen consejos y plantillas de forma gratuita.

Hay muchos trabajos de verano para jóvenes sin experiencia, así como atractivos trabajos de verano para estudiantes en el extranjero (los trabajos de verano en el extranjero tienen el plus de poder aprender o practicar otro idioma), pero cuando vuestro hijo/a busque un trabajo de verano, podéis sugerir que considere estos factores:

  • ¿Es lo que te interesa hacer? Siempre es mejor buscar trabajos que se alineen con sus intereses y habilidades (los suyos, ¡no los nuestros!). Dejemos de lado los consejos sobre aquellas profesiones que, según nuestro criterio, son más útiles o productivas. Nuestro/a hijo/a brillará en aquel campo que le apasione y se le de bien.
  • ¿Es flexible y compatible? Los trabajos de verano para adolescentes deben ser flexibles para adaptarse a sus horarios y permitirles también tener periodos de ocio, descanso y disfrute en familia y con los amigos. En este sentido, es mucho mejor comenzar por una jornada parcial o un trabajo por horas que por una jornada completa, incluso aunque sea intensiva.

Los adolescentes deben considerar sus necesidades y prioridades, para así lograr un equilibrio entre el trabajo, el descanso, el divertimentos y sus otros compromisos.

Pero… ¿cuál es la edad legal para trabajar?

Pero, ¿cuál es la edad legal para trabajar en España?

Nuestra legislación asegura la protección de los menores de edad en el trabajo y la edad mínima para poder trabajar. Cualquier persona que supere la mayoría de edad (que haya cumplido los 18 años), puede trabajar en nuestro país. Sin embargo, los menores de edad se encuentran en una situación con muchas más restricciones con el fin de proteger a los menores de la explotación laboral.

De acuerdo con el artículo 6 del Estatuto de los Trabajadores, los menores de 16 años no pueden trabajar en nuestro país, por lo que la edad mínima de trabajo en España se sitúa en los 16 años. De este modo, nuestro ordenamiento jurídico tiene por objeto priorizar la formación y la educación de los menores, y no trasladarles la obligación de conseguir ingresos para su sostenimiento y el de su familia.

 Además, de esta forma se protege la obligación de que los menores de edad hasta los 16 años tienen de estar escolarizados, ya que la educación básica obligatoria abarque hasta esta edad.

Y ¿cuántas horas puede trabajar un niño de 16 años? Aunque la ley establece que nunca más de 8 horas diarias, los expertos recomiendan que el primer trabajo de un menor sea flexible y de menor duración.

¿Qué trabajos puede hacer un adolescente de 16 años?

Además, el Estatuto de los Trabajadores también especifica en artículos posteriores el tipo de funciones que pueden desempeñar (no pueden realizar trabajos nocturnos ni horas extraordinarias, deben disfrutar de mayores descansos, etc.), las condiciones que han de cumplir para trabajar los menores con edades comprendidas entre los 16 y los 18 años (estar emancipados y contar con la autorización de sus progenitores, sus tutores o un juez; o contar con autorización de sus padres, tutores o representantes legales) y el tipo de contratación que se les puede hacer (su contrato debe incluir la autorización de la autoridad laboral, firmarse con los progenitores o tutores del menor y enviarse a los Servicios Públicos de Empleo en un plazo de 10 días hábiles, entre otras cosas).

 Y ¿cuánto puede cobrar un niño de 16 años? El Salario Mínimo Interprofesional publicado para 2023 se establece en 1.080 euros. El BOE ha publicado el Real Decreto 99/2023, de 14 de febrero, por el que se eleva la cuantía del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta los 1.080 euros brutos mensuales en 14 pagas, hasta los 15.120 euros brutos anuales. De esta forma, el salario queda fijado en 36 euros/día o 1080 euros/mes (brutos), según el salario esté fijado por días o por meses.

El real decreto también fija el Salario Mínimo para las personas trabajadoras pertenecientes a los colectivos de trabajadores eventuales y temporeros/as, cuyos servicios a una misma empresa no excedan de 120 días, para los que en ningún caso la cuantía del salario podrá ser inferior a 51,15 euros por jornada.

Asimismo, en el caso de la relación laboral de carácter especial del servicio del hogar familiar, se fija el Salario Mínimo de las empleadas y empleados del hogar que trabajen por horas, en 8,45 euros por hora trabajada.

¿Y si mi adolescente quiere hacer un voluntariado?

¡Es una idea estupenda! De hecho, los expertos de la AAP recomiendan hacer un voluntario si los adolescentes no consiguen trabajo o sus intereses son más altruistas. Es otra gran manera estupenda de ganar experiencia y valores, de formarse como adulto y ganar habilidades imprescindibles para la vida.

 Incluso hay estudios que evidencian que el voluntariado ayuda a los niños a “florecer” y favorece que sean mejores personas. Además, los voluntariados son muy valorados en los currículos para solicitudes universitarias o futuros trabajos profesionales.  Al fin y al cabo, ¡lo que hacemos dice mucho de quiénes somos!

"Más importante el código postal que el código genético", Entrevista con Ferran Campillo, Pediatra ambiental

 “Estar dos horas a la semana en contacto con la naturaleza 
ya tiene efectos en la salud de los niños”.
Ferran Campillo, médico al frente de una de las poquísimas unidades de salud ambiental, investiga cómo afectan a los menores los riesgos ambientales y advierte:
 “muchas de las acciones que tienen que ver con la salud están 
en manos de concejales y alcaldes”.
Hablamos con él a propósito de la petición de la Comunidad de Madrid y de Catalunya de ser excepciones en el cumplimiento de la futura directiva europea contra la polución.

El 88% de la carga de enfermedades y muertes relacionadas con el cambio climático va a recaer sobre los menores de cinco años. Ferran Campillo — Pediatra ambiental

ENTREVISTA con Ferran Campillo*, Pediatra ambiental

¿Qué es la pediatría ambiental?

Se trata de una subespecialidad pediátrica que se dedica al manejo y a la detección de factores de riesgos ambientales relacionados con la salud de niños y adolescentes. Es una definición corta que abarca un montón de cosas: el sitio donde viven los niños, el cambio climático, la contaminación atmosférica, las condiciones de la escuela; hay muchos factores que de alguna manera pueden afectar al desarrollo y a la salud de la infancia y la adolescencia.

La Comunidad de Madrid y Cataluña forman parte de un grupo de regiones de la Unión Europea que han pedido excepciones en el cumplimiento de la futura directiva contra la polución. ¿Cuáles son los peligros de este paso, especialmente para los niños?

Cualquier región que lo que pide quiere, en vez de intentar llegar a los objetivos que marca la OMS en materia de calidad de aire, tener límites más laxos para favorecer a algún tipo de industria. Es una pésima noticia para la salud de las personas. Estar expuestos a un aire de mala calidad afecta a la salud de niños y adolescentes, incluso en la etapa prenatal, en muchas áreas. Esto conlleva un aumento de enfermedades respiratorias como asma y bronquitis de repetición; ahora mismo, en ciudades como Barcelona, algunos estudios apuntan a que una tercera parte o incluso la mitad de los casos de asma se debe a una mala calidad del aire. El asma no solo afecta a la calidad de vida de ese niño y de esa familia, sino que es un motivo muy frecuente de consulta en pediatría, con lo que todo eso conlleva de gasto sanitario.

La contaminación también tiene consecuencias en el neurodesarrollo. Cada vez sabemos más que los niños que acuden a escuelas donde hay más tráfico motorizado tienen peor rendimiento académico que aquellos que van a escuelas con mejor calidad del aire. Eso es un problema de equidad, los que puedan gozar de mejor calidad del aire tendrán más oportunidades.

¿Qué papel tiene el entorno en la salud de una persona? ¿Es tan importante como la genética o los hábitos?

Se suele decir que, de lo que determina el estado de salud, un 20% depende del sistema sanitario y el 80% está fuera del ámbito sanitario. Aquí entran la genética, los hábitos, la actividad física, el consumo de alcohol, el tabaco, pero también el lugar donde vivimos. Muchas veces decimos que es más importante el código postal que el código genético, porque a veces, con una misma genética, estando en un sitio con peor calidad del aire podemos tener más enfermedades cardiovasculares, infartos, ictus o enfermedades pulmonares crónicas en adultos.

Sin embargo, las políticas sanitarias están muy centradas en la práctica médica, cuando ya estamos enfermos. De hecho, en el presupuesto de sanidad de las comunidades autónomas todo lo que sería salud pública y medicina preventiva creo recordar que en ningún caso supera el 3% del presupuesto.

Para todo lo demás tenemos muy pocos recursos y eso que muchas de las acciones que tienen que ver con la salud están fuera del ámbito sanitario, no dependen de lo que médicos y enfermeros prescriban, sino que están en manos de concejales y alcaldes. Un alcalde puede decidir que por las escuelas de su municipio no pase el tráfico motorizado, o que en un barrio haya muchos más árboles y zonas verdes con todo lo que eso implica para la salud, desde disminuir el efecto isla de calor hasta mejorar la salud mental. Muchos alcaldes y concejales todavía no se dan cuenta de la importancia que podría tener para sus conciudadanos hacer este tipo de políticas.

Un alcalde puede decidir que por las escuelas de su municipio no pase el tráfico motorizado, o que en un barrio haya muchos más árboles y zonas verdes con todo lo que eso implica para la salud. Ferran Campillo, Pediatra ambiental

¿Podría compartir un ejemplo de problemas de salud asociados a la contaminación del aire que ve en su consulta?

Recientemente tuvimos a un niño con un problema de asma. Ya había ido a su pediatra, y el pediatra lo había mandado al especialista. Un niño que cada vez necesitaba más medicación. En la consulta pudimos detectar una serie de factores ambientales que afectaban al desarrollo de la enfermedad. Uno de ellos, muy importante, es la pobreza. Los niños con menos recursos suelen vivir en casas de menor calidad, con problemas de humedad, moho, y quizá también estén expuestos al humo del tabaco y a otras drogas, y todo eso está empeorando la salud de este niño. Después de la intervención que hicimos para el hogar, con el propietario, el ayuntamiento y los servicios sociales, mejoraron sus síntomas. Es un ejemplo de como cuando nos fijamos en el entorno podemos modular muchos de los factores que afectan a las enfermedades.

¿Hay alguna forma de detectar esos riesgos ambientales en la salud?

Hace siete años empezamos a utilizar una herramienta desarrollada por la OMS que se llama hoja verde, adaptada por el doctor Ortega [pionero de la pediatría ambiental en España y responsable de esta unidad en Murcia] para detectar riesgos ambientales. Nosotros la utilizamos durante el embarazo, pues todo lo que suceda en esta etapa puede marcar la salud de esa personita.

En nuestro hospital, igual que se hace una analítica y una ecografía en el primer trimestre, se hace también una hoja verde. Esto nos permite identificar riesgos y proponer intervenciones para reducirlos. Son tareas que a corto plazo no vemos, se tarda diez años hasta ver cómo estamos a nivel de asma u otras enfermedades que puedan estar influenciadas por esos factores ambientales.

¿Cómo afecta el cambio climático a los niños?

Justamente he estado hablando con los responsables de un municipio de mi comarca donde ha habido una inundación recientemente. Aquí en Catalunya estamos en situación de sequía, y una de las cosas que dicen los expertos en cambio climático es que se incrementarán los eventos climáticos extremos, es decir, sequías combinadas con lluvias torrenciales. Siempre ha habido inundaciones, pero serán cada vez más frecuentes y más intensas.

También están los problemas relacionados con el calor. A veces con golpes de calor los niños pueden desmayarse, marearse, tener fiebre. En los últimos diez años se han incrementado de manera casi exponencial las consultas médicas por estos motivos. No son patologías nuevas, pero podemos ver que van a aumentar en frecuencia o en intensidad.

Luego, hay otras enfermedades que son nuevas en nuestra zona. Empezamos a ver cambios de la distribución de lo que llamamos vectores: insectos como algunos mosquitos y garrapatas pueden cambiar su distribución geográfica habitual. Empezarnos a encontrar enfermedades que no eran prevalentes en nuestra zona, como la fiebre del Nilo occidental o el dengue. No nos tiene que extrañar que en los próximos años empecemos a tener en nuestro territorio enfermedades que sonaban a algo tropical.

Los niños, según la OMS, van a ser los más afectados por el cambio climático, ya que por sus condiciones fisiológicas son los más vulnerables a estos impactos. El 88% de la carga de enfermedades y muertes relacionadas con el cambio climático va a recaer sobre los menores de cinco años, que son el 12% de la población mundial. Deberíamos estar muy preocupados por el cambio climático.

¿Cuáles son los beneficios de que los niños estén en contacto con la naturaleza? ¿Qué cantidad es suficiente, según su criterio?

Cada vez hay más estudios que empiezan a describir esto. A partir de dos horas a la semana en contacto con la naturaleza ya empezamos a notar efectos importantes para la salud. La recomendación es cuanto más tiempo mejor, y el entorno, cuanto menos influido por la mano del ser humano, mejor. Hay una recomendación que me gusta mucho de los compañeros de aquí de Canal Salut de la Generalitat que dice: si podemos, todos los días hay que pasar un ratito en un parque urbano, algún día a la semana visitar un espacio natural cercano al domicilio y una vez al mes pasar un día o fin de semana en un parque natural. Aunque no es una recomendación estricta, sí que nos que da una idea de la frecuencia con la que deberíamos estar en la naturaleza. 

Es también muy importante que renaturalicemos las ciudades, reverdecer las zonas urbanas. Tenemos muchas calles sin un árbol, sin arbustos, sin nada que nos recuerde al sitio de donde venimos evolutivamente, que son los bosques y que es esencial por el cambio climático. 

¿Cuáles son las diferencias en términos de salud entre un niño que está en contacto con la naturaleza y otro que no?

De manera global, los niños que están menos en la naturaleza pasan ese tiempo haciendo otra cosa, a menudo expuestos a las pantallas. Según la última encuesta de salud que hace periódicamente la Generalitat de Catalunya, más de la mitad de los niños pasa dos horas o más al día delante de algún dispositivo electrónico. Aparte de los riesgos del acceso a Internet y a las redes en general, lo que dejan de hacer en ese tiempo es actividad física al aire libre, que mejora los niveles de vitamina D y la sociabilización.

Esto quizá se deba en parte al sentimiento de inseguridad en las calles, nos lo dicen muchas familias; pasan coches a una velocidad impresionante, huele a humo, hay pocos espacios en los que los niños se sientan seguros o con acceso a esas zonas verdes.

El problema que tenemos es que los niños no votan. No pueden decidir el entorno en el que viven, si sus papás van a fumar dentro del hogar o si la formación más votada del lugar donde viven no prioriza el desarrollo de la infraestructura ciclista o de más zonas verdes. Por eso es muy importante que como pediatras y sociedad en general defendamos esos derechos de la infancia. 


En un estudio del que es coautor explica que los niños, de manera especial durante los primeros diez años de vida, inhalan más sustancias tóxicas por kilogramo de peso que un adulto. Si a ello unimos la menor capacidad para neutralizar y eliminar los contaminantes externos, sus efectos adversos van a ser más intensos y persistentes. ¿Cómo pueden proteger los padres a los niños?  

A mí me gusta priorizar, vivimos en un mundo en el que es difícil aislarse y estar libre de tóxicos y riesgos, pero tenemos que crear un entorno lo más seguro posible dentro de nuestro alcance. Fumar o no fumar depende de nosotros, así como ir a la escuela a pie o en bicicleta en lugar de en coche o en moto, porque sabemos que la distancia media entre domicilio y escuela es de un kilómetro, que es una distancia fácil para hacer andando, o con qué frecuencia realizamos actividades de ocio en el medio natural.  

Hay otros factores que se podrían solucionar con el voto. Yo me pongo muy contento cuando hay algún alcalde que se dedica a buscar el bienestar de la infancia. Cuando nos ponemos a la altura de los niños, respirando literalmente ese aire más concentrado en tóxicos que está a un metro de altura, nos damos cuenta de que si mejoramos el entorno para los niños, también lo estamos mejorando para toda la comunidad.  

Cuando nos ponemos a la altura de los niños, respirando literalmente ese aire más concentrado en tóxicos que está a un metro de altura, nos damos cuenta de que si mejoramos el entorno para los niños, también lo estamos mejorando para toda la comunidad. Ferran Campillo, Pediatra ambiental

Los disruptores endocrinos son otro de los problemas que preocupa a la comunidad científica, especialmente cuando afectan a los niños. ¿Cómo se enfoca este asunto desde el campo de la pediatría ambiental?

Nos concierne, son muchas de las exposiciones que mencioné anteriormente, especialmente lo que tiene que ver con la exposición a plásticos y pesticidas, ya sea a través de la dieta, o los pesticidas en el hogar como los antimosquitos, y otros muchos componentes de la ropa. Lo que nosotros hacemos son recomendaciones individuales, como no almacenar la comida en envases de plástico, usar siempre envases de vidrio, o el tipo de alimentación, que también influye. Y una cosa que nos preocupa mucho es que vemos cómo la pubertad en las niñas empieza cada vez antes, y estoy convencido de que tener en cuenta todos estos factores podrá mejorar el pronóstico.


*Ferran Campillo (Barcelona, 36 años) es pediatra ambiental y está al frente de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica de La Garrotxa, en Catalunya. En este espacio se analizan los factores de riesgo ambientales que pueden afectar a la salud de la infancia, como la contaminación atmosférica, que causa más de 10% de las muertes prematuras en personas adultas cada año en España y que según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), sigue siendo el mayor riesgo medioambiental para la salud en Europa.

Guía didáctica para la promoción del buen trato a la infancia y la adolescencia, y la protección de sus derechos. Abordaje desde el enfoque de la Educación para la Ciudadanía Global.

La presente guía didáctica es una herramienta práctica para trabajar la promoción de la protección y el buen trato a la infancia y a la adolescencia en los espacios educativos formales y no formales, situando en el centro del proceso educativo a los niños, niñas y adolescentes como agentes de cambio y de transformación social”. Así da comienzo la Guía didáctica para la promoción del buen trato a la infancia y la adolescencia y la protección de sus derechos, elaborada por Educo y por la Fundació Salut Alta.

La guía recopila un conjunto de actividades didácticas para llevar a cabo en contextos de educación formal e informal, dirigidas a potenciar el “empoderamiento de los niños, niñas y adolescentes respecto a sus derechos específicos, a la promoción del buen trato y a la prevención de los diferentes tipos de violencias que les afectan”.
 Redacción:
• Por parte de Educo: Ion Ander Areses, Alejandra Krebser, Montse Bobés, Sonia Muñoz, 
Víctor Hugo Rico Bozo, Elisenda González
• Por parte de la Fundació Salut Alta: Núria Pané, Mar Tusell, 
Alba González, Lola Ballesteros y Anna Martínez
© Educo

La propuesta didáctica que se detalla en la siguiente sección fue diseñada teniendo en cuenta los conceptos siguientes: 

Educación para la Ciudadanía Global (EpCG)
Se trata de un enfoque que sustenta las acciones educativas en las aulas que potencian la búsqueda de la igualdad y la justicia social a nivel local y global. Se basa en la temática de la enseñanza de los derechos de la infancia y permite explorar mecanismos de defensa de estos derechos. Asimismo, busca desarrollar en el alumnado el compromiso ciudadano en la construcción de una sociedad equitativa.

Vehicula la idea de que los retos actuales son globales, y por lo tanto necesitan una respuesta de
ciudadanía global: vivimos en un mundo interconectado e interdependiente en el cual se observa
pobreza, desigualdad, vulneración de los derechos y desastres naturales. La reciente pandemia de
COVID-19 es un ejemplo de reto global compartido que ha necesitado una respuesta ciudadana global.

La actual Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible articulan la necesidad de desarrollar
una ciudadanía global consciente, bien informada, con sentido crítico y capaz de comprometerse, de
movilizarse, y de exigir a los Gobiernos y organizaciones que asuman su responsabilidad e impulsen
cambios, siempre teniendo en cuenta que los cambios locales tienen un impacto global.

Este enfoque pone de relieve que los niños, niñas y adolescentes son los y las protagonistas de los
procesos de promoción de los derechos de la infancia, y enfatiza su rol activo en la búsqueda de la
transformación social. Así, se conceptualiza el proceso educativo como una herramienta emancipadora
que permite comprender la realidad con sentido crítico para así poder transformarla.

Bajo este enfoque educativo, los niños, las niñas y adolescentes potencian sus capacidades de agentes
activos en los procesos de visibilización y de transformación de las realidades sociales en las cuales
se vulneran los derechos. Esta concepción está estrechamente ligada al concepto de empoderamiento
de los niños, las niñas y adolescentes....

Perspectiva local-global....

Perspectiva de Género...

Participación infantil...

Violencia...

Protección...

Buen trato Las disposiciones de la LOPIVI estipulan que “…se entiende por buen trato (…) aquel que, respetando los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes, promueve activamente los principios de respeto mutuo, dignidad del ser humano, convivencia democrática, solución pacífica de conflictos, derecho a igual protección de la ley, igualdad de oportunidades y prohibición de discriminación de los niños, niñas y adolescentes.” 
El buen trato es un concepto que va más allá de la ausencia de maltrato o violencia ya que implica la utilización de prácticas socioafectivas positivas por parte de las personas adultas responsables del bienestar infantil. Las familias y las personas educadoras tenemos la responsabilidad de construir entornos protectores y de buen trato y un clima positivo que garantice su desarrollo físico, mental, emocional y espiritual y que sea percibido así por los propios niños, niñas y adolescentes. 

Este contexto es necesario para la promoción del bienestar infantil entendido como la realización de los derechos fundamentales de la infancia, y la materialización de las oportunidades de desarrollo de las capacidades, potencial y habilidades de cada niño, niña y adolescente. 
Algunos ejemplos de prácticas de buen trato en entornos familiares, escolares e institucionales son: 
 La utilización de un lenguaje amable, positivo e inclusivo que reconozca el valor de cada niño, niña y adolescente. 
 El uso de habilidades sociales y competencias comunicativas como la empatía, la escucha activa, el asertividad, y la expresión de afecto e interés genuino. 
 El desarrollo de la inteligencia emocional: la conciencia emocional, la autorregulación y la autonomía emocional por parte de las personas adultas, y su desarrollo en los niños, niñas y adolescentes. 
 La aplicación de estrategias para potenciar la convivencia pacífica, el clima relacional y la gestión positiva de los conflictos. 
 El impulso de la participación activa de los niños, niñas y adolescentes en la construcción de los procesos educativos dando suficiente espacio a sus opiniones y necesidades. 

Todas las personas adultas en contacto estrecho con la infancia y que ejercen un rol educativo debemos tener presente el concepto de buen trato y plantearnos su materialización cotidiana en cada interacción que tengamos con los niños, niñas y adolescentes.
...


Estrategia estatal de desinstitucionalización: Para una buena vida en la comunidad.

Acceso a la web de la Estrategia

Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 20-30


"Se trata de promover servicios que permitan a las personas 

vivir con independencia y autonomía 

en su entorno familiar, social y comunitario".


La Estrategia

¿Qué se quiere conseguir con ella?


Dar un impulso en el desarrollo de los servicios comunitarios y la transformación del modelo de apoyos y cuidados, poniendo en el centro los derechos

y el proyecto de vida de cada persona.


Por eso nos dirigimos a grupos de población diversos.

Como personas mayores, personas con discapacidad. Niños, niñas y adolescentes.

Personas en situación de sinhogarismo

y otros colectivos institucionalizados.


¿Cómo será el proceso?

El proceso se dividirá en tres fases, entre noviembre de 2022 y enero de 2024.


El Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 tiene entre sus objetivos la transformación de los servicios de apoyo y cuidados dirigidas a las personas que más lo necesitan para garantizar que todas las personas puedan vivir donde ellas elijan. 
Actualmente, muchos de estos servicios dirigidos a personas con más necesidades de apoyo se prestan en grandes instituciones y precisamente el objetivo de la futura Estrategia es tratar de promover servicios que permitan a las personas vivir con independencia y autonomía en su entorno familiar, social y comunitario. 
La futura Estrategia de Desinstitucionalización y desarrollo de servicios de apoyo comunitarios quiere priorizar la atención personalizada en la comunidad. Para niños y niñas, esta atención tiene que realizarse en el entorno familiar, prioritariamente. 
El compromiso del Gobierno es garantizar que todas las personas tengan acceso a los servicios que más les pueden ayudar y sobre todo asegurarnos de que pueden ejercer sus derechos en igualdad de condiciones que cualquier otra persona. Evento de presentación 8 de febrero de 2023 
De esta manera estaríamos reforzando el cumplimiento de nuestra Constitución, pero también del Pilar Europeo de Derechos Sociales y de varias convenciones de Naciones Unidas como la de los Derechos de las Personas con Discapacidad o de los Derechos de la Infancia. 

'Un curso en familia'.

Barrios de Madrid se organizan para acoger niños tutelados durante el curso escolar.          
'Un curso en familia' es un programa pionero que nació de la pandemia y que se está difundiendo a través de las redes de barrio en zonas como Chamberí o Malasaña.

Cecilia y su familia han sumado un plato más a la mesa en cada cena. Solo hace unos días que llegó a casa un chico de catorce años tutelado por la Comunidad de Madrid. Que estudia en un instituto del mismo barrio, pero vivía hasta ahora en una residencia junto con otros menores tutelados. Se trata de un acogimiento durante el curso escolar dentro del programa 'Un curso en familia', organizado por las asociaciones Aseaf, Adamcam, Familias Para La Acogida y la Fundación Soñar Despierto, a través de un convenio con la Comunidad de Madrid.

En Chamberí hay tres residencias de carácter público (la residencia de Chamberí, la de Vallehermoso y El Valle), lo que convierte al distrito en el que más niños tutelados tiene. Menores de hasta 16 años cuyos padres han perdido la patria potestad por razones diversas, que van a los colegios de la zona donde son conocidos por sus compañeros como 'los niños de la resi'.

A pesar de ser unos vecinos más de Chamberí, su realidad y el día a día de los pequeños no siempre es bien conocida por quienes convivimos con ellos por las especiales medidas que precisa el cuidado de su intimidad (que hacen que los protagonistas de este reportaje estén presentes sin sus nombres propios), o las limitaciones para salir del centro fuera del horario escolar.

El primer topetazo de Cecilia con la realidad de los niños tutelados, de hecho, tuvo que ver con estas limitaciones:

“Como yo soy aficionada a la fotografía, durante varios cursos me ofrecí a hacer la foto clásica en las escaleras de entrada con cada grupo de curso. Todos colocados, y el primer comentario de la maestras: ”esta niña tiene que salir de la fotografía, es de residencia y no puede aparecer“. El mundo entero se me derrumbó. No puede ser, esto no me está pasando, creo que hoy no se me ha quitado aquel mal trago. La niña obedeció y tuvo que presenciar cómo el resto de sus compañeros se hacían la fotografía”.

'Un curso en familia' se presenta como un proyecto que ayuda a integrar mejor sus vidas en el entorno del barrio y que, a la vez, está nutriéndose de las redes de proximidad para ser posible. ¿Cómo conoció Cecilia el programa? No fue a través de información institucional sino de un mensaje en el grupo de Whatsapp de Meta-Ampa, la plataforma de coordinación de las Ampas de Chamberí (el relato completo de la incipiente experiencia de Cecilia se puede conocer en esta carta que nos ha enviado).

Hablamos con Adriana de la Osa, de ASEAF (Asociación Estatal de Acogimiento Familiar), que se acercó a la realidad de la custodia institucional como voluntaria en una residencia en Chamberí y se lanzó, luego, al impulso del acogimiento en familia y el desarrollo del programa de acogimiento escolar del que hablamos. Después de un tiempo sacando a los chavales semanalmente y dándoles apoyo escolar, reparó en que la Ley de la Infancia de 2015 dicta que hay que priorizar el acogimiento familiar sobre el residencial, lo que en la práctica no se hace:

“Hay estudios científicos que avalan que, desde luego, los niños hasta los tres años no deben estar en centros –esto lo recoge la Ley– por las consecuencias para su desarrollo neurológico o emocional (como el trastorno del apego y otros que pueden ser de por vida). Es una etapa fundamental para el desarrollo. De tres a seis años, la Ley afirma que los niños no pueden estar más de tres meses en los centros y, en general para todos, que se debe priorizar el acogimiento familiar”.

Sin embargo, en España hay ahora mismo más de 16.000 menores creciendo en centros. De estos, 1.307 tienen menos de seis años. “En Madrid hablamos de 1.500 niños, de los cuales 140 son menores de seis”, concreta Adriana.

Es en este momento cuando desde el asociacionismo se dio un paso adelante para intentar mejorar la situación de los menores en las residencias. Plantearon a la Comunidad de Madrid hacer un llamamiento a las familias que ya contaban con el proceso de idoneidad para que se hicieran cargo de ellos durante el curso. La Directora General de Infancia de la Comunidad de Madrid, en este momento Ana Sastre, que venía de Save the Children, dio el visto bueno al programa, que comenzó en septiembre de 2020 con el nombre SOS Covid.

En este primer piloto salieron 12 niños, la mayoría mayores de diez años. Posteriormente, cuatro de ellos repetirían un año más (alguna familia incluso tramitó el acogimiento permanente). Los números de la experiencia son significativos porque en la Comunidad de Madrid más del 90% de los niños mayores de 7 años ni siquiera llegan a estar propuestos por la Administración para poder ser acogidos. La experiencia demostraba que dos mantras del sector eran falsos: sí hay familias dispuestas a acoger y los niños mayores también pueden ser acogidos.

Lo cierto es que el número de menores propuestos es pequeño, en opinión de las asociaciones por el acogimiento. Los profesionales de la administración deben valorar que están preparados para ello y, además, los propios menores deben querer. “Cuando los niños llevan mucho tiempo 'institucionalizados' a veces no quieren salir en acogimiento familiar porque tienen su colegio y no ven tan lejos el momento de volver con su familia, aunque lo cierto es que solo el 11% lo harán al cumplir los 18 años”, explica Adriana.

'Un curso en familia' –así se rebautizó la experiencia piloto SOS Covid– ayuda a que los menores tutelados más mayores se atrevan a dar ese paso. Al tratarse de familias del barrio –o del pueblo, pues el ámbito es la Comunidad de Madrid– se consigue que todo el mundo alrededor de la familia acogedora rompa la imagen estigmatizada que tienen los niños que viven en residencias, sobre todo los más mayores, y se acerquen a sus realidades. No se corta el cordón con su mundo en la residencia porque las visitas familiares se siguen produciendo allí, donde siguen también en contacto con sus educadores, y los menores saben que, si algo no funciona, siguen conservando la plaza en la residencia, que también es su casa.

En palabras de Adriana, “al fin tienen la experiencia de hacer lo que hacen sus compañeros, bajarse al parque a pasar la tarde, invitar a alguien a su casa, quedar con los compañeros, entender las relaciones entre los distintos miembros de las familias… Eso se lo van a llevar, aunque luego tengan que volver a la residencia”.

Cecilia, con quien empezábamos el artículo, está afrontando el descubrimiento de la experiencia. José María, en cambio, es el segundo año que participa en el proyecto y la presencia de un chico más en su casa es ya parte de su cotidianidad familiar. Vive solo con sus dos hijos y, según nos cuenta, está siendo una experiencia muy enriquecedora para todos por el desarrollo de un vínculo afectivo y la oportunidad de conocer otras realidades vitales. “Saber que no todos vivimos en una realidad de privilegio, y conocer la de niños que, desgraciadamente, están viviendo en los últimos años niveles muy altos de estigmatización, especialmente en el caso de los menores migrantes”. Vive la experiencia junto a sus hijos y asegura que “si podemos ayudar a mejorar la igualdad de oportunidades de los niños me doy por satisfecho”.

Del campo de fútbol al acogimiento durante el curso escolar

Hablamos con José Ignacio Arrufat, entrenador e impulsor de una auténtica obra social dentro del club. José lleva entrenando al Malasaña desde hace cinco años. El segundo año, su hijo, que jugaba en el equipo, le habló de un compañero de clase que quería apuntarse. “Dame el teléfono de sus padres”, le contestó, y al saber que el pequeño vivía en una residencia quedó descolocado: no era una realidad con la que estuviera familiarizado. Fue a la residencia, conoció lo que eran los menores tutelados y se ofreció a sacarle los martes y los jueves para entrenar, y los fines de semana para los partidos.

Después de este chico, llegaron otros menores tutelados al equipo. José fue conociendo la realidad de los menores tutelados y los límites de su vida en las residencias. “En los 20 minutos de ida caminando, y los veinte de vuelta, hablábamos mucho”.

Este año se “ha venido arriba”, dice, y ha ideado un proyecto con el equipo para que ningún niño, tutelado o con pocos recursos, se quede sin jugar por no poder pagar la cuota. Para ello, han puesto en marcha una campaña de socios, simpatizantes y espónsores. Los vecinos que quieran pueden pagar la ficha de uno de los chavales.

“El equipo en sí es ya una familia y como los padres y madres de los jugadores ya los conocen desde hace años, les hacen llegar grandes dosis de afecto. Muchas familias se han interesado y un par de familias se han involucrado con el acogimiento en el entorno del equipo”.

Aunque el curso ya ha empezado, aún hay algo de margen para acoger a niños propuestos en las residencias de la Comunidad de Madrid. El barrio se está moviendo –por eso decidieron también llamar a las puertas de la prensa del distrito– y tiene una deuda con ellos. Como dice Adriana:

“Los niños que viven en los centros no han hecho nada para estar allí, su situación es consecuencia de unas circunstancias de las que ellos no son responsables; la vida se lo ha puesto difícil desde muy temprano y es nuestra responsabilidad ayudarles. Son niños que están en nuestros coles, son del barrio. Aunque sean de sus padres y estén tutelados por la Comunidad de Madrid la responsabilidad es de todos”.