Esclavitud infantil

Esclavitud infantil



Un mal endémico

Cuando uno lee noticias, hoy 12 de junio de 2013, que hacen referencia a la esclavitud infantil, parece que se remontase a un artículo del siglo XVIII y las denuncias abolicionistas. Aunque suene a histórico y ahora exista una Declaración Universal de los Derechos Humanos, tenemos que “digerir” relatos como el que sigue, sólo como ejemplo:
“Entregó a su hija de trece años a un varón adulto como pago de una deuda de 15 euros”. Relato de una aldea de Togo.
“Con sólo 8 ó 9 años pueden sacar a una niña de su hogar para que trabaja en una vivienda privada a cambio de su manutención”. Situación que se denuncia en Nigeria, Ghana, Costa de Marfil…
En pleno siglo XXI nos retrotraemos a escenarios en los que una persona somete a otra, prestando la primera una actividad en total régimen de dependencia y sujeción. Donde el dominante anula la voluntad del dominado, ya que el primero lo que concede lo hace a régimen graciable y no como reconocimiento de un derecho. Las normas de los grupos humanos donde se permite la esclavitud crean el entramado para que la persona sometida no pueda romper el vínculo con su “amo” y al contrario, consolida la situación.
Navegando en Internet, se lee con tristeza, no por el resultado sino por el medio, aparecen testimonios de activistas, la mayoría de ellos vinculados a organizaciones religiosas, que gracias a ese “poder” que les confiere la pertenencia a la institución eclesial, han montado centros de acogida para los esclavos del siglo XXI, que al igual que a los niños soldados, les dan terapia y ayuda para salir de la situación de dependencia e incluso de control de la conciencia que crea la esclavitud.

Es en parte reprobable que sean las organizaciones “privadas” las que abanderen la lucha frente a la esclavitud y las instituciones públicas lancen grandes discursos pero no bajen a la acción directa. Es imprescindible que los Estados se conciencien del mal de la esclavitud, que priva a una persona de su libertad de movimientos; pero también de su acceso a la educación, imprescindible para alcanzar sociedades más equitativas, a un control de la sexualidad, que le haga ser independientes y no estar a los deseos del “amo”; es decir, la esclavitud, además de una actividad laboral fuera de la ordenación legal, crea una fuerza de trabajo sin conciencia de su condición.
“Sociólogos sin Fronteras” expuso y denunció el trabajo infantil en el mundo en un brillante artículo en mayo de 2010 (http://www.sociologossinfronteras.org/el-trabajo-infantil-en-el-mundo/). Es triste que en junio de 2013 no se pueda escribir un artículo que aquello de lo que se escribió ha quedado superado. Muy al contrario toma relieve y si cabe, se agrava. ¿Hasta cuándo?
La conmemoración de un día no sirve, el trabajo incesante de las ONG sólo llega a pequeños colectivos, aún siendo grande su esfuerzo y compromiso. Hace falta un mayor empuje gubernamental con acción directa y programada, con objetivos concretos, con indicadores evaluables en el corto plazo; ya que ha pasado el tiempo de los “brindis” al Sol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Danos tu opinión, Escribe tu comentario, AQUÍ